Partida Rol por web

Cançó d'Alós

Prólogo: A mesa puesta

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24/12/2018, 20:04
Clara de Mormont

Miro a mi hermano algo sorprendida, después a madre y a los presentes. Con un hilo de voz siento el deber de advertir a mi hermano...

- Pero hermano... ¿Cómo puede ser eso posible? ¿No deber ser el Santo Padre quien decida ir o no a la Cruzada? ¿Cómo puede decidir eso el Emperador? ¿Tiene él dicha postestad? Perdonar mi ignorancia pero... Se supone que no, ¿no es cierto? - Miro al resto de comensales - Además... ¿No fue un desastre lo acontecido en las Murallas de Acre y Damietta? - Mi expresión es dubitativa y casi esperando alguna regañina.

No comprendo bien del todo los asuntos bélicos y las posibles intenciones que hay detrás de esa decisión. Quizás todo sea algún tipo de estrategia militar o nobiliaria por parte del Emperador... Parece que la enemistad entre ambos puede desencadenar en un conflicto aún mayor de lo que podríamos esperar...

Seguramente reciba una reprimenda ahora o en otro momento y quizás así aprenda mejor a cuando se supone que he de hablar o no... ¿Una mujer debe ser conocedora de estos asuntos? ¿No se supone que debemos aconsejar y servir de ancla a nuestras fmailias? Espero con cierto temor y duda la reacción de madre; después de todo ella es mi mejor ejemplo a seguir.

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25/12/2018, 09:30
Pèire

Joan, está seguro de lo que dice; tenga en cuenta que lo oyó de un predicador, y su función es expandir el conocimiento y la fe cristianas, pero para ello, muchas veces usan fabulas y rumores para incrementar la fe de la gente.

Pego un trago de agua de mi copa y aclaro mi garganta.

Tenga en cuenta, que al menos que yo sepa no nos ha llegado ningún comunicado del Vaticano para el reclutamiento de tropas o tan siquiera se ha pronunciado el emperador, se dice y se habla mucho en las calles de que saldrá y retomara y matara a los infieles llevándoles el castigo divino.

Hago una pausa mirando la expresión del joven.

Qué pasa si vas y no hay cruzada, tendrás que volver, y tenga en cuenta que ya el viaje es largo y tedioso. Además de poder enfrentarse a la escasez de capital y comida, tendrá que lidiar con ladrones y estafadores todo el camino.

Sé que lo que diré no les gustara a tus padres, pero porque no esperas a que haya un anuncio oficial de la cruzada en vez de rumores, o en caso de no poder esperar al menos espera a la primavera salir en esta época es condenarse a muerte, y más por ese paso, lo se, hice ese paso a finales de verano y algunos de los que pasaban por ahí conmigo no lo lograron y era verano, y no era mucho mayor que usted en esa época.

Se me ve que intento disuadir al joven de ir para halla o al menos ganar algo de tiempo, metiéndole dudas en la cabeza, pero siempre dándole la opción de ir para que no se sienta encerrado.

Y en este tiempo que está aquí, podría entrenar con su tío o podría darle grandes consejos sobre el lugar, sus gentes o más importante como volver.

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29/12/2018, 10:06
Maria d'Olot

Cada palabra de su hijo era como un corte de una daga, ligero, rápido. Por suerte, su familia se apresuró a interponer un muro de preguntas y comentarios, dándole tiempo para reponerse y meditar su respuesta. Le sorprendieron gratamente los argumentos de su hija, Clara prestaba más atención de lo que dejaba entrever. Le recordaba bastante a sí misma cuando tenía su misma edad: despierta e interesada por el mundo en el que vivía. En cambio, su fiel Pèire parecía tratar de escurrir el bulto y no tomar partido. Finalmente, su señor esposo parecía seguir optando por guardar silencio. Eso le dejaba a ella con toda la responsabilidad para con el futuro de la casa:

