Partida Rol por web

Marta para, se da la vuelta y andando muuuy despacio, a la velocidad de una niña de verdad que va a regañadientes vuelve y se pone frente a Rebeca. 

En serio. Me da mucha pereza esto. Me han obligado a hacerle un favor a Lucio, que dentro de lo que cabe me cae bien. Peeero, no tengo necesidad. Si alguien os quisiese muertos no me mandaría a mi. Que probablemente me pueda llevar por delante a unos cuantos de vosotros, pero no es mi estilo, las hay que dan mucho más miedo que yo. Pero si queréis ir solos, la acera de enfrente, el bar "La Esquina", sigue abierto, entrad por la cocina y hay una escaleras que bajan, llegan hasta un pasadizo que va a la Catedral. No tiene pérdida, un ghoul en la cocina ya sabe que vais. 

Suspira. 

¡Mon amour! 

Se baja las gafas y mira a Rebeca a los ojos condescendientemente. 

Hamal miró desconcertado a Rebeca, luego a Jacobo, luego a Marta y luego a Rebaca también. No sabía de qué iba todo aquello y lo único que le vino a la mente fue el impulso de preguntar a la niña "¿Y dónde están tus papás?". Afortunadamente contuvo la lengua y dijo:

- Bueno, si te conoce Jacobo, pues si nos ayudas... pues mejor.

No se vosotros. Pero yo voy a entrar. La brújula apunta hacia allí, somos cinco, alguno podrá escapar si las cosas se ponen feas. 

- Bueno, si te conoce Jacobo, pues si nos ayudas... pues mejor.

-He sido la primera en saludarla, pero siempre es bonito ver cómo todo el mundo ignora tus intervenciones porque estás loca -refunfuño, observando no sin cierta fascinación cómo le brilla el pelo a Rebeca. ¿Qué champú usará? Estando muerta... debería utilizar algo que se llamara "pompas fúnebres", o algo así. Joder, peluquería para vampiros. Tengo un modelo de negocio cojonudo y no lo estoy aprovechando.

Con una sección sólo para lasombras, donde en lugar de espejos haya pintores haciendo retratos rápidos para enseñárselos a los clientes. Me voy a hacer de oro.

-Jacobo, ¿sabes cómo llamaría a una marca de champú para vampiros? -Me apresuro a preguntarle. Sin embargo, a la "pequeña" Marta se le hinchan las pelotas, y nos manda a freír espárragos. Y con razón.

 No se vosotros. Pero yo voy a entrar. La brújula apunta hacia allí, somos cinco, alguno podrá escapar si las cosas se ponen feas. 

-Venga, vamos a entrar que si no, perdemos el gancho de historia -comento finalmente, encaminándome tras Salva.  

Seguís con más o menos ganas a la pequeña vampiresa. Que no vuelve a miraos en ningún momento. Seguís por el lateral de la catedral dejándola atrás hasta cruzar la Calle Arzobispo Gandasegui. Efectivemente en la esquina hay un bar "La Esquina" que está abierto, sin estar abarrotado hay bastante gente, extranjeros en su mayoría. 

Sin mediar palabra Marta entra a la cocina, para cuando entráis dentro os la encontráis abriendo una puerta al fondo que baja hacia un pasadizo de ladrillo moderno. 

Bueno, hasta aquí os tenía que traer. Lucio al otro lado. Seguid todo recto, no os desviéis y no toquéis nada. Espero que la próxima vez que nos veamos sea dentro de un par de décadas y no deis toda la pereza de los recien muertos. 

Adios. 

Sin esperar respuesta por vuestra parte. Cruza de nuevo la cocina y se marcha por donde vino. 

La niña es irritante... pero me contengo al mirarla a os ojos. Es ventrue y tiene la misma dignidad que yo, un paso en falso y su orden será para mi una laceración, aunque no puedo evitar sonreír ante su desesperación. Nunca seas tan creída, jugar a ese juego de ser superior es un arma de doble filo.

- Vaya. ¿Os conoceis, Jacob? Habría sido un detalle contarnos un poco que podríamos esperar.

Paso junto a mis compañeros a la cocina. me río frente al comentario de Olivia- Depende del clan. Lo siento, no me imagino a un gangrel usando un Queen serene o a un Ventrue con un Cloacae Style

El pasillo está bien iluminado y es bastante cómodo para ir erguido una persona normal. La iluminación es buena y está limpio. Al menos los primeros 25 metros. De repente el suelo y las paredes cambian a ser de piedra antigua, y aunque la iluminación continúa siendo buena, comienza a aparecer un pasadizo medieval en toda regla. 

