Partida Rol por web

El buen doctor salio del edificio principal del castillo y bajo un par de peldaños de piedra del patio interior cuando el carromato de presos se detuvo y los guardias empezaron a sacar a los dos herejes heridos.

El viaje habia sido duro para Gerald y Hernan y apenas habian descansado tras su captura por lo que podian sostenerse a duras penas tras salir del pequeño habitaculo enrejado.

Fuertemente aferrados y despojados de todas sus cosas los dos herejes fueron conducidos al interior de las mazmorras mientras uno de los monjes alli congregados hablaba al apresurado docto:

- Acompañenos y revise sus heridas en las celdas por favor.

Descendeis sin apenas poder trabar palabras, cansados, dolidos, exhaustos y sin que el hombre de aspecto cuidado pueda mas que revisaros con la mirada mientras descendeis a la profundidad de la piedra, hacia las celdas oscuras donde los gritos de dolor y agonia os embargan.

Tras llegar a una de las celdas de piedra de puerta recia de metal y sin rejas los guardias los arrojan alli engrillados y solos junto al doctor para que revise sus heridas.

- Tiene media hora, despues seran interrogados por el Padre.

La puerta se cierra tras de vosotros dejandoos nuevamente a solas.

Escuchas un sonido que te hace despertar sin saber aun muy bien si todo ha sido un sueño o si el dolor que lacera tu cuerpo es tan real como tu sentencia de muerte por la Inquisicion.

Tras alzarte nuevamente ves al carcelero sonriente en frente tuya que arroja un cuenco de madera con algo en su interior que apesta a boñiga de vaca pero que parece que sera tu unico sustento tras lo cual cierra la puerta y te vuelve a dejar en tu soledad.

Escuchas un sonido que te hace despertar sin saber aun muy bien si todo ha sido un sueño o si el dolor que lacera tu cuerpo es tan real como tu sentencia de muerte por la Inquisicion.

Tras alzarte nuevamente ves al carcelero sonriente en frente tuya que arroja un cuenco de madera con algo en su interior que apesta a boñiga de vaca pero que parece que sera tu unico sustento tras lo cual cierra la puerta y te vuelve a dejar en tu soledad.

Tras vuestra captura y tras recibir mas de un palo por vuestros captores y, sobretodo, por el jefe de corchetes. Visteis como la familia de Gerald era metida en un carromato distinto al vuestro y rapidamente os alejasteis de la ciudad de toledo hacia una fortaleza a no mas de cinco o diez kilometros de distancia.

Parece que alli la Inquisicion tiene retenidos a sus presos antes del Auto de Fe donde quemara a los herejes tras juzgarlos frente al pueblo lo que no os consuela para nada.

Rendidos y cansados solo pensais en vuestro oscuro destino y la suerte que puede depararos a vosotros mismos y a vuestros seres queridos.

Lentamente Hernán abre los ojos. Sigue vivo, todo el cuerpo le duele como mil demonios pero sigue vivo.

Una vez en el suelo y con los ojos abiertos mira en su derredor. Una vez ve a Gerald alarga el brazo hacia él esperando que se acerque. Una vez cerca, coge su brazo con fuerza y con la voz titubeante le habla:

-- Lo siento, le he fallado. Tenía que salir y volver a por vos y los suyos pero cometí un error. ¿Qué hay de su familia, consiguieron escapar? --, un tremendo dolor sube por la pierna de Hernán al menor movimiento y cada vez cuesta más elidir un grito de dolor.

-- ¡POR DIOS, HAGAN VENIR A UN MÉDICO O MANDENME DE UNA VEZ AL OTRO BARRIO! --

Gabrielle se acerca al plato con desgana y lo observa. No sabe cuanto tiempo lleva en la celda, pero no parece que su situación vaya a mejorar conforme pasa el tiempo.

Observa con detenimiento el contenido del cuenco, tiene hambre pero aun no esta tan desesperada. Lo aparta a un lado... tal vez más tarde.

En la penumbra de la celda, sabiendose ya atrapada hasta el momento de su probable ejecución Gabrielle no ve más opción que empezar a palpar las piedras de la pared. Busca despacio, con la precisión de alguien acostumbrado a asaltar casas, metiendo los dedos entre baldosa y baldosa, auscultando en busca de huecos tras los muros, a sabiendas de que es lo único que le va a permitir no morir de puro aburrimiento.

Tras dejar el pequeño cuenco a un lado empiezas a escuchar pequeños movimientos y sonidos como de ratas lo que te pone un tanto nerviosa hasta que, casi por casualidad, te fijas en como uno de estos molestos roedores sale de una de las grietas de la pared para llegar corriendo hasta tu comida con la clara intencion de darse un banquete.

Tras el asco y los reflejos iniciales te das cuenta de que la grieta en la pared parece bastante consistente y te caben varios dedos e incluso que la piedra, un tanto suelta y desmigada por la humedad y el tiempo, podria crearte un pequeño espacio, quiza el suficiente para introducir un brazo.. o... quiza...

Trato de aguantar el hambre pero me resulta imposible.
Como rapido eso que me han traido tratando de averiguar que demonios se trata, como si fuera mi ultima comida.
Solo espero que aquel que me ha hecho esto sufra la ira de Dios en su vida y se le devuela en el futuro...
Despues,trato de descansar,preparandome para lo que pueda ser que me espere...

Tras comer en la mas completa oscuridad y escuchar los sonidos de las ratas y cucarachas acechandote distingues un extraño ruido cerca de una de las paredes de la celda, como de un arañar.

