Partida Rol por web

Me quedo perpleja ante la situación, ante la mujer que se desangra por una herida en el cuello. ¿Que cojones ha pasado allí dentro?

Me dispongo a seguir a los policías para tratar de ayudarles con la herida cuando, sin que nos lo esperemos, salen en tropel muchísima gente de la sala, arrollándonos a todos.

Me cago en su puta madre, ¿me han abierto la ceja con el canto de la puerta? No, no hay sangre en mis dedos. Capto de soslayo cómo se llevan a una mujer sangrando como un cerdo, los zapatos comienzan a dejar huellas carmesíes. Ni tan siquiera tengo tiempo para mandarle a Gabino que grabe, porque la sala comienza a vomitar gente que me arrolla.

-¿Qué está pasando? Eh, oigan, ¿qué está pasando? –alcanzo a gritar.
 

Durante unos segundos perdísteis el norte, os desubicásteis de tal manera que os pareció un mal sueño. Apenas pudísteis recordarlo bien, pero básicamente todos menos Gabi cayeron al suelo, rodaron, se golpearon y fueron pisoteados por uno o varios pies de vaya usted a saber quién, de manera que tuvísteis horas el cuerpo dolorido después de aquello.

Al caer os protegísteis la cabeza pasando las palmas de las manos por detrás de la nuca, os llovieron golpes por todas partes, el ruido era ensordecedor, la gente se golpeaba contra vosotros, contra el suelo, caían se levantaban... se llevaron por delante un trozo de banco, de asiento, alguien se golpeó contra la pared sonando un fuerte golpe.

A juzgar por el ruido debía de haber al menos una veintena de personas, pero al abrir los ojos no vísteis a nadie, tan sólo a la chica pelirroja, a la reportera, a Raúl y a Gabi de pie pegado a la pared mirando hacia vosotros que aún seguís en el suelo, con cara de susto.

Parecía estar en estado de Shock, el labio inferior le temblaba y no parpadeaba, estaba conmocionado y señalaba al suelo detrás vuestra, cuando mirásteis pudísteis ver un enorme charco de sangre que había sido restregado por el blanco suelo y la sangre dibujaba macabros dibujos con líneas, curvas y "derrapes".

-Se mordían entre ellos...-fue lo único que dijo entre temblores.

Aquellos energúmenos habían pasado encima de nosotros sin preocuparse en las patadas y pisotones que nos estaban dando. Me dolía todo el cuerpo y tenía la nariz casi pegando contra el suelo, donde se veía sangre con la marca de muchas pisadas. Me levanté con bastante dificultad mientras escuchaba atónita lo que decía el cámara de Raúl.

- Pero ¿qué coño estás diciendo? ¿Cómo que se mordían entre ellos? Hay que enterarse qué demonios pasa aquí... menuda noticia.

Una vez, a la salida del colegio de mierda que nos tocaba a los que vivíamos en el barrio más mierda, tres niños envidiosos me dieron tal paliza que hasta sangre por un oído. Me acuerdo ahora mismo porque no tengo más registros de haber quedado tan noqueado. 

-Noticia, sí –repito, luchando por volver en mí. -¿Qué ha pasado aquí? ¿Es que han tirado ahí dentro un sobre con ántrax? Vamos a echar un vistazo ahí dentro antes de que nos echen.

El dato de los mordiscos a discreción es tan siniestro que me descoloca, pero la grabación del interior de esa sala es oro puro y se merece echarle un par.

-Gabi, empieza a grabar, voy a narrar lo que veamos…
 

Estoy estupefacta ante lo sucedido y las palabras de Gabino -Eso que dices no puede ser cierto, pocas sustancias pueden desencadenar una locura así y nunca afectan a un grupo sino a una sola persona. En la sala no encontraremos nada o, al menos, eso creo. Pero vamos a mirar, con mucho cuidado, no quiero toparme con uno de esos locos -tras decir estas palabras me llevo una mano al bolso, en el cual guardo mi pistola.

La gente no acepta lo que hago, tengo que ser precavida para eliminar mirones. Suerte que engatusé al guardia de la puerta para que me dejara pasar sin problema.

Gabi no hizo caso y permaneció en el sitio, sin reaccionar aún. Como no podíais hacer otra cosa, entrásteis en el interior de la Sala. Pisásteis un enorme charco de sangre que había justo a la entrada, os manchásteis los zapatos y los tres os quedásteis parados con la boca abierta en ese lugar.

La escena era absolutamente dantesca:

Los suelos blancos estaba manchados por doquier de sangre, las blancas paredes estaban llenas de marcas de manos como si de una pintura rupestre se tratase

Había sangre en una bancada de madera de la parte izquierda, la sangre recorría todo el banco y caían en cascada hasta el suelo... entonces lo vísteis:

Había una chica morena muy atractiva de unos veintipocos sentada en ese mismo banco con la mirada perdida en el techo y la cabeza echada hacia detrás, aquella gran cantidad de sangre del banco manaba del cuello de la chica que vestía pantalones vaqueros, unas largas botas negras y una blusa blanca (ahora roja) con florecitas.

Os quedásteis paralizados y no os fijásteis en ningún detalle más de la Sala.

