Partida Rol por web

La puerta se cerró pesadamente. Apenas unos segundos antes de que la medusa llegara a cruzarla, habia estado terroríficamente cerca. Ahora estabais en la factoría, había varios tanques industriales que contenían burbujeantes líquidos que humeaban. Una línea automatizada iba rellenando latas vacías con un líquido luminiscente verdoso antes de sellarlas.  La lata no aporta ninguna pista sobre su contenido, estaba escrita en extraños caracteres.

¡No se beba eso!- Gritó a Txiki que ya había sacado una lata de la línea de transporte -El mutoaldeido fosfatado te mataría o te convertiría en una aberración mutante. Soy la científica Cachorra. Eugenia Alberta Cachorra, doctorada en química y ciencia limite. ¿Ustedes vienen de la ett?

–Douglas aun siento algo por ti, no voy a negarlo. Pero el encantador de serpientes estuvo allí cuando tú te fuiste. No puedo traicionarle.

- Txiki... yo... -balbuceó el sheriff apesadumbrado por la culpa. "Espera un momento...", pensó de repente el sheriff, "¿abandonar yo a Txiki? ¿no fue ella la que me abandonó a mí, me rompió el corazón y por eso me hice sheriff, para ser un policía del amor e impedir que Cupido volviera a equivocarse al disparar su Magnum 45 hacia las personas equivocadas? ¿O quien me rompió el corazón fue aquella famosa cadena de comida basura cuando dejó de comercializar la McRib y hubo que hacer un tour de gordos (por el que abandoné a Txiki) que iba de restaurante en restaurante mientras veíamos impotentes como desaparecía nuestra adorada hamburguesa de costilla de cerdo? Córcholis, no soy capaz de recordarlo... seguro que una de esas fantásticas hamburguesas me refrescaba la memoria. Tengo que conseguir una sea como sea, ojalá fuese sheriff y por el poder que me otorga la ley pudiera... ¡Eh! ¡pero si sí que soy sheriff!"

Douglas no tuvo tiempo para seguir reflexionando tan intensamente (tanto que las gotas de sudor le caían por las sienes debido al esfuerzo), pues la guía les condujo fuera del peligro que suponía la medusa psicótica; una medusa que ya había atacado también a John Alone. Por suerte, tras pasar todos, la puerta se cerró dejándoles a salvo. Por el momento.

En la nueva sala podían ver la planta química en todo su esplendor: a través de enormes tanques, un montón de latas eran llenadas de un líquido verde fosforito (que además tenía sonido propio) y que a todas luces parecía totalmente ecológico. Douglas lo tuvo claro: reproducir la magia de la fotosíntesis de la naturaleza de una forma tan eficaz, y venderla en tarros y latas como aquellas, era un proceso tan natural como lucrativo. La planta no contaminaba, ni lo haría nunca.

La doctora Cahorra, que estaba por allí, empezó a hablar en un idioma parecido al chino y el sheriff, que no entendía ni papa, miró a Stephany y le dijo:

- China, tradúcele esto -volvió a dirigirse a la doctora y gesticulando exageradamente, le dijo de manera lenta y vocalizando cada palabra demasiado-: Eh, oiga, vaya más despacio, Einstein, ¿qué demonios es una ETT? Nosotros somos ciudadanos americanos, ¿me oye? A-m-e-r-i-c-a-n-o-s. Menos la china, a la vista queda. No te ofendas, china.

- Menudas gafas de sol. - Dijo el granjero gruñón al ver a la científica cachorra.

Sin embargo, su atención se centró inmediatamente en aquellos recipientes que contenían aquella sustancia verde luminescente. Aquella visión le traslado a la madrugada de ese mismo día. Cuando tras la inoportuna llamada de su Vecina Respetable, había ido en busca de Betty. Aquella pobre puerca que no hacía daño a nadie bañándose inocentemente en la piscina vecina había sido devorada desde dentro por una sustancia gelatinosa similar a la que se fabricaba en esa planta no contaminante.

