Partida Rol por web

El chico asintió con la cabeza. Te frotó los brazos y se separó un poco – Está bien… Te ayudaré. Creo que el primer paso sería intentar averiguar que pasa ahí fuera. El segundo no lo tengo muy claro si tantear a Howard sobre la posibilidad de salir o dar por supuesto que no va a querer

Suspiró, eso parecía inquietarle – Si dejamos caer algo tal vez se ponga en guardia y las cosas más difíciles. Pero claro, no decir nada supone prepararlo todo como una fuga – Frunció el ceño – Va siendo hora de volver, sino va a pensar algo raro y eso tampoco nos conviene - ¿Se había convertido Howard en una especie de enemigo? Bueno, estaba claro que después de lo que te hizo, las cosas no iban a seguir igual.

A mí me parecía muy bien que Howard no quisiera irse a ninguna parte y por mí, podía morirse aquí abajo. Me daba igual, pero si yo quería irme no entendía por qué me lo iba a impedir ¿no?

- Bien... Volvamos...

Me había quedado exactamente igual que antes de decirle que quería ir. La mente de aquel muchacho no funcionaba igual que la mía y estaba claro que había veces que no le seguía. En fin, me había parecido entender que Howard no tenía que sospechar que quería irme.

- Ya tiene que saber que pasa algo desde hace un rato. De todas formas. Lo ha iniciado él.

En fin, yo no quería moverme de donde estábamos, pero parecía que no iba a tener más remedio que hacerlo.

No aclarasteis en ese momento si le diríais o no a Howard lo de salir. Pero quizá era algo que se podía pensar con más calma. Una cosa buena era que vuestras “habitaciones” eran contiguas lo que os permitiría discreción y posibilidad de hablar.

Pero ahora había que enfrentarse de nuevo a la presencia de aquel hombre. Lo encontrasteis enfrascado con la comida que ya estaba prácticamente lista.

- A ver si ayudamos más – Fue el único comentario que hizo y tras miraros de reojo comenzó a servir unas legumbres con tomate en los platos.

Emmett, más calmado ahora ayudó a acabar de poner la mesa.

Yo no quise ni acercarme al hombre, así que cogí las cosas que podía sin tener que arrimarme a él a más de un metro. La verdad es que no iba a poder sobrellevar aquella situación de manera normal, a menos no con la tranquilidad con la que lo había hecho hacía un rato.

- Esto va a ser horrible.

Claramente, tampoco respondí a ninguna de sus palabras. Aún estaba muy nerviosa y se veía a cuatro kilómetros que había estado llorando. Me estaba costando mucho estar allí así, como si nada hubiera pasado.

A la hora de tomar asiento para comer, también me alejé lo máximo posible de Howard, aunque algo me decía que estando Emmett delante no me haría nada.

- No tengo ni pizca de hambre...

Iba a ser duro y seguramente estarías nerviosa en presencia de aquel hombre. Pero tener a Emmett era un alivio, especialmente delante de Howard.

Howard no dijo nada ni intentó animar la velada. Parecía pensativo aunque no dejaba de miraros a ambos. La comida se convirtió en un juego de miradas, al menos por parte de los dos varones.

Así que la comida concluyó sin que nadie hubiese dicho ni pio. Solo al terminar habló de nuevo - ¿Quién va a fregar los platos? - tenía pinta de comenzar a mosquearse pues la comida la había hecho él.

Emmett levantó los hombros y te miró – Yo mismo...

Aquello iba a resultar de lo más incómodo. Al darme cuenta de que se estaban echando miraditas ambos, yo terminé bajando la vista y mirando al plato, pues era lo mejor que podía hacer. No quería participar en aquella especie de guerra silenciosa.

- Esto no va a deparar nada bueno.

Al terminar Howard parecía enfadado.

- ¡Encima es él quien se enfada! - Aquello me iba a hacer hervir la sangre de la mala leche, pero claro, no estaba en posición de decir nada y lo sabía, por lo que me tragué las palabras que aparecieron en la punta de mi lengua.

Emmett se ofreció a lavar los platos antes de que pudiera hacerlo yo, pero aún así decidí ayudarlo.

