Partida Rol por web

te robo un beso en la mejilla, -bien brunelle (chasqueo mis dedos y un gorila toma tu bolso) primero, quiero mi dinero, esa cita fue concertada en mis dominios, así que ese dinero me pertenece (el gorila toma el dinero y te arroja tu bolsa a la cara) (saco un puro y comienzo a fumarlo) así que, explicame por que no deberia matarte, pequeña rata? (lanzo humo a tu rostro)

Pese a que en mi vida anterior no fumé (de hecho, detestaba el tabaco), cuando Don Juan me echó el humo a la cara no me desagradó. Me limité a sonreír e intenté llevar la situación lo mejor que pude.

- No deberías matarme porque sé hacer esto - dije y me acerqué a hacia su cuello al que empecé a besar con auténtica pasión y sonoros besos, pasando mi lengua lo más despacio y excitante posible por él - y esto - continué diciendo, mientras dirigía mi mano derecha a su entrepierna y empecé a frotarla contra lo que yo creía que cada vez se estaba poniendo más duro - y esto- dije finalmente hundiendo mi rostro en su pecho abriendo con manos ágiles su camisa y besándolo el pecho.

No sé si le estaba gustando (aunque su entrepierna aseguraba que así era), pero no me detuve. Había que llegar hasta el final con eso y estaba harta de la situación.

Mi psicólogo me hubiera dicho bastantes cosas, pero no estaba ahí. Sonrié al saber que tenía libertad absoluta para hacer lo que quisiera. Pronto, y tal vez, el tal Don Juan tuviera también un nuevo cuerpo al que poseer.

-esta bueno, no has perdido tu toque Brunelle, pero este no es lugar ni el momento, toma asiento... "vaya chica más problemática..." toma esto te paso un sobre es tu nuevo cliente, mañana a las 2pm en punto tienes que recogerlo

te pasan a dejar a un hotel, la llave que te dieron dice que vives en el pent house, seria buen momento para examinar tu vida, tu nueva vida

Entro al hotel y me dirijo a la habitación. Abro la puerta y me dejó caer en la cama, cansada.

-No me explico cómo ha podido pasar todo esto -pensé en voz alta, mientras me quitaba los zapatos con pereza-. Ahora, resulta que soy puta o... bueno, señorita de compañía -hice una mueca con la cara. Odiaba los eufemismos-. Bueno, evaluemos la situación -dije tirando el zapato a la otra punta de la habitación-. El tal Pedro es como mi "protector". Don Juan es Dios-sabe-qué, tengo esta tarde una cita con un tal Luis Garnica al que le gustan las colegialas - paré de desabrocharme el otro zapato-. Ah, pues tendré que comprar ropa- dije, mientras miraba por las ventanas, donde el sol ya empezaba a despuntar por el horizonte.

Me levanté de la cama y fui a buscar el otro zapato. Me lo puse y fui a por el bolso que había arrojado al suelo, al lado de la entrada.

-A ver -decía a la vez que buscaba la cartera- Ajá. Vamos a ver... Sí, tengo dinero suficiente- guardé la cartera de nuevo y salí de la habitación.

Me dirigí al ascensor y pulsé el botón. Mientras lo esperaba miré por la ventana del pasillo. La verdad que ese hotel no era muy ortodoxo, pero contaba con grandes lujos (tales como piscina y masajistas) y con buffet libre y grandes espacios para montar fiestas. Sonreí para mis adentros cuando vi a dos chicas de ensueño enrollándose con un hombre que doblaba en edad a las chicas.

El sonido de campanitas me avisó de que el ascensor ya estaba ahí. Me volví y esperé a que las puertas se abrieran. Había un hombre en el ascensor. Entré y saludé educadamente. Las puertas se cerraron y el ascensor bajaba despacio, como si no tuviera prisa.

Sentía cómo el hombre no me quitaba la mirada de encima, cosa que no me hacía sentir incómoda.

el hombre te hacia sentir algo interno, no eras tú era tú cuerpo el que lo sentia pero era un sensación que te dominaba, tu cuerpo se movia casi por arte de magia, comenzaste a insinuarte al elevadorista, mecanicamente, como si se tratase de uan costumbre detuvo el elvador y regreso al caurto del cual te recogio, al llegar al cuarto se sirvio un trago y se acerco para poder poseerte, se notaba la lujuria que irradiaba pero tambien tenia un encanto que para tu joven cuerpo era irresistible...