Una lágrima recorrió la mejilla de Rob. Puede que Betty no fuera a vivir muchos años, y que su destino fuera morir para fabricar embutidos americanos de primera calidad. Pero desde luego su destino no era acabar siendo devorada por un se extraterrestre. Su destino era sin duda, acabar siendo devorada por americanos de pura cepa, en forma de costillas, tocino, bacon y jamón de york. Alguien tenía que pagar por lo que le había pasado a su cerda un precio muy elevado, tan elevado como lo que cuesta una cerda de doscientos kilos.

Robert se acercó al sheriff y le susurró al oído. - Esa sustancia fue la que mató a Betty y posiblemente también sea la causante de todo lo que está pasando en la ciudad. - Mientras decía eso Robert no perdía de vista a la científica Cachorra mientras masticaba sin tener nada en la boca y cerraba y abría un ojo desafiante. 

El sheriff miró con ojos de sorpresa al granjero, pero a través de sus gafas de sol nadie se dio cuenta. De hecho, la mayoría de expresiones faciales que el actor se cuidaba de interpretar magistralmente para dárselas de polifacético profesional quedaban ocultas bajo sus RayBan falsas, para alivio del espectador medio. 

- Siento lo de tu Betty -murmuró el sheriff. "¿Quién diantres sería esa Betty? ¿Su difunta esposa?", necesitaba esa hamburguesa de costillas refresca-memorias ya mismo-. Yo también sospecho de ese compuesto ETT, sea lo que sea, y aquí hay algo que me huele a chamusquina. Oigamos lo que dice la doctora, pero mantengámonos alerta.

- Las ETT son empresas de trabajo temporal, señor. - Susurró Robert como si aquello fuera el mayor secreto de la humanidad. - No creo que tenga relación... - Concluyó.

- ¿Empresas de Trabajo... qué? -en la cabeza Douglas, un hombre atado felizmente a un puesto vitalicio en el cuerpo policial del Estado, no cabía el concepto de "trabajo temporal"- Eso suena a invento de los malditos demócratas para chupar del tarro. O a compuesto químico creado por esta mala mujer para sabotear esta planta ecológica que NO contamina y crear sus propios híbridos hippies caníbales y sus medusas psicotrónicas -Douglas susurraba con odio todo aquello al granjero, pero la exaltación era tal que no pudo evitar levantar la voz contra la doctora Cachorra:

- ¡Está jugando a ser Dios adulterando con compuestos demócratas la vida de la gente! ¡Los ciudadanos de Tranquility Town no somos sus ratas de laboratorio! ¡¡ESTÁ USTED LOCA!! ¡COMPLETAMENTE LOCA! -y volviendo a su voz calmada de siempre, le dijo a Steph- Tradúcele eso, china.

Stephany quedó colapsada, por una parte estaba furiosa porque le habían llamado no-americana, por otra feliz porque la habían recordado. Dentro de su cerebro se había montado un Ring en el que la egoSteph se repartia ostiones como panes contra la americanoSteph, una de ellas llevaba los pantalones con la bandera americana y la otra con su propia cara impresa, iba en top-less ya que -habían dicho los de material- no había presupueto para más. Curiosamente sí habían tenido para dos pares de guantes marca Hacendado que chutaban que no veas.
Al final, como no, ganó la americanoSteph, que saltó a lo Chun-Li del Street Fighter 2 para celebrar su victória.

Lo que en su cerebro habían parecido segundos, realmente habían sido horas (de metraje que se vendería como churros en la versión extendida) por lo que ya todos habían vuelto a olvidarla.
Ambas Stephs lloraron en su cerebro, se pillaron un ciego en el bar del Casino en que habían peleado y se fueron a buscar un par de buenos boxeadores de petreos músculos y tablillescos abdominales: a la Steph escritora la podían petar ahí fuera.