-Hijo mío, si tal historia es cierta y no es tan solo la proclama de un predicador intentando alentar unos ánimos ya de por sí caldeados, -si aquello era cierto, olía más a una provocación del Emperador frente al Santo Padre que a una obra de fe- pocas cosas podrían otorgarte mayor honor que retomar Tierra Santa de manos de los infieles. Y en otras circunstancias sabéis que nada nos llenaría de tanto orgullo como permitiros acometer esta tarea. -Las palabras de Maria eran suaves, evitando el conflicto. La señora conocía a su hijo y sabía que no lograría tanto apelando a la razón como a sus sentimientos.

-Pero tenéis una deuda mayor con vuestra familia que con el nombre que pudiérais labraros. Vuestro padre y yo no somos ningunos niños y llegará un invierno, uno tan frío como este, en el que ya no estemos. Y es entonces cuando de verdad podréis demostrar quién sois, porque sobre vuestros hombros reposará el peso de la casa de Alós. -Maria remarcó cada una de sus palabras, observando detenidamente a su primogénito. Era tan joven, tan, tan joven...

-Haced caso al anciano Pèire y preparaos. Dejad que vuestro tío os ponga una espada en la mano y os enseñe a blandirla, no en nombre del Emperador, sino en el de vuestro Rey y vuestra familia.

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30/12/2018, 22:54
Magister

Como para subrayar las palabras de la señora de la casa, el señor se había quedado dormido sin que nadie se hubiera dado cuenta, como si hubiese esperado a que todo el mundo estuviera preocupado hablando con Joan para escabullirse de la consciencia a oscuras y sin hacer ruido.

Ninguno de los allí presentes tenía en absoluto claro cuál era el protocolo en una situación semejante (nada similar había sucedido nunca en esa casa hasta ese momento), de manera que siguieron comiendo sin hacer mucho ruido. Las palabras de Clara, Pèire y la señora habían aplacado externamente al impetuoso Joan, pero estaba claro que en su interior seguía sin estar convencido. Tal es la naturaleza de los jóvenes, que están siempre convencidos de estar en lo cierto aún cuando el resto del mundo les lleve la contraria.

De postre, los criados trajeron una pequeña tinaja con frutos rojos confitados con miel (dado que el azúcar era un bien realmente caro en el frío Empordà), cuya degustación fue algo inquieta.

Era ya noche cerrada, y no había ninguna señal de Manel, Vicenç ni Dionís.

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01/01/2019, 18:35
Clara de Mormont

La mesa estaba demasiado silenciosa, demasiado extraña... Padre se había quedado durmiendo en medio de la cena, sin mediar palabra alguna... Todos los presentes nos miramos con esa mirada de desconcierto, de no saber cómo actuar o qué hacer... Continué con la cena con calma, observando el incómodo silencio que se había apoderado de la estancia, esos ojos caídos y esas miradas al vacío...

De vez en cuando miraba a mi hermano mayor, con esos ojos de quien no ha visto mermado su deseo, esos ojos de no perder de vista su objetivo y su meta, esos ojos de alguien que parece haber decidio ya su camino... En parte, en parte envidiaba esa mirada... Yo nunca podría tener esa mirada... Mi destino, no me pertenecía...

A toda la situación de las palabras de Joan había que añadir que ni Manel, ni Vicenç ni Dionís habían aparecido a la cena... Ni el dulce postre podía endulzar una cena como aquella...

Esperé calmada, serena y seria a que la primera persona de la mesa se levantara, a que fuera mi turno para retirarme a mis aposentos o... O a que alguien volviera a irrumpir en la estancia con alguna nueva noticia... O bueno, a que padre despertara y dijera algo...

Miré a tía Caterina para ver cómo estaba reaccionando ella, igual que a madre, pues ella debía ser mi ejemplo a seguir...

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03/01/2019, 11:02
Director

Notas de juego

Muy bien. La escena queda cerrada.