Partida Rol por web

Erzsen se incorporó de su posición en cuclillas, con gesto preocupado. Su objetivo estaba ahi, delante de ellos, y sin embargo...parecía tan lejano...

- No soy capaz de ver nada que indique trampas o similares en este sarcofago, hermanos, pero... con esas runas no sabria decir... si hay algo mágico, yo... no puedo verlo...

Sicarius aguantaba su espada como si de un cirio gigante se tratara, iluminando la incertidumbre del grupo, conteniendo sus palabras, desesperándose... No soportaba la posibilidad de que todos muriesen allí por culpa de una maldita trampa, no podía permitirse que nadie cayera sin que él pudiese presentar batalla.

Al final no pudo aguantar más

Si hay una trampa y no podemos sortearla, me ofrezco voluntario para abrir el sarcófago. Poseo la fuerza para intentar hacerlo rápido como para que, aunque me fulmine, quede abierto para vosotros.

Luego agachó un poco su cabeza y la giró buscando con la mirada la aprobación del líder enano.

Lyria, estaba totalmente abstraída por la visión que tenía. Las runas parecían moverse, ..., parecían bailar, y parecían salir del sarcófago al aire de la sala. Poco a poco estas runas se fueron aclarando. El mensaje que contenían se volvió claro como las aguas de un arroyo alimentado por el deshielo primaveral. Lyria, impulsada por la visión, recitó el mensaje que prístinamente veía ante sí:

- Si has llegado hasta aquí, tuyo será el camino sin retorno, el camino del mártir...

El pistolero estaba escuchando como sus hermanos comentaban el abrir o no la tapa del sarcófago... Cuando Lyria traduce lo que pone en la tapa, mira la tapa

 Como he dicho antes, no tenemos muchas opciones una vez llegados a este punto...Lo mejor es acabar cuanto antes.

 Y dicho esto, se dirige hacia la tapa, toma posición y comenta.

El que no quiera estar aquí, será mejor que salga de la sala... Por si acaso algo falla...

Jarik espera a ver lo que sus hermanos quieren hacer.

Ishaya esperaba el veredicto de Erzsen en cuanto a ingenios mecánicos y de Lyria por la presencia de magia.... La actitud de los otros hermanos no sorprendió al clérigo enano, eran guerreros decididos y valientes pero aún así pudo notar el regusto agrio de su miedo. El destino les había llevado allí, y si allí era donde debían acabar sus días, que así fuese... Pharasma les acogería....

Se situó junto al sarcófago preparado para dar toda la ayuda que se necesitase....

Abrámoslo hermanos, a eso hemos venido.

El joven conde no pudo por menos que sonreir, a pesar de las circunstancias, al ver el coraje de sus hermanos. Si habían de morir allí, al menos lo harían juntos, y eso, lo reconfortaba más de lo que creía. Así que, decidido, se encaminó hacia el costado de Sic, que se encontraba en un extremo, y Jarik al otro, junto a Ishaya.

- Antes os quedasteis a mi lado, aún sabiendo que la trampa podía estallar - dijo mientras ponia las manos en la tapa - así que abramos esto de una maldita vez.

Y se dispuso a hacer fuerza junto las personas que más amaba en el mundo.

Todos permanecieron junto al sarcófago. La decisión ya había sido tomada, y se enfrentarían a su destino fuese el que fuese que Pharasma tuviera reservado para ellos. Tenían claro que el recipiente mortuorio podía contener una trampa, un ingenio mortífero capaz de segar la vida de varios de ellos, pero esa terrible carga se soportaba de forma más libiana si todos permanecían juntos...

Contaron todos a la vez... uno... se miraban a los ojos y sonreían... dos... se sentían privilegiados de haber podido compartir sus vidas... y ... Allí estaba Desther, el nuevo prometía... ¡¡¡tres!!!

De repente, una serie de afilados puntales transparentes que se distribuían por todo el techo, y que hasta el momento habían pasado desapercibidos, comenzaron a vibrar violentamente hasta comenzar a precipitarse. Afilados carámbanos de cristal gélido caían de la altura del sepulcro como si de una lluvia mortal se tratara. Las letales estalagtitas explosionaban al chocar contra el suelo, esparciendo restos de cristal por doquier.