Os cruzáis varias criptas, tumbas en los laterales, y un par de celdas muy monacales. Al final del pasadizo, que ha ido ascendiendo muy lentamente hay una puerta entreabierta que da a un confesionario. 

El Confesionario está en la parte de atrás de la Catedral. No está muy iluminado, la nave lateral en la que os encontráis está prácticamente a oscuras. El único lugar medio iluminado es el altar sobre el que cae la claridad que entra por las pequeñas ventanas, y serpentéan las llamas de varios cirios. Tras este, la figura de un hombre. De espaldas. 

Por la descripción y el cuadro podría ser Lucio. Salva se queda paralizado al verlo.  

Hamal estaba un tanto desconcertado. Tanto que no tenía ánimo para admirar los pasadizos y la catedral.

Lucio les estaba esperando y algo le decía que todo era cosa suya. Los vástagos eran retorcidos y ahora Lucio les encargaría una misión, la verdadera misión.

Eso sí eran complicaciones.

No estaba de humor para conspiraciones. Con disciplinada voz de soldado dijo: - Aquí estamos Lucio. ¿Qué quieres de nosotros?

Seguimos a la pequeña Marta a través de un montón de pasadizos que me recuerdan a los de la peli Los Goonies, y no puedo evitar sonreír.

Gordi, haz el supermeneo.

Sin embargo, pronto la diversión acaba y nos topamos de frente con el hombre del cuadro. Desafortunadamente, lleva ropa moderna y no podemos apreciar su bragueta en todo su esplendor. Ojalá vuelva a ponerse de moda.

-Bueno, pues ya le hemos encontrado. Misión cumplida, chicos. A casa -comento, con la firme intención de dar media vuelta e informar a Sor... sor... a la monja. 

Vaya. ¿Os conoceis, Jacob? Habría sido un detalle contarnos un poco que podríamos esperar.

—Claro que nos conocemos. Íbamos a la misma guardería —dijo, justo antes de despedirse de la niña con una pomposa reverencia y precipitarse escaleras abajo. 

Avanzó por el pasadizo palpando las paredes a sus lados con las manos, como lo haría un roedor con sus bigotes. Cuando el ladrillo de cerámica se transformó en la piedra adusta que quedaba bajo la catedral, sintió un escalofrío. Había sido creyente, al menos hasta que cumplió los doce años. Desde entonces la ciencia había satisfecho su curiosidad mucho mejor de lo que lo habría podido hacerlo cualquier superstición. Y aun así, ahora que caminaba con el corazón muerto en el pecho y el rostro desfigurado como consecuencia de una maldición bíblica, volvía a sentirse como un niño. Las vueltas que daba la no-vida. 

Justo cuando terminó de filosofear acerca de su condición, reparó en la figura de Lucio, esperándoles. Jacobo guardó las manos en los bolsillos de la sudadera y se puso de puntillas una y otra vez en repetidas ocasiones, visiblemente nervioso. Asintió lentamente a Olivia, y añadió: 

—Espero que lleves al día tus avemarías, colega. Sor Ángela nos ha mandado a buscarte. 

Sigo sin entender como a los vampiros les gustan tanto las antiguallas. Vale, si, todo parece muy draculesco, y entiendo que quieran ser fervorosos, pero unas pocas bombillas led no vendrían mal... Y contratar al servicio de limpieza. Creo que entiendo por qué la niña no ha venido, voy a parecer un nosferatu del hedor cuando salga fuera. No es que sea pija, he vivido entre la mierda, pero para ser un aristócrata antiguo, deja mucho que desear la salubridad de su residencia.

Oh , venga ya ¿Se nos coloca de espaldas? Ahora empezará a predicar la misa en latín y nos aburriremos como ostras. O se dará la vuelta y será más feo que el monstruo de Frankenstein. Y lo peor en que en vez de soltar el comentario sarcástico, he de mantener el protocolo y parecer una hija de buena cuna.

- Señor Lucio, Sor Ángela nos envía a buscarle.

La figura se da la vuelta y da un paso hacia la luz. Reconocéis al Lucio del cuadro. En su cara se dibuja una sonrisa. 

Sabía que vendrías. 

No parece que os esté echando cuentas a ninguno. Mira hacia Salva. 

Salva da un paso temeroso hacia adelante, luego otro y sale a correr hacia Lucio. 

