Partida Rol por web

Al entrar en el comedor, os encontráis con dos individuos sospechosos acompañados de Nathalia, la chica que vistéis antes...

Al entrar, veis un gran comedor y en él había una gran mesa con muchísima comida, entonces os encontráis con dos tipos sospechosos...

En un movimiento rápido me paro delante de Hector. Aquellos hombres no me inspiraban nada de confianza. Mantengo las manos a mis costados mientras varias chispas salen de entre mis dedos. Mis ojos se ponen completamente azules. No iba a permitir que nadie lo lastimara a el.

-¿Quienes son...?-

Les pregunto en un susurro lleno de amenaza. Pero que no dejaba de ser suave. Las cadenas de mis muñecas tintineaban con cada rayo que golpeaba sobre ellas antes de dirigirse a mis manos nuevamente.

El lugar es grande, tal y como podía recordar. Lo que si me pillaba por sorpresa es la cantidad de viandas que estaban repartidas por la enorme mesa... la cantidad era exagerada, pero más raro aún era que estuviesen en el comedor de un castillo abandonado desde hace 3 años... ¡Isaac! ¿Cuanto llevarás por aquí rondando?

Oigo a Eria, e inmediatamente me fijo en las dos figuras que se encuentran con nosotros en este lugar. Al lado de Eria, levemente adelantado a la posición de la poderosa mística, y cubriendo a Nathalia, intento averiguar quienes son. Con voz altisonante y el arma desenvainada (obviamente) ¡Alto! ¿Quien vive?*

En cuanto llegamos al comedor, me invadía el hambre, pero...cuando Eria y Hector estaban en guardia, me abstuve a coger algunos de aquellos suculentos manjares...

Me los guardaré para después...

Pensaba apartando la vista de aquellos dulces de chocolate que había en la mesa y desenvaino mi gran espada.

Ahora a luchar...

Cuando noto que Hector estaba cubriendome, me notaba algo...como si fuera una especie de carga o molestia, aún así, tenía mi espada lista para luchar...

El muchacho observó a aquellas personas...aunque se detuvo un momento, fijandose mucho, en la muchacha que estaba protegida por aquel que olía tanto a vampiro... era aquella muchacha... cuan extraño parecía todo en aquel instante.

Parsimónico resultan sus gestos cuando los mismos inician una sincronía de movimientos: Gráciles aunque firmes, como si se tratara de un rito. El látigo a su cintura aferrado por mano diestra, mas siniestra también mantiene aptitud ofensiva, llevada a la santa cruz allí postrada, aunque sin aun tener intencíón de sacarla.

Un paso mas dió: Un paso suficiente como para que aquel olor se intensificara. Momentaneamente sus iris color del mar brillaron intensamente, como si trataran de purificar las almas de los allí presentes. Poseía un don... y aquél le hacía saber cual de aquellos era mas peligroso.

Aquellos debían de ser el creademonios y la bruja... mas.... la muchacha.... ¿Qué hacía allí?

No cabía duda: Habría de suponer que aquello no fué mas que una simple ilusión, aunque su gesto...seguía siendo igual de inocente.

Olvidando formalidades, volvió a establecer contacto visual con aquel cuyo oficio alertaba de su posición como.....vampiro..

-He de aprender que...cuando te metes en una pocilga, acabas encontrando a los cerdos...

Tras lo cual se gira, sin perder contacto visual con aquellos, en especial con el que consideraba mas fuerte.

-Teneis diez segundos para decidir: Decirme lo que sepais de este lugar, y dejarme eliminar al crea demonios.... o morir todos.

Su propia silueta reverberó, mas no era mas que el paso del viento al haber mantenido la puerta abierta. No obstante, en sus ojos podía desentrañarse el odio tan profundo hacia los de aquella especie.

Comenzó la cuenta atrás...

-Diez...

Dis...disculpe, pero...nosotros estamos aqui para cabar con Isaac, a aquel...forjador de demonios del que mencionáis, supongo, pero...¿por qué desea eliminarnos si os intentamos contar el mótivo...?

Le comento a aquel misterioso hombre algo desconfiada y de forma tímida pues no estaba muy acostumbrada a hablar con desconocidos...

Además...¿quién sois vos...?, ¿un cazador...?

Volvió a mirarla, esta vez de forma mas profunda...

¿Porqué se le había aparecido anteriormente..? quizas fuera una señal...

-¿Y tú? ¿Porqué sigues a un creador de demonios? Es simplemente una pérdida de tiempo... Ven conmigo, puedo salvarte, mientras que con ellos solo encontrarás la muerte..

