Partida Rol por web

Reandas el camino con la figura del matasietes aun en tu pensamiento intentando desgranar cualquier minima pista del "quien" o el "por que". Cuando finalmente llegas a las callejas donde ocurrio todo no ves a nadie, ni cuerpo ni persona pero tus dotes de ladrona callejera te hacen inspeccionar la calle con mas conciencia de la que cualquier otro pudiese hacerlo comprobando que el gentilhombre (o quiza no tanto) parecio levantarse de su charco de sangre, moverse casi a rastras hasta la pared cercana e intentar incorporarse, asi lo indican las marcas de sangre de la pared, para, posteriormente, intentar moverse por una calleja contigüa donde volvio a dar con sus huesos en el suelo y yace otro gran charco de sangre.

Revisas el lugar y te percatas de que alguien llego y lo arrastro en direccion al sur de la ciudad por la calleja aunque no sabes si seria prudente seguirlo dado que podria tratarse de "amigo" o enemigo del hidalgo...

Te encaminas nuevamente de vuelta con la imagen de Roberto aun en tu mente y de su cuerpo marchito, apagado, en el frio suelo del patio.

Con celeridad llegas hasta el mismo y te percatas de que alli no hay nadie pero tus ojos expertos tambien descubren que Roberto parece haber sido arrastrado por el suelo del patio hasta un edificio pequeño de madera que parece corresponder a unos establos.

Quizás la rabia del momento, quizás el estímulo de un buen combate, o simplemente una sonrisa de la dama fortuna, pero a pesar del tiempo sin entrenar como es debido lanzo un golpe descendente tras haber bloqueado su estocada al rostro. Mi oponente bloquea el golpe con facilidad tal y como esperaba, y aprovecho para bajar rápidamente mi guarda hacia la suya con la fuerza del descenso. Ambos vamos a quedar pegados a la pared de la estrecha calleja, él con su espada sujeta contra los ladrillos por mi espada, yo con mi espada trabada en la suya.
Gruño levemente por el esfuerzo y la insatisfacción, pues no ha sido un golpe tan diestro como esperaba: en lugar de desarmarle mi ropera ha quedado enganchada a la suya.

Gabrielle empezaba a sentir el cansancio de toda una noche merodeando. Estaba visto que no podría obtener respuestas del galán que había fregado la calle con su sangre.

Estaba deseando regresar a casa y tumbarse en la cama para olvidar tan curiosa aventura que a punto había estado de costarle la vida, pero por otra parte quería saber de la suerte de la mujer.

La luna había merodeado un buen tramo de su recorrido por el firmamento, así que supuso que la media hora de margen que le dijo a la mujer habría vencido tiempo ha. Aún y así Gabrielle recorrió el camino de vuelta al gallinero.

"Una última ojeada" se dijo. Prometiendose a sí misma un buen descanso después de tan ajetreada noche.

De repente daja de ver a la chica. Qué ocurre, se me nubla la vista.

Nada más pensar esto cae al suelo ante la indiferencia de los toledanos que pasean de noche.

Tu accion parece haber sido mas que correcta y pese a que se trata de un esgrimista de un nivel muy superior al tuyo parece ser que has tenido un buen golpe de suerte y tu accion ha puesto de manifiesto sus debilidades golpeandolo contra la pared y logrando, no solo trabar ambos aceros, sino tambien golpear levemente el rostro del malnacido con un pequeño tajo y haciendo que su chambergo caiga al suelo... sin embargo, no estas tratando ni mucho menos con ningun principiante, zagal, estupido o loco dado que este, rapidamente reacciona, echando mano a su daga de vela con la mano izquierda y obligandote a separarte y destrabar ambas armas por su ofensa con la misma.

Ahora, separados nuevamente y con vuestras respiraciones avivadas como fuego en la noche, el extraño te mira con una curiosidad renovada esgrimiendo ambas armas lo que le da cierta ventaja sobre ti... quiza deberias replantearte tus acciones...

Avanzas nuevamente por callejas, callejuelas, y estrechos caminos sin empedrar pasando por debajo de cercos y encima de tapias sin menor problema e incluso sintiendo menos el dolor del tobillo aunque mas el cansancio de tantas horas sin descanso como has reunido en tan agil fisico.

Por fin llegas hasta el lugar donde pretendias encontrar a la fugaz dama pero alli no parece haber mas que oscuridad y animales de corral...

Cómo es posible... quién habrá sido capaz de mover el cuerpo y por qué...

Sigue el rastro de sangre hasta llegar al pequeño establo donde cree hallar el cuerpo de Roberto.

Gabrielle entró en el gallinero timidamente, oteando los lugares más apartados en espera de encontrar a la dama... no pareció tener suerte. O eso, o la doncella estaba tan aterrorizada que no se atrevía a salir de su escondite.

