Partida Rol por web

La ciudad de Toledo se te antoja mas bella de lo que la recordabas y quiza sea debido a tu estancia en el antiguo castillo usado por la inquisicion. Sabes que desde tu captura todo se precipito y no puedes dejar de pensar en aquellos que dejaste atras o que han muerto ya... pero... por que? cual fue el motivo oculto de vuestra captura? por que el jefe de corchetes tenia tanto interes por colgaros el muerto?

Con mas preguntas que respuestas te internas nuevamente por la ciudad dejando atras las casas bajas y desvencijadas de los campesinos y tus raidas botas se mueven pesadas por el adoquinado suelo de las estrechas calles de la urbe; no hace demasiado frio y apenas hay luces ya por el exterior de las casas pero aun asi hay mucho movimiento de personas mas o menos aconsejables de las que podrias obtener algo de informacion...

... Tras un buen rato moviendote por barrios poco aconsejables, callejas y mentideros donde la sangre corre a la par que el vino, logras dar con aquel del que aun confias que pueda darte algo de informacion veraz y no dar por perdida esta noche. Eduardo "el gordo" se encuentra apoyado en la barra de madera del "antro" donde esperabas con dos mujerzuelas abrazadas a sus musculosos brazos mientras estas le vierten la cerbeza por jarros sobre su boca y el aprovecha para manosearlas.

Unos días después, el joven Hernán volvía a la taberna donde todo empezó, pero esta vez junto a la barra se encuentra alguien conocido:

- No es que quiera yo separar a tan buen varón de sus damas pero me temo que mi garganta necesita un trago y no estaría mal compartirlo con vos.

El joven Hernan esboza una sonrisa cuando Eduardo le reconoce:

- ¿Tendrá vuestra merced unos momentos para que un pobre necio le cuente sus desventuras en tan gloriosa urbe? , dice mientras le saluda ostentosamente con el ala del sombrero en la mano.

El grandullon se gira apretando aun mas a las dos mancebas contra el haciendo que los pechos de estas, casi desnudos, casi se salgan de sus ropas mientras rien embriagadas.

- Maldita sea! estoy viendo un fantasma!!

Sus ojos se abren como platos y luego sus brazos le siguen haciendo que las dos muchachas caigan al suelo por sorpresa.

- Que haces aqui??- mira nervioso alrededor intentando que los presentes no reparen en ti mientras se acerca y te toma con su mano por tu codo. El tiron que ejerce de ti es imposible de soportar y te arrastra hasta un rincon mas oscuro de la taberna mientras las dos fulanas se quejan y maldicen - no puedes aparecer asi como asi... la Santisima te tiene en su lista de reos a ajusticiar para este domingo.

Mira alrededor asegurandose sin disimulo que nadie mas os mire aunque es bastante dificil dado la cantidad de gente alli reunida.

Hernan sigue a rastras al fuerte de Eduardo:

- Fantasma o no, aquí estoy y no se porque no me extraña todo eso que me dices de la Santísima.

Mira alrededor y se coloca en la parte más oscura del rincón donde le ha escondido Eduardo. Después, baja el ala de su sombrero y continúa hablando:

- Por ventura, ¿no sabrás tu de que se acusa a los reos que van a ser ajusticiados el Domingo? y... por cierto, ¿qué día es hoy? Estos últimos días no han sido como para recordar en cual estaba.

Tras la respuesta de Eduardo, la cara de Hernán se torna asustadiza, es posible que su vida no esté a salvo cualquiera que sea el lugar donde trate de esconderse pero, si un lugar fuera malo, sería este.

- ¿Qué debo hacer? ¡Ayúdame por favor! Llevo días sin rumbo, guiado solamente por el viento y no se todavía porqué mi vida interesa tanto a aquestos que nombras.

- Asesinato... de alguna persona influyente a parte de la pureza de sangre de sus familias... a mi, sinceramente, me parecen excusas...

