Partida Rol por web

- Era claro que pasaría ¡Scheiße!

Patricia nos había parado una trampa y lo pagaría caro si conseguía salir de aquella. Doy un rapido vistazo a Salvatore con su daga

"Se puede ir a la mierda esta daga, no quiero morir aquí. Saldré cueste lo que cueste, con o sin la daga"

Pienso a toda velocidad tratando de elaborar un plan.

Esta vez no tomaría la iniciativa, esperaría que todos se ensarzaran en peleas o ver como se movían los adversarios para escurrirme a toda velocidad por alguno de los rincones. Si algun ataque me alcanza, no dudaré en usar mi mágia de sangre una vez más.

"Esa voz.."

Las simples risotadas de Mary hacen que se me ericen todos los pelos de la nuca y, en acto reflejo, transforme mis dedos en garras de nuevo.

Christoph tiene razón, en casa del enemigo y con tan pocos aliados era claro que nos terminarían encontrando o conduciendo a una trampa. ¿Nos mintió Claudia? ¿Lo de la daga era una simple encerrona?

-¡Maldición! ¿Y que querías que hiciéramos?-

Rápidamente observo como las cuatro figuras se abalanzan sobre nosotros. Somos uno más que ellos pero tengo muy claro que para abatir a Mary habrá que agarrarse a las orejas.

Sintiendo el furor del combate inminente permanezco en el frente cerrándome en banda y agazapado junto a nuestro grupo, con la incención de ver cuál de esos cuatro es el afortunado que se quiere batir conmigo.

-¿Más perros de Roberto?- Le digo en alto para que las palabras resuenen por toda la nave -!Cuando termine con ellos repasaremos cuentas pendientes, enana!-

- Diantres! ¿quien es esa maldita niña. Anubis sabía que de poco servía su ayuda, pero desenvainó sus dos estacas y se las enseñó a sus compañeros.

¡Compañeros! Yo soy de poca utilidad con ellas, pero podemos hacer como hace un rato, cogedlas vosotros y yo me apañaré con mi legua para defenderme. 

¡Salvatore, huye tú con la daga, nosotros nos encargaremos de ellos, llévasela a El Príncipe!

Veo el ofrecimiento de Anubis, así que me adelanto y con señas rápidas tomo una de la estaca que estaba ofreciendo
—Claro esto podría ser muy útil, sabía que no estaba tan loco, ya lo había dicho también, ¿juego limpio?, como si en este mundo eso fuera posible.

Con estaca en mano, intento calmar las millones de voces en mi cabeza, al volver abrir los ojos veo uno de ellos casi sobre mí, sonrió un poco, “realmente no se esperaba lo que le tenía preparado”, tome la estaca y con un rápido movimiento intente clavarla en lo más profundo de su entonación.
—Casi!!! —Me dije a mi mismo—. Solo falto un segundo de anticipacion y... —Calle viendo que aun podria hacer algo.

Habia Fallado, en vista de ello, intente da vuelta atras y recuperar el equilibrio.

Mierda. Patricia nos ha engañado despues de todo... La verdad es que no estoy sorprendido, aunque si un poco decepcionado porque en el fondo, había querido confiar en ella.

Ahora, valoro rápidamente nuestras opciones. Puedo intentar huir, como uno de mis compañeros ha sugerido, pero, llevando la daga encima, lo más probable es que vengan tras de mi, y no hay ninguna garantía de que no haya otros vigilantes esperando en la sombra. Rendirnos tampoco nos va a ayudar, así que la única opción que nos queda es abrirnos paso por la fuerza.

Por el momento, ninguno de nuestros enemigos se ha movido, así que decido utilizar el factor sorpresa en mi beneficio. Mientras los demás hablan, llevo mi mano lentamente hacia el bolsillo donde guardo la pistola electrica. Mientras aprieto el mango con fuerza, solo puedo confiar en que tenga potencia suficiente para dañar a un vampiro.

Pronto lo averiguaré

Sin más dilación, me lanzo contra el vampiro más cercano, incrustando la pistola en su brazo derecho y activando el interruptor al mismo tiempo. La descarga eléctrica sisea un momento, dejando a su paso un ligero olor a ozono y carne quemada.

Mary se volvía a reir.

Tú irás a por aquél dijo mientras señalaba a Cristoph Tiene las mismas artes que tu amo, aunque es más débil. Ten cuidado, no te confíes.

El resto, ir a por quién queráis. Sólo os digo que no toquéis al rubito de pelo largo. Me quiere para él, sí... Que venga a probar su muerte sisea mientras hace un gesto para que se muevan a atacaros.

