Partida Rol por web

La cena transcurre con bastante normalidad, se habla todo de diversas noticias de europa, los crímenes de whitechapel* son la mayor fuente de conversación en las colonias en estos momentos, aunque aparte de eso se habla de moda, matrimonios entre la nobleza y noticias en las diversas colonias

Luggard no participa mucho de la conversación, limitándose a opinar de vez en cuando sobre la conversación. Cuando se retiran los platos y os sirven te o cafe según vuestra preferencia, se enciende un cigarro y habla, se dirige hacia Lord Cottonwell, pero por su tono os incluye a todos

-Han elegido un mal momento para una diversión exótica. El año pasado los Franceses conquistaron Dahomey, en el límite del Sahara, cerca de el nacimiento del rio Niger, aspiran a controlar el rio y con el el comercio de aceite de Palma, ya han hecho varias incursiones rio abajo y las cosas solo pueden ir a peor. Pagan con licor y armas a las tribus nativas para que les ayuden, se supone que los Yoruba son aliados nuestros, pero eso podría cambiar en cualquier momento. Estamos peligrosamente cerca de una guerra como la de los Boer, y encima se trae un frances en su expedición-

no mira a Fondec, auqnue su tono podría cortar el aire

Tembaqui mira extrañado la mano que le tiende Jim, luego sonríe y la acepta

-eres un blanco extraño, pero no rechazare lo que ofreces. Si no queréis nada mas creo que me ire ya a dormir-

Cuando Tembaqui hace ademan de dirigirse a las chozas donde están el resto de porteadores se escucha de esas mismas chozas una serie de gritos agudos, no parecen de dolor o miedo, con el tiempo que lleváis en africa los distinguís como gritos rituales de algún tipo, los negros son muy escandalosos con sus costumbres.

Tembaqui acelera el paso de cara a las chozas, con cara de extrañeza, y tal vez algo de preocupación

Lady Cottonwell conversa tranquilamente con Miss Luggard, al parecer es escritora y cuenta muy buenas historias, una vez se da en el clavo y sale a la conversación un tema que le interesa, es capaz de dejarlos a todos embobados. Sin embargo, y en eso se parece un poco a Lady Cottonwell, las noticias de la nobleza o de la alta sociedad no la suelen interesar lo más mínimo.

Dorothy trata de incluir a Molly en la conversación pero no está muy habladora, lo cual es comprensible.

Cuando le traen el té, Luggard habla con un tono cuando menos ofensivo contando una noticia nada alentadora.

Dorothy se muerde el labio, deseosa de contestarle, pero sabe perfectamente que no puede ni debe, o metería a su esposo en un buen lío, no dejan de ser los anfitriones, pero mira a Fondec y espera que como hombre adulto sea capaz de defenderse.

Bill ha permanecido callado durante toda la conversación. Estos temas siempre quedan en manos de Jim. Sólo espera que llegue el momento de partir. Probablemente los otros estén cenando como si estuvieran en Londres, con calma y sobre todo con alcohol. Mañana lo lamentarán.

- Bueno socio. Creo que deberíamos irnos a descansar para estar mañana dispuestos. Nos espera un largo día mientras los novatos se adaptan a este lugar.

De vez en cuando William saca algo parecido a una vena de profesionalidad.

El comentario de Bill es tan acertado que por un momento, Jim no lo capta. Su atención está puesta en los cánticos de los negros en las chozas, y la cara de preocupación de su guía.

Medio para sí, medio para el viento, murmura: Mientras no nos de problemas... ya es tarde para contratar a otros...

Luego se gira hacia William, le coloca el brazo nervudo alrededor de sus fuertes hombros, y le dice: Tienes razón. Volvamos ya... y pensaba que hoy sería una buena noche para simplemente abrir esa vieja botella de escocés que tengo guardada. Solo una medida, para estar frescos mañana. Qué opinas?

Jim conoce a su compañero y sabe que si lo deja irse al bar, no volverá hasta estar con una gran borrachera. Mejor tomar algo, razonable, en la intimidad de sus propias habitaciones, para despedir a la civilización y comenzar esta nueva aventura.