Se mesa la barbilla pensativo y luego mira nervioso alrededor.

- Conozco un lugar para que te ocultes mientras busaco algo de "ayuda"; marchate a la calle de al lado de la iglesia y alli encontraras una casucha cerca de ca lantonia, puedes descansar alli.

- ¡ASESINATO, DICES!

La voz del joven Hernán resuena fuerte durante un momento pero pronto se da cuenta de la gravedad del asunto y su voz se torna susurro.

- Hace tiempo que no uso la herreruza para más que quitarme la suciedad de las uñas. Además, no llevo un hierro en mi cinto hace ya tiempo. Tiene que ser una equivocación...

Hernán mira a su alrededor, en este momento todos los aquí presente le parecen corchetes y bien se sabe que cualquiera puede ser un enviado de la Santisima...

- Sea como fuere haré lo que dices, pese a que eso me acerque a ellos. Si salgo de esta es posible que no pise una iglesia para más que acogerme a sagrado. Gracias por la ayuda.

Rapidamente el joven sale de la taberna dispuesto a buscar el lugar que Eduardo dispone para él.

- ¿Quién sería a quien mataron aquellos, que ahora parece que yo lo hubiera matado? ¿Donde estaría metido Gerald? ¡Maldito!

Te encaminas con rapidez hacia el exterior de la taberna consciente de que tus movimientos pueden no pasar desapercibidos pero con la seguridad de que te cubren las espaldas. Cuando sales a la calle te cercioras de que nadie mas te sigue y entonces pones rumbo al refugio que Eduardo te encomendo para, al fin, encontrar la paz que necesitas...

... no pasan mas de diez minutos cuando lo encuentras; se trata de una vivienda de madera de un solo piso que parece estar a punto de derrumbarse y que tiere reforzados sus muros con adobe y piedra. Seguramente antes fuese usado como mancebia aunque ahora parece ser solo un estercolero donde Eduardo reposa y vive en tranquilidad cuando no busca cobijo en las iglesias o fuera de la ciudad.

Una vez en el interior examinas con cuidado y no encuentras nada que te haga desconfiar de su seguridad por lo que en breve te dejas caer en un sueño tranquilo y relajado como el que hacia mucho que no tenias.

Cuanto tiempo ha pasado? es de dia ya?? Un liviano ruido te molesta y, tumbado entre mantas desgastadas, ovservas la entrada a la desvencijada habitacion donde te has aposentado. Son pasos, sin duda.

Hernán da un salto de su lugar de reposo y se pone rápidamente en pie.

- Espero que sea Eduardo, aunque bien se sabe de la perseverancia de los otros hideputas

Da unos pasos lentamente hacia un lugar donde pueda ver al que entra sin ser visto el mismo.

Te mueves con cautela hasta el quicio de la puerta tranquilizandote al ver al gran Eduardo atravesando la morada en tu busca y aun sin percatarse de tu escondite.

Hernán sale de su escondite, despacio y con la cara tapada con el ala de su sombrero.

- Vaya, sois vos. Te tomé por un cazador de reos.

El joven ensaya una ridícula sonrisa pero es tal la pesadumbre que le atenaza le impide siquiera esbozar el gesto:

- ¿Qué nuevas hay?

Te percatas que parece nervioso al verte y te mira con desarraigo como si no esperase encontrarte despierto.

- Ya era hora de descansar en estas ruinas... pero, que haces despierto?

Se acerca hacia ti con mas tranquilidad con una buena bota de vino en su cinto, una mano apoyandose en la pared del pasillo y la otra a su espalda.

- La verdad es que tengo noticias muy interesantes; parece ser que alguien pago mucho dinero por implicarte en esto y asi liberarse de culpas... gente con poder y dinero, ya sabes, mala combinacion.

Todo lo que hay a su alrededor turba la mente del joven Hernan. Nada le tranquiliza. Por un momento sus ojos se cerraron y creyó dormir, pero era una sensación nada más. Todos aquellos a los que todos se rinden están ahora detrás de él y sabe que no existe mundo donde esos no puedan encontrarle.

