Partida Rol por web

Mike asiente a Ziji, se acercó a ella para saber si estaba bien. Su cara era como la suya hace unos pocos minutos. Luego el agente miró a Bing.

-¿Es seguro?

Observa a las chicas ahí encerradas, se horroriza ante tal escena. Siente dudas acerca de qué hacer, pero la verdad es que a las chicas se las ve en tal mal estado, que duda que sean algo malo.

- Vamos a ayudarlas..- dijo.

Se acercó a la trampilla y ofreció las manos a una de las chicas para ayudarlas a salir de ese agujero.

- ¿Qué haciais aquí dentro?? - pregunta.

Ziji se aprestó a ayudar también. Al igual que Bing, sentía mucha curiosidad por saber que le había pasado a esas pobres mujeres. En voz baja se dirigió a Mike -Quizas se perturben aún más al ver un hombre aquí ni bien salgan. Fíjate si puedes conseguir algo con qué cubrirlas y un poco de agua para cuando hayan salido de ese inmundo lugar-

Mike asiente a lo que dice su compañera y se aleja de allí, llama a una ambulancia con su telefono móvil (que más parece una cabina)

Una de las chicas mira a la policía.

-Soy de Qui Gong, me raptaron hace tres años....

Dice aterrorizada.

-...Fueron ellos...tienen caras distintas...pero siempre son ellos.

Jason llega a Tai Tan, al templo donde se crió cuando era un crio inmigrante, en un pais extraño, y que solo un hombre le acogió....a ese hombre que llama Maestro.

Jason paga el taxi que lo trajo allí y luego mira hacia arriba, le esperan más de 1000 escaleras hasta llegar al templo y refugio del maestro.

Sin embargo, no le cuesta demasiado, el fisico de Jason se lo permite, está bien entrenado.

Se pregunta ¿que le dirá su maestro cuando descubra en que emplea su arte? sin embargo, ya que pasaba por Hong Kong para un trabajo, debería ir a verlo.

Una vez llega arriba, suspira y mira el inmaculado templo. Se oyen los gritos de varios crios, practicando movimientos de artes marciales bajo la atenta mirada de los discipulos más aventajados.

Jason hace un breve rezo y pasa al interior del templo, saluda a algunos compañeros y luego entra en la habitación de Xen, sin embargo no ve a nadie.

De pronto, Jason por el rabillo del ojo ve un leve movimiento, y se aparta lo justo para ver pasar el agil puño del anciano justo ante sus narices.

Una mueca de horror cruzó el rostro de Ziji. -¿Tres años?- susurró. Inspiró un par de veces para calmarse y transmitir seguridad al hablar.

-¿Quiénes son ellos? ¿Los conoces?- No quería presionar demasiado, pero cuanto antes supieran quién o quienes eran los secuestradores, más fácil sería seguirles el rastro.

 *Despues de esquivar el aguil puño del maestro giro la cabeza mientras le sonrio y le digo...

Sigues igual de lento maestro, tienes que comprender que te supere en combate jejeje, estoy para buscar su sabiduria sensei, en el combate soy invencilbe

*Le sonrio mientras intento darle un pequeño abrazo de tanto tiempo que no lo veia...

Termina de ayudar a salir a todas las chicas, después mira en el armario que hay en al despacho, seguro que chaquetas tiene que haber, aunque sean unas pocas. Tapa a las chicas que puede y le entrega su cazadora a otra de ellas.

Mira hacia la chica con la que habla su compañera, ella le iba a hacer la misma pregunta. Mira hacia atrás constantemente a ver si Mike vuelve.

Lanzo mi puño hacia el calvete que acaba de entrar en el despacho. Lo esquiva, pero no espera el movimiento con mi pierna barriendo sus pies para dejarlo caer al suelo. Con el sorprendido hombreton tirado a todo lo largo, descargo un nuevo puñetazo que rompe el suelo de madera.

Rueda, chavalin, rueda!!

Se mueve cual rollito girando por el suelo, esquivando mis puñetazos y patadas, pero al coger una vara de bambú, la cosa se vuelve más complicada para el intruso.

Pese a que Jason era rapido, una patada baja del anciano hizo que el hombre cayera al suelo. El puño del hombre rompió de manera espectacular el suelo, levantando astillas.

Jason borró la sonrisa de su cara.

El combate había comenzado.

Mike está abajo, llamando por telefono.

La chica asiente.

-Si..y no a la vez...cada vez tienen fisicos distintos, pero son ellos...

Ella señala temblorosa el cuerpo del muerto.

-Ese era uno de ellos...

Otra chica interviene.

-...Nos querian para el Lo Wan Chi, no sabemos que el, pero lo decían.