Partida Rol por web

La calamari y el droide tienen una sensación ominosa al pasar bajo el potente cañón bláster de autodefensa que hay sobre la puerta de la bodega de babor (12), pero éste permanece inactivo. La puerta se abre con un suave siseo y las luces de la bodega se encienden automáticamente tras varios parpadeos.

La bodega tiene unos 80 metros cuadrados de superficie y contiene numerosos bustos de diversas formas y tamaños recubiertos de espuma amortiguadora. Bajo las escaleras hay un armario metálico que contiene dispensadores de espuma, la mayoría de ellos vacíos. Vra y R3 abren uno de los paquetes más pequeños descubriendo una delicada escultura de cristal de roca por el que sin duda cualquier galería de arte pagaría gustosa un par de miles de de créditos. Si el resto del contenido es igual o parecido aquí hay un buen pellizco.

Pero no todo son buenas noticias: en la pared del fondo se encuentran los restos de la pata articulada de un droide de algún tipo. Aunque el fragmento es tan grande como R3 resulta imposible identificar el modelo exacto, pero a juzgar por su blindaje y las espinas metálicas que sobresalen es obvio que se trataba de un droide de combate de algún tipo...

La puerta de la sala de máquinas se abre con un suave siseo. Las luces automáticas de la sala no se encienden, ya sea por lo que le haya hecho Raz al panel de apertura o porque no funcionan. El calor es desagradable sin llegar a ser sofocante. También hay un desagradable tufillo a ozono y a componentes electrónicos quemados: la breve pero intensa carrera del carguero no le han sentado nada bien a unos motores que llevaban 20 años parados.

Por lo demás, la sala está en absoluto silencio...

El dug se giró entonces para sonreír con aquellas fauces de camello de protuberantes colmillos, terrorífico para los desconocidos pero para la tripulación del Vetusta Morla era el gesto de ilusión infantil que a veces Raz mostraba cuando algo le salía especialmente bien.

No queriendo romper el silencio le preguntó a Arctan y a Adrianne con gestos si iban a entrar, fue entonces que vio el nuevo pistolón de la artillera y cambió el gesto por uno de aprobación. Aquí habían venido a enriquecerse.

Lanzo un pitido largo y agudo al descubrir el contenido del primero de los bultos.

"Caray capitana, si al final salimos de una pieza de esta maldita nave va a tener liquidez suficiente como para atender a las deudas que tiene pendientes y es posible que le sobre hasta para otro droide que me de apoyo en las labores de mantenimiento de la Vetusta".

Pero como siempre al echar un vistazo más a fondo a la bodega la pierna de aquel droide de combate le generó un cosquilleo eléctrico a través de sus componentes que le devolvió a la realidad. Sea lo que fuera lo que les intentaba destruir, de seguro quería proteger tanto la nave como su cargamento.

- Parece que no hay nadie... ¡pero nada en esta nave es lo que parece! - dijo Adriannne. - ¿Entramos a hechar un vistazo? No se ve mucho... ¿Alguien tiene una linterna?

La sonrisa se volvió visceral al ver que la antigua imperial mostraba poco o ningún remilgo a que la escuchasen, así daba gusto adentrarse en el peligro. Miró de reojo a Arctan quien siempre prefería ir sobre seguro, tan aburrido.

- Medeej khereg-contestó mientras sacaba una linterna de su cinturón de útiles, hizo click sin encenderse, la agitó y entonce parpadeó durante un momento hasta que la luz se hizo constante.

Spoiler (marca el texto para leerlo):

Fue entonces que avanzó despacio hacia el interior de la sala, pistola bláster en alto.

Arctan tomó el lingote de oro de manos de la exsoldado poniendo cara de "¿para qué quiero yo esto?" Antes de salir del cuarto, dejó el lingote de nuevo sobre una mesa.

Al llegar a la puerta de la sala de máquinas, Raz se peleaba con los controles de seguridad de la puerta y parecía que iba ganando porque en seguida se abrió con un siseo.

El interior estaba oscuro y en silencio. Iba a proponer entrar con sigilo cuando la señorita Lightman se le adelantó sin ningún cuidado. La cara descompuesta de Arctan era un mapa de sus pensamientos, como si alguien acabara de romper ante sus narices algo realmente frágil y valioso. Les hizo un gesto a sus compañeros para que guardaran silencia y entró tras ellos buscando cobertura, atento a cualquier signo de peligro.

En esta sección de motores sublumínicos y de hipermotor no hay nadie acechando. El único hallazgo de interés es el de un cadáver arrumbado al fondo de uno de los pasillos. Lleva puesta una armadura de estilo mandaloriano con varias secciones aplastadas y varios agujeros de bláster. En una mano sostiene un bláster antiguo cuya célula de energía está completamente agotada y en la otra un medallón que sostiene sobre su pecho...

Adrianne se acercó al cadáver al comprobar que no había peligro inminente. Se agachó al lado del muerto e intentó sacar el medallón de su mano.

- No se si tiene algún valor, pero me intriga que lo cogiera al morirse.

