Partida Rol por web

Un montaraz que sencillamente pasaba por alli, decidio intentar ayudar a un hobbit en peligro, que tras hacerse el inconsiente aprovecho una distraccion, provocada por el recien llegado dunadan, para escabullirse entre las rocas.

Justo en ese monento todos cayeron en la cuenta de que alguien observaba toda la escena, un rohirrim, subido en su caballo a varios metros.

De momento todos permanecian quietos, la tension se notaba en el ambiente. Bolgo estaba fuera del campo de vision de todos, habia logrado ponerse a salvo.

Solo los dunledinos tenian sus armas en la mano. Tres con espadas en el camino y uno mas en la roca con un arco.

Bolgo/Intro: el camino (Turno 1)

-"¡Dichoso día, primero me dejan abandonan en mitad de una misión con todo el gasto de una noche y ahora me asaltan tres desconocidos junto a otros dos que acaban de llegar!" - pensé mientras me frotaba los ojos empolvados por la tierra - "¡Al menos he salido sano y salvo, aquellos cuatro individuos me hubieran saqueado hasta la pipa de fumar, y eso si que sería un gran problema!" - pensaba dentro de mi pequeño enfado mientras sacudía la cabeza y apretaba los labios-.

La situación, al menos, no era desfavorable. Si bien los cuatro dunlendinos que me habían emboscado habían perdido mi ubicación, aquel jinete y el hombre de la capucha estaban presentes, aunque me habían salvado el pellejo en aquel momento. No sabía que hacer, pero aquel arquero en lo alto de la loma era una amenaza, con su arco tenía un gran campo de tiro y podía herir a cualquiera que pasase por el camino. Debía devolverle el favor a ese hombre. Un buen disparo y un grito de dolor de aquel arquero les haría girarse sobre sí mismos, lo que haría que le diese la espalda durante un momento de desconcierto, el cual podría aprovechar para atacar.

Me incoporé lentamente y con mi honda cargada, le lancé una pedrada con la cual recordarse a toda la Comarca.

- "¡Toma tu merecido, malhechor!" - pensé con furia.

Elendur/turno 01

Elendur vió la oportunidad de pillarles por sorpresa, sabia que el mas peligroso seria el arquero así que decidió hacer una proeza. Desde su posición en el camino dió un tremendo salto pasando sobre las cabezas de los tres dulendinos del camino, su capa ondeaba al viento mientras desde el aire sacaba su espada hasta aterrizar detrás del arquero sobre las rocas

Sin duda ese salto cogió por sorpresa a los asaltantes, no es común ver a un dunadan realizar tan tremendo salto

Leolfas encontró por fin a sus asesinos. Encima, estaban intentando matar otra vez.

Fuera de sí, espoleó a su corcel, lanza en ristre y el escudo preparado, para destrozar a esos malnacidos, ahora que tenía la ventaja de la sorpresa y de su propia cabalgadura.

Entonando el cántico de muerte de los Rohir, Leolfás carga impetuosamente contra sus enemigos. Parece un guerrero de antiguas glorias. Esperaba que con ello el miedo inundase los corazones de los dunlendinos y huyeran mientras daba cuenta de ellos con su espada...

Perdón por hacer la tirada en otro post, pero es que no me deja editar el anterior, por eso lo hago aquí Nagredog.

turno 601

Bolgo, desde su escondite comenzó a girar su honda. Estaba cargada con una piedra mediana de practicante esférica. Le daría mucha precisión. Visualizo su objetivo, el arquero que estaba en lo alto de la roca. Giro fuertemente su muñeca y soltó un extremo del cordel de cuero. La piedra salió disparada con bastante fuerza en dirección al hombre.

El dunledino fue golpeado con contundencia en la rodilla, incluso oyó un chasquido de esta. Inmediatamente cayó al suelo mientras miraba a su alrededor, no sabía de dónde había venido el golpe, de hecho ni siquiera vio la piedra que cayó muerta a su lado. Quejándose de dolor se agarraba fuertemente la rodilla.

Elendur desde abajo, y casi sin impulso, realizo una gran proeza. Logro llegar de un solo salto hasta lo alto de la roca donde se encontraba el arquero. Aterrizo junto a él como si nada hubiese pasado.

En su vuelo paso por encima de los tres dunledinos que estaban en el camino. Uno de ellos intento alcanzarle alzando su espada, pero no logro ni siquiera acercarse un poco. Al llegar arriba descubrió al arquero herido, tirado en el suelo dufriendo mientras se agarraba la rodilla derecha.

Los otros dos corrían despavoridos al ver que Leolfas cabalgaba, con su lanza preparada, hacia ellos.

Dos de los dunledinos se metieron entre las rocas, mientras el tercero, que había intentado alcanzar a Elendur, fue golpeado por la lanza del rohir.

Esta le impacto en pleno brazo derecho. La espada del enemigo salió volando mientras un fuerte crack sonaba, su brazo no había soportado el impacto y se partió cerca del hombro. El hombre cayó por la inercia del caballo, y quedo de rodillas en el suelo, agarrándose el brazo con la mano contraria. Intentaba levantarse para ponerse a cubierto. Leolfas, intentaba hacer que su caballo se girara para un nuevo envite.

No veía el resto de objetivos, que habían huido entre las rocas. Frente a él, arrodillado, aguardaba el que creía responsable de la muerte de su padre.

Elendur/turno 602

desarmo al arquero y lo llevo por el cuello hasta el camino

Ahora me vas a contar qué haceis aqui y qué quereis!!!

