Partida Rol por web

- ¡Por lo mil demonios!

Ian se lanzó raudo a la puerta, golpeándola con frenesí, pero a pesar de los fuertes puñetazos que le diera a ésta no se movió ni un centímetro.

- ¡Alguien nos ha encerrado aquí!

-Creo que una vez finalice esta pesadilla voy a replantearme mi carrera. Todo el mundo parece saber más que yo en este asunto- sonrió amargamente -y eso que se supone soy detective.- hizo una pausa silenciosa durante unos segundos. -¿Por qué no nos contamos lo que sabemos? quizás así podamos salir vivos de esta.-

Mi piel se erizó. Ahora...  no se sí lo vieron, pero hay unos monticulos extraños a la entrada, me pregunto sí serán cuerpos.. miro a los demás confundida entre el hecho de estar encerrada y el hecho de estar paralizada del susto. ¿y-y ahora?

- ¡Sí, por supuesto! - respondió la muchacha a Leonard, bajándole la cabeza para dirigir hacia él una sonrisa amigable. - Aunque yo tampoco sé mucho. Pregunta y te responderé.

La joven pelirroja tomó un momento para sentarse a un lado del túnel. Observó un reloj que tenía en su muñeca derecha y luego asintió con la cabeza.

- Por cierto, me llamo Scarlett.

-Leonard Archer- dijo extendiendo la mano –Bueno, primero podrías contarme cómo y por qué estas aquí-

Scarlett estrechó la mano de Leonard y procedió a responder:

- Estoy aquí por la misma razón que tú. No para salvar a Peter, esa no es mi prioridad principal - aunque la tarea queda de camino -, sino para vencer a Gouchet. Él mató a mis padres. Hace cuatro años conducíamos por aquí cuando el auto se quedó sin gasolina. Como tuvimos que esperar por ayuda, y mi padre estaba algo aburrido, decidió acercarse con mi madre a este teatro, y no habían ni alcanzado la puerta cuando los secuestro. Fue muy rápido, ¿sabes? Tanto así que si no estuviera segura de mis ojos habían visto a un hombre secuestrar a mis papás, seguramente hubiera jurado que una nube negra se los hubiera llevado.

La mujer suspiró, y parecía que no iba a seguir, demasiado turbada por los recuerdos, cuando agregó con rabia en la voz:

- A los dos días los encontraron, desangrados, con las mismas incisiones que vistes en los cuerpos de allá abajo - señaló con el ménton al tubo que visto desde su altura se deslizaba hacia la oscuridad. - ¡Nadie sabía cómo habían terminado así! A los pocos días recibí una carta de una mujer llamada Eugenia, una colaboradora el circense, que no sé si conoces. Me dijo que si le entregaba cierta cantidad de dinero ella me contaría lo que les había pasado a mis papás. Por medio de ella me enteré de Alexandre Gouchet y de su tragedia, de que había inventado una máquina mediante la cual succionaba la sangre de sus víctimas para transferirsela a su hija, a Samantha, para revivirla. Al saber eso, quise vengarme. ¡¿No es ello una tontería?! Intente varias veces meterme en Carnival, sin éxito. Este edificio es impenetrable si Gouchet no quiere que entres. Entonces hace una semana me infiltré en la casa de Eugenia, y cuando dormía le robe unos planos del edificio. Me enteré de que había una entrada desde la tumba vacía del circense, que bajaba a la sala de torturas y por la que se podía subir hasta el hall del teatro, mediante la trampilla. ¡Por eso me tienes aquí! Y si no fuera por mí - rió - Juliette te hubiera matado.

Susan miró a Nicole cuando habló de los posibles cuerpos. Se acercó a ella y le frotó los brazos.

_Tranquila, debían ser escombros.

Miró alrededor, nada se veía. Sacó entonces su teléfono celular para alumbrarse.

_Maldito Von Hausen, no fue capaz de darme una linterna también a mi. Chicos, es posible que nos perdamos o nos separemos voluntariamente. Hasta ahora no nos hemos pasado nuestros números. Creo que convendría, para poder estar comunicados. ¿Me los pasan? ¿Y el de Von Hausen, Nicole?

Susan también estaba dispuesta a pasar su número a sus compañeros.