Oh!- Steph dió un saltito cuando el sherif la volvió a recordar, y esta vez sí le hizo caso, para ver si empezaba a haber un orden o algo:¡Está jugando a ser Dios adulterando con compuestos demócratas la vida de la gente! ¡Los ciudadanos de Tranquility Town no somos sus ratas de laboratorio! ¡¡ESTÁ USTED LOCA!! ¡COMPLETAMENTE LOCA! gritó Steph con esa voz agudísima que ponen las asiáticas cuando se cabrean.
Y si no lo has entendido te lo vuelvo a repetir. Amenazó a la Cachorra esa, podía hacerle saltar los empastes con otro de sus chillidos sin despeinarse. Ponme a prueba sorra

-Waka waka, he he. Porque esto es África…- A lomos del granjero, al girar una curva recibo un golpe en la cabeza. … hola amigos, soy Troy Mc Clure. Tal vez me recuerden de otras películas de cine escombro cómo Alien voló sobre el nido del cuco o Alien vs Chuck Norris … -Golpe contra una puerta.-¡¡Chíngale compadre!!  Tutu tutú tutuuuuuu  ¡¡¡Touchdown!!! – El golpe contra un extintor me hace dejar de decir tonterías, babeando ko durante un buen rato tardo en recuperar la consciencia.

-¿Eh? ¿Que hago encima del porquero?

-Joda. Menuda resaca- Digo masajeándome el dolorido cráneo. No es justo. Normalmente despierto así tras alguna orgía en la que me pongo hasta las patas de cerveza, cocaína, pollas, marihuana y chicles de fresa. ¡¡Pero esta vez no ha habido nada de eso!!

-Vaya timo, quiero mi orgía- Mascullo recuperando la verticalidad mientras me apeo de mi apestoso medio de transporte.

Entre lo necesitada que estoy y ver a Steph y al sheriff enfadados, hablando de compuestos demócratas y gritando cosas que no entiendo me excita tanto que me los fumaría allí mismo, o me los follaría o me los inyectaría en vena, no lo sé, no puedo pensar con claridad. Pero sea como sea me uno a ellos.

-¡Eso!¡Estás loca!- Digo uniéndome a la fiesta sin saber ni de que va todo esto, pero si hay que humillar a una pobre chica ahí estoy yo para lo que haga falta.- ¡Puta!, ¡Guarra! aféitate cochina.

Ahí estaba, el compuesto químico que andaba buscando y por lo que parece había litros y litros de esa sustancia. Tan solo necesitaría conseguir un bote pequeño de aquello y llevárselo a Ellos. No debería ser mucho más complicado que lo que había pasado hasta ahora.

Además, había otra persona allí que me llamaba la atención... la doctora Cachorra. Esa debía haberle arrebatado el puesto de Miss Planta Química a mi querida y amada guía. A ver ahora como se las apaña después de haber creado al ser definitivo, mitad guía, mitad director.

-Vaya, vaya, vaya. Usted debe de ser la actual Miss Planta Química si no me equivoco. Quiero que conozca a alguien, aunque bueno en realidad ya "le" y "la" conocía de antes.- dije mientras acercaba al ser que había creado momentos atrás. -Le presento a... ¡¡Dire-Guía!!-.

Seguramente hubiera algo de conflicto entre ambos, y a ver como la doctora se defendía de la que era su contrincante anteriormente y por otro lado de su jefe, el director. Estaba jodida, porque además al parecer el resto de pirados que había en la sala estaban de mala hostia con el compuesto. Menuda se estaba cociendo allí, el espectador que estuviera viendo la película desde un cine cutre estaría chillando, riéndose e insultando, mientras un tipo gordo con máscara y otro vestido de oso les animan a ello.

- Científica extraña, guíanos hacia la luz. Necesito un nuevo Dios, o Diosa, o nuevas setas alucinógenas, lo que tenga más cerca.

John se quedó pensando: ¿Pero mi nuevo Dios-Diosa no era un travelo renacido cual Lárazo? Tengo demasiado follón...

- A quien se gane mis afectos, me comprometo a ser su profeta, rezarle mirando a Utrera todas las tardes e incluso afiliarme a la secta esa de la ETT.

-Ey John, ¿Por que no pruebas a ingerir esa sustancia que se encuentra por todo el laboratorio? Seguramente te transporte a un mundo lleno de diferentes dioses a elegir con la pinta que tiene, ¿no crees?- susurré a John en el oído para que nadie más pudiera escucharnos.

