Partida Rol por web

-queremos una mesa, un domino y mucho alcohol!!! dijo el más viejo, el resto solo dio replica, -siiii alcohol, mujeres!!!, juego!!! El viejo hace una seña y dos de ellos se van a acompañar a Tony, el viejo guarda su arma y te mira, pero lo quiero para hoy!!!

Odiaba a los tipos que sólo sabían exigir, pero si quería que aquello funcionara no me quedaba más remedio que cumplir con lo que pedían y hacer sus deseos realidad.

Di un par de palmadas para que aparecieran un par de chicas y repetí las palabras de aquel tipo.

-Los señores quieren una mesa, un dominó y alcohol- pedí, mirándolas-. Rápido- exigí.

Devolví la mirada al viejo y sonreí.

-Por supuesto que lo tendrá para hoy. No se preocupe, señor- intenté tranquilizar, mientras le guiñaba un ojo-. ¿Quiere alguna otra cosa mientras lo preparan todo?- pregunté, ensanchando mi sonrisa.

-eso es todo, ahora si nos disculpas toman asiento los 4 restantes y comienzan con el juego, lo notas en el momento en que sacan fajes de billetes para apostar.

master: mientras cuentame de tus planes y que haces?

Incliné la cabeza e hice una reverencia sutil para indicar que podían llamarme si necesitaban cualquier otra cosa. Sonreí, de manera falsa, alabando su decisión de venir aquí y ponerse a jugar y a apostar como si fueran meros delicuentuchos cualesquiera. 

Mi desagrado aumentaba a medida que aquello que se iba dilatando, pero no podía hacer nada más que seguir interpretando mi papel para que todo saliera bien y que nadie resultara herido. Lo único que quería era que se lo pasaran bien todos aquellos hombres, disfrutaran al máximo y, después, se fueran. Sin tiros, sin sangre, sin nada. Unas risas, un polvo por allí, unos besos por allá y nada más. ¿Acaso era tan difícil?

Suspiré y me retiré de aquella mesa y la timba que se había formado en segundos, para recorrer la casa y ver si alguien necesitaba de mis atenciones. Me sentía un poco inútil allí pese a que intentaba que todo estuviera saliendo bien, pero el ver cómo todo el mundo se divertía hacia que me entrara algo de envidia y que mi entrepierna se inquietara.

Sacudí la cabeza, tratando de comportarme y de ser alguien responsable, y observé lo que hacía la gente.

Caminas, sintiendo esa envidia, ese coraje y hasta un poco de frustración, das la vuelta y miras a Tony divirtiéndose “para su físico  vaya que se sabe mover” los otros dos están entrando en calor y esos 4 disfrutan bebiendo y haciendo trampa en los naipes; caminas un poco más y llegas al cuarto del mirón en donde uno de tus chicos se á unido a la fiesta y el mirón sigue de morboso pero acompañado por la chica mesera; te tomas un respiro, ahora necesitas un trago vas hacia donde tienen el licor y al entrar por la puerta alguien te jala te tapa la boca y te pone una navaja en el cuello.
Lanza un d10 de suerte y un d8 destino

Debía estar contenta porque todo estaba saliendo según el plan, no había habido grandes complicaciones y todo estaba bajo control y, sin embargo, yo me sentía un tanto vacía, como si yo también quisiera divertirme como las chicas o apostar como aquellos hombres. 

Suspiré y seguí observándolo todo. Sonreía al ver cómo todos se lo pasaban bien y no había problemas. Me encogí de hombros y decidí que necesitaba un trago para regar mi boca que parecía un desierto.

Entre en la habitación donde tenían la bebida, tranquilamente, silbando una cancioncilla cualquiera y emití un pequeño grito ahogado cuando sentí las manos aferrándose a mí y el frío de la hoja de la navaja en mi garganta.

Maldita sea, pensé, irritada y culpándome de mi propia estupidez. 

Aquel hombre tenía tú vida en sus manos, deslizo la navaja sin hacerte ningún daño mientras susurraba con la voz más varonil y sexy que jamás hallas escuchado –y bien muñeca, que es lo que debería hacer contigo? Su mano se deslizaba por tus hombros y espalda de una forma muy estimulante mientras la otra seguía sosteniendo firme esa navaja, -no sé cómo han evitado a todos hasta este momento pero tu suerte no será tan grande y si mis compañeros no regresan sanos y salvos puedes olvidarte de todos.

Mi respiración estaba agitada y mi pecho subía y bajaba cada vez que reclamaban mis pulmones aires. No sabía qué decir, por supuesto no quería pedir piedad ni llorar como una niña pequeña, pero tampoco quería morir. No ahora.