Gabrielle trazó unos pasos erráticos entre la oscuridad, hasta que una extraña sensación le cruzó fugaz por la mente. Se quedo quieta, sus ojos iban y venían por entre las sombras del gallinero, escrutando con detalle, y le pareció percibir que algo estaba fuera de lugar. Había algo que no cuadraba con la ultima vez que vino... pero todavía no estaba segura de qué era.

Mirando con mal gesto la siniestra de mi rival, cedo un paso para guardar distancia.
- Os batís bien, pero no parecéis gustoso de los lances igualados. Ya hemos perdido ambos a la dama, nada más os debo.

Mi guardia es manifiestamente defensiva. Si él se retira, yo me retiraré.

-- ¿Quién será el zagal? --, se acerca un poco e intenta reconocer al joven, -- quizá sea el tal Roberto --. La mano siempre en la toledana.

Una vez intentado reconocer al muchacho mira a su alrededor en busca de alguien. Se acerca al suelo e intenta buscar indicios de quien trajo aquí a este zagal.

Llegas hasta la entrada del establo cuando un fuerte sonido en el interior te alerta. Aunque la pesada puerta de madera esta entreabierta no logras ver nada en su interior si no la abres o te adentras por ella...

Te parece escuchar unos gemidos, quiza susurros, en una de las esquinas mas oscuras del gallinero, como si alguien, quiza malherido, luchase por mantenerse oculto y respirar a la vez.

Tus palabras parecen no importunarle demasiado aunque lo que si parece desagradarle o, quiza, haberle sorprendido, es tu habilidad que ha conseguido sobrepasarle e incluso situarle en una posicion desaventajada... quiza te haya subestimado...

Se separa de la pared aun apuntando con su toledana a tu posicion, moviendose en circulo hacia atras mientras recoge su chambergo con la mano izquierda para, finalmente, quedar ambos en frente.

El silencio se hace eterno y parece que vuelve a estudiarte manteniendo la posicion, tras lo cual, el desconocido retrocede con una leve inclinacion tocandose el ala de su sombrero para desaparecer entre las sombras de una calleja contigua antes de que apenas puedas articular palabra.

El frio y humedad de la noche te hacen salir de tus pensamientos. Has quedado solo en la calleja sin mas informacion de la dama ni de aquel con quien has cruzado espada... quiza la noche no haya acabado para ti...

Te percatas de que el listo de papeles es un joven, sin duda el que siguio a la dama al exterior de la taberna, que ahora yace inerte en el suelo y desangrado por una fea herida de daga en el abdomen. Sin duda un tajo feo ascendente que no le dio mas opcion que la muerte.

Miras alrededor en busca de alguna otra pista y te percatas de un pequeño rastro que se aleja del cadaver hacia atras, hacia las sombras donde se ocultan los fardos de paja, cajas, toneles y demas utensilios de granja y... mucho mas... es una pena que apenas te de tiempo de reaccionar cuando te das cuenta de que las sombras albergan mucho mas. Una figura salta sobre ti antes de que puedas desenfundar la toledana haciendoos caer a ambos y alzando un cuchillo contra ti para acabar con tu vida. Gracias al Cielo logras detener su acometida con el rufian encima tuyo y ambas manos sujetando las suyas en una pugna incesante por el control del arma o de que no haga hendidura en tu cuerpo... sientes tu respiracion acelerada al maximo, el sudor, la adrenalina, la muerte cercana... quiza acompañes al zagal... esta noche parece estar plagada de sorpresas...

Gerald deja que el frío acero de su espada palpe el ambiente...

Veamos qué me encuentro...

Abre la puerta poco a poco, hasta lograr ver algo de lo que sucede en su interior.

Gabrielle se acercó despacio, tanteando el terreno con sus pies a cada paso. La capa de la mujer ondeaba tras ella con el viento frio que creaba corrientes de aire en el galliero.

Gabrielle ojeó descuidadamente para observar la figura que se escondia tras la penumbra.

Los guturales gemidos no te dan mas pistas sobre la naturaleza de su dueño por lo que avanzas con el cuchillo preparado por lo que pudiese presentarsete.

Despacio, avanzas con mucho cuidado intentando que tus ojos se acostumbren a la oscuridad reinante. Poco a poco te parece distinguir una silueta caida, como oculta tumbada casi totalmente, que jadea y parece luchar por respirar... dirias que es una mujer...

Gabrielle se agachó con prisa, cogiendo a la mujer entre sus brazos. Con cuidado, intentó incorporala para ayudarla a respirar mientras palpaba el cuerpo de la mujer en busca de la caliente humedad de la sangre, segura de que la causa de su estado no era otro que el matasietes que antes había intentado volarle la cabeza de un pistoletazo.

- Pero que clase de animal puede hacerle esto a una mujer...

Hablo para si misma indignada mientras intentaba que sus ojos se adaptaran a la oscuridad reinante para ver mejor el estado de la doncella. Por un momento tuvo la tentación de rebuscar a la doncella por las joyas que de bien seguro portaba, pero sabía que la mancha que dejaría ese dinero en su moral sería más que la de todos los hurtos que había realizado hasta la fecha.