- Ni siquiera se si puedo fiarme de vos, mi buen Eduardo. ¿Qué escondes en esa mano tras la espalda? Quizá sea yo que tenga la mente demasiado despierta o quizá sea la sombra del santísimo que me sigue a todos lados.

Hernan mira se soslayo por si puede ver lo que sostiene la diestra de Eduardo, aquella que esconde tras su espalda.

- Dormir decís. Con la que tengo detrás no se si puedo fiarme de estas aves que pasan. Cualquiera pueda estar pagado por ellos contra mi. Incluso vos, amigo mio.

Hernan se muestra receptivo después de las noticias que trae Eduardo:

- ¡Alguien decís! Conocí a un tal Gerald, muy necio, que intentó batirse a golpes con uno de ellos. ¡Tonto de mi! Creí que si les ayudaba mostrarían clemencia... ¿Quién es ese alguien que decís? Hablad ahora todo lo que sepáis que ya no puedo aguantar más este pesar.

Se acerca.

- Parece ser que la muerte de una mujer de alta cuna o prometida a un hombre importante aqui, un galeno... la verdad es que mucha gente, cabezas de turco, han sido acusados como vos de no ser puros de sangre, herejes o incluso sus asesinos pero es el dinero el que os compro... mucho dinero segun parece.

Te parece percatarte de que su diestra sostiene algo tras el pero no es demasiado grande por lo que dudas que pudiese ser un cuchillo tal vez u otro tipo de arma, ademas el gran Eduardo no necesita de mucho dada su fuerza para acabar con alguien en tu estado.

- Demasiado dinero... - repite - ...y sabeis, buen amigo, que no puedo rechazarlo, vos hariais lo mismo, creedme.

A escasos tres metros, como os encontrais, descubres su secreto. Una especie de palo a modo de cachiporra que esgrime sin duda contra ti.

- Esperaba que todo hubiese sido mas facil... durmiendo no te habrias enterado. Al menos te quieren vivo...

Hernán palpa su cuerpo en busca de aquel legado de aquella persona que una vez le ayudó, el pequeño cuchillo que creyó no tener que usar ahora podría serle de gran ayuda. Una vez lo encuentra lo agarra fuertemente con la diestra y no lo deja ver hasta que el tal Eduardo esta muy, muy cerca:

- ¡¿CUANTO PRECIO LE HAS PUESTO A MI VIDA, MERCENARIO?! Esta visto que este mundo el dinero todo lo puede... RESPONDE RATA, ¿cuanto dinero le has puesto a mi cabeza?

Mira fijamente a los ojos de Eduardo apretando fuertemente el cuchillo en su espalda:

- Deberías dejarlo, no creo que ese dinero pueda pagar tu vida, malnacido y, créeme, puedo robártela más rápido de lo que puedas imaginar.

- Tengo que conseguir ponerme detrás suyo y amenazar su gaznate con este cuchillo, es mi única oportunidad. Quizá el miedo a acabar con mi vida sea una ventaja para mí. Me quieren vivo...

El pasillo es estrecho asi que retrocedes un poco hasta la habitacion mientras Eduardo te sige preparado para cualquier cosa.

- Maldita sea! fuiste tu quien se metio en ello, sabes de sobra que ese dinero es la vida para cualquiera de nosotros... mucho dinero!!!

Te abalanzas sobre el aprovechando el momento y logrando que sus movimientos, mas lentos, no logren alcanzarte; te situas detras, alzas la navaja y... su brazo te detiene mientras el gira y su cachiporra impacta contra la pared de al lado de tu cabeza... ha estado demasiado cerca...

Ambos os mirais... tu con tu navaja, el con su porra...

- No puedo dejarte ir Hernan, si te escapas estare muerto.

Con resignacion en sus ojos se abalanza sobre ti.

