Partida Rol por web

Frank sonrió al ver que se acercaba. Ade parece no compartir su alegría al ver a su "amiga". Pensaba que le caía bien...pero claro, eso supondría dar por hecho que alguien le cae bien a a Ade. 

-¿Que qué hacemos por aquí?-dijo respondiendo a su pregunta-Si tuviera que llamarle "hogar" a algún sitio, sería el Spadonna. Es la primera vez que vengo desde la reapertura; de hecho me enteré por Ade de su reapertura, pero era un habitual de este sitio. Pero a ti sí que no te había visto nunca por aquí. Y veo que eres la reina de la fiesta ¿eh?

Sonrío ante el cumplido de Frank.

- Vengo de vez en cuando, sobretodo cuando necesito un buen negocio. La cosa está muy mala y necesito un trabajo. Pero creo que he tenido suerte, es posible que consiga algo de pasta por un asunto bastante sencillo. - Miro el Spadonna asombrada. - La verdad es que está como si nada hubiera cambiado. Según dicen, has tenido algo que ver con el desastre que dejó el bar fuera de combate durante unos meses. No me lo puedo imaginar.

-No,...yo tampoco-dijo Frank bromeando-No es que estuviese por aquí cuando sucedió, ni nada de eso. Bueno, disfruta de la noche y de la compañía. Y si ves que necesitas socios, una amiga mía y yo estamos buscando algo de trabajo. Y no me refiero a Ade. Venga, nos vemos. 

Así que despidiéndose de Chenoa, fue detrás de Ade.

- Lo tendré en cuenta Frank. Que te vaya bien.

Después de despedirme de Frank, me vuelvo a la mesa donde estaba para seguir negociando mi próximo trabajo.

Camino hacia el coche con Frank detrás de mi. Una vez dentro los dos, conduzco hasta una zona de Luna donde hay múltiples negocios. Y allí paro el motor.

- Jane va a venir aquí. Comienza la mina de oro.

Frank subió al coche desconcertado hasta que finalmente Ade se detiene en las proximidades de una zona comercial. No parecía el tipo de sitios donde la gente vaya de copas. 

-Y yo pensando que esto era una cita-bromeó Frank-¿Qué te traes entre manos?¿O tampoco vas a hacerme partícipe esta vez?

- No seas plasta. Tu cabeza no da para tanto, idiota. - Me río. - En fin, ha llegado el momento adecuado. Frank. Te explicaré lo que está ocurriendo. Primero, en la habitación que hay junto a la de aquella mujer, se van a escuchar disparos. Aquella mujer se despierta sobresaltada por aquel ruido. Sin perder tiempo, va hacia el pasillo a comprobar qué ha pasado. Seguro que lo hace. Esa mujer es abismalmente corta. Y eso que su habitación es la única con una puerta que da a la escalera de incendios.

Entonces se da de bruces con los malos. Si la matan, se acabó todo. Así que lo  normal será que gire sobre sus talones y cierre la puerta. Por poco que sea, ganará algo de tiempo. Aquellos tíos tiran la puerta abajo a patadas y entran en la habitación que está completamente vacía. ¿Por qué? Si no tienes inconveniente te lo explicaré con todo detalle. Al volver a entrar en la habitación se tumbará en la cama para  pasar el mal rato, y seguro que ve unas letras grandes en un papel que he pegado en el techo, sobre su cama, que dice "Escapa de la muerte". Le puse una cruz con varias señales para que sepa que hemos sido los de la iglesia.

Si huye, siguiendo las indicaciones, saldrá por la puerta de incendios de su habitación. El plan es que aterrice como un B-Far y corra por esta calle. Lo he probado siete veces, cuatro han salido bien. Tiene posibilidades.

Frank forzó la vista para mirar al edificio. Todo se movía y la imagen estaba borrosa, fruto de las copas de más que llevaba. 

-Soy plasta, ya lo sabes-dijo Frank-...pero te concedo que me tiene algo de sentido, aunque si queremos que sobreviva, tendría más sentido aparecer por detrás de los dos matones y coserlos a tiros, claro que lo mismo pego cuatro disparos y los fallo todos. Con todo...será que aún estoy borracho o...es decir, si se dan todas las condiciones...En fin...no tengo otra cosa que hacer, así que, vamos. La parte maja, ¿qué sacamos nosotros de todo esto? 