El primer vampiro llega corriendo hasta Cristoph. Con el puño en alto salta para tomar impulso y cae golpeando con fuerza al vástago. A pesar de que sabe aguantar el golpe, ha recibido daño suficiente para llevarse la mano al mentón

Otro vampiro parece moverse a la sombra del primero, pues hace sus mismos gestos y movimientos. Salvatore lo ve venir, así que levanta la mano en el momento justo que el otro le intenta golpear, bloqueando el golpe del vástago.

Ante la perplejidad del bloqueo, Salvatore incrusta su pistola en su brazo. Una descarga eléctrica empieza a sacudir al vampiro, que como puede se aparta de Salvatore, llevándose la mano a una gran quemadura que tiene su brazo.

Anubis sale corriendo a golpear al vampiro que lucha contra Salvatore, lanzando una estaca a Roy y la otra a Alexander. Su lengua corta el aire, pero no llega al enemigo, la emoción de la lucha le hace anticiparse.

Otro de los vampiros se acerca a Roy, que intenta golpearle en vano con la estaca. El vampiro se rie con ganas, lo que hace que no golpee con la suficiente precisión, perdiéndose su ataque en el aire.

Nkrums, lleno de furia, nota como sus garras van creciendo en su mano, ansiosas de clavarse en las entrañas de esos vampiros.

Christoph busca maneras de salir, pero teniendo un enemigo golpeándole y con la niña observando, no parecía haber manera posible

El último vampiro que quedaba sin moverse se enzarza en una pelea con Alexander. Ambos se reparten golpes, pero ninguno de ellos llega a hacer daño al otro realmente

"Maldita sea, por qué carajo me apuntó precisamente a mí" pienso para mis adentros a la vez que se difuminan todas las esperanzas de salir de allí sin llamar la atención.

El primer puñetazo me pilla desprevenido, obligándome a echar un paso hacia atrás. Pero rápidamente abro las palmas y dejo que la magia y la sangre fluyan; la magia saliendo de mi cuerpo y la sangre saliendo del suyo.

- Te voy a dejar seco bastardo

Anubis no era bueno en aquello, pero al menos podría estorbar un poco a los enemigos, así que sin dudarlo volvió a intentar atacar al enemigo de Salvatore debíamos dejarle que huyera para poder escapar con la daga.

¡Ven a por mi, deja a ese en paz!

El vampiro que se enfrenta a Christoph vuelve a golpearle, pero el golpe le parece una caricia, así que aprovecha para comenzar a concentrarse. De las venas del vástago empiezan a correr sangre hacia el interior de Christoph, que se recupera del primer golpe y debilita a su enemigo

El hijo de Caín que lucha contra Salvatore está temeroso de su arma, pero intenta golpearlo. Salvatore se mueve demasiado rápido para él, y vuelve a electrocutarlo. Esta vez, el ataque es mucho más grave. El vampiro apenas puede moverse bien y se aleja lentamente de Salvatore, intentando evitar que le vuelva a electrocutar.

Anubis, intentando ayudar, se abalanza sobre el vampiro. Éste, aunque malherido, le golpea en la cabeza tirándolo al suelo.

Roy, por su parte, no tiene tanta suerte. Es golpeado en el estómago por su contrincante, impidiendo cualquier ataque por su parte.

Alexander sigue con su particular pelea. Es golpeado con fuerza pero aprovecha que su rival baja la guardia para apuntar y golpear directamente en su corazón. El vampiro cae hacia atrás paralizado. Nkrumsh, al ver esto, se acerca con velocidad y destroza al vampiro, haciendo que se deshaga en pocos segundos.

A lo lejos, unos pasos se acercan con velocidad. Entre golpes, veis cómo Patricia se acerca apresurada hasta el lugar de la pelea. Lleva consigo una espada desenvainada. 

Mira a su alrededor y ve a la niña, que también la observa

¿Es lo mejor que tiene Roberto? ¿No podía enviar nada mejor? Pequeña zorra, da igual que seas una niña, esta espada te cortará la cabeza

La cara de la niña cambia ante las palabras de Patricia. Sus ojos parecen echar fuego y un rugido gutural surge de ella.

¡Yo soy la mejor combatiente de Roberto! ¡Nadie puede vencerme! ¡Nadie! ¡Vas a pagar tu osadía y te arrancaré ese corazón negro que tienes!

Con un grito espeluznante, empiezan a surgir de sus manos unas garras parecidas a las de Nkrumsh

Puede que el honor sea un valor poco pesado cuando en el otro lado de la balanza ponemos toda la eternidad de una vida inmortal. El desafío singular contra Mary me congeló la sangre pero, dichas las palabras, poco más puedo hacer que aprovechar mi chulería desafiante.

