Miro a los hombres de Lowen de reojo. Y noto la intención de Frank de ir a saludarlos.
- Haces bien en ir a saludar, pero ten en cuenta que aún no hemos contestado al trabajo que nos encomendó. ¿Que tienes pensado hacer, Frank? ¿Vamos a intentar conseguirle las botellas del almacén del muelle? Si es así, tendrías que hablar con Glec. Ella las tiene. Es un trabajo fácil y se cobrará dinero.
-Sí, claro. Lo cogeremos-dijo Frank-pero previamente necesitábamos completar el equipo. Sin un buen tirador, seguimos un poco cojos ¿no crees? O eso o evitamos meternos en líos y lo hacemos de forma sutil, lo cual no estaría nada mal para variar.
- Está bien Frank, tú eres el que manda, pero Willow, - lo señalo con mi mano y él asiente, - no estará con nosotros hasta que pasen unos días. ¡Habla con Lowen! No podemos permitirnos perder ese encargo. Además, Glec seguro que no pone impedimentos a que nos quedemos con las bebidas del almacén. ¡Ella no hace contrabando de eso! A no ser, claro está, que quiera hundir a Lowen también.
-Vale, vale. Está bien-contestó Frank cogiendo el teléfono-No, yo tampoco creo que haya problema con Glec. Lowen no opera a su nivel. Pedirme lo que sea. Vuelvo enseguida.
Frank salió marcando el número de Lowen en la agenda. Cuando estuvo de nuevo en la calle se detuvo a esperar a que diese linea.
-¿Lowen? Sí...aceptamos el trabajo-dijo cuando Lowen cogió el teléfono-.
- ¿Qué pasa Frank?
Contesto con voz alegre al descolgar el teléfono. Cuando Frank me afirma que se quedan con el trabajo, no puedo hacer otra cosa que felicitarme en silencio.
- Claro Frank, claro. Sabía que este trabajo era perfecto para ti.
-Está hecho entonces-contestó Frank antes de colgar-Te llamaré cuando lo tenga.
Entonces volvió al interior del local y regresó a la mensa donde le esperaban Willow y Treshum.
-Hecho. La Forja tiene trabajo. Bueno, cenemos y ya veremos después qué es lo que hacemos.
- ¡Estupendo!
Sonrío a Willow, que me sonríe a mi y a Frank. Distante, pero contento.
- Hemos pedido pizza y una ensalada al centro.
-¿Ensalada es eso que tiene verde?-bromea Frank-Bueno Willow; se te da bien solucionar las cosas sin utilizar la violencia y te gusta la pizza. ¿Qué mas nos cuentas de ti?
- Poco que ya no sepas, Frank, soy un libro abierto.
Observo como el camarero deja los platos sobre la mesa y comienzo a mezclar la ensalada.
- He trabajado en una empresa grande, pero me metí en problemas por piratear y vender información de ellos a la competencia. Estuve en la cárcel un par de años. A partir de ahí, voy y vengo por todos lados, haciendo trabajos para unos y otros. Trabajos de los que vosotros también estáis acostumbrados. Nada limpio, por supuesto. Je. Pero últimamente el trabajo escasea, desde que Glec se está apoderando de todo, poco margen deja a los demás.
Frank observaba a los hombres de Lowen de vez en cuando con cierto disimulo, mientras esperaba a que trajeran la comida. Por fin llegó la ensalada. Era...una ensalada. Nada que le apeteciese especialmente.
-Así que se te dan bien los ordenadores-dijo mirando a Willow-Eso está bien ¿Y qué más sabes hacer?
Comienzo a comer la ensalada y veo que Thresthun le mete mano, pero Frank no. Tiene que ser carnívoro. Me río para mí mismo.
- Poco más.
Me paro un poco y me retiro hacia atrás para que puedan servir las pizzas.
- El caso es que Glec ha puesto su mirada sobre mi. Y creo que sería un buen movimiento ir con vosotros. - Sonrío. - Yo también me informo de la gente que quiere trabajar conmigo.
Frank se encoge de hombros.
-No entiendo porqué. Siempre hemos tenido buena relación con ella y no nos metemos en asuntos de "alto nivel" con lo que no interferimos con sus intereses. Actualmente es nuestro único cliente y además, tuvo ocasión de sacarnos de enmedio hace apenas unos días, pero nos salvó el culo. Yo no me preocuparía. No creo que ese trabajillo para recuperar un cuadro o el asunto de Lowen por unas botellas de alcohol le importe demasiado, especialmente cuando proviene de los almacenes de Liaku, un mercenario que trabajaba de para uno de sus rivales y al cual sacamos de enmedio.
Por fin llegaba la pizza. Tenía buen aspecto. Frank cogió un trozo con la mano y la probó. Estaría condenadamente caliente, pero la verdad es que tenía hambre.
- Si, supongo que Glec tiene cosas más importantes en que pensar.
Río mientras como la pizza.
- Espero estar pronto con vosotros, de verdad. Parecéis buena gente.
Tal como cabía esperar, Frank se quemó la lengua con el primer bocado, lo que hizo que dejase apresuradamente la porción en su plato.
-Sí que lo parecemos-bromeó Frank mientras se chupaba los dedos-es bueno para el negocio.
Dicho esto, volvió a enfrentarse a la porción de pizza con más cautela, soplando un poco para evitar quemarse de nuevo.
- Dime Frank.
Pasamos directamente a la llamada con Glec. La reunión con Willow ha terminado y supongo que estáis de nuevo en el camión.
-Hola G-contestó Frank adoptando su habitual tono jovial-Oye, espero que no te importe si nos hacemos cargo de las bebidas que quedaron en el almacén de Liaku. Tú no creo que las necesites y a mí me pueden proporcionar algo de dinero para pagar las facturas.
Me quedo callada durante un momento. Y pienso en las posibilidades de que Frank quiera ese cargamento y los beneficios que puedo sacar de ello.
- Tengo un cargamento de armas para la Hermana Yolanda. Podría darte acceso al almacén si posteriormente me haces la entrega.
Frank echó números de cabeza antes de dar una respuesta.
-Armas ilegales. Bueno, si añades a las botellas un 5% del precio de la entrega de las armas, tenemos un trato-respondió Frank-.
- No Frank, no. Te llevas las bebidas y puedes hacer negocio con ellas. La venta de armas es mía. Lo siento. Bastante puedes sacar con las botellas que te cedo.
Frank miró a Threshum como buscando confirmación. Lo de las botellas era un trabajo fácil. Y ellos habían hecho todo el trabajo, pero meterse en una entrega de armas era buscarse complicaciones. Tampoco tenían mucha elección. Glec sabía tan bien como ellos cómo estaban las cosas.
-Un mal día ¿eh? Está bien, Glec. Entregaremos tus armas gratis.
Lo dijo medio en broma, como siempre. Pero como siempre, medio en serio.
-Cuando tú digas, haremos la recogida.