Partida Rol por web

Rodrigo no pareció alegre por la falta de protocolo a la que se vio sometido al estar enfermo el barón. Que un hombre de Dios fuera recibido de esa manera por una mujer era algo que escapaba a sus expectativas, y el clérigo no pudo evitar que se dejase entrever su fastidio. 

Sin embargo, Rodrigo era también un cortesano capaz, o eso interpretasteis por la manera grácil en la que supo sobreponerse.

-- Como ordenéis, mi señora. Me gustaría visitar al barón convaleciente a lo largo de la jornada, si tal cosa es posible.

>> Y referíos a mí como padre Rodrigo, sólo padre Rodrigo... Después de todo, no soy más que un humilde servidor de Dios.

En ese momento, Joan, el heredero y primogénito, que se había levantado tarde, entró en el salón para desayunar. Al ver al sacerdote y su minúsculo séquito en mitad de la sala, no pudo evitar miraros a todos con una sonrisa amplia y esperanzada. La sonrisa de un niño.

-- Venís por lo de la Cruzada, ¿no es así?

Si me disculpáis he de hacer unos preparativos. Mi señora d'Olot, si necesita algo de su más humilde sirviente estaré en mis aposentos. Miro con recelo velado a Rodrigo de Astorga, hay algo que no me gusta en él.

Mi señora Clara, si tiene un momento también me gustaría hablar contigo más tarde.

- Bienvenido seáis Padre Rodrigo. Es todo un placer y un honor conocerle

Me levanto realizando una cortés y ligera reverencia como debe hacerse al nuevo Padre del castillo. 

Mi señora Clara, si tiene un momento también me gustaría hablar contigo más tarde.

- Como gustéis, tío... Hacerme llamar por alguno de los sirvientes o bien, quizás podáis encontrarme en el jardín practicando un poco de punto o en la biblioteca disfrutando de alguna lectura. 

Realizo otra ligera reverencia a mi tío cuando éste se marcha y vuelvo a sentarme a la mesa. 

Aún tiene esa ridícula idea de la cruzada en la cabeza. Suspiré al oír las palabras de mi hijo al entrar en la sala. Quizás el padre Rodrigo fuese capaza de aquello que para mí resultaba imposible: convencerlo de lo absurdo de aquella empresa. Al fin y al cabo, parecía un hombre riguroso, con los pies en el suelo. Debía hablar con él sin falta, antes de que aquel asunto de la cruzada pasase a mayores.

-Por supuesto, si queréis, Padre, podemos visitar al barón tras el desayuno, una vez haya acabado con los preparativos del torneo.

-Como gustéis -despedí con escasa ceremonia a Manel, con una leve reverencia como la de mi hija, para a continuación, volver a centrar mi atención en los documentos que estaba redactando. El campo de justas aquí... la feria de ganado allí...

¿Queréis que os abra una escena aparte?

O qué demonios, utilizad esta escribiéndoos entre vosotros, si queréis! Como si fuera un aparte en otro rincón del edificio.

Por mi bien

Por mí, también. ¿Quién empieza? 

¿Sobrina? Que presteza... Digo mientras Clara entra en mis aposentos. Me despido de Roger que parece alterado. 

Nos vemos luego Roger y... acabamos los preparativos. Me pongo la camisa y me abrocho el cinturón a la vez que Roger sale de allí rápidamente.

Querida sobrina, quería hablar contigo de lo que puede acontecer en el torneo. Hago una breve pausa como para centrar mis ideas. Se me nota acalorado.

Tu padre no podrá hablarte de esto debido a su situación y tu madre no es demasiado cercana a ti, está más preocupada por tus hermanos como es normal.

Conociste a mucha gente en la ciudad en tu breve estancia y por otra parte, es totalmente normal que al ser algo nuevo puedas estar alterada y excitada con el torneo. Yo estaré contigo en todo momento si me das tu permiso para que no te pase nada ni te metas en líos, muchos hombres intentarán seducirte y deberás distinguir quien quiere lo que tienes en la cabeza, lo que tienes entre tus piernas y lo que tienes por situación jerárquica. Siento decírtelo sin preámbulos y sin delicadeza, pero ya tienes una edad para comprender lo que digo.

Espero que no me malinterpretes, no poseo más que tu aprecio para decirte esto, no soy nadie para condicionar tus decisiones querida sobrina.

Me encontraba en la biblioteca ojeando algunos libros cuando uno de los criados me avisó que mi tío Manel me requería en sus aposentos. Cerré el libro, agradecí al criado y me encaminé hacia allí. 

Miro con calma a ambos hombres, manteniéndome serena y tranquila. No era de mi incumbencia los temas que ambos estuvieran tratando o lo que estuvieran haciendo en sus aposentos... 

- Lamento si os importuné tío, no era mi intención - Digo con calma - A vos también os pido disculpas Roger. 

Me volteo un poco esperando que mi tío termine de vestirse.

- Si, es normal... Ellos son sus hijos varones. Es algo que tengo asimilado tío - Me sonrojo ante las palabras de mi tío - Si, así es tío conocí a mucha gente... ¿Meterme en líos? ¿Cuándo he hecho yo algo así? Soy una dama y tengo educación... Además, jamás querría importunar a padre, a madre y a la familia... Aprecio vuestros consejos tío y si no es indiscreción... ¿Alguien de quien deba guardarme más celosamente, tío?  Vos conocéis mejor a las personas que vengan al torneo... ¿Pretendientes? Sé que ese día tiene que llegar, aún así... ¿Cómo sabes cuál es el adecuado? ¿O eso es algo que no depende de mí? 