La vida de Hernán se pasa por su cabeza en los escasos segundos que el tarda el cuerpo grande de Eduardo. Casi sin pensarlo su brazo dirige su cuchillo al brazo donde el gigantón esgrime la cachiporra.

- ¿Qué estarás muerto dices? ¡Pues muere tu sólo y no arrastres vidas contigo! No es mi intención matarte pero ten por seguro que ellos lo harán les lleves o no mi cuerpo.

Hernán sonríe ácidamente, recuerda la escena con el padre Ángel...

- Eres un iluso si crees que van a pagarte.

Te mueves rapidamente a un lado para evitar el nuevo embite de tu compañero haciendo que su arma pase por encima de ti y logrando con ello que tu navaja pueda alcanzar el brazo de este haciendo que gima de dolor y retroceda con su sangre salpicandote la cara. El efecto parece el deseado y Eduardo aprieta los dientes mientras da un paso al frente, sin embargo tu confianza se desvanece cuando recibes un fuerte izquierdazo en el hombro debido a tu cercania que te hace chocar contra la pared de detras tuya.

Gracias al cielo parece que solo ha sido un golpe afortunado y no ha llegado a impactarte plenamenete pero aun asi te sientes un tanto atolondrado y dolorido como si una mula te hubiese coceado.

- Bastardo!

La cabeza de Hernán se traslada por unos instantes a lugares lejanos. Entre el aturdimiento y la situación no le es fácil permanecer con los dos pies en el suelo.

Tras unos segundos de inactividad recupera la compostura y planta cara de nuevo a Eduardo:

- Eres un necio. No lograrás cogerme y serás siempre un desgraciado, pero ahora, perseguido o quien sabe si muerto.

Después de las palabras Hernán mira a su alrededor. Quiere salir de este lugar y emigrar de esta ciudad que tal mala suerte le está trayendo. Volver a su tierra extremeña y poner en orden sus ideas.
Una vez tiene un conocimiento de las vías de escape del lugar trata de ponerse tras de Eduardo darle una cuchillada en el costado.

- Eso al menos le dificultará seguirme.

Te vuelves a mover pensando ya en la huida y el golpe de Eduardo se clava en tu mejilla como un saco de patatas haciendo que casi caigas al suelo y sientas como algo se rompe dentro de tu boca. Saboreas la sangre, quiza el labio tambien se haya partido.

Aun asi te deslizas con un rapido movimiento y pasas por detras de el colocandote a su espalda, mas cerca de la salida de la casa, y hundes tu navaja entre sus costillas haciendo que este trastabilee y se apoye agonicamente en la pared cercana manchando con su calida sangre tu mano. Parece agotado, dolorido, grave... es una cuchillada fea, la verdad.

- No podras escapar... ung... te buscan y el dinero puede comprarlo todo en tu contra... quiza... si llegases hasta la iglesia...

Parece toser algo de sangre y se gira hacia ti nuevamente con la mirada un tanto perdida, parece que tu ataque ha profundizado mas en el de lo que esperabas porque incluso parece que va a caer sujetandose la herida sangrante con una de sus enormes manos.

- Lo se. Se que mis posibilidades de huida son ínfimas, pero no puedo dejar que sea tan fácil. Y mucho menos que seáis vos...-, piensa Hernán en el pequeño espacio de tiempo en el que reflexiona sobre cual será su próximo paso.

- Eso lo veremos... Mis mejores suertes Don Eduardo.

Hernán sale raudo por la puerta. ¿Donde irá ahora?

- La iglesia siempre es una opción pero no se que sentido pueda tener refugiarse de ellos en su propia casa y además, con el tiempo tendría que salir, pero... necesito tiempo para pensar. Creo que lo mejor será acogernos a lo sagrado de la iglesia y veremos que pasa después.

Hernán corre hacia la iglesia más cercana a acogerse a sagrado. El ala del sombrero cubre prácticamente su rostro.

- Espero tener suerte esta vez.