Partida Rol por web

Miré el tablero, e intenté visualizar de una forma más global la partida, entender cuál debería ser el movimiento más inteligente para despistar, puesto que efectivamente, me tenía bastante acorralado, y sólo con dos fichas. No importaba. Intenté deshacerme de los nervios y los pensamientos negativos, para apoderarme, aunque fuera espiritualmente, de la partida, o de los siguientes movimientos. No conseguía vislumbrar ninguna salida hasta que mis ojos se posaron sobre la Reina, ella era la Salvadora. Moví la Reina. No dije nada. No pensé nada. Necesitaba el siguiente movimiento de mi adversario. aun así, le tenía frenado el avance de momento. Ella siempre sabía situarse donde debía, y usarla me hacía sentir... más ambicioso. Por tanto más seguro, arriesgado, y efectivamente letal.

Movimiento de ficha:

Reina D1 a D3

Movimiento de negras:

Alfil G4 a a F5.

Finalmente movió la Dama. Había previsto ese mismo movimiento, aunque habían dos posibles posiciones para salvar la segunda línea del frente enemigo. Pero había elegido la menos efectiva. El movimiento del alfil sabía que tampoco iba a ser un gran avance, pero tenía claro que en este momento yo marcaba el ritmo. Justo lo que a mi me interesaba.

Movimiento de ficha:

Reina D3 a B5

- Jaque al Rey, mon ami.- Le guiñé un ojo al contrincante. No tenía más que decir. ¿Algo iba a cambiar? Quién sabe.

Movimiento de negras:

Peón C7 a C6.

Y allá iba su movimiento, con un ataque decidido, y respaldado. Sabía de mi poco protegido flanco de dama, y ahora ese sector sufriría la ira de mi tenso adversario. Pero eso también lo había previsto.

Después de ese movimiento, fijé la vista en mi contrincante, ahora sí quería observarle. Efectivamente, disimulaba mal, o eso me parecía a mí. Mi movimiento había sido certero. Era el segundo de la partida. Su Rey, podía comenzar a sentirse inseguro, o intranquilo, para no ser ambiciosos pensé. Después, mecánicamente desplacé en línea recta a mi Reina, hasta devorar el peón que situaba frente a ella.  Una pequeña incursión al territorio enemigo me gustaba llamarlo. La salida de ese peón era lo más previsible, y evidentemente, ya lo había visto, literalmente, el movimiento, en mi mente... Así que opté por lo que mejor venía en estos momentos: 

Un movimiento directo. En todo el sentido de la palabra. Ahora, debía escoger. O refugiar a su Rey. La decisión era suya, y ahora, parecía que era yo el que giraba la Rueda de la Fortuna.

Movimiento de fichas:

Reina B5 a B7 [Come Peón]

Para desestabilizar emocionalmente a mi contrincante, me recosté sobre el asiento y crucé los dedos, jugando con ellos, mostrándole lo tranquilo que estaba. Y no sé por qué, en el fondo, lo estaba. A veces pensaba que era demasiado sadomasoquista. Y eso, me divertía... Hasta cierto punto.

Movimiento de negras:

Torre A8 a C8.

La Dama se acercaba, osada e imprudentemente, a la esquina de la Torre de Dama. No tenía sentido regalarle una pieza capital como una Torre al adversario, así que la puse a cubierto. Sabía que su ataque aún no había terminado, pero era pronto para adelantar acontecimientos. Debía definirse, o mejor dicho, decidirse sobre su ofensiva. Solo podía esperar.

Instantes después de mover el Caballo, reparé en otra jugada, mucho más efectiva y brutal, casi rotunda... pero ya era demasiado tarde, y al fin y al cabo, luego volvería a tener la oportunidad. Negué un poco para mí, reprochándome el error. Aun así, no mantuve mucho tiempo esa expresión, sería crucial para mi oponente. Así que nada, me recosté de nuevo, esperando el siguiente movimiento de mi contrincante.