De repente parece que Lucio desaparece, pero solo ha salido del haz de luz nocturna que lo iluminaba, un segundo más tarde vuestros ojos se acostumbran justo para ver como a velocidad sobrehumana el Lasombra recorta la distancia hasta detenerse frente a vuestro compañero. El gangrel lo agarra de las solapas del traje y lo atrae hacia él. Lucio lo mira y sonríe. Salva, que no para de temblar, lo besa.

Hamal quedó sorprendido por el arranque de Salva. Anticipandose a la pelea hizo fluir la sangre por su cuerpo y se preparó para lo peor, para vender cara su piel mientras apretaba las mandíbulas y se disponía a mostrar sus colmillos completamente extendidos.  Pero entonces vió que se besaban y se sumió en una mezcla extraña entre la perplejidaz y el alivio. Fuera lo que fuese parecía tener final feliz. Se alegraba por Salva, por Lucio y por su propio grupo. Parecía que la noche acabaría sin muertes.

Hubiese suspirado de haber respirado. Desde luego le pareció el beso más bonito que había visto. Se acercó a sus compañeros tentado de abrazarles y susurró. -¿Creéis que nos podremos ir a casa?

Alzo las cejas en cuanto veo a Lucio y Salva comerse la boca. Eso sí que es un plot twist. ¿Será por el día del orgullo gay?
Bueno, la verdad es que son muy monos. Vale, shippeo inmediato. Salucio. Lalva. No sé, tengo que darle un par de vueltas más.

El moro, lejos de escandalizarse, parece tan enternecido como nosotros. Casi tanto que estoy prácticamente segura de que si mi hermano no llevara máscara, probablemente habría más de un shippeo esta noche.

-Ya me gustaría, pero encontrarle ha sido absurdamente fácil. Fijo que ahora nos mandan a una quest injusta para acabar con el reinado de terror de sor María -No, esa es la que roba bebés- sor Ángela.

Mis puñeteros instintos saltaras. Vale, lo del Beso está muy bonito, pero si ese tipo nos quiere matar, somos puré. Si nos dice lo que sea no veo que vayamos a decirle un ... "no bonito, otro día". Y además, se supone que nuestro peleador está con ese pavo, un tipo al que no puedo dominar, y que las balas no le harán más daño que pelotas de pin pong. Aunque si me besará .... no, no funcionaría.

-¿Y si te digo que no, que pensarías, Hammal?Piensa que sería un honor para nosotros colaborar...- El tono, por mucho que no quiera, tiene un punto de sarcasmo, es lo suficientemente correcto como para no desatar a la bestia, pero no puede ocultar mi incomodidad.

Al contrario que Rebeca o Hamal, cuando Salva empezó a correr hacia Lucio, Jacobo no se preparó para el combate sino para salir echando ostias de ahí. Su determinación era tal que, de haber tenido una bomba de humo, la habría lanzado sin dudarlo. Sin embargo, los dos vampiros se fundieron en un beso que dejó a todos los presentes con el culo torcido. Lo sabía, joder. Sin hacer mucho caso a la pregunta de Hamal, empezó a recriminarle a su hermana: 

—¿Ves? Te dije que era gay —entonces alzó el índice hacia ella, como en señal de advertencia—. Sí, te lo dije, en el coche. No me mires así. Es verdad. Y lo sabes. 

Espero que sor Ángela sí que respete sus votos, pensó. La verdad, la escena le parecía un chiste rebuscado. ¿Qué hacen dos maricas, una etarra, una lunática, un moro y un aguacate con piernas en una catedral?

—Bueno, venga, va. Que estamos en Fachadolid. Y en la catedral, nada menos. Guardad las formas —se percató entonces de que hablaba con un antiguo, y no pudo evitar agachar un tanto la cabeza—. ¿Salva, Lucio? ¿Puede alguien explicarnos que está pasando? 

La oscuridad cae sobre vosotros mientras os planteáis qué hacer. De repente una ante vuestros ojos solo aparecen volutas de una sustancia negra que se mueve hacia todas partes. Os sentís desorientados dentro de esa sustancia que sin ser pegajosa notáis como fluye alrededor de vuestro cuerpo, por debajo de la camiseta, a través del pelo. No es una sensación agradable. Las voces de vuestros compañeros se escuchan distorsionadas, incluso cuando casualmente tocáis otra extremidad que palmotea os cuesta trabajo moveros en esa dirección. 

Han podido ser dos o diez largos minutos. Para cuando desaparece el osario sois los únicos seres animados de la catedral.