El sarcófago albergaba una terrible trampa... ¿Sería este el final?... Anvus Redge no cedería su legado a cualquiera. Eso ya había quedado claro.

Como quien lucha contra un centenar de arqueros, Sicarius hizo girar su espadón con velocidad para repeler el mayor numero de proyectiles, sus movimientos fueron veloces, lo suficiente como para evitar un mayor daño del que seguro recibiría. Pero nada podía hacer para proteger a sus hermanos, él no caería, pero ellos?

- NOOOOOOOOO!!! - el grito de Erzsen desgarró la estancia, presa de un dolor más allá del físico. Había fallado, les había fallado a sus hermanos, y ahora, la muerte acudía a ellos rauda y sin piedad. Y sin embargo, aquel dolor no era tan acuciante como habría pensado, ni le embargaba ninguna sensación de desamparo, al menos, en lo referente a si mismo. Quizás muriese junto a sus hermanos, y en verdad aquello no era tan terrible, pues desde su vuelta, Erzsen contemplaba al espectro de la muerte como una especie de contrición por todos sus horribles actos del pasado. A pesar de aquello, tampoco dejaba de pensar en las pobres gentes de Ravengro, que a todas luces quedarían desamparadas frente a un mal que no podrían ya combatir. Si la muerte era su castigo, la salvación del pueblo podría ser su expiación.

Con todos aquellos turbulentos pensamientos, su cuero reaccionó solo, y con un salto prodigioso, danzó entre los carambanos esquivandolos con gracia y fluidez.

Jarik empujaba con todas sus fuerzas, cuando un sonido hizo que subiera la cabeza para mirar el techo.. en ese momento, la fuerza que ejercían sus hermanos sobre el sarcófago hizo que se desestabilizara Jarik. Recuperó rápidamente la posicón, pero notó que de donde había escuchado antes el sonido caía algo. y se puso a saltar y a rodar como un loco para protegerse...aunque sabía que era tarde...

Lyria escuchó el sonido de la trampa demasiado tarde para reaccionar. Aunque intentó lanzarse en dirección al seguro pasillo lo hizo demasiado tarde y los cortes de los fragmentos empezaron a marcar todo su cuerpo ....

Cuando levantaron la tapa del sarcófago el último ingenio de los inquisidores se puso en marcha... Del techo caían chuzos de punta, Ishaya no fue capaz de esquivar el que se le vino encima y solo le quedó tiempo para elevar una plegaria a Pharasma....

Aún no......

Desther, que había estado realmente intrigado por el sarcófago desde que entraron en la sala, ayudó a los demás a abrir aquella tumba cuando recordó un momento de su infancia en el que se encontraba con su querido abuelo Anvus Redge, quién siempre le construía sorprendentes artilugios infantiles con los que entretenerse. Un ruido del techo y el grito de Erzsen le despertaron de su recuerdo.

Trató de esquivar los puntales que caían, sin embargo no fue lo suficientemente ágil...

La trampa había hecho estragos... Lyria había caído y probablemente estaba cercana a la muerte, el resto de hermanos mostraba heridas de carácter grave, con excepción de Erzsen que al parecer había logrado esquivar los letales carambanos que les había caído encima gracias a su destreza felina... No había tiempo para divagaciones, tocó el nexo que le permitía acceder a la energía mística de su fe y con un sonoro suspiro desprendió una ola curativa para intentar paliar los efectos de la funesta trampa....

Su propia debilidad parecía haber mermado su poder de curación, se preparó para volver a intentarlo....

Erzsen, con el rostro mudado en una mueca de espanto corrió hacia donde yacía Lyria, cubierta de sangre por entero, con terribles heridas que profanaban su niveo cuerpo. No se atrevió a tocarla, tal era su horror, pero mirando con fijeza a Ishaya, que ya estaba en la labor de sanarlos a todos, preguntó en un susurro pavoroso:

- Vivirá, hermano? Podrás sanarla....?

Luego, muy despació, se incorporó, y fué mirando uno a uno al resto de su familia, Desther incluido, suplicandoles con la mirada un perdón que sus labios no eran capaces de expresar. Abatido por completo, arrastró los pies hasta el sarcofago maldito, y su rostró se tornó furia. La muerte rondaba a sus hermanos por culpa de aquel recipiente, y en este momento, las reliquias que allí pudieran haber, le eran baladí.

