Partida Rol por web

Tras sostener al clerigo durante su descenso y posterior ascención junto con el recuperado guerrero, el monje vuelve a guardar la cuerda en su mochila y felicita al sanador - Vaya, vaya, es una suerte que seais capaz de realizar esas curaciones, parecía estar muy mal -

Tras prepararse para volver a emprender la marcha, esta vez en segundo lugar, tras el pícaro "discreto" elfo que la encabeza, comenta - En caso de resultar necesarias, tengo en mi bolsa... - señala a la que cuelga de su cintura - ... una poción que me dieron en el monasterio. Según mis superiores es capaz de sanar a un hombre herido. Espero que no nos haga falta, pero supongo que es mejor que lo sepais -

Colocándose unos pasos atrás del experto en sigilo, el elfo camina con cuidado, en silencio, y buscando las sombras que puede encontrar en el tunel. Sus ojos y oidos siguen alertas a su entorno tratando de detectar cualquier indicio de problemas antes de que estos se acerquen.

Como antes, vuelve a desprender dos de las tachas de su cinturón y las mantiene en sus manos, listas para ser arrojadas.

Chip notaba como el dolor le atravesaba todo el cuerpo intentando poseerle, como una amante posesiva que solo lo quería para el. Se miró el cuerpo en busca de las heridas donde hace un momento las estacas le atravesaban, vió que algunas de ellas se habian empezado a cerrar, pero la mayoria de ellas seguian habierta, su estado ya no era terminal, pero aun estaba grave, cualquier eventualidad podía hacer que las heridas se volvieran a abrir.
-Gracias chicos, pensaba que no iba a salir de esta y que iba a reunirme con mi Dios, pero parece que ha comprendido que yo no tenia prisa por reunirme con el, hay un par de chicas esperandome que se pondrian muy tristes si no volvian a verme- Dijo esbozando una sonrisa

hay un par de chicas esperandome que se pondrian muy tristes si no volvian a verme

Pues cuando te encuentres con ellas, toma más precauciones que con el foso, porque hasta que mejore MUY sustancialmente mis habilidades como sanador, lo que te puedan contagiar no te lo podré curar.

La situación apenas si ha variado: La cueva se adentra en la montaña, ancha y oscura. Ante vosotros la misma oscuridad y el mismo mal olor... Lo único que ha variado es que Chip está muy debilitado tras su pequeña excursión vertical.

Dejando que su congérnere se adelante... pero no mucho, el monje se mantiene preparado para lo que pueda venir. La antorcha, aún más atrás no ayuda a ver con facilidad, pero por otro lado le permite usar los huecos y recovecos del lateral del tunel para mantenerse escondido.

Poco a poco, con cuidado, sus leves pasos lo acercan al fondo del tunel, siempre trás el pícaro, siempre en silencio, siempre en las sombras, siempre con los ojos y oidos explorando a su alrededor y siempre, también, con los shuriken en la mano. Si aparece alguien, el monje está preparado para hacer uso de sus armas.

yo, no estoy en condiciones de ir el primero, pero no voy a rajarme, podeis contar con migo. Id con cuidado, puede que no se la unica trampa, es mas seguro que no es la única

Merol se encogió de hombros:

- Como decía mi tío: el problema de los guerreros es que siempre se meten en problemas... Pero bueno... Sigamos ¿no?

Sí, vamos, no deberíamos estarnos mucho rato en un lugar tan mefítico.

Dalaghor, ¿haces tú los honores?

-Claro, sigamos-

Dalaghor continúa abriendo la comitiva algo adelantado. Atento a cualquier detalle, se detiene cada poco para revisar el suelo, las paredes y el techo.

El túnel se va adentrando poco a poco en la mina, ahora en una ligera pendiente ascendente. Habíais visto antes esa técnica, o al menos leído sobre ella: la entrada de la mina se hace por debajo del nivel de la veta para que las vagonetas vayan hacia abajo por sí mismas cuando están cargadas, aunque haya que empujarlas para subir las vacías. Es claramente una estructura de mina enana, lo que supone que seguramente un par de arquitectos enanos fueron contactados en su momento.