Al entrar en la habitación me quedo perpleja al ver la cantidad de sangre que lo inunda todo, suelos y paredes por igual, en una macabra escena.

En un banco observo a una chica con el cuello abierto en canal. Durante unos segundos siento cierto miedo pero, tras observarla mejor, me relamo los labios ante su cuerpo, un cadáver que acaba de perder la vida, tran frágil y a la vez perfecto.

Cuando entré en la sala para ver qué había pasado lo primero que noté fue el chapoteo al pisar algún charco, cuando miré hacia abajo y vi mis playeros blancos manchados de sangre a punto estuve de ponerme a gritar, pero fue mucho peor la visión que presentaba la sala. Las blancas paredes manchadas de rojo y la chica... aquello era indescriptible... la pobre chica estaba sentada con el cuello abierto y sangrando igual que un cerdo.

- Joder, joder, joder... -Era lo único que salía de mi garganta.

Sin caer en la cuenta de que Gabi se ha quedado clavado fuera, me muevo con la excitación de un tiburón por este escenario de masacre, contando:

-“Estamos en lo que parece el recibidor de un manicomio en que todos los locos se hubiesen escapado. Hay sangre por todas partes, pongo mucho cuidado de no resbalar. ¡Atención! Hay una chica herida. Desde aquí no distinguimos si está viva o muerta. No se mueve, pero el cuello, lo tiene cortado o… desgarrado… y sigue brotando sangre. Acerca la cá…" -En este momento advierto que Gabi no me sigue. Llamo: -Gabi, coño, ¿dónde estás, copón?

La pistola que llevo en mi bolsito me da seguridad en estas circunstancias. Me saqué el permiso de armas cuando Coto Matamoros me amenazó de muerte al final de una fiesta, después de levantarle –por accidente- a la modelo que pretendía camelarse.

No hace falta ser un lumbreras para darse cuenta de que los disparos provienen de vuestra derecha. No ha pasado ni un minuto cuando se abren las puertas de todas las salas a vuestro alrededor y véis a la gente salir a la estampida hacia la derecha, hacia el lugar de los disparos. ¿ Por qué? Pues porque es el lugar en el que están ubicadas las escaleras de acceso a la parte superior y a la salida.

Varias personas a punto están de pisaros en su frenética huida , os tenéis que tirar al suelo y protegeros la cabeza con las manos mientras pasan por encima vuestro, pero por fortuna, nadie os aplasta. En pocos segundos todo ha acabado y tan sólo se escuchan sonidos lejanos de gente alejándose a la carrera.

Pese a lo espantoso de la visión, todos lográis conteneros, la única que se ve más afectada es Lucía que sólo padece unos leves temblores durante un par de minutos mientras no puede apartar la vista del enorme charco de sangre del suelo.

Mientras escrutáis el interior de la sala, escucháis un ruido en el pasillo de algo arrastrándose...

- HIJO DE PUTAAAAA NOOOOO ¡ARGHHHHH!

Escucháis a Gabi gritar desde el pasillo.

Todo lo veía de color rojo, sangre por todas partes... en las paredes, en el suelo, goteando del cuello de aquella chica, parecía que estábamos en un matadero. Pero por extraño que pareciera lo único que veía eran mis playeros manchados de sangre. Respiré hondo para intentar calmar los temblores y la taquicardia hasta que por fin conseguí restablecerme, más o menos.

Iba a dar un paso hacia la chica muerta cuando un grito en el pasillo me hizo detenerme de golpe.

- Y ahora ¿qué pasa? -Volví apresuradamente hacia la puerta mientras le gritaba a Raúl.- A tu amigo le pasa algo.

Llegué a la puerta para ver por qué narices estaba gritando ahora el cámara.

-Vaya, ¿por qué se habrá quedado mister amable aquí? Aunque su consejo de apartarme para no ser aplastado ha sido bueno...

-¿Que crees que ha pasado? ¿No me dejarás aquí solo verdad?

Después de oir los disparos y ver a la gente correr, lo que menos le apetecía era quedarse sólo en los juzgados

No tengo ni idea. La gente suele huir de los disparos, no correr hacia ellos. Así que lo que haya en esa sala les ha acojonado más que la opción de recibir un tiro.

Busco cualquier cosa que me pueda servir de arma. Una silla, un trozo de madera...

Yo de ti buscaría algo con lo que defenderme.

Mientras tanto no pierdo ojo a las puertas de las salas de donde han huido todos.

-¿Más que recibir un tiro? ¿Que puede haber peor que recibir un tiro? ¿Defenderme de qué? ¿Que está pasando?

Javier no entendía nada, aunque mejor hacer caso a ese hombre, el no parecía estar al borde de un ataque de pánico... así que Javier empezó a buscar con él algo con lo que defenderse, aunque en una sala de visitas no esperaba encontrar una escopeta o una porra... ni siquiera un palo...

Estoy embobada mirando el cadáver, dejándome llevar por ciertas fantasías de índole sexual, incapaces de descrbir con palabras. Debo empezar a controlarme, esto ya empieza a ser enfermizo. Bueno, no tanto.

Escucho a Gabino gritar, lo que me saca de mi reflexión profunda. ¿Que le pasa a este? Vamos a mirar -afirmo indicando a Raúl que avance hasta allí, cubriéndonos.