¿El adecuado? Jamás te diría quien es el adecuado sobrina, eso sólo te corresponde a ti y tu decisión será aceptada por mi como tu más humilde servidor. Si te confundes siempre se pueden hacer cosas para remediarlo.

Ya te lo dije hace unas semanas, tu eres el futuro de esta casa. 

Yo... he visto cosas que no creerías amada Clara. Atacar naves en llamas mientras sus marinos huyen cayendo al mar tan solo para ser devorados por tiburones.

Ángeles ígneos caer cerca de las puertas de los impuros.

Profundos truenos y relámpagos iluminando las costas ardiendo con los fuegos de los turcos. He visto el sol brillar en la oscuridad cerca de la morada de los infieles justo cuando todos mis hombres caían muertos.

He podido ver la compasión en la mirada del enemigo, no sé por qué aquel hombre me perdonó la vida. Quizá en esos últimos momentos amaba la vida más de lo que la había amado nunca. No sólo su vida, la vida de todos, incluida mi vida, la de su enemigo. Todo lo que yo podía hacer era sentarme allí y verle morir atravesado segundos después por la lanza de Roger.

Todos esos momentos, no son nada en comparación con los sentimientos que albergo por ti querida sobrina, si algo te pasara, yo... No podría perdonarme.

Miro algo anonadada y asustada a mi tío, es la primera vez que lo veo así...

- Estáis asustándome tío... ¿Os encontráis bien? No sabía que habíais pasado por tanto... Puede parecer egoísta pero una parte de mi os envidia... Habéis vivido tanto, viajado tanto y conocido tanto... No alcanzo a imaginarme la envergadura de todo lo que has vivido y aún así, aún así sólo quisiera vivir una milésima parte de lo que has vivido... Pero sé que mi sino no es ese, sino traer honor a nuestra casa... ¿Por qué habría de pasarme algo? ¿No creéis seguro el torneo? ¿O acaso creéis que podría pasar algo? ¿Qué alguien nos atacase? Yo tampoco podría perdonarme veros triste tío... Me gusta vuestra vitalidad y alegría... Es lo que suele aportar luz en muchas ocasiones a estas frías paredes... Por eso no tengo más que palabras de agradecimiento por haberme llevado con vos a la ciudad... 

El corazón es un despropósito de sentimientos querida sobrina, muchos no entienden los sentimientos pues nunca han empatizado con nadie, otros se creen que conquistar a damas de la corte es un don del que alardear, otros no podemos ocultar los sentimientos que tenemos aunque sean inoportunos y estén totalmente fuera de lugar. Digo mientras me agacho, cojo su mano y la beso suave y delicadamente.

Me sonrojo ante las palabras de mi tío y su gesto

- Tengo miedo... Tengo miedo de equivocarme, de traer desgracia a nuestra casa... Miedo de no ser capaz ni saber como satisfacer a mi futuro esposo... Sea quien fuere... - Agacho la cabeza - Lamento importunaros tío... Sois la única persona, aparte de tía Caterina con la que puedo hablar tan abiertamente... ¿erro en ello? - Lo miro tímidamente a los ojos, algo apenada. 

No me importunáis querida Clara, de hecho creo que ha sido al contrario y te pido disculpas. Equivocarse es parte de la vida, sin los errores no se aprendería.

Sin embargo, mi querida sobrina, tu jamás podrías traer desgracia a nuestra casa porque jamás harás algo que lo provoque, yo estaré ahí para ti siempre que quieras y para lo que quieras como tu siervo más humilde. Mi corazón se alegra enormemente de ser una de las personas de tu confianza y con la que puedas hablar abiertamente. Hago una breve y pensativa pausa.

Si tu futuro esposo no está satisfecho después de yacer contigo entonces no te merece querida sobrina. Las mujeres tenéis siempre ese miedo dentro, pero también tenéis las armas y habilidades innatas para satisfacer al hombre sin hacer nada más que lo que te pida él.

Parecía que todo el mundo aceptaba la llegada del padre Rodrigo con normalidad. No iba a ser yo una excepción. ¿Quizá él podría darme información referente a lo sucedido en el torreón? De todas formas, lo mejor sería conocerlo un poco antes de hacerle preguntas y la petición de Maria era una ocasión fantástica de conocer al recién llegado. 

-Padre Rodrigo, para mí será un honor acompañarle a sus aposentos y mostrarle la capilla, así como lo que usted estuviera interesado en conocer del castillo. 

Miro sorprendida y algo avergonzada a mi tío

- Supongo... De todas formas, hasta que no se dé el momento no lo sabre... ¿No? Después de todo se ha de esperar hasta las nupcias... ¿Correcto? - Sonríe algo tímida - No es necesario que seáis mi siervo tío... Con saber que puedo confiar en vos y en vuestros consejos me es suficiente... ¿Puedo haceros una pregunta algo indiscreta y atrevida?... - Baja un poco la mirada. 

Yo... acerco mi mano a su barbilla y suavemente la levanto la mirada hasta dejar fijos mis ojos en los suyos, lo primero que tienes que aprender querida es que todos en este castillo somos tus sirvientes. Si además puedo ser tu consejero, que más le puedo pedir a la vida, mi señora...

Me arrodillo. Te puedo asegurar que no hallaréis amor más verdadero que el de tu tío por vos y juro por la sagrada tumba que algún día verá mi cuerpo que jamás te haré ningún mal ni te daré mal consejo a sabiendas.

La miro sorprendido. ¿Una pregunta algo indiscreta y atrevida? Claro, adelante.

- No habléis de tumbas y muerte, tío... No estando padre tan enfermo... - Dice en tono triste - ¿Por qué madre suele hablaros con cierta indiferencia e incluso cierta animadversión? ¿Sucedió algo? Es a vos a quien peor trata...