Nos besamos con auténtica pasión. Sentía cómo su lengua húmeda e inquieta me besaba la boca, el hombro... A medida que pasaba el tiempo, sentía mi cuerpo más y más caliente y descontrolado; sin quererlo, entramos el desconocido y yo en una espiral de besos, caricias y acometidas.

No hubo palabras. No se necesitaban. No era algo necesario. Hubo alguna risa y sonrisa fugaz, pero poco más.

Le desabroché con dulzura la camisa al hombre y admiré su torso machacado en el gimnasio. Pasé mi lengua húmeda por él hasta llegar a los pantalones. Con una mirada pícara, le bajé la cremallera al tipo con los dientes y con avidez cogí su miembro inquieto y ya endurecido por la excitación. Me lo llevé a la boca y vi cómo el muchacho disfrutaba sobremanera.

Después, tomó mi cara entre sus manos y me volvió a besar. Me tumbé en la cama y el muchacho empezó a lamerme los pezones con delicadeza, mientras me subía la falda, apartaba los muslos y aventuraba sus dedos hacia mi interior. Sentí un escalofrío cuando lo hizo, pero me encantó. Emití un leve gemido de auténtico placer y se volvieron rítmicos cuando él aumentó la pasión. Finalmente, grité de auténtico placer cuando llegué al orgasmo. Me quedé tumbada en la cama, respirando fuertemente tras la explosión. Me sentía llena y feliz.

Le sonreí y me incorporé. Le tumbé en la cama y me puse a horcajadas sobre él. Cogí su miembro y lo metí dentro de mí. Volví a emitir un gemido y después varios más acompañados de sus acometidas.

Yo era bastante chillona, así que al llegar, de nuevo, al éxtasis, grité de manera muy escandalosa, rebotando el grito en las paredes y, a mi parecer, escuchándose en todo el hotel.

Me dejé caer sobre su pecho, plena y satisfecha.

-No ha estado mal -le susurré al oído, mientras le lamía el envés de la oreja.

el chico se deja consentir pero repentinamente suena su celular, sin dudarlo siquiera salta sobre el y lo contesta: ¿cómo?, si señor en un momento estare ahí... se viste mientras te mira tiernamente, -Brunelle, me alegra que estes viva, pero no crees que estas jugando demasiado? Don Juan ya no te tolera, en cualquier momento te traicionara por favor (se acerca ti y te besa apasionadamente) huye, acepta la protección de Pedro... termina de vestirse y sale cortando cartucho de su arma.

tu cuerpo deja escapar unas lagrimas amargas, mientras aún sientes ese agradable dejo del aliento de él, mientras aún te repones del agradable ardor que dejo en tu vagina ese amante descomunal... estas asimilando eso, cuando ves algunas imagenes en tu cabeza:

recuerdas que tienes un armario enorme en esa habitación, uno tan basto que tienes ropa de todos tipos y formas, un juego impresionante de alhajas de oro y pedreria, dinero en una caja de zapatos (unos 35000), recuerdas que Don Juan una vez hace poco tiempo te propino una golpiza (por que no te acostaste con quien te dijo) y te madno unas semanas al hospital, recuerdas que mucho tiempo atras el te rapto de tu hogar para volverte prostituta... puedes sentir el rencor que ese cuerpo tiene para con él

-Pero, ¿qué me pasa? - me llevé ambas manos a la cabeza, intentando así despejar mi mente de las imágenes que me venían como una película a mis retinas, tan claras como el agua en una tarde verano.

Me levanté de la cama y puede sentir el odio que el cuerpo de la tal Brunelle profesaba hacia el Don Juan. Me dirigía hacia la ventana y miré hacia el exterior. Chicas impresionantes se paseaban en tanga por la piscina, viejos babosos las seguían, hombres de negocios concertaban citas con hombres mucho más ambiciosos que ellos. Me enfurecí por la estampa y tiré de las cortinas para cerrar y dejar la habitación sumida en la penumbra. Suspiré. Tomé una decisión.