Se podía cortar el aire tras el comentario de Sir Luggard sobre los franceses. Maurice no tenía especial problema con ellos y eso que se había enfrentado a alguno en la guerra de los Boer. Desde el ejército neerlandés se dijeron que eran belgas pero Maurice sabía el idioma francés y podía distinguir perfectamente el acento de unos y otros. De hecho a veces tuvo que interrogar a prisionero y algunos eran franceses. Por supuesto, ellos afirmaban ser belgas y Maurice no los delataba pues era condenarlos a una muerte segura. Y él no quería eso, su padre fue firme defensor de la paz entre los pueblos civilizados para la prosperidad económica de todos y le inculcó esa idea a Maurice en la cabeza. Este viajó como corresponsal a Francia y a algunas colonias francesas y, salvo en ciertas ocasiones, siempre lo habían recibido bien. Ahora era el momento de compensar todo aquello. - Señor Luggard, perdone mi intromisión. El señor Blusiur es un reputado médico e investigador. Le aseguro que en Inglaterra pocos hombres tienen la sabiduría en su campo que este señor. Igualmente le digo que si resultó herido en esta peligrosa empresa no podría estar más seguro de mi recuperación que con el señor Blusier cerca. Por no hablar de que si nos topamos con alguna tropa francesa siempre sería bueno tener a uno de ellos en nuestras filas.

Luggard desvía su atención hacia Boring, al que ha escuchado hablar durante la noche de diversas noticias

-Igual no me ha entendido, no he dudado en ningún momento de las capacidades médicas del señor Blusiur ni de su carácter como persona, sobre el que dificilmente podría opinar. Hablo de lo inapropiado de su presencia aquí, los indigenas no entienden mucho de política europea, sabén quien es ingles y quien es frances, y nos consideran simplemente dos pueblos enemigos, Dios sabe como reaccionaran a un grupo "mixto"-

Da una calada, ahora mirando fijamente a Fondec como evaluándolo, expulsa una nube de humo y dice -por no mencionar que incluso podría ser un espia, ¿quien de ustedes lo conoce bién? y no hablo de una correspondencia ocasional, hablo de haber vivido con el, o trabajado-

Herbert parece estar disfrutando de la tensa conversación que se esta produciendo. Sin duda él no se sitúa en ningún bando pues no conoce a los demás invitados mas que por algunas palabras cruzadas en el viaje de ida. Simplemente escuchaba el intercambio de palabras y amagaba una sonrisa cuando podía.

En cuanto se habló del tema de los asesinatos que hubieron ese año, Herbert sin duda parecía conocer mejor que nadie los sucesos, incluso a veces parecía que hablaba desde una perspectiva personal pero tampoco lo dejaba muy claro, sus palabras a veces parecían ambiguas.

- ¿Apropiado, Sir Luggard? . Si se para a pensar la situación no creo que ninguno de nosotros sea apropiado para estar aquí hoy y mucho menos para salir en un safari con las circunstancias políticas que tiene el país. De hecho, estoy seguro que en un futuro ni ingleses ni franceses estaremos aquí. En mis viajes por países africanos he visto en todos ellos muchas gentes con un sentimiento de identidad propia al que dificilmente  podrán mantener nuestros gobiernos camuflado por mucho tiempo. - De hecho en ciertas colonias americanas los movimientos nacionalistas estaban en plena ebullción y Boring pensaba que en África no tardarían mucho en darse algunos casos. Incluso el Congo estaba ya regentado internamente por el rey Leopoldo II. - A los indígenas yo creo que poco les importará que el señor Blusier sea francés o usted y yo ingleses, lo único que querrán es que les demos algo a cambio de dejarnos pasear por sus tierras como si fueran nuestras. Sabía que esas palabras eran duras para la nobleza y la corono inglesa pues ponían en duda el sistema colonial que estaba siendo bastante criticado por movimientos liberales tanto en Inglaterra como en Francia. Boring no pertenecía a ninguno de esos movimientos pero estaba de acuerdo en muchos puntos con ellos.

Molly escuchaba atenta toda la conversación. Obviamente, no podía intervenir, aunque tuviese sus propias ideas al respecto de todos esos temas. Por una parte, lamentaba haberle insistido a Lady Cottonwell para que la dejase acompañarla a la cena. No pensó en que habría una anfitriona, lo cual hacía innecesaria su presencia allí como acompañante. Pero el mal estaba hecho, y lo mejor era intentar sacar algo de partido a la velada, enterándose de la situación en el país y lo que podía esperarles en el viaje. Así que prestó atención y mantuvo la mirada baja comportándose en todo momento como una doncella tímida y educada. Lo último que quería era dejar en evidencia a su señora.