- Yo te ayudo a recoger. - Le comenté.

Te ibas dando cuenta de como parecía ser Howard. Tal vez para su punto de vista, él solo, había tenido que hacer la cena y vosotros erais unos holgazanes. Lo que si estaba claro, era que se comportaba sin signo de arrepentimiento alguno.

Tuviste que morderte la lengua para no empeorar las cosas, la situación aunque silenciosa, era tensa. Finalmente te levantaste para ayudar a Emmett, entre otras cosas por no quedarte ahí cerca de aquel hombre.

Os pusisteis los dos, uno enjabonaba y el otro aclaraba. Emmett miró para atrás para ver que Howard permanecía lejos – Joder que tío… - Dijo apretando los dientes.

Entonces ocurrió algo. Llegó el silencio. Era curioso, había un ruido de fondo todo el rato, como un motorcito, de ser constante ni te habías percatado de su existencia, pero ahora al apagarse llamó la atención.

Howard se puso en pie preocupado y miró al techo. Las luces seguían en marcha ¿Qué había sucedido entonces?

Definitivamente no iba a aguantar aquello mucho tiempo. El único problema que estaba viendo era cómo quitarle las llaves a aquel tío para poder salir de allí... Suspiré mientras secaba los platos.

- Tengo la cabeza como un bombo. - Entre llorar, el agobio... estaba en aquel momento como para pensar más bien poco.

Asentí a la queja de Emmett sobre Howard, pero no dije nada. La verdad es que me daba un poco de reparo que incluso pudiera escucharnos.

Estaba concentrada en lo que hacía cuando mi cabeza se llenó de la ausencia de aquel sonido.

- ¿Qué es lo que se ha parado?

No tenía ni idea, pero al ver la reacción de Howard...

- No será lo que nos produce energía ¿no?

Así, hablé en bajo para que sólo Emmett pudiera escucharme.

- ¿Has oído eso? Ha dejado de sonar lo que sonaba continuo. Ese motorcillo o lo que fuera.

Ya comenzaste a pensar en la opción de salir sin decírselo antes a Howard. Tal vez por como se lo pudiese tomar, si acababas de nuevo atada a una tubería… mejor no pensar en eso.

Emmet por su parte decidió centrarse con los platos, tal vez para evitar cabrearse más. Cuando pasó aquello del silencio te miró y asintió con la cabeza – Si, me he dado cuenta.

Pero el hombre también parecía haberse dado cuenta. Se quedó plantado, cerca de una de las paredes del salón, mirando a algún punto entre la pared y el techo – Tenemos problemas – Dijo

- Gretchen, ven – Hizo un gesto con los dedos para que te acercaras.

Apenas habíamos murmurado aquellas palabras cuando escuché la voz de Howard diciendo que teníamos problemas.

- Sí, claro, como si no me hubiera dado cuenta ya. - Pensé cuando dijo aquello. Llevaba un rato dándole vueltas a la cabeza tratando de buscar una solución a los míos.

Eso sí, cuando escuché que me dijo que fuera me puse tan tensa que casi se puso escuchar la queja de mis huesos al hacerlo. Perdí incluso el color de la cara y miré a Emmett con cara de preocupación.

- No por favor...

Mi cerebro entonces quiso calmar al resto de mis temores.

- Quizás sólo sea por lo del ruido y algo que quiera hablar.

Sin demasiado entusiasmo, decidí moverme hasta donde estaba Howard, pero dejando más de un metro entre él y yo.

- Dime. - No sabía si podía ocultar ni el miedo que me daba ni el asco, pero traté simplemente de parecer enfadada.

Emmett también dio unos pasos para que lo sintieras un poco más cerca de ti y se quedó como a medio camino.

Howard asintió en plan “buena chica” cuando lo hiciste. Pero en esta ocasión no había mirada de deseo. Parpadeó un par de veces y señaló la pared.