Me mantuve lo más quieta que pude, mientras sentía las manos de aquel tipo sobre mi piel y su voz, su increíble voz en mi oído. Sentí un escalofrío allí donde su mano pasaba por mi espalda y cerré los ojos, sin saber muy bien por qué, recreándome en sus caricias.

-No... No sé de qué me hablas- mentí, haciéndome la idiota-. Pero, creo que podríamos hablar y solucionar las cosas, ¿no crees?- pregunté, un tanto nerviosa.

No finjas, en una guerra de este estilo el silencio solo marca que mis compañeros han caído, en verdad mujer, por tu bien espero sigan vivos, te doy una bofetada y ahora estas de frente a mí

-Vamos llévame con ellos te tomo de tal forma que sirves de escudo.

Estaba tremendamente nerviosa pero no quería que aquel tipo me lo notara. Hubiera sido mi perdición y mostraría una debilidad que no quería dejar entrever. 

Piensa, dile cualquier mentira, me dije, sintiendo un hormigueo por mi espalda de temor. Invéntate cualquier cosa.

Sentí la bofetada como un relámpago y mi mejilla arder como el fuego. Alcé la vista, dejando paso mis nervios al enfado y al odio y fue cuando lo miré.

Me quedé embobada como una idiota, admirándolo, como si nunca hubiera visto a un hombre atractivo. Sacudí la cabeza, intentando no distraerme y pensar que las caricias sugerentes de antes y su voz era de aquel mismo hombre que en ese momento tenía frente a mí, y me centré en lo que me atañía.

-¿Con ellos?- pregunto-. ¿Por qué no los dejas en paz?- dije, sonriendo-. ¿Por qué no te diviertes?- propuse, sugerente, olvidando la navaja-. Sé maneras de liberar tensiones. 

Por su cara a aquel tipo no le hizo nada de gracia tu comentario, continuaba mirándote con sus gélidos ojos, guardo la navaja y rio tranquilamente quitando esa mirada. –jajajaja te agarra del cabello de la nuca y te jala hacia el piso sin hacerte caer –Con que así los han perdido… bien será como vos lo quiera!!! Te comienzo a arrastrar fuera de ese cuarto ahora pistola en mano para buscar a mis camaradas.

Me puse tensa en cuanto vi la cara de aquel tipo. Acababa de meter la pata y me maldije por ello.

Estúpida, pensé, haciendo una mueca de disconformidad. Piensa, joder.

Sin embargo, dejé de pensar en nada en cuanto me perdí en su mirada. Todo en él rezumaba erotismo para mí, me suponía un gran esfuerzo no dejarme llevar y cometer alguna locura. 

Céntrate, me dije, pero, de nuevo, miré sus ojos y volví a sentir un hormigueo recorrerme todo mi cuerpo.

Me llevé las manos a la cabeza cuando me cogió por el pelo y emití un grito ahogado, sintiendo los ojos lagrimearme, y comencé a andar, siguiendo su ritmo, sin rechistar.

-Pero, ¿qué es lo que quieres?- pregunté. 

Continuaba arrastrándote cuando llegamos al cuarto con el morboso (la puerta cerrada), -¿es aquí? Te grite con gran coraje, te lance cerca de la puerta  -ábrela lentamente y si mis camaradas no están bien despídete de todos!!! Te sigo apuntando con el arma

Seguí a aquel hombre, mirándolo con odio. Comencé a enfadarme por aquello en cuanto no entró en mi juego y eso me enfadó.

-¿A mí me preguntas?- dije, enarcando una ceja, altanera ante su pregunta cuando me tiró a la puerta-. Ábrela tú si tienes lo que hay que tener- espeté, con ira contenida-. Déjame en paz- añadí, sin apartar la mirada de él-. No sé a qué has venido, no sé qué es lo que quieres, pero a mí me vas a dejar al margen de esto.

Sin cambiar la expresión ni un ápice jale el martillo de la pistola te puse la pistola enfrente de la cara y me pegue a ti para estar en la puerta “si no quieres abrirme la puerta, me servirás de escudo” ahora te meto el arma en la boca ante tu estupefacción giro lentamente la perilla de la puerta para abrirla al abrirla te meto un poco más el arma tanto como para que te ahogues un poco, mi expresión ahora si denotaba sorpresa, tanto así que me distraje de lo que te hacía por ver lo que ocurría delante nuestro: uno de mis camaradas abandonando su puesto por masturbarse mientras dos chicas tenían relaciones, puedes notar que mis ojos están perdidos viendo algo pero no sabes qué, por otra parte también notas que mi cuerpo esta distraído.

