Partida Rol por web

El doctor observaba atónito como no le dejaban entrar en la tienda cuando al parecer el cocinero estaba herido o muerto. Esperaba que lo hicieran por precaución y no por ocultarle nada, porque sería absurdo. Aún así, intentó hablar fuerte para que le oyeran los del interior.

-Si ha pasado algo ahí dentro creo que podría ayudar. Y si ya es demasiado tarde para salvarle la vida podría ayudar a descubrir qué ha pasado.

Su especialidad eran los vivos y no los muertos, pero tenía amplios conocimientos de la anatomía humana, podía ayudar si era necesario. 

La curiosidad profesional de Boring le hizo situarse al lado del señor Blusier y observar con diligencia lo que ocurría dentro de al tienda. Escuchó lo que tenía que decir cada hombre y se sorprendió cuando Lord Cottonwell acusó a un animal. Se tranquilizó al instante cuando el mismo Lord se preguntó lo mismo que él. ¿Qué clase de animal entra en una tienda sin hacer ruina y captura a su presa en silencio?. Desde fuera intentó echar un ojo al interior pero visto que no le dejaban entrar a él tampoco, decidió echar un ojo desde fuera. Se agachó también para ver si encontraba lagún tipo de huella extraña que se extraviara en la selva no sin antes decir: - Yo creo que esto es más cosa de un honbre que de una bestia.

El que entrara en un campamento tan numeroso con fuego y guardias, la falta de destrozos mas evidentes. Todo te indica que esto no puede ser obra de ningún animal, al menos ninguno que tu conozcas

La búsqueda de huellas es infructuosa, la entrada a la tienda del cocinero es posiblemente una de las mas frecuentadas del campamento. El mismo cocinero , un hindu bastante huraño, la recorría muy a menudo, dentro de la tienda esta vuestro almacén/despensa y al lado la cocina propiamente. EN el suelo apisonado es casi imposible distinguir nada.

Al menos para ti

-Fíjese en esto señor Costigan- …dije mientras señalaba la pared trasera de la tienda y me dirigía hacia allí… -parece que alguien entro por aquí detrás- …afirmé descubriendo un corte en la tela de la tienda del suficiente tamaño para poder salir por el… -y digo “alguien” porque el corte es demasiado limpio para haberlo hecho un animal-.

Me agache y salí al exterior por el agujero de la tienda… -dentro no hay mucho que ver, esperemos encontrar algún rastro aquí fuera señor Costigan, nadie puede llevarse a otra persona sin dejar rastro alguno- …acto seguido, me puse a buscar algún rastro del cocinero o de su “atacante”.

Mientras buscaba, se me vino a la memoria el hecho de que Doyle también había desaparecido, dando lugar a que sospechara de él un poco, al menos lo tendría en cuenta, así que miro bien por si un casual encontrara una colilla de sus tan preciados cigarrillos

Mientras camina hacia los porteadores, Jim capta el comentario de Boring. No lo dude, dice por sobre el hombro. Ningún animal sería tan estúpido, ni tan cuidadoso.

Estaba absorto buscando alguna pista que nos indicara que es lo que había pasado en la tienda cuando Lord Cottonwell me llamó par aque fuera a mirar la parte de atrás de la tienda donde evidentemente había un agujero por el que alguien podría haber entrado perfectamente así que salgo de la tienda por el mismo agujero y busco huellas que nos indiquen que camino siguió nuestro asaltante.

- Bien visto Lord Cottonwell. - le digo para añadir. Espero que este sea el último contratiempo porque vaya racha que llevamos.

Mientras buscas infructuosamente algo en el exterior de la tienda te das cuenta de que las voces de Lord Cottonwell y Costigan se alejan, como si hubieran salido de la tienda por detrás, aunque que tu sepas las tiendas solo tienen una salida frente a la que te encuentras

Los dos guias caminan hasta donde están los porteadores, parece que la noticia de las desapariciones ya ha llegado y los porteadores hablan inquietos entre ellos en su idioma natal, en voz baja, ya que Tembaqui está entre ellos preguntandoles si han visto algo por la noche.

Al salir de la tienda veis un rastro de sangre, sin duda del cocinero, que se aleja del campamento. Lo seguís durante unos veinte metros y cuando prácticamente lo habéis perdido de repente encontráis una zona aplastada con algo de sangre y a unos tres metros una mancha de sangre, junto a ella una pistola en el suelo y la colilla de un cigarrillo.