Si el tipo pirado aquel se le metía en la cabeza que esa sustancia podría proporcionarle nuevos dioses y se lanzaba a por ella se montaría una buena y tendría todavía más oportunidades para conseguir un poco de aquella sustancia.

- Vaya, usted sí que parece inteligente. ¿Ha estudiado usted Teología del Nilo? Por supuesto, ese líquido..., tan bonito..., con tanta luz..., tan guapo, tan alto, tan preparao... Quiero mi lata, esss mi laaataaa...

¡¡ESTÁ USTED LOCA!! ¡COMPLETAMENTE LOCA!

-¡Eso!¡Estás loca!-

La mujer, extrañamente atractiva  escucho como le llamaban loca.

-No llores, no llores, no les des esa alegría…- Piensa para su interior (Es decir, hablándole a las bacterias afincadas en su tracto digestivo)

De repente se apagan todas las luces, menos un foco que la alumbra, y el sonido de la línea de montaje se cambia por música de violín. -Otra vez me llaman loca.- Dice mirando a cámara -Toda mi vida me han llamado loca, solo por dedicar mi vida a sacarme una carrera de “Viología absurda” con un doctorado en “Jenética absurda” y una tesina titulada “Vestiario del cine escombro, hay cosas peores que la serie Z”.

Un sonido de arpa nos lleva a un flasback de su infancia, en la que se ve a una joven doctora cachorra trasplantando órganos de unos muñecos a otros de distinta especie.

-Desde que era una niña he soñado con crear el sirviente subhumano perfecto, mezclando formas de vida humana y no humana. Mientras las demás niñas vestían muñecas yo combinaba cromosomas en busca del esclavo perfecto.

Las luces vuelven a la normalidad.

-¡Locura seria no hacer progresar a la humanidad!

Usted debe de ser la actual Miss Planta Química si no me equivoco

-Le presento a... ¡¡Dire-Guía!!-.

-Si, esa soy yo, miss planta química... Oh vaya, ya decia que me sonaba, es un implante  de cabeza maravilloso, las grapas han quedado en su sitio y las dos vueltas de cinta roja hacen el diseño solido. Un placer tenerle aquí jefe.

- Científica extraña, guíanos hacia la luz. Necesito un nuevo Dios, o Diosa, o nuevas setas alucinógenas, lo que tenga más cerca.

-Tengo un poco de LSD en mi despacho, me ayuda a concebir mis mejores ideas. Como la gallina con trompa y compulsión por esnifar todo lo que haya en el suelo. Si logro que aprenda a distinguir basura de los pies y los gatos de su dueño, me forrare ¿Quien querria una aspiradora robot pudiendo tener una aspiradora viva?  Pero si quiere adorar un dios, le voy a hacer un favor: solo hay uno verdadero, se llama ciencia, el método científico es su dogma y René Descartes su profeta. Creo que puedo regalarle mi ejemplar de “Discurso del método”

Acompañenme por favor.- Echa a caminar mientras sigue hablando. –Verán, desde que era una niña, he soñado con crear el sirviente subhumano perfecto mezclando formas de vida humana y no humana. Mientras las demás niñas vestían muñecas, yo combinaba cromosomas en busca del esclavo perfecto. (Si, es la segunda vez que el espectador escucha estas palabras) Pero tras la universidad, no encontré a nadie que financiaría mis proyectos. ¿Qué adinerado se gastaría millones en crear una raza esclava, cuando por el precio de un subhumanoide esclavo puede tener tres becarios trabajando?

Y así termine aquí, en este pueblo de paletos iletrados, supervisando la producción de “Puaj” el refresco más consumido en la galaxia.  Los alienígenas, a los que a modo de colegeo llamamos por el apelativo cariñoso de “los amos”, y la empresa firmaron un acuerdo de producción en Rooswell hace ya décadas. Bebidas y Refrescos Galacticos, SL trabaja asi, externaliza la producción en planetas de poca monta como este y así se evitan las toneladas de contaminación que genera esta fábrica.