Comenzó a hablar en voz alta - Se ha parado el motor del la ventilación. El sistema de ventilación tiene un complejo sistema de depuración y limpieza del aire. Pero sin aire… no entra aire. Y si no entra aire nuevo implica que respiramos el mismo aire. Parecéis unos chicos listos, entendéis lo que eso implica ¿No?

- En motor del aire está en una pequeña sala protegida - Señaló la pared, casi en el techo - ¿Ves esa rejilla? Eres la única suficientemente pequeña como para que quepa por ahí, y es el único camino desde el interior del refugio a esa sala.

Ahora te miró – Gretchen, necesitamos que accedas y arranques de nuevo el motor...

A cada momento aquel hombre me caía peor. Eso de que alguien me dijera que parecía lista, sonaba casi a insulto, pero bueno, era mejor no decir nada, sobretodo, porque ahora sí que le tenía miedo.

- Está bien - Dije asintiendo. - pero vas a tener que decirme cómo se pone eso en marcha. Lo mío no es la mecánica.

En aquel momento recordé que Emmett había dicho que había ayudado a montar este lugar, así que seguramente, él tuviera más información incluso que Howard sobre los pormenores del sitio. Volví la vista hacia él.

- Menos mal que no tengo claustrofobia...

De nuevo trataba de buscarle el lado bueno a aquello, pero desde que Howard me había puesto las manos encima me parecía que no iba a haber forma de ver lado bueno por ningún lugar.

Ya no te resultaba ni agradable escuchar a esta persona, pero él permanecía ajeno a eso - Si, has de seguir con conducto todo recto y luego hacia arriba , luego llegarás a otro rejilla que da a la sala.

Hubo un cruce de miradas. No hizo falta decir mucho más. Emmett se dio por aludido y prosiguió con la explicación - Verás un trato grande metálico, el motor es incofundible. En el lateral derecho hay una palanca de color amarillo. Has de moverla fuerte adelante y atrás al menos tres veces. Con fuerza, si todo va bien escucharás el motor arrancar y ponerse en marcha. Y ya está

Mientras Emmett te hacía las explicaciones Howard fue a por una pequeña escalera. Se subió y desatornillo la rejilla.

Mientras escuchaba eso que me decía que tenía que hacer, mi mente se fue derechita a que si por allí había un conducto quizás hubiera alguna manera de salir a la calle. Eso sí, no sabía lo que me iba a encontrar, pero bueno, ya sabía lo que tenía aquí dentro y no era demasiado halagüeño.

De todas maneras, atendí a sus explicaciones, pues la verdad es que era la primera vez que iba a tener que hacer algo así. Al menos, no estaba en tan mala forma física gracias al rancho...

- Vale. Creo que lo he pillado. De todas maneras, si tengo cualquier problema ya os doy un grito para que me digáis qué hacer.

Mi mente ya daba vueltas al hecho de salir de allí, era más, necesitaba salir de allí, pero aún tenía que ver cómo.

Todos estabais de acuerdo, aunque tú en pensamientos se te ocurrió que por allí podría haber otra vía de escape, bien, eso solo se podría saber de un modo, averiguándolo. Y si todo iba bien lo averiguarías en pocos minutos

Howard bajó de la escalerita con la rejilla en la mano y Emmet se colocó junto a la escalerita, anticipándose a ayudarte antes de que lo hiciera el otro – Sube, luego coloca tus pies en mis hombros para poder ya meterte dentro – Esperó además con las manos juntas por si necesitabas poner el pie ahí. Por el conducto no se veía nada de especial, tampoco parecía estar sucio en exceso. La corriente de aire, ahora ausente, debía de encargarse de que no hubiese polvo ahí.

Agradecí muchísimo a Emmett que fuera él quien me sujetara para subir ahí arriba, porque hubiera sido capaz de vomitar si se me llega a acercar de nuevo Howard. Al menos, sabía que podía contar con el chico para lo que hiciera falta. Era una buena persona.

- Vale, espero no hacerte daño.

Me subí tal como me indicó que lo hiciera y después me introduje en el conducto esperando que no tuviera que arrepentirme de lo que estaba haciendo.

- Bien, voy...

No tenía muy claro si dije aquellas para darme ánimos a mí misma o para informales a ellos. De todas maneras, comencé a moverme por el conducto hacia delante.