Me fui a la ducha y a la media hora me miraba en el espejo revisando mi aspecto. Satisfactoria, cogí todas mis cosas y me fui de aquella habitación.

Ya que Brunelle me había prestado su cuerpo, qué menos que compensárselo con un pequeño regalo. Don Juan emitiría su último suspiro aquella noche.

Una sonrisa maliciosa apareció en mis labios cuando salía de la habitación y bajaba en el ascensor hasta la planta baja. Me reuniría con la cita que me concertó Don Juan en la estación de tren y, esa noche, quedaría con él.

"Ve rezando lo que sepas, Juanito, es tu último día para saldar cuentas" pensé, hinchada de valor.

tienes algunas horas antes de que te de la hora para ese compromiso, así que ahora que recuperaste algunso recuerdos (incluso el que tienes un carro y donde tomarlo) que haras?

Por alguna extraña razón, me sentí tentada de ir hacia el garaje del hotel. Desde hace tiempo, aprendí que había que seguir las corazonadas del cuerpo del Brunelle, por lo que le hice caso y me dirigí allí. Automáticamente sabía cuál era mi coche.

-Dios mío -murmuré, admirando el precioso Porsche descapotable azul-. Esta tía vivía cojonudamente bien. Ah, bueno, menos las palizas, eso no es muy divertido que digamos...

Parloteaba mientras daba una vuelta al coche admirándolo. No era aficionada a este tipo de máquinas, pero uno debía girar la cabeza cuando pasaban ciertos coches; y éste era uno de ellos.

Saqué las llaves del bolso y abrí el coche. Entré y me senté en el asiento del conductor, aunque bien podría haberme echado una siesta ahí dentro de lo cómodo que era. Encendí el motor y escuché con placer cómo ronroneaba. Pulsé el botón para quitar la capota. El aire concentrado del aparcamiento me azotó en toda la cara, pero me dio igual: ¡conducía un Porsche, por Dios!

Quité el freno de mano y, lentamente, salí de la plaza de aparcamiento hacia la salida del parking. El vigilante en la entrada se me quedó mirando. Yo pasé de él. Sólo quería salir de allí y dar una vuelta con el precioso coche.

Me quedé pensando hacia dónde podía ir mientas el semáforo estaba en rojo. Tras unos segundo decidí que lo mejor que una mujer podía hacer con la cartera llena era ir de compras. Sonreí para mis adentros y me fui hacia la avenida donde estaban las mejores tiendas de ropa. Qué bien me lo iba a pasar esa mañana.

llegas a la ciudad y te topas con que no hay nada abierto... es de noche recuerdas? lo único abierto son bares, cantinas y burdeles (de tabledance a prostibulos) la velocidad y la adrenalina hacen que te pongas caliente que haras? si vas a un burdel describe a que clase de lugar acudes

-Maldita sea. Aún está todo cerrado -maldije entre dientes, escuchando cómo el motor del coche rugía, como si él también estuviera enfadado.

Seguí conduciendo tranquilamente por la calle hasta que vi un burdel bastante llamativo. Era de esos en los que a los clientes se les podía sacar perfectamente más de 500 pavos en una sola noche.

Decidí aparcar el coche y acercarme a curiosear, ver quién estaba por ahí y saludar a algún conocido.

Salí del coche y me dirigí hacia la puerta del local. Música amortiguada se oía incluso sin abrir la pesada puerta.

Entré dentro del lugar y entorné un poco los ojos. La luz era oscura con tintes rojos y dorados. Se oían risas, voces y gritos. Las chicas bailaban en barras de metal sobre las mesas de los clientes, casi como un espectáculo privado. Muchas de ellas tenían billetes metidos en el tanga, y otras muchas no tenían ni sujetador.