Algo de lo que sonó más atrás le sonó interesante a Raz y, al entrar en la estancia con el cadaver, su interés se acrecentó e incluso sintió una punzada de rabia. No dijo nada pero asintió ante las acciones de Adrianne y se preparó para salir de la habitación tras dedicarle un último momento de estudio a aquella armadura... y a las figuras de sus acompañantes.

- Hmmmgrgrgrg -gorgoreó concediendo que la intriga de la guerrera estaba bien fundada

Tras investigar la habitación y no notar ningún peligro, Arctan se relajó un poco y se acercó al cadáver para inspeccionarlo, intentando averiguar las causas de la muerte. Estaba claro que había muerto por fuego de blaster, pero ¿de qué tenía la armadura aplastada? ¿a quién le estaba disparando y de donde le llegaron los disparos? ¿qué hacía en la sala de máquinas, llevaba herramientas o huía de algo? también aprovechó para echarle un vistazo con la mirada al medallón mientras lo cogía la señorita Lightman, por si podía ayudarle a encajar todas las piezas.

- Esto me gusta cada vez menos… aún no sabemos qué ha pasado aquí o si lo que fuera que hizo esto podría volver para atacarnos. No creo que los causantes de todo sean los droides y, si fueron ellos, ¿qué o quién los manipuló? ¿afectará a R3?…

Tomó su comunicador y dijo:

- Capitana, hemos encontrado otro cadáver en la sala de máquinas pero nada más. ¿Qué tal por allí?

El medallón resulta tener una imagen religiosa mandaloriana por un lado y en el otro una inscripción que contiene la Resol'Nare, la ley más sagrada de la cultura mandaloriana: Ba'jur, beskar'gam, Ara'nov, aliit, Mando'a bal Mand'alor. An vencuyan mhi (1). Lo más probable es que el fallecido buscase algún consuelo en el medallón en el momento de su muerte.

Tras recoger el lingote de oro que Arctan había abandonado Raz examina la armadura mandaloriana. Está en bastante mal estado pero es de buena calidad. Con tiempo, materiales y un taller adecuado podría repararla y venderla por una buena cantidad de créditos...

Muy bien - responde la calamari - Mejor que bien, de hecho. Sólo con lo que hay en esta bodega nos da para liquidar la deuda con los hutt y todavía nos sobraría para una nave nueva, o quitarle el óxido a R3... - lanza un suspiro soñador - Sólo nos queda por chequear la bodega de estribor (14). Según la bitácora allí debe haber otra pequeña fortuna esperándonos. Vamos a ser muy ricos, queridos...

Raz frota el lingote contra su mejilla cual padre con su bebé antes de guardarlo en el bolsillo frontal de armadura. Entre las noticias de la capitana y el poder tocar con sus propios dedos la legendaria riqueza de aquella nave el dug sentía renovadas sus energías para continuar y hasta tan feliz como para mostrarse obsequioso, un sentimiento raro que rápido le abandonaría.

- Daichin mini, bi ter khuyagnyg zasch chadna... -dijo sorprendiéndose de sus propias palabras

Spoiler (marca el texto para leerlo):

Adrianne dejó el medallón otra vez en la mano del cadáver.

- Es... estremecedoramente bonito. Sí, tal vez podamos arreglar esta armadura, aunque requiere una fuerte inversión para dejarla algo decente. Cuando nos vayamos podemos pasar a recogerla, de momento la dejamos aquí.

Se levantó y hizo una última mirada a la estancia.

- ¿Vamos a dónde dice la capitana? Seguro que allí encontramos riquezas que valen el mal rato que hemos pasado.

Arctan asintió en silencio a las palabras de Adrianne. Su rostro serio mostraba cláramente su preocupación, pues no paraba de darle vueltas a la sensación que sintió ante la Cueva del Lado Oscuro hacía tantos años…

A diferencia del resto de la nave las luces de la bodega de estribor (14) funcionan perfectamente, iluminando la estancia con una luz intensa que resulta molesta después de haber pasado tanto tiempo en la semioscuridad. Aquí hay varias cajas de transporte colocadas sobre palés repulsores y dispuestas en ordenadas hileras. Las cajas están cerradas con cerraduras de seguridad anticuadas pero aún así efectivas. En la pared de popa hay un gran contenedor metálico de dos metros de altura por tres de largo, igualmente equipado con una cerradura de seguridad.

¿Alguien sabe abrir esas cajas? - pregunta Vra...

-"Sus deseos son ordenes para mi capitana", dice R3-G1 mientras observa con detenimiento la anticuada cerradura. Aunque hace veinte años eran lo último en seguridad.

-"Intentaré abrirla para evitar tener que forzar las cajas y que se dañe su contenido", tomandose un tiempo extra se esmeró en intentar abrir la cerradura de la caja más cercana.

Mientras R3 inspeccionaba las cerraduras, Arctan se vió atraído por la gran caja en la pared de popa. Era lo suficientemente grande como para contener un vehículo… o un ser vivo. Se acercó a la caja lentamente intentando percibir peligro o vida de su interior.