Aunque Luggard sonríe por las primeras palabras de Boring su expresión cambia pronto y acaba siendo muy dura

-lo que usted dice ralla la traición a la Corona. ¿Identidad propia? nosotros traemos la civilización, una vida mejor para los salvajes. ¿Sabe usted como se llamaba a este pais antes de que nos instalásemos los britanicos?. La costa de los esclavos. Y no se piense que los esclavistas europeos de dedicaban a capturar a nadie, las propias tribus se encargaban de venderse unos a otros como animales, como se enfadaron cuando inglaterra prohibió la esclavitud, forzando a holandeses, portugueses, españoles y franceses a abandonar esa barbara práctica-

Deja su cigarro en la mesa y su mujer rápidamente lo pone en el plato para que no queme la madera

-¿cree que estos salvajes lo agradecieron? como protestaron cuando dejaron de ganar oro y armas vendiendose unos a otros. Aun quedan tribus de negreros vendiéndose como esclavos unos a otros. La corona Britanica trae la civilización y el bienestar a estas tierras, medicinas, religión, cultura, si nos fuéramos volverían al salvajismo de inmediato. Asi que no se atreva a hablarme de tonterias de identidad nacional o haré que le encierren-

Maurice se dio cuenta pronto de la persona con la que estaba tratando. No hizo falta más que escuchar sus últimas palabras para saber que allí las cosas funcionaban de otra manera respecto a Inglaterra, donde ciertos temas como aquellos que se estaban tratando se podían hablar entre caballeros sin ser amenzados con prisión. Lógicamente prefirió calmar los ánimos no quería acabar con sus huesos en una sucia cárcel nigeriana por aquello. - Sir Luggard me está usted malinterpretando. En ningún momento he dicho que yo esté de acuerdo con la identidad nacional de estos...salvajes - no le gustaba utilizar esa palabra pero sabía que a Luggard si le gustaría escucharla. - Como le he dicho en mis viajes por algunos paises africanos he visto ese sentimiento nacionalista. A mi no me parece correcto después de lo que la madre patria a hecho por ellos, pero está ahí y puede que influya en nuestra aventura. - Seguía pensando que la esclavitud había sido legalmente abolidada pero como todos sabían se seguí practicando de modo ilícito, incluso por las personas sentadas en aquella mesa de manera indirecta. Pero había que guardar las apariencias, eran cosas de la nobleza. De todas formas quiso suavizar la conversación cubriéndose las espaldas con una pregunta que sabía que gustaría a Luggard. - Por cierto, como periodista del Morning Post me gustaría saber que opinión tiene sobre la situación de El estado libre del Congo con el terrible reinado de Leopoldo II. ¿Es cierto lo de las amputaciones?  - Él sabía la respuesta pero sabía que a Luggrd le encantaría dársela.

gracias por la defensa maurice, eres buena persona, ya sé que mi presencia como francés perjudica al grupo, trataré de pasar lo más desapercibido posible, ahora por favor señores, no discutan, estamos aquí para cazar, pero parece que usted quiere que demos media vuelta y volvamos a nuestros hogares, aca tenemos personas espectaculares, cada uno es un gran especialista en cierto tema, así que créame cuando le digo que Lord Cottonwell no pudo elegir mejores personas, creo que podremos salir vivos de alguna que otra mala situación decía con voz muy seria

Lady Cottonwell estuvo a punto de levantarse para abofetear a Luggard cuando insinuó que su adorado primo podía ser un espía, pero su esposo, que la conocía bien, le apretó la mano al escucharlo para calmarla, lo que la hizo volver a sus costumbres y obligaciones para con él, quedando todo en una mueca de asco por el anfitrión que ocultó mirando hacia Molly.

Apretó la mano de su esposo por debajo de la mesa, todo aquello era horrible, ¿cómo podía un anfitrión ofender así a sus invitados?

La conversación se puso todavía más tensa con el periodista, que por poco no termina con sus cámaras en la prisión más oscura de Nigeria.

Lady Cottonwell deseaba salir de aquel lugar y dejar de escuchar cosas tan graves y desagradables. Conocía de forma ligera los asuntos de África y sus colonias, las guerras y la esclavitud, pero sin duda aquel anfitrión estaba siendo muy descortés y no deseaba escucharle más.

Apretó de nuevo la mano de su esposo cuando el periodista habló de amputaciones, y se horrorizó de pensar en ello, miró a su esposo con una tristeza en los ojos que le hizo reaccionar.