No me da tiempo a contestar a Frank cuando Jane pasa corriendo, como alma que lleva la Oscuridad, por la lado de la puerta de Frank. Rápidamente enciendo el motor del coche.

- ¡Eeeeh! ¡Mira, mira! ¡A por ella!

Derrapo con el coche para darle la vuelta y perseguirla. Cuando estoy a su altura le hablo mientras no para de correr.

- Hola nena, ¿haciendo footing a estas horas? 

Noto como un coche da la vuelta y comienza a perseguirme. Corro tan rápido como mis pies me lo permiten, con el bolso en la mano dando tirones. Cuando el coche me alcanza y alguien me habla por la ventanilla, me sorprendo de quien es. Entre jadeos y sin dejar de correr, le respondo.

- ¡Eeeres tú!

Evidentemente aquella monja es la que me recomendó la habitación y por lo tanto la que dio el chivatazo. Y por eso ahora me persiguen unos tíos con armas intentando acabar con mi vida. No puedo creer que ahora se presente delante de mi. Cabreada, le grito.

- Mememe me me engañastes, ¿verdad?

La carrera que me estoy metiendo no me deja hablar bien.

-¿Engañarte?¿Ade?-dijo Frank-¡Por favor!¡Es una monja, un poco más de respeto!

Lo cierto es que no acababa de entender el plan: Si lo que quisiera era capturarla, ya lo podría haber hecho en la iglesia. Ahora ¿Qué sentido tenía? pero en realidad ni siquiera sabía si ese era su plan, así que se limitó a esperar. 

Sigo corriendo asustada. No me fiaba de la monja y su amigo, y mucho menos de los que habían entrado en mi habitación que seguro que estaban corriendo detrás de mi. Pero no pensaba perder ni un segundo en mirar, no podía perder la concentración en mi carrera, aunque a decir verdad, que el coche de la monja me siguiera por la carretera no ayudaba.

- ¡Pensé que iba a morir!

Fue lo único que fui capaz de decir.

- Hala, ¿en serio? - Miro a Frank y sonrío ante su complejidad con el asunto. - En fin, da igual, ¿quieres que te ayudemos? Piénsalo bien, tu cabeza no es una percha para sombreros, ¿verdad? Por mucho que te disguste entregar la plancha original, no te queda otra opción a menos que quieras seguir huyendo. 

Ya había hablado con ella y no había accedido a mi oferta. Ahora, situada contra la espada y la pared, debería de entregar la plancha por su vida. Y además, debería un favor a la iglesia. 

No entregaría la plancha original en la vida. Moriría con ella.

- 30.000

Grité mi oferta. Esa cantidad de dinero era demasiado alta como para que me dejara tener la plancha en mi poder.

-¿30.000 por unas planchas de billetes falsos que no son capaces de engañar a nadie?-dijo Frank-No parece muy buen nogocio. Además, aún no nos has pagado nuestros honorarios por evitar que te mataran ayer. 

- ¡Eres inhumano! - Grito desesperada sin dejar de correr. - ¡De acuerdo! 

El coche se para y yo hago lo mismo. Me dejo caer en las rodillas mientras jadeo por el cansancio. 

- Con contrato firmado. Un requisito, si no, no hay trato. Y si no me ayudáis de verdad, mi fantasma os rondará eternamente. 

Abro la puerta del coche y salgo, dejándola abierta. Abro la puerta de atrás e invito a Jane a entrar dentro.

- Tranquila. Si ahora siguiésemos siendo crueles contigo, nos quedaríamos sin clientes. 

-¿Inhumano?¡Por humanidad te salvamos de tus amigos Elvis y Lobos! ¿Y tú como nos lo agradeces?-dijo Frank fingiendo estar indignado-¿Intentando estafarnos? Tsk, tsk, tsk...y en cuanto a fantasmas, uno más no lo iba a notar. Mira, puedes hacer esto de dos formas diferentes: a nuestra manera o muerta, así que haz caso a la monja y sube al coche. 

Nuestra carrera persiguiendo a Jane acaba con una sorpresa. Mis dos hombres y yo vemos al coche de Ade, con un tío dentro y nuestra presa junto a ellos. Me paro en seco, con mi arma sacada.

- ¡Ey, Eda! ¿Qué haces aquí?

Frank desenfunda disimuladamente su pistola mientras mira a Ade como esperando a que ella tome una decisión. 

¿Qué cojones pensaba hacer ahora?¿Liarse a tiros con esta?¿Llevarnos a la chavala y salir a todo gas?....