Partida Rol por web

Lady Cottonwell asintió a su esposo, aunque por su mirada dejó claro que hubiera preferido hablarlo en privado. Aún así se dirigió a la zona central donde habían comenzado a preparar la cena, no sin antes escuchar las palabras que su marido estaba dando a todos los presentes.

Dorothy se mordió el labio cuando nombró a los guías, después silenciosa se retiró a un lado esperando que avisaran para cenar. Sentada en una piedra quedó pensativa mirando la naturaleza que les envolvía.

Una vez con el campamento montado el campamento se prepara una cena ligera para vosotros mientras los porteadores y la tropa de costigan comen cada grupo por su lado.

Por la noche los soldados montarán guardia según ordenes de Costigan aunque guias y porteadores aseguran que no hay peligros por esta zona y los animales nocturnos no se acercarán a los fuegos

Os preparáis todos para dormir escuchando una infinidad de sonidos desconocidos desde la sabana

Ah, la inigualable noche africana. Sus estrellas... Jim estaba seguro que en ningún lugar del planeta existía el manto estrellado de África.

Sentado sobre uno de los bultos, se lia un cigarrillo para saborearlo mezclado con el aire de la sabana. Las voces de aquellas personas que llevaban consigo se pierden como ruido de fondo.

Jim hubiera preferido perderse en la noche. Si hubiera estado solo, probablemente lo hubiera hecho. Pero el aire le trae vientos extraños, junto con las voces de aquella noche pasada entre los nativos. Voces... inquietas. Él mismo no está tranquilo; y por eso lleva consigo el rifle, como una dama celosa junto a su lado.

No puede ver a Bill... seguramente estará por ahí, intentando buscar un momento de intimidad con alguna dama. Sería extraño en él si así no fuera.

Camina lentamente entre los porteadores, intercambiando un saludo aquí, una palmada allá. Se asegura con Tembaqui de que todo esté listo para el viaje de mañana, donde por fin darían a los blancos el espectáculo de la caza que ellos deseaban. 

Lo primero que hizo nada más sentarse fue mirarse los pies. Tenía una rozadura en el talón que lo había estado martirizando durante buena parte del viaje. Desde luego la elección del calzado no había sido la más apropiada por su parte pero también consideraba que su excesivo sedentarismo en la ciudad le había jugado una mala pasada haciéndoselas pagar todas juntas. Cogió su cantimplora y echó algo de agua sobre un montoncito de tierra. Lo revolvió con un palo y la untó en la herida del talón...eso le aliviaría bastante para seguir caminando al día siguiente.

Noche y dia transcurren con una monótona uniformidad hasta que llegáis a vuestro destino, un trozo de sabana que os parece a todos exactamente igual aunque los guias y el jefe de porteadores aseguran que es el lugar adecuado para montar el campamento definitivo y empezar la cacería en cuanto estéis frescos

Al sureste se destacan unas altas montañas cubiertas de selva mientras en el resto de direcciones la sabana parece extenderse infinitamente

Tembaqui se reune con vosotros

-aquí no territorio de ninguna tribu, no peleas por cazar aquí. Laguna tras esas colinas, algo lejos para que no nos huelan, allí animales beben y leones cazan animales. Buen sitio para cazar leones cuando estén listos-

Tras dos días de sufrida caminata escuchar como Tembaqui hablaba de cacería era un tormento para los oídos y los pies de Boring. Aquel día no había más que un par de fotos, no por otra cosa sino porque el paisaje era semejante al día anterior y no quiería malgastar tiempo y distancia respecto a un gurpo que no le esperaría. No obstante sabía que no se perdonaría a sí mismo si se perdiese algo bueno en el primer día de cacería por lo que dijo: - Muy bien, Temabaqui. - Tras lo que se dirigió hacia Cottonwell y le dijo: - Lord Cottonwell, ¿nos puede informar un poco de como va a estar organizada la cacería y quiénes vamos a ir?

El viaje había sido largo y caluroso, sin embargo, el saberse al final del mismo aliviaba no solo el espíritu sino los doloridos pies.

Tras refrescarse y cambiarse de ropa, Lady Cottonwell comienza a revisar el campamento como buena ama de casa, sin embargo, a diferencia de su hogar, lo realiza silenciosa y curiosa, pues disiente mucho de un hogar en Londres. Aún así, cuando algo no es de su agrado lo apunta mentalmente para comentarlo después con su esposo y los guías, ya que los porteadores no conocen su idioma y el resto de personal no le haría caso aunque tuviese razón, no en vano es una mujer.

Tras escuchar a Tembaqui mira a su esposo, ¿cómo organizará la cacería? ¿Estará dispuesto a dejarla ir? Ya en muchas ocasiones durante el viaje ha tratado de conversar con él al respecto, pero no ha habido conclusión aparente. Sin duda, Lord Cottonwell conoce el interés de su esposa por acudir en primera fila, pero tiene sus dudas al respecto y así se lo hizo saber. Dorothy consiguió algo más haciéndole prometer que lo pensaría, pero todavía no le había dado una respuesta en firme.

Tras las palabras del Señor Boring, Lady Cottonwell miró expectante a su esposo.

Como tantas veces le habían recordado, Jim aquí solo era el guía. Si el Lord quería tomar la responsabilidad, que lo hiciera; sería suya la culpa si llevaba mujeres con faldas (aunque debía reconocer, la actitud de Lady Cottonwell le parecía admirable, con sus pantalones) la responsabilidad sería suya.

Así que extrajo un cigarrito de su cartuchera, lo prendió y se recostó sobre uno de los bultos. Tenía todo listo para la expedición, para tomar la delantera, buscar buenas piezas, y explorar el terreno, en cuanto se decidieran a hacer algo.