Sigue sin verse ningún cuerpo, y poco después el rastro continua alejándose del campamento

-No me gusta nada como pinta esto, pero al menos tenemos un rastro que seguir- …dije mientras examinaba la pistola en busca de cuantas balas le faltaban, también me fije en la colilla, ambas cosas las recogí antes de dar media vuelta.

-Bien señor Costigan, parece que el rastro se aleja bastante del campamento, volvamos a por los rifles y alguno de los guías, sería conveniente llevar alguno de sus soldados- …luego me acerque a Dean y puse mi mano sobre su hombro… -le estaré eternamente agradecido y le gratificare cuando todo acabe, si mantiene las 24 horas del día vigilada a mi esposa con alguno de sus soldados hasta que abandonemos África, hágalo por turnos o como quiera, pero no quiero que la pierdan de vista ni de noche- alargué mi mano hacia él para sellar el trato… -¿puedo confiar en usted?-.

Después puse rumbo al campamento… -coja lo necesario para salir hacia donde nos lleve el rastro, nos vemos en cinco minutos detrás de la tienda del cocinero-.

Al descubrir el rastro de sangre echo mano al rifle que llevaba en la espalda y empiezo a seguirlo poniendo especial cuidado en no pisar la sangre.

- A mi tampoco me gusta Lord Cottonwell pero tenemos que llegar hasta el final. Si el cocinero está vivo no tendrá mucho tiempo pues ha perdido muchísima sangre.

De repente algo llama mi atención.

- Espere Lord Cottonwell. ¿Qué es eso? - digo mientras me acerco para coger el cigarrillo. Es un cigarro y una pistola. ¿Serán del señor Doyle?

Lord Cottonwell me insta a que vayamos a buscar a uno de los rastreadores y a alguno de mis soldados y de paso me pide que por favor destine a uno de mis hombres a la protección de Lady Cottonwell.

- Descuide Lord Cottonwell, pondré a uno de mis hombres a proteger a Lady Cottonwell y a la señorita Molly inmediatamete.

- Démonos prisa. No quiero que el rastro se enfríe. - añado volviendo ligero sobre mis pasos.

Al llegar al Campamento empiezo a organizar el equipo de búsqueda.

Entro en el campamento como una exálación ladrando ordenes a diestro y siniestro.

- Tú y tú, coged vuestros rifles y venid conmigo. - les digo a dos de los soldados. Tú y tú quedaos a vigilar el campamento.

- El resto de ustedes se quedarán aquí hasta que averigüemos que ha pasado.

Me acerco a uno de los soldados que se van a quedar en el campamento y le digo al oido de forma que nadie más lo oiga: Quédate cerca de Lady Cottonwel y de la señorita Molly. No las pierdas de vista. A partir de este momento eres responsable de su seguridad. Si les pasa cualquier cosa responderás ante mi. ¿Entendido?

- Si señor. - me responde con voz un poco temblorosa.

Regresé al campamento con algo de prisa acompañado de Dean y fui en busca de los guías, al llegar a ellos los aparté amablemente del resto de la expedición para hablar en privado… -señores, hemos encontrado un rastro de sangre que se adentra en la sabana, a unos 20 metros de aquí encontramos un lugar un tanto revuelto y hayamos esta pistola- …saqué la pistola entregándosela a uno de los guías… -ustedes consiguieron el armamento para la expedición, ¿les suena esta pistola y quien la llevaba de ser así?-

Metí la mano en uno de los bolsillos de mi camisa, sacando la colilla de un cigarro… -aparte del cocinero, el señor Doyle también ha desaparecido- …le entregué la colilla a Jim… -usted probó uno de los cigarros del señor Doyle, ¿le es familiar esta colilla?, no quiero insinuar que el señor Doyle esté detrás de esto, quizá vio lo que pasaba y siguió a los autores a hurtadillas-

-Vamos a salir en seguimiento del rastro, necesito que uno de los dos nos acompañe, el señor Costigan, algunos de sus soldados y yo, estaremos esperándolo en cinco minutos detrás de la tienda, el otro se quedara al mando del campamento, podrá informar al resto de la expedición de lo sucedido si es necesario, pero tenga tacto al hacerlo, no quiero que cunda el pánico en la expedición, de momento nadie ha muerto, solo están desaparecidos-

Al decir eso último, me di cuenta de que podía ser realmente verdad y que el cocinero podía estar mal herido… -¡¡mierda!!- …maldije mientras me dirigía a la tienda de Dorothy, por el camino le dije a Fondec con resignación… -¡señor Blusiur, coja su maletín, en cinco minutos lo quiero detrás de la tienda del cocinero, se viene con nosotros, puede que le necesitemos- …esto último lo dije con bastante trabajo.