-Bueno, no se si me creerás o no. Pero yo no se mucho sobre Gouchet y sus hijas. De hecho me enteré de ellos a causa de una especie de sueño o visión o... o no se qué. La cuestión es que a través de ellos pude entrar en dos oportunidades en los recuerdos de Alexandre o al menos a una parte de ellos. Creo que la clave de todo esto está en el espejo y en la criatura que lo perseguía. La ultima visión, la que tuve mientras me dirigía aquí, me permitió acceder a una memoria en la que Gouchet escapaba de lo que parecía ser un hombre con cadenas. Para ellos utilizó un espejo cuadrado que se plegaba. También recuerdo haber soñado que inoculó a sus hijas Juliette y Cecile con una especie de energía o algo así reanimándolas. Se que esto suena increíble. Pero fuera de eso no se nada más. Había iniciado algunas investigaciones a cerca de este hombre y otros que aparecieron en la visión pero jamás llegue a obtener resultados.- Leonard meditó unos segundos y agregó -Sin embargo aquí tiene que haber algo más. Es imposible los Von Hausen ingnorasen lo que sucede aquí. Respecto a tu ultimo comentario... Dudo que Juliette fuese a matarme, al menos no todavía. Por alguna razón nos necesitan aquí abajo. Quizás para un sacrificio, no lo sé, pero creo que Christopher o Adolf están más que involucrados en esto. ¿Hay algo más que se te ocurra? siento que no me has contado todo-

- Wow - dijo Scarlett al escuchar la historia de Leonard -, te creo; pero si puedes entrar y salir a gusto de los recuerdos de Gouchet, entonces debes estar conectado de alguna manera con él, y no creo que sea bueno. Yo por mi parte tampoco conozco mucho; sólo sé que lo que te atacará en el recuerdo del circense no era un hombre, era una criatura. La vieja Eugenia sólo me dijo que era algo así como el maestro de la tortura, y que Alexandre Gouchet le teme profundamente. Me gustaría mucho que, de ser verdad aquello, el monstruo ese se apareciera y terminara de matarlo, a él y a sus hijas.

-Ojalá fuese a voluntad, lo cierto es que creo se debe más a la voluntad de Gouchet que a la mía. Se me ocurre una idea respecto a ese maestro de la tortura. Si podemos hacernos con el espejo quizás podamos soltar a esa cosa. No sé, quizás rompiéndolo o usándolo contra el propio Gouchet. El problema es que el francés debe de tenerlo bien guardado.- Meditó unos segundos sobre la idea de buscarlo, intentó pensar como Alexandre y tratar de descubrir donde lo guardaría. Luego agregó -¿Qué sabes de Peter? ¿Tienes alguna idea de por qué lo secuestraron, sabes si sigue vivo y donde puede estar?-

Susan ofreció pasar su número telefónico a sus compañeros e inversamente, pero ni había anotado ninguno en su celular cuando un sonido extraño se extendió por el lugar.

Sonaba como bisagras, a trampillas ocultas, pero sobre todo a peligro. El grupo dio un salto hacia atrás, casi tocando la puerta herméticamente cerrada, viendo estupefactos como cuatro televisores gigantes aparecían ante ellos, dispuestos de tal manera que no pudieran perderse lo que pasaba en las pantallas.

De repente éstos se prendieron. En las pantallas apareció la imagen de un Teatro. Había marionetas mecánicas moviéndose sobre el escenario mientras un hombre, con sombrero alto y vestido con un frac elegante, explicaba a un público invisible lo próximo que verían. Los títeres estaban haciendo la representación de la Cenicienta cuando se vio hilos de humo salir de las tablas. Minutos después el circense se mostró anonadado, jaloneado por niños que pedían explicación, antes de que se desatara un incendio.

Las cámaras cambiaron de plano y se pusieron al fondo del Teatro, desde donde se veía a la gente desesperada por salir. Dos hombres golpeaban con sus brazos el hierro de un par de puertas. Segundos después dibujaron una expresión de dolor en sus rostros, con llagas producidas por el calor sobre aquellos miembros.

La imagen se volvió a mover para mostrar al tipo del frac romper una ventana y saltar por ella. Otros intentaron seguirlo, pero entonces se produjo un estallido. En la cámara se dibujaron los cuerpos de personas envueltas por el fuego, quejándose, pidiendo auxilio o dejándose morir.

En las pantallas apareció un telón, que se cerró y luego volvió a abrirse para mostrar al hombre del frac corriendo hacia el Circo. El fuego había alcanzado la zona y la gente gritaba como histérica. Los animales se movían de un lado al otro en sus jaulas por el miedo mientras que varios niños se arrastraban envueltos por las llamas, buscando un poco de agua con que apagar el infierno que ardía sobre ellos.

