Partida Rol por web

Tenías sueño, no habías dormido suficientes horas la noche anterior porque estabas nerviosa por la guardia tenías ganas de llegar a casa y dormir. Un mal paso provocó que tu tacón se rompiese al entrar en un pequeño agujero de la calzada mientras cruzabas, no era el mejor momento pero te agachaste a comprobar que no hubiera daños.

El sonido de una larga frenada seguido de un sordo golpe del metal contra la carne cuando el vehículo te golpeó marcó el comienzo de tu nueva vida. Dolorida y semiconsciente volaste a través del aire para golpear en una postura imposible de nuevo la calzada, sólo podías sentir el dolor. Entonces el sonido de las ruedas girando a toda velocidad te hicieron ver que todo terminaba ahí, el conductor se daba a la fuga y probablemente no sobrevivirías al accidente así que poco a poco lo aceptaste y te dejaste vencer por el sueño intentando aplacar el dolor.

Aún consciente sentiste el abrazo de unas manos poderosas, tu cuerpo se alzó al aire como si sólo se tratase de una muñeca de trapo y fue transportado en la distancia. Intentaste ver qué ocurría pero a penas podías abrir los ojos, un dolor agudo pero placentero se alzó sobre el resto de golpes que tenía tu cuerpo haciendo que tu cuello emitiera un calor tranquilizante. Poco a poco notabas como tu vida iba abandonándote hasta que al final dejaste escapar tu segundo aliento, pero entonces una cálida gota se posó en tus labios y sentiste la necesidad de beber como si tu vida fuera en ello, y realmente así era. Tras beber durante unos instantes te preparaste para morir, cerraste los ojos y te dejaste llevar a tu descanso final.

Horas después te despertastes, estabas tumbada en una cama de matrimonio en lo que parecía una habitación de hotel, aún era de noche y tus manchadas vestiduras habían sido cambiadas por ropa limpia. Ya no sentías dolor y notabas como todo tu cuerpo había sido acicalado, sólo sentías hambre.

Lo primero que hizo Natalia fue toser, no por necesidad, fue un acto reflejo, porque sí. Abrió más los ojos, observando su alrededor.

No era aquello lo último que recordaba, se llevo las manos a donde había sido golpeada, pero no sentía dolor... Ni siquiera molestia. La mano a la frente, estaba fría... No tenía sudores, ni siquiera sentía latir su corazón.

Se movió hasta el borde de la cama de matrimonio... Sí, podía moverse. Puso los pies al suelo y se levantó... Tocó las cortinas con las yemas de sus manos, las retiró, observo el paisaje... La ciudad que recordaba tan bien, pero desde una perspectiva distinta... Más hermosa.

¿Estoy muerta? ¿Acaso es esto lo que hay después de la muerte...? - siguió caminando por la habitación, mirándolo y tocándolo todo con cuidado.

Así que por fin te has despertado, espero que no te importe que te haya adecentado un poco, tenías un aspecto horrible.

Un chico delgado y de aspecto frágil entra en la habitación proveniente del baño, se acerca a ti sonríe.

Oh, no te preocupes, es normal debido a tu situación pero ya te ves mucho mejor.

Da un respingo cuando escucha palabras detrás de ella, se gira sobresaltada y encuentra a un chico, guapo, pero con aspecto delicado.

¿Quién eres...? Y me... ¿Me has adecentado tú...? - eso carecía de sentido, si estaba muerta... ¿por qué no la habían cambiado los ángeles...? ¿O simplemente una monjita de convento? Incluso la podrían haber cambiado enanitos, ¿¡pero un chico!? No es que no la hubieran visto antes desnuda, pero sí hacía muchos años que no la veían, y había recuperado aquel pudor, aunque estaba claro que no era lo más importante en aquellos momentos - ¿Dónde... Dónde estoy? Y tú... ¿Eres un ángel? - al fin y al cabo, decían que los ángeles eran asexuales, quizá no tenía porqué alarmarse tanto.

No te preocupes, no me he molestado en salvarte la vida sólo para violarte después, pero tu aspecto no me ayudaba nada a evitar preguntas así que no tuve más remedio.

El chico se acerca a ti tranquilamente.

Puedes llamarme ángel si así lo prefieres, pero la gente tiende a encasillarme en el papel opuesto normalmente.

Da unos pasos hacia atrás, asustada, si el corazón le latiera estaría latiendo a tres cientas pulsaciones por segundo.

Entonces... ¿Es que estoy en el infierno...? - vale que se había portado mal durante la adolescencia... ¿¡Pero era para tanto!? Aquello era de locos... ¡Seguro que estaba soñándolo y cuando despertaría estaría en el hospital, justo antes de cambiarse!

Algunos tienden a catalogarlo así, yo lo considero una oportunidad de vivir.