Tras lo mismo no vaciló ni un segundo, manteniendo su mirada.. algo le decía que aquella mujer sería importante, en algún momento...

Lo observo fijamente. Se atrevía a contar. Un imbécil presumido sin duda. Atractivo pero presumido y esas eran características que no combinaban.

-No tenemos por que responder a alguien que esta en el castillo de Dracula... Eres un hombre bastante atrevido...-

Le susurro levantando un poco mas las manos. Los rayos habían crecido y el sonido de la cadena se hacia mas fuerte con cada golpe.

¡No tengo la necesidad de seguiros!, ¿por qué debería confiar en un desconocido como vos?

Le pregunto a aquel hombre algo enfadada pero asustada, pues me daba muy mala espina.

Tenía que encontrame con este maldito individuo otra vez. No sólo regresaba a ajustar cuentas con un personaje indeseable de mi pasado a un lugar que no hubiera hollado de nuevo por propio gusto sino que tenía que toparme en otra ocasión con el vástago de la familia que acabó con mi ex-amo... gracias a una oportuna ayuda mía, recuerdo.

Los modales, orgullosos y necios, me ofendían de sobremanera... más si tenemos en cuenta que el señor se creía el amo del lugar. Como respuesta a su primera pulla, respondo con el mismo porte, orgulloso y altanero, que parece destilar por cada uno de sus poros Más esa precaución es extraña viniendo de un individuo que se presta a introducirse en la morada ajena, como un pordiosero piojoso.

Observo como se prepara y comienza la cuenta atrás, una cuenta que no se detiene ni cuando Nathalia intenta explicarse a duras penas. Encogiéndome de hombros despreocupadamente, simplemente comento No seáis tan apresurado con la elección de rival, Trévor Belmont, o quizás esa elección finalmente os resulte demasiado grande. Por otra parte, aunque vine aquí para matar a otro Forgemaster, no pienso retroceder ante vos ni nadie... Los ojos brillan por recuerdos y la espada silba ante mi figura.

Oigo lo que le dice a Nathalia y emito el sonido menos esperado en aquella ocasión, ¡una risa! ¿Salvarla? ¿Tal y como salvates a los demás cuando te di la opotunidad de eliminar a mi antiguo señor? No salvaste a nadie! ¡Eres un maldito fraude!¡Y, y por tu culpa ella...! No acabo la frase debido a odio que destilan mis palabras.

La muchacha se te resiste, no tienes otra opción que llevartela a la fuerza...

El muchacho calló un segundo, volviendo a mirar al vampiro.

-Oh, si... Hector... ya te recuerdo.

Esbozó una media sonrisa. Tal era la tensíon que parecía poderse cortar en el ambiente.

-Un vampiro...que ha renunciado a su dueño....estais buscando a alguien que también sirvió a quien vos adoraba. No eres mas que un esclavo. Estás guiado por un destino que te depara la muerte...ambos lo sabemos... no sobrevivirás. Si llegaras a observar la reaparición del rey.... simplemente perderías el control... no me sirves, escoria.

Tras aquello desenfundó su látigo. Sus ojos volvían a destilar aquel veneno llamado odio, un veneno que penetraba sus venas, sus entrañas, y lo hacía deleitarse cada segundo de aquella sensación, tan mortífera, tan..... grandiosa.

Milésimas de segundo, tal vez algo mas. Su brazo sugirió una onda que puso en marcha aquel látigo. Describió una onda perfecta, un ataque diagonal en pefecta simetría con su propia anatomía, la cual se pone en movimiento. Su velocidad volvió entonces a convertirse en vertiginosa. La mano dirigida hacia una de las botellas de agua bendita, sacando esta del lugar donde dormitaban.  El poder de aquel látigo de acero comenzó a latir en su propio interior. La necesidad de beber de las entrañas de uno de sangre impura lo hacían disfrutar cada momento más de aquella situación, mas se mantenía serio. La botella no se dirigía hacia tal sangre manchada. En contrapartida la proyección de la misma coordinaba con la trayectoria del látigo, mas iba dirigida hacia la bruja.

Sus movimientos no se detuvieron ahí, sino que ejecutó una proyección flexionando sus rodillas para ejecutar un salto hacia delante, mas hacia delante que ambos contendientes, quienes se enfrentaban a él en un duelo abierto.

Observo sus movimientos sin perderme detalle. Un hombre atrevido sin duda. Demasiado hablador para mi gusto. Su látigo era un arma interesante. Al ver su ataque y su trayectoria me sonrío inclinándome hacia adelante.