Conservo la esperanza de poder medirme con sus garras lo suficientemente bien para plantarle cara hasta que los demás puedan echarme una mano, pues si no es entre dos o tres ignoro cómo pararle los pies.
La entrada de Patricia representa una doble bendición en este santo lugar. Por un lado, no fuimos traicionados, simplemente rastreados por Mary. Por otro lado, igualamos fuerzas y mis posibilidades de darle unos buenos azotes a esta cría de lengua suelta. Es hora de saldar cuentas pendientes.

-!Eh! ¿Ya te olvidaste de mi?- digo riendo mientras me pavoneo dejando tras de mí el combate de secuaces- ¿Es que ya me robaron el papel protagonista? Y sin esperar respuesta por su parte, ataco a toda prisa, rugiendo y con la intención de agarrarle por el cuello antes de que se escurra y me golpee.

Estoy totalmente confundido…!!!!

Mi cabeza da vuelta, no lo había visto venir, y me pareció ver a patricia llegando, ¿ayudarnos?…

Creo que es hora de hacer algo al respecto, debo actuar…

Mientras divagaba en mi cabeza me levanto y veo a la escoria más cercana a mí —No imaginas lo que has provocado —digo en un susurro mientras sonrió, con mi mano derecha tomo con más fuerza la estaca, lo único a lo que aún estaba aferrado, esperando el momento preciso para saltar y ser yo quien triunfara esta vez, pagaría el golpe que recibí, nadie interrumpe mi sinfonía.

No estoy muy atento a lo que sucede a mi alrededor. Necesito concentrarme.

Se que en combate soy nefasto así que mi única posibilidad es drenar del todo a mi ribal. Aun que eso puede tomar un tiempo dependiendo  de cuanta sangre haya en su organismo, solo espero que los demás sigan igual de ocupados con sus ribales para que cuando termine con el mio pueda escapar de una vez.

Con la sangre que va llegando a mi cuerpo, trato de curtir mi piel. Hacer que los golpes que me lanza el ribal se me hagan menos pesados "Es la única forma" Me repito una y otra vez

La pistola eléctrica está resultando ser una arma muy efectiva contra vampiros. Probablemente nuestros captores originales la modificaron de algún modo para aumentar su potencia. En estos momentos, eso resulta un pensamiento bastante recomfortante.

Tras la segunda descarga, mi contrincante intenta alejarse, claramente maleherido, así que aprovecho para atacarle de nuevo antes de que tenga tiempo de recuperarse de sus heridas. Lanzo el brazo de nuevo hacia su cuello, donde la pistola parece ser más efectiva, pero, en el último momento, mi enemigo intercepta el ataque con el brazo.

Aquello empezaba a convertirse en una combate de lo más peligroso y en lo que parecía un ajuste de cuentas entre varios bandos rivales. Anubis no tenía ni idea de quien era esa niña que al principio parecía tan inocente, era cierto que no sabía que había algunos vampiros tan crueles como para convertir a niñas en la cosa esta extraña que éramos, pero mucho menos podía esperar que aquella criatura angelical fuera tan poderosa como para que la primera secuaz de El Príncipe se molestara en liquidarla con una gran espada.

Yo ya no pintaba nada allí, y mucho menos después del golpe que acaba de recibir por culpa de una de las criaturas bastardas. Así que me dirigí hacia Salvatore que parecía estar peleando duramente y le traté de arrebatar la daga. Si él no era el que se la llevase lo haría yo. Quizá así dejaría de ser un impedimento y sirviera de algo.

¡Salvatore, la daga, yo me la llevaré, terminad vosotros, aquí yo no pinto nada!

Estoy en plena pelea con mi enemigo cuando Anubis se lanza de repente a por mi, intentando quitarme la daga de las manos. Al principio, aparto la mano con la que la sujeto de forma refleja, pero al momento empiezo a hacerlo de forma más consciente ya que su repentino interes por coger la daga resulta muy sospechoso. De hecho, por la cabeza me pasa la posibilidad de ser traicionados de nuevo.

¡Ahora no es momento de tonterias! Estamos juntos en esto así que llevaremos la daga todos juntos. ¡Apartaté de mí y ayúdanos en la pelea!

Alexander había terminado con rapidez contra su enemigo mas cercano, pero el combate continuaba. Ve como de la niña surgen unas garras muy afiliadas.

Dichosos gangrel- piensa mientras aprovecha la situación para activar su rapides sobrehumana y abalanzarse por la espalda de la niña. Dada su ventaja lanza un puñetazo a la cabeza de la niña, impactando su puño contra su cráneo.