Te encuentras algo dolorido y la humedad ya ha hecho mella en tu salud por medio de tos y tiritonas por lo que quiza se trate de una alucinacion.

Me acerco a esa pared dubitativo Juraria que he oido arañazo... total no pierdo nada mas... ¿que mas podria perder? y la palpo.

Suspirando con resignación ante la falta de medios y posibilidades que se me proporcionan, me acerco lentamente a los reos para no suscitar su desconfianza. Mientras preparo en el suelo cerca del lugar en que yace tumbado el más malherido de ambos, les dirijo unas palabras en un tono cálido:

- Lamento no tener nada más reconfortante que hacer o decir a vuestras mercedes caballeros, pero como han podido oir nuestro tiempo es breve, y por lo poco que he visto en el trayecto precisan de la poca ayuda que pueda prestarles en ese tiempo. Si me permiten examinarles con mayor detalle intentaré aliviar algo sus dolencias.

-- Por fin un galeno. En mi vida me he alegrado tanto de ver uno --

Hernán levanta un brazo llamando la atención del galeno:
-- Tenga la bondad de ayudarme, noble galeno. No hay lugar bajo mi cintura que no duela. Dígame si acaso tengo remedio o si, por contra, he de quitarme la vida antes de que estos matasiete me la quiten --

Tras una pausa, continúa hablando con él:
-- Mi nombre es Hernán. Tengo una pregunta para vos. No tiene que contestarla si no quiere, entenderé su negativa. Por ventura no sabrá porque nos retiene la iglesia y no la guardia? ¿De que se nos acusa? --

Su primera reacción fue la de mantener apartado al roedor de la comida. Podria ser asquerosa, pero era lo único que tenía. Tuvo la tentación de matar al animal para tener un suplemento de carne, pero la sola idea de comerlo le produjo una repulsión indescriptible.

Gabrielle se aseguró de mirar a los lados de la celda para controlar quer el carcelero no viniera antes de probar suerte con el agujero. Metio la mano con cuidado, temía que un roedor la mordiera... pero poco a poco se confio y empezo a abrirse paso en la roca con sus manos desnudas.

Avanzaba poco y con esfuerzo, pero no tenía nada mejor en que malgastar su tiempo.

Sintiendo la fría piedra en su espalda, Gerald se incorpora como puede para entablar conversación con su compañero de aventura.

Calma Hernan, vos no tenéis la culpa. Mía fue la desgracia de que cogieran a mi familia y, en parte, de nuestra situación actual. Sólo sé que tenemos un enemigo común... y no descansaré hasta verlo bajo tierra.

Observa la atención del médico allí presente.

- En lo que va de día ya me he cruzado con varias personas que dicen hallarse aquí desconociendo los motivos. Vuesa merced - me dirijo al caballero que se apoya en la pared mientras evalúo la movilidad de las piernas de su compañero.- parece estar en mejor situación que dichas personas, aunque su amigo no parece poseer el mismo conocimiento que vos, pese a acompañaros.- Me detengo por unos momentos mirando a ambos- Debo disculparme señores, probablemente no es asunto mío y no deseen hablar de ello con un extraño, menos aún en un lugar como este.- Cojo unos vendajes y comienzo la tarea de limpiar y vendar.- Es triste trabajar con tan escaso material, quizás no tenga para atender a ambos como es debido y debamos dedicarnos a las lesiones más serias.

Avanzas despacio con tu mano atravesando la roca cuando, de repente, algo te toca la mano y se aferra a ella con fuerza haciendo que te sobresaltes asustada. Parece que tira de ti en un primer momento.

Acercas la mano a la pared y escuchas algo arañar el interior de la roca cuando, de repente, algo hace que un trozo de piedra caiga desmigada al suelo.

Casi por reflejos mueves tu mano al naciente agujero que parece hacerse mas ancho cuando aparece una mano cavando a traves de ella y brincas sobresaltado.

En la humeda y casi a oscuras celda donde os encontrais el estudiante de manos agiles y utiles medicos examina las heridas comprobando que no revisten de demasiada gravedad. El llamado Hernan tiene destrozado el tobillo pero no ha habido fractura por lo que el hinchazon y el dolor sin duda remitira con descanso y buenas condiciones que aqui no encontrareis. Caminar se pondra dificil para el pobre zagal.

En el caso de Gerald tan solo multiples magulladuras, moratones y arañazos parecen no mellar en su entereza.

Pese a la precariedad de los utiles que el medico pueda tener parece que nada mas puede hacerse y que vuestro futuro inmediato pasa por manos de la Madre Iglesia.

Hernán lanza una mirada cómplice a Gerald.

-- Saldremos de esta, téngalo por seguro --

El galeno empieza a retorcer las extremidades de Hernán y el gesto de dolor de este es inefable. Al oír sus palabras dirige de nuevo la mirada a Gerald y habla:

-- Estoy metido en algo de lo que poco conozco y tengo la ligera impresión de que no es todo tan fácil como se precia. Si he de tratar de defenderme ante ellos, ¿no cree que debería saber algo más de lo sucedido? Me temo que vos no habéis sido totalmente sincero conmigo --, el galeno toca una parte especialmente dolorida, -- ¡Ay! Por ahí, galeno, por ahí. Tiene que estar roto, no encuentro otra explicación al dolor --

Aun sin creerme este giro del destino estiro la mano y rozo la mano pensando que es irreal. Al momento comienzo a ayudar a este extraño benefactor a abrir una brecha en el muro de mi prision.
Entre susurros le digo
¿Eres obra de Dios que ha venido a salvarme de esta injusticia? Aunque si fueras del Enemigo tampoco me importaria... digo mientras me santiguo.