- No, es la articulación lo que me duele, arrima el pié a mi cuello y ya – Aunque luego ya no viste como fruncía los ojos justo antes de que te colaras por el agujero.

Estaba oscuro, pero tras unos segundos mientras tus ojos se acostumbraban a la oscuridad, si parecía haber un poco de luz, muy tenue y más adelante.

Avanzaste reptando por el estrecho conducto. Era un poco claustrofóbico. El conducto siguió ascendiendo unos metros y tras un recodo viste que había más luz. Al otro lado terminaba el conducto y parecía haber una habitación.

Pero la luz… la luz no era artificial. Era azulada. Terminaste de salir del conducto, en esta habitación estaba en la parte de abajo. Justo delante de un gran ventilador parado. Viste como una enorme máquina, aquello debía de ser el motor, pero los ojos se te iban a la luz. Desde que estabas aquí encerrada no habías visto luz natural. La habitación era baja, arriba, a unos dos metros había como una claraboya de cristal. Como la de la puerta de la estancia en la que dormías, por lo que decía de ser reforzada. La ventana daba justo hacia arriba por lo que no podías ver los laterales. Solo un cielo medio nuboso, fascinante. Y entonces algo te llamó la atención en el cristal parecía haber algo rallado “S O S”

Repté por el túnel siguiendo aquella poca luz que se veía al fondo y llegué hasta el lugar en el que estaba la máquina. Antes de moverme demasiado observé el lugar con calma, fijándome en todo lo que veía como si quisiera encontrar una salida a todo esto.

Lo que verdaderamente llamó mi atención fue poder ver la luz del día, aunque en seguida vi mi gozo en un poco cuando vi lo que había rayado en aquel cristal.

- ¿Qué leches hay ahí fuera para que alguien haya pedido asilo aquí dentro?

Vamos, que no hacía falta ser Einstein para entender que en algún momento habían pedido asilo.

No sabía cuánto tiempo haría que habían puesto aquello, pero desde luego daba muy mal rollo. Por unos instantes pensé en que igual salir fuera no era tan buena idea, pero luego pensé en Howard poniéndome las manos encima de nuevo y decidí que arriesgarme era una buena opción. ¿De qué servía vivir si tenía que hacerlo encerrada entre cuatro paredes?

Eché un vistazo un poco más a fondo a ver si se veía un lugar por el que poder salir desde aquella zona.

La luz y aquella marca… el techo era bajo, así que estirando las manos llegaste a tocar aquel cristal y entonces te llevaste una sorpresa ¡El mensaje estaba escrito desde dentro! Al pasar las uñas por allí no dejaba lugar a duda, el milimétrico surco del mensaje en el cristal estaba de tu lado.

Aprovechaste parar registrar un poco más el sitio, en un rincón había una bolsa de plástico sucia de polvo y en su interior unas latas de comida vacías. No muy lejos de allí en el suelo de madera había otro mensaje. Una palabra “Howard” estaba tachada y al lado el dibujo de una cabeza como de demonio.

Esto a parte de preocupación dejaba muchas preguntas en el aire ¿Quién había dejado estas marcas? ¿Quién había estado aquí? Comenzaste a recopilar información mentalmente, de las cosas que habías visto en este lugar ¿Se te escapaba algo?

El hecho de imaginarme que alguien hubiera podido estar allí encerrado no me aliviaba mucho, pues la verdad era que tampoco me costaba imaginarme a un secuestrador o un sicópata que hubiera tenido encerrada allí a gente cuando no sucedía nada en el exterior.

- ¡Joder! ¿Pero cómo he acabado aquí...?

Tampoco quería pensar qué había sido de la persona que había hecho aquello... ¿habrá encontrado una salida?

Intentando no tardar demasiado busqué si había alguna manera de salir por allí, de algún lugar que diera al exterior. Prefería que me estuviera esperando una horda de zombis antes que pasar más tiempo allí dentro.

- Si yo no enciendo el motor y me marcho, tendrán que salir de aquí dentro o sino se morirán ¿no?