Poco faltó para que la hechicera cambiante se personificara ante La Dama de las Tumbas. Aquella trampa podría haber acabado con todos ellos, si ciertamente no estuvieran ungidos por la bendición de la Gran Jueza. La sala quedó convertida en un terrible campo de desesperación. Los afilados proyectiles que se habían precipitado, habían hurgado inquisitivamente en el cuerpo de casi todos los integrantes del grupo con resultados dispares, pero cercanos a la desgracia.

Tan sólo Erzsen, abastecido por los reflejos más cercanos a un felino que a los de un simple ser humano, consiguió de forma magistral evitar que ni tan siquieran lo rozaran. Ese sentido tan desarrollado que presentaba el ya olvidado Erodel Iomestri, parecía guiar en ocasiones los pies del joven noble.

Con rabia se acercó hasta el cofre. El camino del mártir... Ahora todo estaba mucho más claro.

El camino del mártir se basa en la entrega, el sufrimiento y el dolor. Para llegar hasta este punto, sus hermanos y él habían tenido que dar muestras de cada una de ellas, pues Pharasma así lo deseaba.

Cuando se asomó para ver el interior del sarcófago, su rostro cambió. Había valido la pena jugarse la piel por los objetos del viejo Anvus. Había valido la pena recorrer ese camino de autodeterminación, quebranto y pavor.

Flechas de plata, múltiples virotes de diferente tipo y confección, viales varios, casi media docena de portapergaminos, una daga de gran lujo y forja, una ballesta ligera enrunada y un cofre de madera negra cuya tapa superior se haya decorada con el relieve de un escarabajo con un ojo abierto en su espalda, ocupaban el interior del sarcófago.

Durante unos segundos Erzsen creyó recordar haber visto ese símbolo, pero le resultaba difícil asegurar dónde...

La expedición a la falsa cripta de su abuelo les había hecho afrontar muchas incertezas y peligros allí dentro, sin embargo, todo parecía haber llegado a buen puerto. Despues de que aquella lluvía mortal cayera del techo el joven inquisidor se levantó, herido en el torso y los brazos a causa de los puntales, algo que ignoró para ayudar al resto de sus heridos compañeros a levantarse. A pesar del estado de Lyria, la más perjudicada, pareció que todos habían podido sobrevivir a aquello.

- !Gracias a Pharasma! Sin duda el ingenio de mi abuelo cuidó bien de proteger este lugar de intrusos... - hizo una pausa y agachó la cabeza para añadir con expresión seria - Lamento que siendo yo su nieto no haya podido seros de demasiada utilidad para recuperar estos objetos... -

Los afilados fragmentos, como cristales, de los carámbanos impactaban en Lyria provocándole oleadas de dolor indescriptible. El tiempo pareció detenerse, el dolor pareció mitigarse y a cada impacto que recibía de otro fragmento, la realidad le parecía más lejana, ...., después todo negrura, todo silencio, todo quietud.

Una ráfaga, como si la explosión de una nueva vida se tratase, inundó sus sentidos. Volvió el sonido, volvió la luz y volvió el dolor. De nuevo fue consciente de su situación. Estaba estirada en el suelo, cubierta de sangre y con un dolor lacerante que le invadía cada parte de su cuerpo. Con gran dificultad, se medio incorporó, gesto que le provocó nuevas oleadas de sufrimiento, intentando esbozar una sonrisa para tranquilizar a sus hermanos:

- Ya ha pasado todo? - Fue el único comentario cargado de ironía que se le ocurrió decir.

Creía estar conmocionado... En las primera oleadas de carámbanos , uno le había golpeado en la cabeza y había caído al suelo, donde se había protegido como había podido... Ahora estaba sentado. Mirando. Lyria en un charco de sangre con Ishaya  y Erzsen a su lado los guerreros mirando como tenían las heridas... Erzsen se acerca.. pero le rebasa y se dirige a ver que hay en el sarcófago. Buena idea! Pero... Si. Solo. Siempre solo.

Con gran esfuerzo se levanta y va a ver que hay también...