La contaminación de la planta es un compuesto del que nunca habrán oído hablar: El mutoaldeido fosfatado. Es una molécula que le pega de patadas al adn hasta reconfigurarlo. He hecho algunos estudios y sus efectos secundarios son fascinantes: monos que vuelan, estatuas que se vuelven gárgolas, gárgolas que se vuelven estatuas, pirañas con orugas mecanizadas de tanque, arañas del tamaño de una vaca, vacas que tiran spider-cuerda por las ubres,… He mandado dos email a la empresa avisando que esta sustancia es muy peligrosa y que no deberíamos tirarla a la bahía como si fuera vulgar uranio, pero reciclarla subiría el precio de cada lata de “Puaj” un 0,000000000000000001%,… inasumible. Yo ya he avisado que cuando contamine la bahía y las medusas traten de conquistar el mundo no quiero saber nada.

Y así llegasteis a su despacho, una pequeña garita dentro de la gran zona de producción.

Todo cobraba sentido. No eran extraterrestes nazis, ni judíos. El escritor pirado, Neil O'Higgins, le había mentido. Su teoría era muy plausible y sin embargo falsa. Todo esta tiempo había permanecido engañado, al menos desde unos meses atrás cuando escuchó la teoría de Neil y pensó en comprarse el libro. Si lo hubiera comprado habría perdido el dinero. Robert estaba enfadado, realmente cabreado. Alzó la cabeza buscando a ese escritor farsante pero no lo localizó. ¿Dónde se metía ese tipo cuando alguien necesitaba darle un buen puñetazo en los morros? Es más... Si aquellos extraterrestes no eran más que una multinacional intergaláctica, exclavos del capitalismo... ¿Para que era la sonda que le metieron a Robert en el 87?

Robert se acercó a la científica y alzando el dedo índice acusador le preguntó. - Si lo que cuentas es cierto... ¿por qué me metieron una sonda por el ano en el 87? - Rob sonrió satisfecho tras desmontar por completo sus palabras.

Durante la explicación de la doctora llego a asentir algunas veces acompañando las palabras de la doctora.  

–Ajá.

-Claro.

En todo momento mantengo cara de póker sin siquiera pestañear.

-Si, si.-Añado en tono profesional.

Cuando la doctora acaba de hablar me inclino hacia el resto con disimulo, intentando que no se note que no me he enterado de nada. Por lo menos, espero que alguno de mis compañeros se haya leído el guión o haya entendido la jerga de la doctora.  

-Estooo….  ¿Y ahora qué hacemos? -Les pregunto en un susurro mientras el granjero chupa cámara.  

Lo que hacemos todas las noches Candance, ¡tratar de salvar el mundo!

-Disculpen, supongo que la visita incluye un souvenir de regalo ¿verdad? En todas las plantas químicas que he visitado suelen regalar alguno de sus productos estrella para promocionarlos. ¿Podría, si no les importa, llenar un vaso pequeño del compuesto químico que tienen por aquí? Por lo que parece hasta les sobra. Estoy seguro que además a mi querida guía le interesa que haga una buena crítica sobre la visita guiada en mi revista "Guides and Visits".- les dije a la doctora y al dire-guía, a esta última guiñándola un ojo.

Era mentira lo de la revista, pero si colaba tal vez consiguiera con más seguridad que me permitieran coger una pequeña cantidad del compuesto.

-Por cierto John, ¿seguro que prefieres el LSD de la doctora a un trago de esa sustancia? Maldita sea, que me aspen si ese líquido no parece lo más alucinógeno que he visto en mi vida. ¿Qué clase de dioses serías capaz de llegar a ver?-.

- Claro que lo prefiero, señor Chanchernt. Cómo me conoce usted... Pero, con todos los respetos, usted me inspira la misma confianza que un banquero vendiendo el elixir de la eterna juventud con un bastón y un sombrero de paja. Así que su idea va a ser degustada primero por mi amiguito Pancho.

John abre la lata que ha cogido sin permiso, se saca al ratón de su chaqueta, le abre la boca contra su voluntad y le vierte el líquido dentro, volcando la lata hasta que le sale de ahí mismo.