El chico se acerca aún más hacia ti cogiéndote de las manos delicadamente.

¿Realmente no me recuerdas? Es curioso lo que puede hacer la memoria en tan sólo unos años.

¿Recordarte...? N-No... Lo siento... - mira a los ojos al chico cuando este le coge de las manos, está más relajada. Quizá si que le suena su cara, pero no podría decir que lo recuerda... Mira de nuevo a su alrededor.

Oh, es normal que no me recuerdes... mi aspecto era algo diferente.

Alex te suelta las manos y se da la vuelta caminando por la habitación.

Fuimos juntos al instituto, fue una suerte para ti que te recordase cuando vi el accidente.

¿Al instituto...? Vaya, me hablas de hace muchísimo tiempo... - se ríe nerviosa, apartándose el pelo de la cara - Además... Por aquel entonces yo no me pasaba mucho por clase... Lo siento... - baja la mirada, y vuelve a levantarla para mirarlo.

Gracias por... Bueno, por traerme aquí... No pudiste ver la matrícula del coche, ¿verdad...?

De hecho no, de haberlo intentado quizás ahora no estarías aquí

El chico te sonríe y te mira fijamente con una mirada penetrante.

Tuve que hacer algo... para mantenerte con vida...

Sonríe, por primera vez desde que está allí empieza a relajarse. Se sienta a los pies de la cama, lentamente, y lo mira... Almenos le ha quedado claro que no está al cielo y al infierno, por lo que está vivo...

¿Cómo lo hiciste para salvarme...? Quiero decir, estudio medicina... ¿cómo has podido curarme todas las heridas? A no ser que haya estado muchísimo tiempo inconsciente... - lo mira, esperando respuestas.

Yo no lo llamaría salvarte... al menos no técnicamente, y de hecho no he curado tus heridas.

Alex se sienta en una silla de la habitación.

Tu corazón nunca volverá a latir, al menos no de forma inconsciente, tampoco respirarás... de hecho ahora no lo estás haciendo. Cuando te encontré te quedaban tan sólo unos minutos de vida, no puedo decir cuantos así que lo único que pude hacer es... transformarte.

El chico mira como poco a poco vas quedandote más perpleja.

No te he salvado, te he condenado... ahora ya no eres humana.

Se lo queda mirando. Por su mente pasan un montón de ideas, se pondría a llorar ahora mismo si no fuera porque... Suelta una carcajada.

¡Jah! Venga ya... En serio... - pero lo comprueba, ya había notado antes que su corazón no latía, y tampoco respira, lo comprueba ahora... Entonces... ¿Va en serio...? Ahora sí, mira al chico que tiene enfrente con terror en los ojos, y empalidece más si puede ser eso posible - Si no soy humana... ¿¡Entonces que soy!? ¿¡Qué tipo de broma es esta!?

Bienvenida a tu nueva familia, bienvenida a los Daeva... algunos nos llaman vampiros, otros demonios... realmente creo que ambos tienen parte de razón.

Alex parece entristecer su mirada.

¿Mi nueva familia? Yo ya tengo mi familia - se levanta, enfadada, aquello está empezando a pasar el surrealismo - Y tengo mis estudios. ¿Vampiros? Los vampiros no existen, y lo sabes. Es normal que no me acuerde de ti... Eres un freaki

Créeme, esto me va a doler más a mí que a ti.

Alex se levanta de la silla y con un movimiento rápido, casi imperceptible, saca un cuchillo que llevaba oculto en la mano y te lo clava en el abdomen.

Si no fueses una vampiresa, ten por seguro que morirías... si te concentras en la sangre podrás sobrevivir.

Se arquea hacia delante, por acto reflejo se agarra con fuerza al brazo del chico desconocido. Sobrevive a un atropello... ¿pero va a morir de una cuchillada...? Sus ojos se ponen en blanco, intenta decir algo pero no puede, el dolor la embriaga, una vez más... Observa la sangre que empieza a caer al suelo, nunca se había fijado que fuera tan bella...

Pero el dolor va desapareciendo, poco a poco... Aunque no aparta sus manos temblorosas del hombre que acaba de clavarle un cuchillo... Tosa, sin motivo. Y mira al chico, enfadada, muy enfadada... Aunque sin poder emitir ningun sonido de su boca.

Tranquila, concéntrate... tienes poder sobre la sangre y la sangre es poder, concéntrala alrededor de la herida, sólo piensa en ello.

Alex te coge del brazo y te va susurrando poco a poco que hacer al oído.

Natalia sigue mirándolo con odio... Pero se concentra, cierra los ojos e inclina la cabeza hacia el suelo, ha puesto la mano en su herida.

Poco a poco va notando como empieza a cerrarse, y aunque el dolor persiste, empieza a dejar de sangrar... lentamente, muy lentamente.