Las cortinas volvieron a caer y cuando se abrieron el tipo del sombrero volvió a aparecer, subiendo las escaleras como un desgraciado. Saltó una tabla encendida que casi estaba por caer encima de él y se dejó arrastrar por el suelo como un militar en batalla hasta llegar a una puerta abierta.

En la habitación que había entrado el fuego lo estaba consumiendo todo. Una mujer y muchacha adolescentes se resguardaban en una esquina, y el hombre del frac se acercó a ellas para tratar de sacarlas de allí. Cuando había convencido a las dos féminas, una sombra negruzca se dibujo contra el marco de la puerta y ésta se cerró.

El hombre se lanzó sobre ella, pero no había salvación. Le hizo un gesto a la mujer de que aguardara y desapareció por un pasillo. En su ausencia la dama agarró una frazada, cubriéndose a ella y a la hija. Pocos segundos después el fuego las rodeó y las envolvió con su abrazo mortífero. Para cuando el otro había regresado, era demasiado tarde.

Las pantallas se apagaron. Se escuchó de nuevo el ruido de las trampillas abriéndose y éstos comenzaron a desaparecer como lo hace un barco hundido, sumergiéndose lentamente de aquel lugar recóndito de donde habían salido.

Los presentes hubieran podido jurar fácilmente que la bienvenida llegaba hasta allí, pero no podían estar más equivocados. Casi inmediatamente que los últimos vestigios de los televisores se esfumaron de su campo visual, otra trampilla, ésta sobre sus cabezas, se abrió.

Pasaron unos segundos sin que sucediera nada, y de repente, ¡zas! El cuerpo de un hombre en avanzado estado de descomposición resbaló por el hueco que había sobre la pared. Al caer, sus brazos se extendieron tal cual alas. Un cartel, que estaba atado de mano a mano por la acción de algún pegamento, apareció ante los ojos de Ian, Nicole y Susan.

Éste rezaba: “Bienvenidos al Carnaval”.

Scarlett levantó los hombros sin saber qué responder, tanto por lo del espejo como por lo de Peter.

- No lo sé. Han pasado cinco meses desde la última vez que intente entrar en Carnival, que como te digo, sin invitación, no pasas. Ese día descubrí el pasaje secreto desde la falsa tumba de Gouchet. Lo del espejo suena probable, pero no sé. ¿No crees que funcionara más como un portal que como otra cosa? Me parece que lo que hizo nuestro circense favorito fue devolverlo al Infierno, a donde esa criatura pertenece. Bueno, eso me dijo Eugenia. Y respecto a Peter Von Hausen, sé lo que todo el mundo. Pero dónde lo tiene y con qué motivo, lo desconozco. Me parece loco, hasta patético, que Gouchet necesite plata, cuando muchos millonarios trabajan para él. ¿A que esa no te la sabías?

La chica le guiñó un ojo a Leonard, pero de repente su expresión jocosa cambio por una sorprendida.

Tanto tú como Scarlett lo oyen con claridad. A pesar de las gruesas paredes del túnel, un retumbar hace estremecer sus corazones. Se oyen el ruido de trampillas abriéndose, bisagras oxidadas movidas al compás de una mano mortífera. ¿Qué estaba pasando allá arriba? ¿Sería que Alexandre Gouchet ya había puesto a funcionar los engranajes de su circo maldito?

Mire la escena extraña que se convertia en algo bastante horrible..

Pero yo habia visto cosas aun mas horribles. Habia vivido mucho mas que eso.. Y no iba a rendirme. Podia parecer un jovensito pero me aferraba por no sentir el temor. Era solo un hombre muerto. Otro mas de los que habia visto en mi larga vida de lamentos. 

Y ahora estaba alli. Listo. Tenia mis armas. Saque mi puñal y corte la cuerda que sostenia al cadaver. Asi mismo lo movilice a un costado donde no impresionara tanto a las chicas. Tenia que ser un hombre y no iba a dejar que ellas sufrieran tanto. 

Leonard sonrió ante el gesto de la mujer. -No me extraña, como dije antes todo el mundo parece sab...- se silenció de golpe al percatarse del ruido. Tomó su arma con firmeza y le indicó a Scarlett con gesto que continuasen.