Una ráfaga de viento explota a mis espaldas apartando a mi amo y al estorbo hacia atrás. Lejos de donde podían molestarme.

Dejo escapar un leve gruñido, mientras paso la mano derecha con velocidad y suavidad sobre mi cadena desde la muñeca izquierda a la derecha. Haciendo brillar el metal en un color azul.

Mi cabello se agitaba a mi alrededor al igual que la túnica que tenia puesta. Varios relámpagos brillaron a mis costados creando mas cadenas como brazos que sobresalían de mi cuerpo. Con movimientos propios las cadenas destrozaron la botella enroscándose en el látigo.

Aun inclinada salto hacia adelante para ir directamente al choque con el. Sabia que mi contextura física era menor, pero no perdía la confianza en el combate y menos con un hablador. Concentrando mi poder mis ojos se ponen rojos, mientras mi cuerpo y la armadura bajo la túnica toman calor. Quemando la tela, y dejando solo la armadura debajo me lanzo contra el. Haciendo que el calor creciera.

La ráfaga de Eria no me termina de sorprender, ya que siempre demuestra este temperamento cuando se encuentra frente a enemigos con tendencia a la charlatanería.

Luego, con una sonrisa psicótica mientras hago un salto cruzado hacia la derecha comento medio airado medio divertido ¿Vampiro? ¿Yo? ¿Tan inútil eres, sangre de Belmont, que me confundes con un chupasangre? Caigo con la flexibilidad de un gato, con la espada por delante y con el impulso aún sin perderlo.

Desde mi posición actual, a las nueve de Trévor, si mirásemos en un cuadrante de reloj, me permite tomar la iniciativa y obligar a éste ultimo a pasar a la defensiva Recuerda bien esto, soy y siempre fui Humano, desgraciado. Jamás me he covertido en algo similar a Drácula. Con celeridad pasmosa utilizo mi fina espada, buscando los huecos de la defensa de Trévor y azotando los puntos débiles de usar un látigo, más cuando éste se encuentra entrelazado con las cadenas de Eria.

Aún así, me mantengo lejos de Eria y el calor que desprende.

Sonrie al observar tal espectaculo.

En tal caso, el muchacho deja que por inercia casi llege hasta el, volviendo a extraer algo, esta vez, una cruz de madera, la cual dispone en frente del rostro de su enemigo, el vampiro dejando asi que expulse su energia divina dos veces, girando 240º sobre si mismo, asi esquivando los golpes de la espada del vampiro y prepa. Aquello debia debilitarlo lo suficiente.Tal ser gira dando la espalda a la bruja y agachando su cuerpo, pasando el cuerpo de ella por su hombro, aferrando el latigo y empujando a ella a su vez, al tirar de este hacia abajo con gran potencia.

Tras aquello, dejó por inercia caer su cuerpo hacia detras, girando en el aire para darle la cara al crea demonios... recibiendo la caida con una rodilla hincada en tierra, observando la llegada de su enemiga, quien debió de llegar al suelo con mas estrépito que él mismo.

-El siguiente...

Mentó, observando al muchacho crea-demonios, quien aun se mantenía en el aire...

En cuanto veo que aquel hombre se aproximaba hacia nosotros, me voy poniendo en guardia con mi espada, pero...

Agh...¿qué me sucede...?

Notaba un dolor agudo en el pecho y cae mi espada al suelo, intento alcanzarla pero...me dolía tanto que apenas podía avanzar...

Un...un esfuerzo...no me falles ahora...

Apoyo la rodilla en el piso girando sobre mi misma para no golpear. No iba a permitir que el me ganara. Y tampoco podía permitir que Hector se interpusiera. Miro a mi amo fijamente, molesta.

-¡Hector!-

No tenia que decirle mas nada, seguramente entendería mi molestia. Me sonrío relamiendome antes de mirar a Trevor. Manteniendo la sonrisa me deshago en sombras fundiendome con el piso. Aquel hombre no me asustaba y sus golpes eran tan débiles como los de una niña.

Me muevo bajo la tierra hasta salir bajo sus pies y me deslizo por su cuerpo aun siendo sombra. Para rodearlo con piernas y brazos. Sabia que se desharía fácil de aquella presa. Pero le dolería.

-Estas jugando conmigo trevor...-

Susurro en su oído, rozándolo con los labios antes de generar una descarga eléctrica en su cuerpo con mucha potencia. Todavía teniéndolo agarrado.

Vais bien, lucháis y posteáis muy bien, pero...como en el juego, dejad que Trevor gane esta vez, pero no os matará, sin embargo, no le perdáis de vista cuando gane pues está buscando algo que tenéis ustedes...