Partida Rol por web

El sonido de su teléfono móvil le despertó de otro mal sueño. Estaba desarropado, la sábana le cubría sólo la mitad de su cuerpo, precisamente la única parte que tenía con ropa. Su brazo desnudo le colgaba de la cama en una mala postura. El primer movimiento fue mover aquel peso muerto que se había convertido su brazo, y un intenso dolor se mezcló con el ya existente de su cabeza. Demasiado alcohol. 

El teléfono no paraba de sonar y aquello le estaba destrozando los oídos. 

joder....me cago en la puta  . - Hawk? Ese movil que suena es el tuyo? Estás ahí? No joder es el mío, quien llama a estas horas, claro que ni idea de qué hora es....

Descolgó sin pensarlo, sólo para que dejase de soñar. -Leiser al aparato, diga lo que sea....

- ¿Soldado Donovan Laiser?

La voz sonó autoritaria, imponente. No era alguien de la administración de Imperial, si no un militar, de eso no había duda. Dejó un silencio para comprobar que aquella persona se identificaba como Donovan Laiser. Era de vital importancia que así lo fuera.

- ¿Podría decirme su NIM?

[B]-Sí, soy yo..el nim 35...16 ..4915. Dígame que desea[/B]-Joder militares, esto no tiene buena pinta desde luego que no
Salió en dirección al salón tratando de localizar a su compadre Hawk.

- ¿Sucede algo? - Preguntó el interlocutor con el mismo acento militar.

-No no, nada. Me sorprende la llamada eso es todo. Dígame en qué puedo ayudarle

Un silencio incómodo se sintió detrás de la otra línea. 

- Soldado, deberá presentarse mañana en el cuartel a las 10:00. Allí recibirá instrucciones.

Y después nada. Había colgado.

Vuelvió a vomitar mientras se prepara la ducha. Tomó una decisión. Hoy no saldría y se presentaría planchado y en perfecto estado de revista en el cuartel.
Un rato después, ducha mediante trató de recomponer la última noche llamando a Hawk.

Abro la puerta de mi apartamento, si es que a eso donde vivía junto a Donovan se le podía llamar así. Pero es lo que tenían. 

Nada más entrar, escucho el ruido de la ducha. Vaya, espero que sea él y no una de sus putitas que suele traer del bar Spadonna. Me daba coraje, sobretodo cuando no traía dos. 

- ¡Tío! ¡He llegado!

Le grito para que me oiga, y me tiro fuertemente sobre el sofá. Busco el mando de la tele y encuentro un bol con gusanitos. Lo agarro y comienzo a comer. Están rancios, pero aún comestibles. Aparto una lata de cerveza vacía de una patada y agarro el mando con la mano libre. No había nada de interés en la televisión, y además era tarde. Voy a esperar a que salga de la ducha y me acuesto. ¡Estoy molido!

- Joder Hawk tio Salió en toalla del cuarto de baño. Me han llamado del cuartel , mañana a las 10 tengo que estar. Así que hoy no salgo,¿ a ti te han llamado? ¿tienes idea de lo que pasó anoche? No recuerdo nada
Y se acercó al refrigerador a por un refresco. No te comas esos gusanitos tronco, que asco. Y quítate las botas cuando te tumbes en el sofá...joder que putada.

- ¡Tío! ¡Relájate! 

Quito mis pies de la mesa, aunque no suelto los gusanitos.

- Seguro que no será nada. Es más, es posible que te hayan llamado para algo. ¿No era el sueño de tu vida?

Mastico mientras sigo mirando la televisión sin ningún tipo de interés.

- Sí, es mejor que descanses. Se te ve mayor. Yo me quedaré aquí esta noche e intentaré no hacer mucho ruido. También estoy molido de ayer.

- Sí seguro que mi hermanito ha movido algún hilo para darme por saco. Pues peli y pizzas, voy a comprar una corbata para estar presentable. Hasta luego
Sin más se puso un chándal y salió a la calle.

El despertador sonó temprano para lo que andaba acostumbrado últimamente Donovan. Era el día de la cita en el cuartel.

El cuartel ya lo conocía de sobra Donovan, no por motivos de trabajo, si no más bien por motivos familiares. Saludó a los dos soldados que vigilan la puerta y se adentró directamente por las escaleras de la izquierda, subiendo a la tercera planta, saludando a todos los que a su paso se encontraba. Todos sonreían al verle, parece que la cosa no estaba mal, o al menos no había que temer por su llamada. 

Cuando llegó a la tercera planta, saludó a Cimíu y comentó que esperaba instrucciones, que le habían hecho llamar. Él comentó que esperara en la primera sala de espera, que pronto aparecería el mando.

Llegas a la taberna que hay a las afueras del cuartel. Donde se suelen reunir todos los militares que allí están destinados. A esta hora de la mañana, se mezclan los desayunos con las primeras copas de vino y cerveza. Hay altos cargos y soldados mezclados, charlando animadamente. 

Sin confraternizar demasiado con nadie, aunque saludando la los conocidos, se pidió un café y se arrinconó a echar un vistazo a las armas que acababan de darle.