Movimiento de ficha:

Caballo A3 a C4

Movimiento de negras:

Caballo D5 a C3 (come Alfil)

El adversario había "encontrado" un Jaque Mate a dos jugadas, mientras que yo continuaba aligerando el Tablero del peso de sus piezas. Parecía que había en la mesa de juego dos monólogos, cada uno con su tema, pero ambos contrincantes estaban seguros de sí mismos, y no escatimaban esfuerzos para acabar con el contrario.

Parecía que había desentrañado una de mis estrategias, pero no importaba, si el hambre se apoderaba de mi enemigo, podía permitirme comenzar a devorar más piezas. Y es lo que iba a hacer. Al menos en este movimiento.

Movimiento de fichas:

Reina B7 a A7 [Come Peón]

Movimiento de negras:

Caballo C3 a D5.

Haber dejado al adversario sin álfiles no parecía importarle en absoluto, obcecado como estaba en hacer sangre entre los peones antes del "mate" de después. Sería cuestión de aprovecharlo.

La partida se ponía interesante, ambos nos volcábamos más en el tablero, parecía una gran batalla. Eso me agradaba extremadamente, y me motivaba a jugar con más ansia, sin importarme perder o ganar. Eso sí, ahora me pensaba mucho más los movimientos, procuraba ser más cauteloso.

Movimiento de ficha:

Caballo C4 a D6 [Come Peón]

Movimiento de negras:

Peón E7 a D6 (come Caballo).

-Olvidó decir que estaba en Jaque, amigo. Pero ya está solucionado.

Ví como mi contrincante se dejaba llevar por la Gula, y eso me agradó mucho, me encantó incluso. Asentí a su comentario y le pedí disculpas.

- Cierto, disculpadme. No se repetirá.- Respondí. Y moví el otro caballo.

Movimiento de fichas:

Caballlo F3 a G5.

Movimiento de negras:

Torre G8 a F8.

Esperaba una continuación de la ofensiva del flanco de Dama, pero en su lugar el adversario reforzó inteligentemente su ataque desde el otro flanco, con vistas a dejarme como mínimo sin peones. Pero el flanco de Rey estaba poderosamente defendido. Se notaba que intentaba por todos los medios minimizar las ya cuantiosas pérdidas. Debía retomar mi ofensiva pronto.

Movimiento de ficha:

Reina A7 a A3

El movimiento de mi contrincante había sido muy buen, inesperado por mi parte. No importa. No importaba, así que sin pensármelo dos veces, continué con mi estrategia, que parecía no haber descifrado aún. Sonreí, observando esa zona tan llena de fichas, todo un banquete...

Movimiento de negras:

Torre C8 a D8.

Seguía intentándolo, a pesar que mi anticipación había frustrado su ataque, y volvía a hacerlo de nuevo. Era sólo cuestión de tiempo que uno de los dos cometiera un error imperdonable. A estas alturas dicho error podía ser decisivo.

Me gustaba, contestaba muy inteligentemente a cada uno de mis movimientos, pero en estos momentos, era yo el que "llevaba el juego" mientras atacara, él sólo podría defenderse, de momento... Lo que en algún momento, me daría la oportunidad de llevar a cabo mi ambigua estrategia.

Movimiento de ficha:

Peón C2 a C4

Con la posibilidad de que uno de sus Caballos cayera, seguramente retrocedería. Y si no, haría algo interesante que le daría la vuelta a la partida, y eso, también estaría a mi favor. Sonreí, tras dejar el Peón, a la espera de su contestación.

Movimiento de negras:

Peón H7 a H6.

Forcé a mi adversario a un intercambio de piezas si quería seguir con su ofensiva. No esperaba tener que recurrir a esta estrategia en la primera ronda del Torneo, pero estaba claro que con el nivel de mi adversario o sacaba todo mi arsenal, o no podría superarle.

Movimiento de ficha:

Caballo G5 a F3

En otra ocasión, no habría rechazado su ofrecimiento, pero en este caso, debía cuidar esa ficha. Era muy útil para distraer y "colarse", así que debía mantenerla. De todas formas, ese retroceso no iba en mi contra, sino en mi favor, pues su figura seguía en peligro. Podía intentar salvarla o cubrirla, aunque de todas formas, seguiría siendo ventajoso para mí, pues ya estaba preparando la siguiente ofensiva.