Partida Rol por web

lo que balbucea te parece el himno de la legión extranjera, en frances con un fuerte acento belga

- ¿Alguno entiende lo que está diciendo? - pregunto entre susurros pues no sabía si habría alguien más por allí. ¿Fondec?

-Creo que es el himno de la legión extranjera- dijo muy cerca de Costigan, con muy poca voz- ese hombre ni siquiera es francés, si no belga, a juzgar por el acento. Aunque debe colaborar con el ejército francés si pertenece a la legión extranjera.

- Eh... imbécil...- William zarandea al paisano - Reacciona... Maldita sea...

El guía no tiene ni los conocimientos ni la paciencia para despejar al paisano.

- Doctor ¿qué coño le pasa?- pregunta - ¿Está en shock o algo así? ¿Puede hacer algo por él?

No tenía sentido seguir parapetado, si alguien quisiera atacar, ya lo habría hecho. Así que salió de su cobertura para inspeccionar a aquel belga, aunque hizo señas a los otros para que siguieran ocultos un poco más. Mejor estar seguros.

-Quizá está conmocionado, o ha sido entrenado para no decir nada si se encuentra con alguien que ellos consideren hostiles- aunque viendo a aquel desgraciado, lo más lógico sería lo primero- mejor aseguramos.

Se acercó al belga, con cautela, examinando su rostro y sus ojos. Quizá notara algo raro.

No necesitas mucho para comprobar que esta conmocionado, necesitaría algún tranquilizante y descanso, de lo primero tienes en tu maletín

-Este hombre está mal, conmocionado, sus ojos no reaccionan bien. La mejor medicina es un calmante y reposo.

Miró su maletín.

-Si es que estamos dispuestos a gastar a alguno en este pobre hombre.

El juramento hipocrático le decía que debía intentar ayudar siempre que estuviera en sus manos. Pero habían hecho mellas en sus existencias, y mejor le pedía opinión al resto antes de que le acusaran de colaborar con los franceses por gastar medicinas sin consultar. Como si él estuviera interesado en la política.

Ante el mudo asentimiento de los demás, el doctor le da un calmante al desconocido soldado frances (o belga) que no tarda en caer dormido, aparte de en shock se ve que estaba agotado.

El resto de la noche transcurre sin mas incidentes, os es igual de difícil dormir y los sonidos de la sabana os sobresaltan cada poco tiempo, pero de algún modo conseguís descansar un poco.

Al menos hasta que poco antes del amanecer la tormenta que llevaba todo el día amenazando empieza a descargar sobre vosotros una cortina de agua constante. Esta lluvia no hace mucho por refrescar el ambiente sino todo lo contrario, es como un caldo caliente que os agobia incluso mas.

Cansados, empapados y sofocados dais una dudosa bienvenida a un nuevo día. Volver al campamento y confiar que todo siga bien allí parece ser vuestra mejor opción.

Vuestro "invitado" también ha despertado y mantiene un uraño silencio

- Vamos. Debemos regresar cuanto antes. Doc: queda usted al cargo de nuestro superviviente. Si ve que da algún problema no dude en avisarme.

William no se fía de la gente con desequilibrios mentales. Y desde luego este tipo cae dentro de la clasificación de pirado. Si es peligroso o no habrá que verlo, pero si lo es no se andará con chiquitas.

Buscando un punto de orientación comienza a guiar al grupo de vuelta al campamento.

- Estoy totalmente de acuerdo con usted señor Harthower. - digo. Pongámonos en movimiento cuanto antes.

- No quiero pensar que pasará si lo que sea que acabó con la vida de mis hombres descubre el campamento antes de que lleguemos nosotros.

Miró al belga, le habían puesto a su cuidado. Él no sabía muy bien que hacer, así que se limitó a estar cerca suya, sin hablarle. No quería que volviera a los delirios del día anterior. Solo lo apremió un poco para que se diera prisa en ir con ellos al campamento.

-Bien, vayamos con los otros, démonos prisa- aunque aquello iba dirigido especialmente a su "invitado".

El belga no dice nada, en contraste con como lo encontrasteis ayer esta muy serio. Pero el avance bajo la lluvia no os deja mucho para pensar en temas triviales, o no tanto. 

La abundante lluvia no solo os empapa, convierte el suelo en un terreno resbaladizo y traicionero haciendo que avancéis mucho mas lentamente.

Además os dais cuenta ahora de otra cosa que se quedaron los porteadores, vuestras provisiones. Vuestros estómagos rugen mientras veis pasar a lo lejos una manada de jirafas, al parecer ajenas a la lluvia

Al ver a las Jirafas a lo lejos mi estómago ruge como si tuviera un león en su interior.

Miro a Bill y le indico el Grupo de Jirafas y el Rifle indicándole claramente que tenía intención de cazar uno de esos ejemplares para poder comer algo.

Así que embarrado hasta las rodillas como estaba decido avanzar cautelosamente en diagonal hacia el grupo de Jirafas para interceptarlas un poco más adelante.