Bolgo/ turno 602

- "¡Maldita sea, se me ha desviado un poco" - pensaba mientras pataleaba en el suelo un par de veces de coraje.

La situación había cambiado en un segundo. El encapuchado saltó como si de un mago tratase por encima de las rocas y se puso al lado de malhechor que había herido. Mientras tanto, el jinete había arrollado a otro de los ladrones. Por ahora estaba todo controlado y más tranquilo, sabiendo que aquellos dos desconocidos me habían ayudado, de una forma u otra, aunque quizás no intencionadamente. Rápidamente, me dispusé a cargar otra piedra en mi honda y lanzarla rápidamente, pues el aquel ladrón se escabapa como un cobarde, ¡iba a intentar evitárselo!

Bolgo:

El alcance de una honda es de seis metros, justo la distancia en la que esta el dunledino 3, le tienes a tiro si te mueves un par de metros, saliendo de tu escondite. No tienes penalizacion por distancia.

- de 0,3 a 6 metros no hay penalizador.

- de 6.1 a 12 metros hay un -25

- de 12,1 a 18 metros hay un -50

- de 18,1 a 24 metros hay un -75

no llega a mas de 24m

Por recargar, tienes un modificador de -25.

Si te colocas las piedras junto a ti, en lugar de sacarlas de la bolsa,se reducira a un -10. Pero en caso de moverte de una posicion fija, habras de recogerlas (con el consiguiente modificador negtivo) o abandonarlas.

LEÓLFAS/ turno 602

Una buena carga, pensó leólfas para sus adentros, pero an había enemigos cerca. El rohir dirige su montura hacia los peñascos más alejados, donde un dunlendino está refugiado.

"¡MUERTE!" Y con la lanza en ristre vuelve a arremeter a nuevos enemigos.

Turno 602

Bolgo había realizado un gran disparo, aunque no estaba contento del todo. Tras romperle la rodilla al arquero, y ver como el resto de asaltantes intentaba huir, cargo su honda casi a la vez que se ponía en movimiento. Adelanto un par de metros su posición antes de soltar la piedra en dirección a otro de los dunledinos. Este corría hacia un alejado grupo de rocas, dejando atrás el lugar del ataque, pero ahora se encontraba en el comienzo de un trecho sin protección.

El dunledino recibió un golpe de refilón en las costillas, enseguida sorprendido se llevo la mano a estas soltando un grito de dolor. Aun así, continuo su carrera, aunque casi cae logro mantenerse en pie y correr un par de metros más. No miro atrás, tan solo deseaba llegar al otro lado de la explanada.

Leolfás espoleo su caballo, dejando a su anterior objetivo arrodillado quejándose de dolor, tardaría en poder marcharse de allí.

El caballo corrió hacia las rocas, mientras el dunledino huía. El hombre corriendo torció tras pasar las rocas, quedando fuera de la visión del rohir por momentos. En apenas un segundo Leolfás tiro de las riendas para que su cabalgadura girara en pos del enemigo, y le encontró corriendo paralelo a las rocas.

El jinete llego a la altura de su objetivo, y por la espalda dirigió su lanza hacia él. La punta alcanzo en el hombro al dunledino, haciéndole perder el equilibrio hasta caer en el suelo.

El caballo pasó de largo, para de nuevo girar hasta encarar a su enemigo.

El ladrón, con la espada aun en la mano se dolía de su estocada. Mirando de frente al rohir se arrodillo como pudo alzando su espada para defenderse de otro ataque.

Elendur arranco el arco de las manos del sorprendido arquero, que había visto como tras un golpe que no sabía de dónde había venido, apareció un montaraz de un salto.

Tiro el arco a un lado, y después le quito el carjac y una espada que colgaba del cinto. A continuación saco una cuerda de su mochila y comenzó a atar las manos del dunledino tras su espalda. Tras un rápido y efectivo nudo, se dispuso a bajar mientras le gritaba a su enemigo en un intento por interrogarle.

Bolgo, turno 603

Aquella pedrada no había tenido mucho éxito, pues el dunledino estaba en movimiento y la tensión del combate hizo que se me desviase un poco el disparo. La situación parecía controlada, aquellos dos hombres me habían ayudado y ahora estaba más tranquilo: por ahora, no querían hacerme daño. Uno de los dunledinos se encontraba en el camino, pero parecía que hasta que llegase a nuestra posición iba a tardar unos segundos, por lo que decidí disparar de nuevo a aquel malhechor que se iba corriendo, no quería que fuese a pedir ayuda o que estuviese por ahí parloteando sobre nosotros. ¡Tenía que encontrar la manera de tirarlo al suelo!

Elendur/Turno 504

Elendur al ver la situación decidió nockear al arquero que tenia ya atado y bajar rápido al camino con espada en mano para detener al del brazo mal herido, no podía dejar que nadie escapara, por ello si Elendur ve que le va a costar alcanzar al dulendino activaría su velocidad ubicada en sus botas para poder alcanzarlo.

Quédate dónde estas si no quieres morir!!!

Bolgo/Turno 604

- ¡Desalmado! - decía mientras chasqueaba los dedos lamentándome - ¡No puedo dejarlo escapar!

El dunledino estaba herido y le costaba correr. Yo estaba fresco y con una piedra preparada para lanzarla. No quería matarlo, solo quería dejarlo sin consciencia pero no me iba a arriesgar a que ese malnacido pidiese ayuda o algo peor, no quería ser perseguido toda mi vida. Así que me arme de coraje y comencé a correr hasta que tuviese una distancia razonable para lanzarle otra pedrada que esperaba que fuese la definitiva.