Me senté a la barra y pedí un Mojito. Me giré y apoyé la espalda y los codos en la barra. Mientras veía, observaba la sala. Quizá me encontrara con alguien conocido, cosa que deseaba porque estaba viendo a las chicas bailar y me estaba poniendo cachondísima.

estabas bebiendo y observando en la barra (jejejeje) con un suculento vestido negro que desentonaba por completo con el lugar, tal vez por tanto alboroto no notaste que estabas vestida bastante elegante aún... tus labios pintados de castaño, con la uz de los reflectores haciendo juego con tu rostro hacian que te vieras como una diosa, podias sentir las muchas miradas de hombres y mujeres que te invadian, cuando notaste algo aún más cautivador, lentamente del otro extremo de la barra se acerca un hombre, tiene unos 40 años, esta en plena flor de su plenitud, alto, buen fisico (ni flaco ni gordo) con un extraño aire de inteligencia (a diferencia de la mayoria de pervertidos y estupidos que habia en ese lugar) es una persona que a ambas tú les parece atractivo, llega hasta donde estas, choca su Whisky en las rocas contra tu mojito y levanta la copa sin dejar de mirar tus ojos -Por el oasis en este insipido desierto de carne  bebe su trago de un sorbo chasquea los dedos y le sirven otro, se sienta a tu lado y observa calmadamente todo a su alrederdor, para regresar la vista a ti -definitivamente uno puede morir de sed en este seco desierto toma tu mano y la besa despertando algo extraño en ti, es un sujeto extraño pero su forma de hacer las cosas hace que lo admires en vez de golpearlo, -por suerte para mi, mira tus ojos con fuego en los suyos -yo encontre un oasis y te roba un beso apasionado e increiblemente emotivo, hasta el momento en tu vida no habias recibido un beso con una maña como la de ese hombre, incluso tu nuevo cuerpo se esta empezando a calentar

"Dios mío" pienso, totalmente caliente por el hombre "¿Dónde has estado todo este tiempo?"

-Cielo, eres muy amable - le dije al oído, mientras jugueteaba con los botones de su camisa-. Pero, ¿por qué no nos vamos a un sitio más tranquilo? - le pregunté, dando el último sorbo a mi mojito y levantándome del taburete y yendo hacia la puerta.

Miré hacia atrás. Vi cómo el hombre me seguía con una sonrisa en la cara. Lo cierto era que hasta ese momento, él era el mejor de todos con los que había estado.

"¿Conocerá este tío a Brunelle? me preguntaba, mientras abría la puerta del local y salíamos a la oscura calle, "aunque no lo parece".

Fui hacia el coche y lo abrí. Me di la vuelta y busqué los labios del desconocido. Trastabillamos y caímos sobre el capó del coche, entre risas.

Entramos al coche y allí deseé que esa noche no terminara jamás.

mientras conducías, íbamos jugueteando, mis manos en tu cuerpo tus labios en mi cuello, mi boca en varias partes tuyas… era un golpe de adrenalina y una sensación de bienestar; llegamos a un hotel elegante (no tiene nada que ver con los lugares que frecuentas, esto en la zona norte de la ciudad vos sois de la zona sur) entramos exigiendo la suite presidencial, ordene champagne, y rosas para la habitación, al entran en ella había un toque romántico, lámparas en forma de velas en las que se podía atenuar el resplandor de los focos, una habitación muy tradicional con muebles e caoba y otras maderas preciosas, un lugar enorme, lleno de detalles y lujos, destrocé las rosas para tomar sus pétalos y así hacer un camino de ellos desde donde te encontrabas vos a donde estaba la enorme cama, te vende los ojos con seda, para que pudieras percibir mejor con tus otros sentidos.
El aroma de las rosas mas mi perfume, más el atrayente aroma que mi cuerpo emanaba creaba una atmosfera excitante, muy excitante… por fin llegamos a la cama, ahí dos compas de champagne bien frías nos aguardaban, copas que fueron vaciadas de un trago, las burbujas te hicieron cosquillas al pasar sobre tus senos (estamos de acuerdo que luego de beber te deje caer un poco encima) el frio de la misma provoco que tus pezones se endurecieran y eso fue el preludio para poder lamerlos, succionarlos y mordisquearlos libremente, juguetear con tu cuello, desnudarte lentamente, hasta dejarte en tu fina pantaleta de encaje,  en ese momento quite la venda de tus ojos y di unos pasos para poder contemplarte casi desnuda mojada y solo iluminada por el brillo de lo que simulaba muy bien velas, mi mirada de veterano tierno penetro por tus ojos y tu cerebro capto mis perversos ojos: la malicia de un viejo con la pasión desenfrenada de un adolescente no pude esperar más y me lance sobre ti para estimular todo lo estimulable en tu cuerpo, mis manos mi lengua y el rose del resto de mi cuerpo se acompaso en un melodioso ritmo que me demostrabas querías bailar…

"Si así iba a ser el Cielo, no volvería a pecar jamás". Eso me decía mientras resoplábamos en la cama tras habernos besado, abrazado, acariciado y disfrutado el uno del otro. De todos, él era el mejor con diferencia. Ya no me acordaba ni de Juan ni de nadie. Tan solo quería que esto no acabara. No, al menos, pronto.