Abrí los ojos, estupefacta, al sentir la pistola en mi boca y, sin saber muy bien por qué, aquello me gustó, hizo que me cosquilleara la entrepierna.

Estoy enferma, pensé, sorprendida conmigo misma. Totalmente enferma.

Me dejé llevar y reprimí la arcada que me iba a salir al sentir el frío metal de la pistola tan profundo en mi boca, sabiéndome la boca a hierro y reprimiendo las muecas de asco.

Miré lo que se escondía tras aquella puerta y sonreí para mis adentros de satisfacción. Las chicas lo estaban haciendo muy bien y mantenían las cosas en calma y sin peligro. 

Eché una mirada fugaz al hombre y pude ver cómo se distraía durante un segundo, aunque no llegaba a saber si era por que aquello le gustaba, o porque le resultaba increíble. 

De todas formas, yo actué como me propuse y deslicé de forma suave una de mis manos hasta su entrepierna y comencé a masajearla, invitándole a que dejara de hacer el idiota y se divirtiera un rato, tal y como le había aconsejado antes. 

No podía hablar debido a la pistola en la boca, pero mi mirada denotaba lascivia, lujuria y ganas de placer.

Vamos, diviérteme un poco, exigí. 

Te sorprendes al notar que tus caricias no me provocaron absolutamente nada, te mire con odio, la pistola hizo click estaba martillada y dispuesto a dispararte, cuando el otro hombre me grita –eh joder que si le vuelas los sesos no podre seguirme divirtiendo Todd!!! El comentario me cayó de sorpresa y no me quedo más que guardar la pistola, sin embargo aún tenía esa mirada de odio sobre ti, cuando un chico muy atractivo con buen cuerpo joven, musculoso, y vestido de mesero llego con una botella en una charola, el joven tenía algún tiempo ahí observando de pie sin titubear ni decir nada, tampoco con cara de horro o espanto por lo que acababa yo de hacer… al vernos ahí impávidos se metió a dejar la botella sin hacer preguntas ni inmutarse, al pasar pude notar sus nalgas descubiertas en ese provocativo pantalón de cuero, también percibí ese rico aroma que emanaba de su dorso desnudo y ese picaresco moño… se me estaba poniendo dura pero es algo que no puedo admitir.

al acercarme para entregar esa botella me entere de la situación: ese hombre te tenía en sus garras y no había nada que pudieses hacer, me quedé quieto paciente tratando de descubrir que hacer para ayudarte en ese apuro, bien vestido buen gusto, cejas depiladas, perfume, detalles “este hombre debe ser gay” me tome un respiro para aclarar la mente y formule el plan de enamorarlo, le lance una mirada justo en el momento en que bajo la guardia para que me notase, el cae redondito y lo único que sigue es antojarlo más, le lanzo miradas mientras pongo la botella dentro de aquel cuarto, meneo el culo para mostrarle mi mercancía, al salir solo puedo dedicarte una sonrisa que dice: “no se preocupe jefa este es para mí”

Me estaba empezando a enfadar de verdad. Nada de lo que le hacía le provocaba el menor escalofrío en él. Llegué a pensar que estaba perdiendo facultades, que no era más que una inexperta, cuando caí en la cuenta de algo a raíz de lo que pude sentir en la entrepierna de aquel tipo cuando vio al muchacho.

Sonreí para mis adentros y asentí para mí misma, diciéndome cómo podía haber caído en un truco tan idiota. Normalmente, los solía pillar a la primera, pero este tipo me había desconcertado desde el primer momento.

En fin, pensé. No tengo nada que hacer con él. 

Devolví la sonrisa al muchacho y suspiré.

-¿No querrá divertirse con él, verdad?- pregunté al hombre, sonriendo-. Vamos, si lo está deseando- añadí, rozando ligeramente su entrepierna con mi mano-. Aquí todo el mundo puede hacer lo que quiera. Siempre hay un momento para el placer y la diversión- intenté convencer.

A ese hombre le molestaba mucho que le tocases, pero las nalgas al aire del joven le convencían de sobre manera –está bien mujer tu ganas… te dice con resignación guarda sus armas y se lanza a besar al muchacho con tanto ahínco que le tira la charola, el chico te hace una señal de que está bien y que puedes continuar, sientes un poco de sed y es buen momento para refrescarte.
Lanzamiento de dados : destino d6, suerte 2d20, más gente d8, aliados d6