El avance se vuelve engorroso por momentos puesto que el suelo embarrado se convertía tan pronto en una pista de patinaje como en un barrizal que te apresaba la bota del que costaba enorme esfuerzo sacarla.

Finalmente con una enorme dificultad consigo mi objetivo. Tengo a las Jirafas a tiro así que me preparo para disparar tomando una posición desde la cual pueda elegir el blanco sin ser detectado por el Grupo.

Afianzo unaa rodilla en el suelo mientras apoyo el codo en la otra y apunto cuidadosamente eligiendo bien el blanco de mi disparo.

Una vez tengo localizado el objetivo, una Jirafa que camina un poco apartada del resto apunto al cuello del animal y aprieto delicadamente el Gatillo del Rifle.

Bill se puso a la par de Dean siguiendo sus indicaciones. Apuntó a la misma jirafa para asegurarse la pieza y porque, realmente, con uno de aquellos enormes mamíferos llegaba para comer todos. La verdad es que no pensaba decirle a nadie que había comido jirafa. Era un manjar que sólo los salvajes podían tragar pero, dada el hambre que tenían, cualquier cosa valdría.

Los dos disparos aciertan limpiamente a la jirafa que empieza a correr solo para caer al cabo de unos metros, la manada se dispersa rápidamente dejando atrás a la desafortunada víctima de vuestros disparos que no tarda mucho en morir.

Dedicáis un tiempo a conseguir algo de carne, incluso guardáis para mas adelante, aunque sin medios para conservarla, y siendo imposible secarla ahora mismo, no durara demasiado.

El problema realmente es hacer un fuego para cocinar esta carne, los intentos de Costigan son bastante infructuosos. La carne de jirafa es correosa y sabe bastante mal y pese al hambre que teneis sois incapaces de comerla cruda

Durante todo el camino había permanecido callado, solo hacia darle vueltas a lo ocurrido la tarde anterior. El hecho de llevar a otro francés entre nosotros no me hacía nada de gracia, pero si ese hombre sabía o tenía algo que ver con lo ocurrido, quería saberlo.

Después de la caza y el intento fallido de Costigan para hacer un fuego con este tiempo, me decidí a intentarlo, aunque había perdido el apetito anteriormente, el enorme esfuerzo de andar por el barrizal, me había dejado exhausto, ya no tenía la misma vitalidad que antes.

Busqué uno de esos árboles aislados de la sabana para hacer el fuego a sus pies, contra menos agua cayera sobre el fuego mejor. Una vez había encontrado un buen lugar y cerciorado de que no había animales peligrosos refugiados en el, recolecte toda la yesca más seca y fina que pude de los alrededores y comencé a usar el pedernal para conseguir el tan ansiado fuego… -espero tener un poco más de suerte que el señor Costigan, aunque el tiempo no es muy favorecedor para la tarea- …dije tras mi largo silencio.

El doctor, que no había oído nunca que se comieran a las jirafas, no puso objeción a que se la comieran... si es que podían cocinarla. Cuando hay hambre, cualquier carne es buena.

-Si quiere, Costigan, le hecho una mano.

Aunque él no era muy "hombre de la naturaleza" y no sabía muy bien qué hacer.

Ni los intentos de encender un fuego de Lord Cottonwell ni la ayuda de Fondec consiguen encender un fuego y finalmente reemprendeis vuestro penoso retorno, con vuestras tripas rugiendo y una buena reserva de carne de jirafa para cuando podáis encender un fuego, o para cuando tengáis demasiada hambre.

Cuando lleváis otra hora avanzando el soldado de la legión os mira extrañado y pregunta con voz cansada y en un ingles con bastante acento

-¿quienes son ustedes?¿que ha pasado?-

Se lleva la mano a la pistolera vacía y adopta una posición de defensa vigilando a unos y otros alternativamente

Quizá el soldado se sintiera más cómodo hablando con alguien francés, aunque el otro fuera belga.

-Señor, lo hemos encontrado delirando, con señales de un shock evidente. Yo soy el doctor Blusiur, y créame cuando le digo que no parecía estar muy bien. Pero ya que estamos con las preguntas... ¿quién es usted? ¿qué es lo que hace la legión en estos lares? ¿Recuerda algo que le pudiera provocar ese trauma?

Sin realizarle pruebas el médico no podía estar seguro de que se hubiera recuperado. Aunque sin duda parecía meditar más sus palabras que antes.

-Y no le haremos nada... siempre y cuando no decida hacer nada raro.

El escuchar al soldado Belga me hizo volver a la realidad y dejar de pensar en lo sucedido y su comprensión.

-¡Aquí las preguntas las hacemos nosotros!- …dije mientras posicionaba el rifle a media altura, sin apuntarle directamente, pero suficientemente amenazador.

-¡Conteste a las preguntas que le ha hecho este hombre! Y de paso díganos que hacia deambulando de noche por la sabana- …exclamé seriamente al soldado, si no estuviera el primo de mi mujer, seguramente le fuera arreado con la culata del rifle, pero me contuve.