- Hoy ya no queda luz para nada. Montemos el campamento, y por la mañana saldremos quienes quieran acompañarnos.

Hizo un gesto con la mano a Tembaqui e intercambiaron un par de palabras en el idioma de los nativos. Rápidamente los porteadores comenzaron a montar las tiendas en el lugar. 

Mientras pugna consigo misma para mantenerse despierta, Molly se percata de que tal vez no la lleven a la cacería, lo cual le permitiría descansar pero se quedaría muerta de envidia, así que se dirige a Lady Cottonwell para preguntarle si le permitirá acompañarles, en el caso de que ella vaya a asistir. Por supuesto, en el caso de que Milady prefieriese quedarse en la seguridad del campamento, Molly lo haría con ella. Pero conocía lo suficiente a su señora como para pensar seriamente en esa última posibilidad.

El momento se acercaba, pronto tendríamos con suerte, el primer contacto con nuestras presas, todo parecía marchar muy bien.

Al escuchar la pregunta de Maurice, respondí... -Yo saldré a cazar mañana acompañado de mi querida esposa, ya que uno de los objetivos de este viaje es enseñarle de primera mano el noble arte de la caza- …dije mientras agarraba la mano de Dorothy con fuerza para trasmitirle tranquilidad, ya que el saber ella que saldría a cazar, la pondría en tensión… -pero por supuesto, todo aquel que tenga el gusto de acompañarnos y quiera probar su fortuna como cazador, será bien recibido, no soy quien para negárselo tras arduo viaje-

-Respecto a cómo estará organizada la cacería, supongo que esta noche, el señor Farewell y el señor Harthower, informara al grupo que saldrá a cazar de cómo transcurrirá el día, así como las instrucciones de seguridad a seguir por los que salgan a cazar, ya que no será una simple excursión- …dije mirando a los guías, con la esperanza de una confirmación por su parte.

Luego me percaté de la situación por la que nos acompañaba Dean y añadí… -no creo que sea conveniente que el grupo de caza sea muy elevado, pero ya que el señor Costigan está aquí para velar por nuestra seguridad al igual que nuestros guías, pero con diferentes motivos, creo que deberían ponerse de acuerdo entre ustedes y encontrar un equilibrio que nos satisfaga a todos, ¿no creen?-

William asintió ante las palabras de Cottonwell. Luego se acercó a Jim para hablar con él de los términos en los que se harían cargo de los dos grupos.

- Si nos vamos a separar quizás sería bueno que yo me quedase con el grupo del campamento mientras tú acompañas a los otros en la cacería. ¿Qué te parece?

A Bill le habría encantado ir a la cacería pero sabía que su compañero sería mucho más útil en la selva. Había algo en él que lo mantenía en contacto con la naturaleza. De hecho a veces sentía que Jim estaba más a gusto en la selva que en cualquier ciudad de Inglaterra.

Jim asintió ante la propuesta de Bill. Miró con los ojos entrecerrados al grupo, que la verdad le gustaba bien poco. Trata de que no se metan en problemas, sí? Yo intentaré que ninguno de esos soldados que vengan sufra un accidente, especialmente el Sr Costigan...

Estrechó el hombro de William al pasar a su lado, para organizar a los porteadores. Recuerdame, por qué hacemos esto? Ante la media sonrisa que ensaya su compañero, suspira. El dinero, ya lo sé. Maldito dinero, se aleja mascullando... 

Jim intercambia un par de palabras con Bill, aprieta su hombro y se aleja murmurando por lo bajo, en dirección a los porteadores. 

Lady Cottonwell sonrie ante las palabras de su esposo, aunque es una sonrisa natural y no aporta ni alivio ni satisfacción, lo que demuestra la belleza interna de aquella mujer excepcional. Aprieta la mano de su esposo en un acto reflejo, pues también le preocupa la seguridad de su esposo, de Molly y de ella misma, eso no puede negarse.

Se queda junto a su esposo de la mano y mira a Molly, Molly vendrá también con nosotros, no quiero dejarla sola con los porteadores, dijo suavemente a su esposo. Esa era, por supuesto la razón principal, pero sabía también que ella sería muy feliz participando con ellos, aunque fuera en segundo plano.

Miró a la joven y sonrió felizmente.

Herbert se cruzó de brazos.

- No he hecho todo este tortuoso viaje como para quedarme escondido en el campamento en el primer día de caza. - dijo refunfuñando. En sus ojos había determinación, pues a medida que había transcurrido aquel viaje, sus ganas y ansias para la caza habían ido creciendo poco a poco, y ahora mismo estaba impaciente, como un niño pequeño en la víspera de un día festivo.

Tampoco iba a acobardarse, viendo como las dos mujeres del grupo se habían apuntado rápidamente.

- Lo dicho, voy a limpiar el rifle y a afilar los cuchillos - dijo mientras se sentaba pesadamente en el suelo para ponerse manos a la obra.

La noche anterior te vas con un par de porteadores que conocen el terreno a explorar un poco los alrededores, la luna esta menguante pero con el cielo despejado podéis ver bastante bien y no necesitais luces que alertarán a los animales de vuestra presencia

A la mañana siguiente temprano, apenas sale el sol, el grupo de caza sale del campamento. Encabezado por Jim Farewell que guía algo adelantado al grupo acompañado por uno de los porteadores. El grupo esta formado por Lord Cottonwell, su esposa y Molly Brown. Poco después va Herbert y dos de los soldados de Costigan y cerrando la marcha un grupo de seis porteadores que tendrán que transportar las capturas

En el campamento se quedan el doctor Blusiur, el capitán Cóstigan y Bill, con los tres soldados restantes y una docena de porteadores, Tembaqui incluido.