Antes de entrar en la tienda de Dorothy me calmé un poco, el tener que llevar a Fondec me había irritado bastante… -Dorothy, un grupo de hombres y yo vamos a salir en busca del cocinero y el señor Doyle, aún no sabemos qué demonios a pasado, quiero que te quedes aquí y no te alejes en ningún momento del campamento, estarás bien no te preocupes- …le di un ligero y tímido beso en los labios a modo de despedida… -mira el lado positivo, te has salido con la tuya y no iré en busca de los franceses… de momento-

Justo antes de salir me dirigí hacia Molly con el semblante serio… -mientras yo no esté con la señora, no quiero que te apartes de ella ni un solo segundo y esto va para lo que resta de expedición, ¿está claro?- …dije con seriedad pero con un tono de voz suave, esta era la única forma de asegurarme de que ambas estuvieran bien.

Por último me dirigí a mi tienda, cogí mi rifle y algo de munición, así como el equipo que solía llevar cuando salíamos a cazar, luego fui detrás de la tienda del cocinero para reunirme con los demás.

En todo este ajetreo, no atendí a nadie más de la expedición aún en el caso que se dirigieran a mí, no quería ni necesitaba a nadie más en esta tarea, si necesitaban de respuestas, el guía que se quedara al mando se las resolvería de la misma forma que podría habérselas resuelto yo, ya que no había mucha información sobre lo sucedido.

Lady Cottonwell estaba ayudando a Molly a refrescarse un poco la cara, todavía estaba sin vestir y algo desaliñada, pero despierta ya completamente. No sabía qué había ocurrido y Molly no parecía estar en condiciones de contar nada por ahora, así que cuando su esposo entró rápidamente para dar sus "órdenes" y volvió a salir como una exhalación, Dorothy se quedó allí de pie, hecha un pasmarote, con las manos en un paño húmedo, el sabor a salado en sus labios y los ojos bien abiertos.

Molly todavía no se había repuesto del susto, cuando entró Lord Cottonwell. Trató de asentir a sus palabras, y una vez desapareció, se volvió a Lady Cottonwell que la cuidaba preocupada.

Estoy mejor, Milady, he sido una tonta. Pero es que al ver la sangre imaginé lo peor, y luego me trajeron aquí tan rápido, que casi no tuve tiempo de asimilarlo - entonces se dio cuenta de que Lady Cottonwell no comprendía porque nadie le había explicado lo ocurrido, así que trató de contárselo.- Veréis, Milady, al parecer han desaparecido el señor Doyle y el cocinero, y en la tienda de éste último había sangre...- al recordar el olor Molly volvió a callarse y se quedó mirando un punto indeterminado, perdida en sus pensamientos.

El guía toma la colilla del cigarro que le tiende Cottonwell, para examinarla. Aunque siendo casi todos los cigarrillos simplemente liados, tal vez pueda reconocer si el papel es el mismo que aquel que le convidara Doyle...

Mientras, observó de reojo el remolino de agitación que era el Lord. Observó a Bill, sus ojos parecían pedirle que se ofreciera voluntario; ambos sabían cual era el mejor rastreador... y además su compañero seguramente quería quedarse cerca de las mujeres.

Examinas la colilla un momento, definitivamente te parece que es el tipo de cigarrillos que fuma Doyle, en el papel de fumar queda medio quemada la marca y crees que es la suya, aunque para asegurarte tendrías que buscar papel de fumar entre sus cosas, no debería ser difícil

Pero parece que hay algo mas apremiante. Los porteadores forman un grupo inquieto en el que mientras Tembaqui explica lo ocurrido se escuchan las voces de algunos apuntando teorías, pero son solo unos pocos, la mayoría permanece en silencio como si no supieran que pensar, o como si no se atrevieran a decir en voz alta lo que piensan

entonces se levanta una voz aguda, rasposa y no muy fuerte, pero que todo el mundo escucha claramente cuando dice una sola palabra -Chango-

La anciana refugiada es por unos segundos el centro de esta reunión mientras todo el mundo la mira en silencio. Luego los porteadores empiezan a gritar en una mezcla de discusión y pánico repitiendo la palabra y una algarabía incomprensible. En medio de ellos gritando sin hacerse oir esta Tembaqui intentando recuperar el orden