Partida Rol por web

Señores y señoras, por favor, calma, estamos aquí enviados por mi hermano para intentar que haya paz y se distribuya todo de forma equitativa y de forma de que no haya ninguna alteración de la paz. 

Hagan una fila de a uno y les repartiremos los enseres recuperados lo más justamente posible.

Obviamente, lo que les dices no les hace ninguna gracia (se las prometían muy felices abalanzándose sobre los carros y ya), pero sois unos caballeros en armadura completa erguidos encima de vuestros corceles. Además, el hecho de que los hijos del señor y los dos héroes de las Navas de Tolosa estén allí los desalientan para desobedecer.

Agachan la cabeza y se apartan de mala gana, esperando vuestras órdenes.

Hago una distribución equitativa de los bienes para que todo el mundo se intente llevar lo mismo premiando un poco más a los que han ido a por los carros y vuelto con ellos.

-Pero querido, tío- Digo interrumpiendo la repartición. -Antes de que "agradezcas" a estas buenas gentes, creo que deberíamos ir por el sacerdote- Hago una ligera pausa para que el sonido se cuele y haga eco. - Finalmente, el invierno está llegando, y las forma en la que murieron estas pobres gentes... podría hacer que sus espíritus estuvieran en adecuada calma. No tuvieron oportunidad de defensa. Y todos los que conocen los caminos saben poner buena distancia de toda clase de bandidos y asaltantes. Y luego...- Hago otra pausa -Creo que lo mejor será que me adelante a buscar al sacerdote y rece por las almas de los caídos... y santifique estas cosas... Por favor, tío, tu que has viajado tanto, ¿alguna vez habías visto flechas tan cortas atravesando tan profundamente la madera?, ¿o a viajeros tan experimentados caer sin herir a uno solo de los asaltantes?-… Pareciera cosa de bruj…- Hago una pausa y dejo que las emociones se cuelen antes de hacer algo más.

Claro, ¿cómo no las has visto antes? No son flechas; son virotes. Los hijos de perra llevaban ballestas. Esos malnacidos no sólo tienen caballos, sino ballestas. 
Ahora bien, hace cien años que el Papa ha prohibido el uso de ballestas contra cristianos, en el segundo Concilio de Letrán (aunque es verdad que muchos generales cristianos no han respetado esa restricción). Pero es importante como detalle, porque en todos tus años militares has aprendido a temer a los arcos de los infieles musulmanes... que nunca usan ballestas.

Tras ver las reacciones de la gente me acomodo en la silla y con vos fuerte y de mando digo:

-Que un hombre de cada familia venga hacia aquí. Si no hay hombre en la familia, que venga la madre o el hijo mayor.- Cuando se acercan a mi les digo. -Cada uno tome una piedra, y le ponga una marca que identifique y venga hacia aquí.- Desciendo del caballo y tomo cuatro piedras y hago un circulo en el suelo -Una vez bendecidas las cosas, se repartirse lo que haya que repartirse en partes iguales. Una piedra por cada familia. Una piedra por los muertos y sus familias- dejo caer una piedra junto a las que están depositando los demás -Porque si nos ocurriera una desgracia todos quisiéramos que velaran por los nuestros. Una piedra, por todos aquellos en el pueblo que no tienen familia que vele por ellos- Dejo caer una segunda piedra junto a las demás -Porque también son parte del pueblo. Y finalmente, una piedra por mi familia que reparte justicia.- Dejo caer la tercera piedra. -Y finalmente, una para la iglesia, como tributo a dios que nos resguarda de todo mal.

-Se quedarán los representantes de cada familia, y los primeros en encontrar las cosas, para esperar la bendición del padre. Los demás pueden retirarse.- Mientras la gente se retira percibo sus reacciones y pienso si lo que he hecho a estado bien. No soy mi padre, pero es mi deber. Cuando se han terminado de retirar las personas, me acerco a las cosas y pido que me cuenten que pasó.

Muy bien hecho sobrino, tu padre estará orgulloso sin duda de este acto de gran inteligencia que has demostrado, sin duda alguna yo, tu humilde tio, lo estoy en demasía, pronto nos superarás a todos en inteligencia, astucia y valentía, no tengo ninguna duda al respecto.

-No estoy seguro del todo, tío. Sin embargo, creo que deberías inspeccionar las cosas y el lugar. Tu experiencia, nos podría ser vital.