Partida Rol por web

William está a punto de salir al claro pero en ese momento regresa la imagen de la muerte del francés. ¡No quiere acabar como él! En lugar de lanzarse al claro lanza un silbido a los demás y gesticula intentando que lo vean desde donde están. Señala con premura los matorrales para que se oculten cuanto antes. Seguramente su rostro desencajado por el miedo será la mejor de las señales.

Cuando os acercáis a la espesura se escucha un agudo silbido no muy alto que os hace mirar a la derecha, desde allí Bill os hace señas señalando a unos matorrales a vuestra derecha, su rostro parece desencajado.

Ni Costigan ni el resto de vuestros acompañantes parecen haberle visto

Acabas de ver a Bill entre la maleza, y te parece que Fondec también lo ha visto ya que mira hacia el, pero al girar la cabeza para decir algo a los demás ves algo que te hace callar, algo demasiado extraño que nunca habías visto

En la frente de uno de los soldados que os acompañan hay tres puntos rojos brillantes, no pintados ni nada que hayas visto antes, es un rojo brillante e intenso como nunca habías visto antes

Ves que Fondec y Lord Cottonwell giran la cabeza al escuchar tu señal, te han visto, pero no así Costigan, los dos soldados y los cuatro porteadores que os acompañan.

Antes de que puedas hacer nuevas señales te das cuenta que Lord COttonwell esta mirando algo con sorpresa, aunque no mira hacia el bosque sino hacia alguno de los que le acompañan

William permanece entre los matorrales. Ahora que sabe que lo han visto se gira para observar la selva e intentar discernir al asesino o asesinos que puedan acechar en la maleza.

Aún algo bloqueado por lo que estaba viendo, le doy unas palmadas en el hombro a Costigan y cuando este se vuelve, le señalo uno de los soldados que nos acompañaba, en el cual se podían ver tres puntos de un rojo intenso en su frente, quizás era algo que desconocía de África y Costigan sabía que era aquello.

Todo era muy confuso, pero si algo estaba claro, era que debíamos escondernos, aunque no tenía muy claro de que… -escóndanse entre los matorrales- …susurré lo más bajo que puede al grupo mientras me escondía como podía entre los arbustos e ir de ese modo hasta donde estaba Bill, sin duda algo había visto por el color pálido de su cara y tenía que saber que estaba pasando… -¿qué demonios a pasado señor Harthower, parece que haya visto un fantasma?- …le susurré una vez llegue a su lado.

El grupo avanza para esconderse en los arbustos como indica Lord Cottonwell cuando sucede algo tan sorprendente y extraño que casi podéis considerarlo sobrenatural.

De la copa de los arboles surge un relámpago rojo que acierta de lleno en la frente de uno de los soldados atravesando su cabeza y siguiendo hasta el suelo donde crea un pequeño incendio.

El soldado permanece en pie un instante mas antes de desplomarse. Muerto.

William se sobresalta ante el nuevo fogonazo y luego mira hacia las copas de los árboles, de donde parecía proceder. No consideraba necesario responder a la pregunta de Lord Cottonwell después de la explicación que daba el cadáver del soldado.

Él era un hombre de ciencias, no creía en las suposiciones ni las cosas sobrenaturales. Qué demonios, si hasta tenía reparos en creer en Dios, razón de más para que aquello lo atormentara aún más. ¿Qué había sido ese rayo? Había acertado de pleno en uno de los soldados, fulminándolo en el acto.

Allí no estaban seguros, a cada segundo que pasaba Fondec se arrepentía cada vez más de haber seguido al grupo.

-Merde- dijo sin poder evitar hablar en su lenguaje natal. Una vez "recuperado" volvió a hablar- ¿Qué diantres ha pasado? No sé si deberíamos seguir aquí, no debería ser tarde para volver por donde hemos venido.

No creía en las cosas sobrenaturales. pero sí en la muerte. Y puede que fuera lo que encontraran si continuaban ese camino.

- Pero ¿qué? ... - digo agarrando firmemente la escopeta y mirando y apuntando en la dirección en la que venía el rayo.

- No sé quién será pero pagará caro esto. - pienso mientras busco la prodecencia del rayo.

Tras el momento de estupefacción llega el caos cuando los portadores empiezan a gritar, algunos se tiran al suelo mientras otros salen corriendo gritando sin cesar el nombre de Chango.

Costigan y Bill, cada uno desde un lado opuesto buscan con la mirada algún rastro del origen de ese rayo en las copas de los arboles, los dos con igual grado de éxito. Lord Cottonwell parece totalmente anonadado por lo que acaba de ocurrir y no alcanza a reaccionar.

Por su parte, el otro soldado que os acompaña levanta su rifle hacia la copa de los arboles y empieza a disparar, pero es dificil saber si ha visto algo o esta enloquecido ya que parece disparar al azar hasta que de repente un segundo rayo atraviesa su pecho

Cuando se produce el segundo rayo miras por puro reflejo hacia su origen, allí te parece ver algo tan raro que por un momento dudas de tus ojos, te da la impresión como si una figura humana hecha de agua o aire se moviera por un instante frente a las hojas.

La figura se mueve con rapidez, tal vez podrías dispararle, aunque viendo lo que le ha sucedido al soldado...

William le susurró a sus acompañantes:

- ¡Debemos alejarnos de aquí! ¡Estamos a su merced! ¡Síganme, pero vayan espaciados! No debemos dar un blanco fácil al ir todos apelotonados.

Dicho lo cual comenzó a correr entre la maleza intentando no asomar la cabeza y mucho menos disparar.

Fondec parecía haberse fijado en algo. Se quedó un segundo mirando en una dirección. Incluso asió su fusil, pero no era demasiado buen tirador, y no quería arriesgarse, así que acogió con ganas la sugerencia del guía.

-Sí, este sitio es peligroso, volvamos.

- Malditos bastardos. - digo tras ver caer a los dos soldados.

- Tiene razón Bill. Debemos movernos y debemos hacerlo ¡YA! - añado mientras me pongo en marcha arrastrando conmigo a Lord Cottonwell y a Fondec.

-¿¡Qué diablos ha sido eso!?- …pregunto desconcertado mientras acompaño al resto del grupo en la huida… -¿Qué arma es capaz de hacer algo así?-

Con mas sentido común que dignidad os alejáis del bosquecillo y ya estáis a medio kilómetro de el cuando os detenéis intentando recuperar el aliento, estáis solos. Los porteadores han huido en todas direcciones y no estáis muy seguros de si volverán al campamento.

Pero ahora no tenéis mucho tiempo para pensar en ell, la noche avanza imparablemente, y aun peor, desde el sur un negro frente de nubes cubre el horizonte, este año las lluvias se adelantan, en el peor momento.

Llevabais unas tiendas de campaña pequeñas pero, por supuesto, las llevaban los porteadores, aunque creéis que al salir huyendo las tiraron para correr mas rápido, en la linde del bosque claro