- Señores, creo que este no es momento de hablar de ciertas cosas, hay damas delante. Querida, es buen momento para os retiréis, los caballeros necesitamos discutir algunos asuntos importantes. dijo Lord Cottonwell dándole un beso en la mano que tenía cogida.

- Sí, Querido, ciertamente es buen momento dijo casi sin saber qué decía consternada por la situación. Aunque con la mirada le dijo algo así como: Cuida de mi primo.

Lady Cottonwell se levantó haciendo que por cortesía todo el mundo se levantara de la mesa y se dirigió a Miss Luggard: Querida, ¿qué le parece si nos enseña su biblioteca? Por lo que cuenta debe ser muy completa e interesante. Trato de quitar hierro al asunto pero la voz le temblaba y tuvo que echar mano de Molly para no perder el equilibrio.

 La mujer de Luggard le dice algo al oido y este asiente

-discúlpenme, me temo que me he exaltado demasiado, me pasa con ciertos temas. Respecto a lo que dice, es cierto que van apareciendo identidades nacionales en algunas colonias, pero le señalo que eso tambien es fruto del contacto con la civilización, antes de la llegada de los europeos solo habian tribus peleandose, nosotros les hemos enseñado a aspirar a algo mas. Lo que les permitirá, llegado el momento, ser parte fundamental del imperio britanico-

Cuando las mujeres se levantan hace una pausa

-por supuesto, es normal que estos temas resulten tediosos e incluso desagradables para unas damas-

en cuanto salen por la puerta sigue hablando

-lo que esta ocurriendo en el congo es algo deplorable y monstruoso, pero tenemos las manos atadas en eso, nuestra posición en la zona aun es debil, en caso de intentar algo contra el Congo se nos hecharian encima los franceses desde el Sahara y los alemanes desde Camerun, y sin duda nuestra presencia frena tambien a los Alemanes. Son los Belgas los que deberian hacerse cargo de esta situación, pero son un pais debil y mas bien incapaz-

Al ver que todos se levantan, una vez mas Herbert sigue rápidamente las acciones de sus compañeros con tal de seguir el protocolo. Esta vez miro directamente a Lady Cottonwell como intentando entender si realmente no le gustaba oír esas historias por su gravedad o era una simple estrategia para defender a su primo.

- Si podría ser un buen momento para discutir algunos temas sobre la cacería - dijo esta vez algo impaciente por conocer detalles del safari. Las cosas desde esta colonia se vivían muy diferentes y el hecho que no fuera del todo seguro preocupaba a Herbert pero le añadía un plus de peligro que siempre le había gustado.

Molly se levantó cuando lo hizo su señora, y se aprestó a darle apoyo al ver que su paso vacilaba. La acompañaría dejando solos a los caballeros, aunque en su fuero interno hubiese deseado escuchar su conversación y aprender más de todo aquéllo. De todas formas, la perspectiva de una buena biblioteca también la atraía, pero no iba a poder hojear los libros con libertad, no estaría bien visto y sabía que el privilegio del que gozaba en el hogar de los Cottonwell era eso: un privilegio. Así que abandonó el comedor con resignación.

Boring se alegró de que los ánimos se hubiesen calmados. Pudo ver en las acciones de Lady Cottonwell que a ella le incomodó mucho la actitud del anfitrion. Tanto o más incluso que a él mismo por el parentesco que le unía con Blusier. - Señoras, siento mucho haber sacado el tema. Mi falta de delicadeza ha sido totalmente inapropiada - les dijo levantándose y haciendo un gesto con la cabeza en forma de disculpa cuando se iban las mujeres. - Sir Luggard según mi parecer en el mundo la ciencia avanza vertigionosamente, pero lo que es un avance para el mundo civilizado se está conviertiendo en una tortura para los pueblos salvajes como las tribus de El Congo. - le dijo refiriéndose al caucho que se había empezado a utilizar para los neumáticos de los vehículos. - Me alegra que en ciertos países como Nigeria estemos nosotros luchando para que las condiciones de vida de estos salvajes no sean tan deleznables. Y espero sinceramente que desde Bélgica hagan algo para luchar contra ese monstruo - Monstruo que se enriquecía vendiendo el caucho a países como Inglaterra que criticaban su gestión por un lado y se lo compraban por otro. Una forma bastante hipócrita de protesta pensaba Boring. Pero eso se lo quedaría para él, no quería enfurecer a Luggard otra vez.