- Pero que...?
El muchacho se quedó observando la zona, bastante perplejo.
-Fue idea tuya meternos en esa maldita cabaña, y ahora no sabemos donde estamos...
Comenta el muchacho, algo contrariado. Aun así seguía examinando el lugar
Suspiro profundamente y me lamento por las palabras que me lanzó Trevor...
Lo siento...
Me disculpo algo cabizbaja y desanimada ante él.
El chico desvia la mirada, tambien bajando la cabeza...
-Disculpa la rudeza de mis palabras... cuando no se donde estoy... me contrarío un poco, por un momento.
Tras eso buscó la mano de ella, sin mirarla, aun observando la escena...
En cuanto os vais a adentrar en aquel vasto templo, os encontráis con tipo bastante elegante por el camino.
¡Sa...Saint Germain...!, ¿qué hacéis vos aqui...?
Le pregunto al caballero algo sorprendida por su aparición repentina cerca del templo...
Soltó la mano de ella. Algo en su interior se activó.
Siniestra por pura inercia colocase en torno a la cruz. Diestra prepara el lanzamiento del látigo.
Su mirada penetrante se clava en aquella figura. Una energía extraña comienza a ser irradiada por aquel de cabello azabache e iris color del cielo.
La perfecta distancia entre sus piernas se pronunció, solo levemente, puesto que no era común en el verlo en una posición defensiva.
-¿De qué lo conoces?
Preguntó él, examinando aún tal silueta, examinando cada parte de su cuerpo...
Ah, tan sólo un conocido, caballero...
Le contesta a Trevor quitandose el sombrero en señal de respeto.
Señorita Nathalia, ¿y vuestra peineta...?, ¿la habéis pérdido..?
Pregunta algo desconcertado Saint Germain al ver que los cabellos de la muchacha estaban sueltos y no recogidos como siempre...
Uhhhh....Herejía xDDDDDDDDDDDD
Suspiro profundamente observando al galante caballero.
Se me perdió cuando fuí "rescatada" por el señor Belmont y...se me hace algo incómodo luchar así, pero al menos me veo mejor sin aquella tortuosa peineta...
Le contesto mientras acaricio mis cabellos con muchísimo cariño...
Simplemente aguarda, observando a ambos. Su simple presencía revelaría entonces la procedencia de su sangre, su fuerza interior. Sin embargo, reprimía las preguntas, para cederle la palabra a la muchacha a quien preguntaba.
Habéis hecho muy mal en dejaros la peineta...pero no puedo revelar detalles pues se me prohibe hacerlo, pero puedo daros un consejo...tened mucho cuidado con las aguas profundas puesto que no sabéis nadar, señorita Nathalia. Ah, antes de que me vaya...
Mira a Trevor...
Si deséais yacer con la mujer que más os importa, no se abstenga pues pronto será tarde.
Le dice seriamente.
En fin...buena caza...
Una vez dicho esto, desaparece a la velocidad de la luz, dejandoos a ambos con una expresión de perplejidad en vuestros rostros...
Simplemente deja que ocurra la escena. El consejo era mas bien una frase cualquiera que pasaba por sus oidos, aunque la guardó en algun lugar de su mente, por si acaso.
De cualquier modo, no se alteró ni un ápice. Siguió avanzando observando la escena.
Me acerco a Trevor y le agarro con fuerza de la mano y le muestro una sonrisa algo forzada.
Bueno...¿nos vamos...?
Le pregunto con la mano un poco temblorosa...
-Primero, dime quien es esa persona, y porqué te ha amenazado. Despues podremos ponernos de nuevo con el camino.
comentó, mirandola a los ojos..
Es Saint Germain y es la segunda vez que me lo encuentro...dice que una joven y yo somos las claves de este puzzle, pero...
Me rasco un poco la cabeza con la mano que tenía libre...
No sé a que se refiere...siempre me deja todo a medias, sin embargo, un viajero no puede decir la verdad y menos decir una mentira...es muy extraño que me cuente cosas de esta manera, es como si quisiera decirnos algo respecto a la maldición, más que amenazarme...
-Está bien..
Comienza a avanzar, a paso seguro, manteniéndose atento a todo, examinando el lugar.
-¿Estaremos muy lejos del castillo?
Empiezo a mirar el templo y me empezó a dar una extraña sensación.
No creo...sigamos adelante...
Le respondo, guiandome por mis instintos...
Acaba acercándose mas al templo, pues era el unico lugar al que podían llegar desde allí
En cuanto abrís las puertas del templo, veis una inmensa estancia extendida por numerosos pasillos de piedra que llevaban a un inmenso número de cámaras, el aspecto que presentaba el templo era algo ruinoso, pero parecía tener mucho aguante gracias a las plantas y al moho que ha estado creciendo entre los bloques de piedra. Al entrar, notáis una especie de brisa que emanaba de los pasillos, que recordaba al castillo de antes, donde os vistéis...
En frente de los muchachos, miles de pasillos expandían las posibilidades de elección a límites insospechados, aquello incluso le mareaba de solo verlo.
-¿Por donde vamos?
Comenta el muchacho, mirándola, tratando de no mirar la infinidad de pasillos que se encontraban frente a sí.