Pasaron los minutos lentamente y volví a desear que él estuviera dentro de mí. Juguetona, me deslicé debajo de las sábanas y me llevé su miembro a la boca. Deduje que disfrutaba por sus continuos gemidos de placer.

Tras eso, me puse a horcajadas sobre él y sentimos cómo nuestros cuerpos se acompasaban rítmicamente. Al rato, exploté y, sin querer, le arañé el pecho.

Sonriendo, igual que una pequeña gata, le miré con dulzura y cogí mi copa de champán. Bebí para refrescarme. Estaba eufórica y hacía mucho que no me lo pasaba tan bien.

Deseé que no fuera un sueño. No quería despertar.

despeus de quedar totalmente saciados, cayeron presas de morfeo entre besos y arrumacos.

al día siguiente despertaste y estabas sola en ese lugar, aún reinaba la atmosfera perfecta del día anterior, y un desorden atestiguaba lo apasionado del desenfreno; frente a la cama una mesita de servicio con un desayuno a 5 tiempos, muy elegante y patitoso, un ramo de flores y una nota

la notea decia algo así: las obligaciones me impiden continuar en este pedaso de paraiso, que sera de este pobre Adán lejos de su dulce Eva? juguemos a estar en el eden: quedate unas horas en ese lugar hasta que pueda regresar y no nos volvamos a separar nunca más. no se nada de ti pero te amo, te amo como nunca eh amado a nadie en este mundo...

y las líneas terminan tiene pinta de que en verdad se fue por obligación y no gusto, y que en verdad tenia prisa...

son las 11 am y te queda algunas horas antes de la cita con Luis ¿que es lo que haras?

Me llevé la mano a la boca sin dejar de sonreír. La cabeza me daba vueltas y la sensación de dicha era muy grande. No me lo podía imaginar. Jamás había estado con un hombre así. Todos me recordaban a mi padre: orgullosos, prepotentes, maltratadores, incultos, estúpidos... Sin embargo, con él... Sinceramente,no sabía qué me pasaba. Nunca había tenido una sensación así, pero... era muy pronto para hacerse ilusiones. ¿Y si no era más que una mera treta para estar conmigo y echar polvos cuando le apeteciera? Dejé la nota en la mesita y olí el ramo de flores. Eran deliciosas. Alcancé la taza de café y bebí un sorbo aún pensando en él.

Cuando terminé de desayunar me fui a la ducha. El recordarlo.. su cara, sus manos... hizo que me diese placer a mí misma, cosa que no solía hacer, y menos en la ducha, sin embargo, lo disfruté hasta el punto de gemir de placer.

Me puse una toalla y me asomé a la ventana. Había tomado una decisión.

Lo esperaría.

esta bien esperalo... cerca de la 1PM suena tu celular, lo dejas sonar hasta llegar el buzón... escuhcas el mensaje cerca de las dos suena de nuevo y pasa lo mismo, pasadas las 2 vuelve a sonar

primera llamada: -¿donde diablos te metiste? espero no olvides la cita de hoy, ve muy arreglada rcuerdalo!!! no hagas esperar el señor, por tu bien no lo hagas!!! (es la voz de Don Juan)

segunda llamada: -sigues con vida pequeña Sophie?, vamos que esto no es un juego hay demasiado en juego por tu parte... si no lo dejas no podre defenderte, Don Juan es peor de lo que cuenta la gente, si no quieres acudir conmigo bien no lo hagas pero en verdad pequeña escapa, escapa ahora que la jaula no esta totalmente cerrada (es la voz de Pedro)

tercera llamada: -¿pero que diablos te crees zorra maldita, puta sucia... te di una oportunidad y así me pagas?? eres carne muerta me oyes!!! donde te vea seras cadaver!!!!!!!!!!! (Don Juan de nuevo)