Partida Rol por web

Ahora tras las explosiones, escucháis en el exterior del edificio sonidos de sirenas, al menos media docena de sonidos diferentes que suponéis que se corresponden con sirenas de Policía, Bomberos, Ambulancias...los sonidos forman un auténtico guirigay que os pone los nervios de punta.

Vale, tranquilidad. Ha llegado la caballería. Lo malo es que nos tomen por indios.

Oye, no sé qué está pasando ahí fuera ni qué les pasa a esa gente. Lo que no queremos es que entren los GEOs disparando a todo lo que se mueva y que no sepan que estamos aquí.

Que alguien llame a emergencias y diga que estamos aquí y que estamos bien, que lo tengan en cuenta. Javier, mira si tienes internet, radio o algo que nos diga que está pasando. Seguro que tu móvil hace virguerías.

El resto, ayudadme a cerrar esta puerta. No queremos que nadie entre sin nuestro permiso, sobretodo muertos que se levantan.

Esas personas no son normales -digo nada más entrar en la habitación, con los nervios a flor de piel -soy estudiante de medicina y he trabajado mucho con fallecidosademás de follarme a otros tantos muertos, tan sumisos y atractivos, sin preocupaciones en sus rostros y una serenidad únicay es totalmente imposible que esa mujer pueda seguir andando con esas heridas ¡totalmente imposible!

A continuación busco en la habitación más bancos con los que tapar la puerta y, como no, más conductos de ventilación.

“Eso, que Javier se encargue de llamar a emergencias. Joder, mira que soy torpe de no haberme acordado del puto móvil. Estoy en el corazón de la noticia, esto es lo principal.”

-¿Pero hay más puertas? ¿Las habéis comprobado? –pregunto antes de buscar un poco de intimidad en un rincón, sacar el móvil del bolso y pulsar para llamar a Begoña, la productora.

Ana consigue mover ella solita uno de los bancos de madera y colocarlos sobre la puerta haciendo de barricada. De momento no parece haber nadie al otro lado, aunque casi nadie entiende bien el por qué, todo ha sido tan rápido que realmente no os ha dado tiempo a tomar conciencia de qué está pasando.

Tenéis los nervios a flor de piel, Raúl marca a Begoña pero tras más de quince tonos la llamada se corta "Sin respuesta" dice la voz grabada de la operadora.

La Sala es igual que el resto,sala sin ventanas, la entrada, una puerta trasera para el Juez y un conducto de ventilación sobre el estrado. Afortunadamente, está sala está vacía...

-¡Joder! –estallo. –En este sótano no hay cobertura, o tienen un inhibidor de señales, o qué mierda pasa.

Desisto y exijo:

-Tenemos que salir de aquí. Es muy probable que unos terroristas hayan esparcido algún tipo virus de la rabia capaz incluso de cortocircuitar a los cadáveres. Creo que se originó en la sala de vistas en que se llevaba el caso de ese neurólogo cabrón. Así que qué pasa si los de ahí fuera deciden… borrar del mapa este edificio, ¿eh? Tenemos que salir ya –Abordo al que está organizándolo todo: -Dijiste que te pateabas tela este lugar. ¿La entrada de esta sala, da al mismo pasillo que la otra? ¿No hay otro camino para alcanzar las escaleras?

“Venga, joder. Necesito comunicar este bombazo de noticia.”

Javier no entiene nada, todo esto le sobrepasa, ni siquiera es capaz de mantenerse en pie. Tambaleandose se acerca a uno de los bancos y se sienta ahí con los brazos en la cabeza, esperando a que el resto decidan algo, a punto de echarse a llorar.

Si, tenemos que salir de aquí o, al menos, mantenernos a salvo hasta que todo esto pase. Y para ello debemos atrancar ambas puertas. Así que menos hablar y ayudadme -digo mientras me acerco a otro banco para taponar la otra puerta.

Esta vez Ana no es capaz de mover el banco y bloquear la puerta. Apenas mueve el banco un par de metros, pero incapaz de continuar moviéndolo, desiste y trata de recuperar el aliento, se ha puesto roja y respira con dificultad. Se escucha un crepitar y véis cómo las luces de la sala pierden intensidad hasta casi apagarse, luego vuelven a encenderse como si nada y luego otra vez lo mismo para volver a encenderse. Parece que hay algún tipo de fallo en la red.

Cojo el extintor y le quito la anilla de seguridad. Como arma no es muy valiosa, pero seguro que me puede dar algún segundo de reacción.

No me gusta nada lo que estoy escuchando por el pasillo. Intentaré abrir la puerta por la que salen jueces y demás funcionarios, pero no entro directamente sin echar un vistazo dentro, no quiero quedarme encerrado como una rata!

Si la puerta de este cuarto estuviera cerrada y no parece demasiado solida, intentaré largarle un trompazo con el "culo" del extintor

Cojo el teléfono y marco el 112. 

