Partida Rol por web

- Partimos capitán. Una voz autoritaria sonó de ese cuerpecillo que parecía levitar sobre el suelo.

Abrió el abanico, y mostrando sus ojos nada más, confesó: - La dotación de la nave tiene instrucciones. Tendremos una reunión tras el primer salto en la Sala de Mando.

Las otras dos mujeres te miraron de una manera un tanto extraña. Ninguna de las dos dijo nada, y todos siguieron los pasos de la dama, incluido tú, al interior de la nave. Las miradas de Midori (jefa de mantenimiento) y Laida (jefa de vuelo) eran como haces láser que atravesaban su espalda y te salían por el pecho.

La irrupción de Akumo no hizo más que agravar la situación. Midori quería que la contestase y Laina...bueno, creo que cualquier mujer que no fuera ella en este viaje le caería mal a Laina y por consiguiente yo tendría la culpa.

De todas maneras Austin fue directamente a la sala de mando. Allí esperaría a que llegara lady Akumo y estaba seguro que las otras dos le pedirían explicaciones.

La nave despega poco después de que llegases a la sala. Te sientas y te pones cómodo.

Hace 3 horas y pico que esperas, y ya tienes hambre.

- Lo siento capitán. Estamos muy ocupados.

Te das cuenta que son el piloto y el capitán. No hay gente en el puente para comunicaciones, ni para nada más. Tienen demasiado jaleo y el propio capitán está haciendo de radarista, de comunicaciones, con los controles de seguridad de la nave....

No te atiende lo más mínimo.

-Vaya....- pensó el mechwarrior. -¿Ahorro de personal antes de formar la unidad?.-

Algo no le cuadraba. De todas maneras pensaría mejor con el estómago lleno.

-Si alguien me busca estoy en donde quiera que den de comer.- No estaba seguro que alguno de los dos le hubiese escuchado, pero le daba igual.
Buscó por la nave un comedor o algo parecido donde hubiera comida.

Allí, comiendo, tienes como pasajero a alguien conocido.

Era tu mando instructor. Ahora, ya lejos de su "bota", está, no en tu nave, pero si en tus dominios. Está solo, comiendo un gran plato de tallarines ... y el resto de cosas, parece que ha venido de un restaurante "liaoita".

Allí, solo, ensimismado y tranquilo, solo se escuchan el cacharreo de la comida y el lejano zumbido de los motores.

-Lo que me faltaba.-Austin cada vez sopesaba más el que debería haberse ido a la milicia y dejar las aventuras locas que nunca salen bien. Pero era su unidad mercenaria y no renunciaría.

-Mira a quién tenemos aquí. ¿Qué hace aquí instructor?.- Le preguntó como si se alegrara de verlo. -Le creía en tierra dispuesto a enseñar a otra generación de jóvenes rebeldes.- 

Levanta la mirada lentamente.

- Pues por lo que parece vas a tener gente que necesita instrucción.

-Si....- Dijo sin mucho convencimiento de que fuera una gran idea tener novatos en una unidad mercenaria que, por lo que le había contado Lady Akumo, estaba fuera de la legalidad. -...eso parece.-

Austin cogió su comida y comenzó a juguetear con ella tomando poca cantidad mientras pensaba donde se había metido. Prefería mil veces estar en la cabina de un Battlemech en medio de algún combate, que parado sin poder hacer nada.

Te mira, como juegueteas con disgusto: - ¿Qué esperabas chaval?¿Que tendrías bajo tu bota, siendo un novato, a una unidad de élite? Su voz sonaba a reprimenda, pero sabías que era verdad. Por muy bueno que fueras, no tenías ni la experiencia ni la habilidad de alguien con varias batallas en su haber. Si antes estabas decepcionado, ahora estabas decepcionado y resignado.

-A una unidad de élite no. Pero tampoco esperaba que no se me informara de nada de lo que acontece en la nave, quienes están bajo mi mando ¿y el porqué, siendo el comandante estoy esperando vete tu a saber qué informe?.-

Se estira hacia atrás y se pone cómodo, en una postura extremadamente distendida:

- ¿A ti que te han dicho? Preguntó. Parecía un padre que esta por amonestar a su hijo si no contestaba correctamente.

-Que me subiría en un Mech para combatir, lo mismo que a tí.- Austin lo miró intentando no creerse lo que estaba a punto de pasar. Ya no estaban en la academia y ahora él era su comandante.

Dudando te mira: - ¿Y no te ha dicho nada de reunirte?¿Te has dado una vueltita por la nave a ver que tiene?

Este hombre estaba dudando entre muchas cosas, pero ¿Para qué engañar a dos tios y realizar tanto gasto, si no es con el pro de un beneficio? No lo podía creer. - No, esto no ha de ser una treta, ha de ser una maniobra desesperada.

- A mi no me ha prometido un mech. Me ha dado trabajo como instructor, pero si quieres tener una unidad bajo tu mando, se tú quién los adiestre y opere con ellos. Entonces estarán bajo tu bota.

Austin comenzaba a vislumbrar el plan trazado por Akumo. El instructor había soltado que estaba allí para instruir, lo que quería decir que seguramente pasarían varios meses en la nave preparando el combate que tendrán que librar contra el enemigo, fuera cual fuera.

-Creo que te haré caso y cotillearé por la nave a ver que encuentro.-

Austin se despidió y fue a donde va un mechwarrior después de comer, al hangar. Quería inspeccionar las máquinas él mismo.

Te despides del instructor, que sigue comiendo y marchas.

Allí, una chica que ya conoces está tomando midas, revisando las grúas, en grasando los rieles ... La observas desde la entrada, sin llegar a acceder. Suena con un eco extraño. Suena a eco. Vacío. suena tan de esa manera que temes entrar, temes que allí lo único que hubiera es el espacio para muchos vehículos, de ruedas, de cadenas, de mechs ... pero desde donde estás no ves nada de ello. Y sabes que la técnico está allí porque la escuchas remugar cuando hace fuerza, y maldecir cuando se le cae una herramienta.

Austin resopla y se marcha a toda prisa. Sus pasos resonaban por los metálicos pasillos de la nave de la fuerza que les imprimía para reprimir su ira.
Si algo le molestaba a un mechwarrior era no tener un mech al que gobernar y a un comandante de compañía el no tener una compañía que dirigir.

Rapidamente se presentó en los aposentos de Lady Akumo y llamó impaciente.

Tras tocar esperas pacientemente un minuto.

Una sirvienta sale, y ves como Lady Akumo está de rodillas en el suelo. La mujer cierra tras de ti. Es un camarote doble, de los que usaría la tripulación. Una litera básica, sus taquillas y poco más. De lo más humilde de toda la nave.

- ¿Qué desea capitán? dice la mujer, menuda y avejentada, que vestía un kimono ceremonial, como solía ocurrir con muchas de las viejecillas kuritenses. Su voz, amable, tenue y gentil denotaba paciencia y sabiduría. Además, los movimientos que habían encaminado su cuerpo a salir de aquel camarote, a pesar de la avanzada edad, eran gráciles y fluidos.

-Dígale a su señora que quisiera saber porqué no hay mechs en una nave de transporte de tropas. Y ya que estamos, ¿porqué no hay casi tripulación y si un viejo instructor de la academia?.-

Su tono no era el más adecuado, lo sabía, pero tampoco es que se le hubiera informado de nada de esto siendo comandante de la compañía. ¿cómo demonios iba a hacer su trabajo sino?.