Superada la zona de la trampa, el túnel es estable, ni el suelo ni el techo presentan brechas ni hendiduras, ni siquiera pequeños desprendimientos. Seguramente los que se encontraban casi a la entrada habían sido provocados para que no se sospechase de la trampa de pozo.

A medida que se adentra, el olor se hace mayor, olor a aire cerrado, humedad, el ligero olor ácido que ya casi todos conocéis y el predominante olor a putrefacción. Generalmente las minas diseñadas por enanos suelen tener pozos de ventilación que desalojan gases y malos olores. Sospecháis que aquí pudieran haber sido tapados por alguna razón, de lo contrario el aire no estaría tan viciado.

Finalmente la cueva se va ensanchando, y termina en una amplísima sala que las antorchas que lleváis no alcanzan a iluminar. El suelo es llano hasta donde podéis ver, y en los laterales hay unas estructuras de andamiajes que abren paso a multitud de pequeñas cuevas. Seguramente desde ahí han estado extrayendo el mineral, y creando nuevas prospecciones buscando nuevas vetas. El techo no podéis verlo.

El efecto es ciertamente intimidante. Parece ser un sitio genial para una emboscada. El que más el que menos mira alrededor, todos completamente silenciosos, esperando.

Por el rabillo del ojo algunos creéis ver por un instante una sombra que se mueve, pero nada que no estéis seguro si es real o vuestra imaginación.

Sin embargo, Dalaghor sí escucha un levísimo click, algo que conoce a la perfección: es el sonido de una flecha orca al entrar en la cuerda, un sonido fácil de amortiguar simplemente poniéndola con cuidado. Sin duda, el arquero orco ha sido descuidado.

El gesto del elfo es rápido indicando las sombras mientras susurra quedamente:

- Orcos.

La advertencia hace que el mago dé un salto atrás como impulsado por un resorte, y donde antes estaba su cabeza, iluminada por la antorcha que porta, una flecha con plumas negras de cuervo atraviesa el aire.

El monje no contesta al comentario de Dalaghor, casi sin dudarlo busca las sombras, bajo los andamiajes con sus shurikens preparados para lanzarlos en cuanto tenga un blanco firme.

En silencio, preocupado por la poca luz de la antorcha y la dificultad para encontrar sus blancos intenta, pese a todo ubicarlos. "Sombras entre las sombras" se dice asi mismo "y encima esos malditos ven en la oscuridad"

Ellos ven en laoscuridad y nosotros no, ademas estan apostados por que nos han oido entrar. Si vamos directos caeremso en una trampa, sera mejor retroceder y preparar un plan de ataque que nos de una ventaja tactica sobre ellos

Mientras pega un brinco hacia atrás Merol prende una de las antorchas que lleva de repuesto con la que tiene en la mano. Sus ojos buscan algún punto donde pueda lanzar la antorcha para que prenda e ilumine mejor la sala.

- ¡Es increíble la sabiduría que pueden llegar a aportar unas cuantas estacas clavadas en la carne!- dice refiriéndose al comentario de Chip - ¡Pero no creo que lo que sea que nos está atacando vaya a esperar a que nos replanteemos alegremente la situación!

Bajo el andamiaje el monje escuchó el intercambio de palabras de sus compañeros y sonrió por lo bajo. "El mago tiene razón" se dijo a si mismo "pero mientras más hablemos más posibilidades hay que nos ataquen. Mejor me quedo quietito... ya vendrán"

Sus ojos veían poco y nada, pero lo intentaban, mientras que sus oidos parecían haber crecido por el esfuerzo que el elfo realizaba por detectar donde estaban los orcos.

Casi sin darse cuenta, tanteó los andamios para ver su firmeza. "La flecha vino de aquí arriba" se dijo a si mismo, "supongo que habrá que subir para encontrar al arquero"

Agazapado entre las rocas, intento buscar el origen del sonido mientras que me cubro lo mejor posible.