Si Pepe no me engañó, las emergencias siempre funcionan aunque haya un mínimo de cobertura. Van por una red distinta a la de las operadoras.

Menos humos. La puerta lleva al mismo pasillo. No hay otra salida normal hacia fuera. Le digo al trajeado.

Si quieres largarte, eres libre de hacerlo. Si no, ayuda a la chica. Yo estoy llamando a emergencias.

- Oh no... sólo faltaba que nos quedáramos a oscuras. -Al ver cómo las luces parecían fallar me preocupé de nuevo. Saber que aquellos seres andaban por ahí fuera era una cosa pero encontrárnoslos con poca luz era otra muy distinta y no tenía ganas de comprobarlo.

Me acerqué a Ana para mover el banco, mientras el resto intentaba comunicarse con el exterior.

- Espera que te ayudo.

Sujeté el banco pero una de dos o aquel maldito mueble pesaba más que el resto o yo estaba perdiendo fuerzas.

Las dos mujeres consiguen mover el banco y bloquear la puerta a duras penas. Mientras tanto, Manuel habla con el 112... nadie sigue sin golpear la puerta de momento. Mejor para vuestra cordura.

- Emergencias, buenos días...

Javier observa como bloquean las puertas desde su posición...

-Ahora que nos queda...¿Esperar?

Hola, buenos días. Mire le llamo desde los juzgados de Plaza de Castilla. Estamos encerrados en las salas de vistas y están sucediendo cosas muy extrañas. Ha habido disparos y explosiones y gente peleándose.

Soy Manuel Collado, detective con licencia 2446. Nos hemos encerrado en la sala de vistas 2 del Juzgado de Instrucción 2. Hemos oído sirenas de policía y bomberos. Infórmeles que estamos aquí y esperamos a que vengan a buscarnos.

¿Me puede repetir la información que le he dado?

-Eh, a mí no me das tú órdenes –le he replicado al tipo, aunque parece que está teniendo suerte con su llamada. “Joder, Gabi, por qué coño has tenido que diñarla…”, me lamento, porque él era el que tenía el toque tecnológico.

Paso de las tías que trabajan como ardillas y aprovecho la interrogación del cariacontecido para seguir con mi alegato:

-Ya lo estás viendo, lo que opina aquí el detective. Y lo que deberíamos de hacer es estar moviéndonos. Por supuesto, juntos, para ayudarnos. Aquí estamos encerrándonos como ratas, y os voy a decir una cosa: en la sala de la que venimos, uno o dos locos de esos empezaron a dar porrazos en la puerta y estaban por reventarla, ni bancos ni leches.

La mujer contesta con voz temblorosa

- ¿edificio de Plaza de Castilla? ¿ Los juzgados? ¡ Un segundo! -escuchas cómo se retira del teléfono y habla con alguien, no entiendes realmente lo que dice salvo "... ¡Hay vivos!". Tras unos segundos, la chica vuelve al teléfono -Le paso con el Departamento de Control de Plagas de la Comunidad de Madrid, por favor, no cuelgue -dice con tono nervioso y lo último en tono suplicante.

Mientras esperas y escuchas "Knocking on Heaven´s Door" de la centralita del tal Departamento... piensas que jamás escuchaste oir hablar de ese Departamento, lo cual, es bastante extraño. Tras menos de un minuto, te atiende un hombre que habla con voz firme

- Escuche, espero que esto no sea una broma. Soy Elio Rodríguez, su mejor amigo en estos momentos. Cuénteme, ¿Dónde está ahora mismo? ¿hay alguien más? ¿está... herido?

Ya me gustaría que fuera una broma. Aquí ha habido disparos, había sangre en el suelo, gente dándose golpes en la cabeza... Y eso es lo que yo he visto. Otros cuentan cosas que parecen de una película de terror.

Todos estamos bien. Somos 5 personas. No hay nadie herido. Estamos en las salas de vistas, encerrados. Como le he dicho a su compañera, soy detective privado. Manuel Collado, Licencia 2446. Puede consultar su base de datos.

Y asegúrese de decir a los de fuera del juzgado que estamos aquí, que si tienen que usar la fuerza que lo tengan en cuenta.

Se escucha un largo silencio...

- Verá, de alguna manera, un virus desconocido se ha soltado en el edificio de los juzgados en el que se encuentra. Todavía no sabemos si es un ataque terrorita o qué. El caso es que los infectados mueren y reviven de alguna manera que aún estamos investigando, no sabemos cómo se transmite, pero el virus se ha desatado por todo Madrid, se están dando casos ya hasta en Navacerrada, viaja como la pólvora. PERO EMPEZÓ AHÍ, DONDE ESTÁ USTED. Los que no han podido salir se han infectado.. un momento- se escucha cómo el hombre se pone a hablar con al menos otras tres personas, ahora se oye mucho ruido de fondo -me dicen que en estos momentos el ejército está acordonando el edificio, les sugiero que esperen donde están.