Partida Rol por web

*Ring-ring*

Tu cabeza va a explotar, notando como las nauseas se te subian y escalaban por la garganta, tumbada de mala manera sobre la cama de tu hogar ¿Tanto habias bebido anoche?

*Ring-ring*

Lo ultimo que recuerdas es haber pasado la noche en la fiesta de primavera, bailando con Salazar, el Notario de Otoño, y luego ¿Otra fiesta?

*Ring-ring*

No habias soñado con una fiesta, pero aun con tus recuerdos difusos, parecia demasiado real, demasiado vivo, pena que no recuerdes gran cosa. Solo habia tres cosas que recordabas con total claridad, la primera es que unos seres extraños habian hecho una promesa al Feudo, algo sobre una bendicion, Jack de los Cuervos y El Primogenito se llamaban. Y la segunda, tu protegido se habia metido en un duelo, contra un rival de Otoño, uno que parecia devorar piedras para desayunar, y no recuerdas que Macario pudiera siquiera lanzar una piedra para salvar su vida. Y la tercera... La tercera era algo que preferias no recordar, alguien habia muerto, no, dos personas habian muertos, aunque no recordabas quienes eran siquiera.

*Ring-ring*

Tu movil suena, miras la pantalla, numero desconocido. Tienes la sospecha de quien esta detras, una zorra de estupida y despreciable sonrisita, pero no podras confirmarlo hasta cojerlo.

Miriam despertó en una de las posturas mas indignas de las que recordaba, y eso que había participado en orgías hasta literalmente caer rendida por la extenuación y un poco de ayuda de sustancias que están prohibidas en cualquier lugar mínimamente decente. Dio las gracias a los dioses que nadie le viese en ese momento.

El sonido del teléfono empezó a sonar de fondo en su cabeza, como algo lejano pero molesto, pero lo que realmente le hizo despertar fue la sensación de angustia en su estomago y algo que trepaba por su garganta... Y que por suerte pudo contener.

Segundo tras segundo su memoria volvía a ella, con cada timbrazo del teléfono, el baile, la promesa, y... ese horrible final. Esta vez no pudo contenerse, apenas tuvo tiempo de girarse y el suelo de su cuarto (Y parte de las sabanas) quedaron impregnadas por los restos de lo ingerido anoche aliñados con su propia bilis. De nuevo volvió a dar las gracias a todos los dioses, a los que existían y a los que no, por que nadie la estuviese viendo.

¿Quien le llamaría a esas horas? Un palpito le decía que debía ser aquella zorra. No le daría la satisfacción de saber que le había despertado. Torpemente rebusco en su cajón por una pequeña botella de agua, le dio un trago y se la paso por toda la boca, e incluso hizo gárgaras la idea era tanto quitarse el sabor de lo que acababa de salir de ella misma, como la voz de recién levantada.
Por un momento pensó donde escupir el agua, pero como ya tenía que limpiar y ventilar el cuarto de todas maneras se limitó a escupirlo sobre el charco que era una mezcla de amarillo anaranjado y naranja amarillento.

Ya debía estar a punto de saltar el buzón de voz, pero Miriam descolgó el aparato.

-Muy buenos días, Miriam White al aparato. -Dijo con su habitual tono amable y simpático, nunca se sabe quién estaba al otro lado.

-!MOSHI MOSHI SHIRO-CHAN DESU¡- Puedes notar como aquel agudo sonido que sale del telefono se mete por los oidos, y amenaza con taladrar hasta abrir camino por el cerebro y derrertirlo dentro de tu craneo. Estas segura que ha hecho eso a posta.- Espero que estes despierta, vestida y desayunada, Miriam, porque tenemos mucho, pero que mucho trabajo pendiente, empezando por tu trabajo con el chico, necesito verte en mi restaraunte cuanto antes.- Miriam no alzaba la voz, pero notabas que estaba tan cabreada como angustiada, siempre que se ponia seria significaba que algo iba mal.- Y cuando digo necesito verte, quiero decir que necesito verte YA, me importa poco si sales a la calle solo llevando tu camison de noche o una toalla. Tu culito palido es mio, Shiro-chan, y ahora mismo necesito que lo muevas hasta aqui.

Tan rápido como pudo aparto el teléfono de su oído, pero por desgracia ya era demasiado tarde, esa horrible voz le taladro hasta el cerebelo.

-Amanda, siempre es un placer escucharte, ya veo que tienes algo de prisilla querida, déjame que consulte que todo esta en orden. -Espero unos segundos revisando, si alguien había dicho algo interesante por twitter o algo.- bueno tenia la agenda un poco ocupada, pero puesto que se trata de ti y de Macario voy a hacer un hueco especialmente.

Sabía que de tener genitales externos, de allí seria de donde le tendría pillada Amanda y que tenia que ir si o si, o estaría en problemas muy graves, pero tampoco iba a dejar que se lo creyese demasiado.

-Me pondré algo que este a la altura de tu restaurante y voy para allá. ¡Nos vemos!

Limpió la habitación lo mas rápido que pudo, para que estuviese al menos aceptable y se puso uno de sus vestidos cualquiera sin prestar especial atención a cual, simplemente uno del cajón de los de "pinta asiatica", total todos le quedaban estupendamente. Se puso en marcha hacia el restaurante.

El "Kitsune`s Bowl", desde kilometros podrias reconocer su fachada solo con mas verla, si es que uno pudiera ver el local a mas del medio metro que la distancia entre las esquinas al callejon donde reposaba, escondido a la sombra de aquellos titanes de cristal y hormigon, que se podian encontrar en el centro de la ciudad.

Cuando entraste, viste una escena familiar, incluso a estas horas de la mañana, ya habia comensales disfrutando de una taza de te y una sopa de miso en sus mesas, resguardados en la semi-penumbra de los farolillos que inundaban las vigas de la pequeña estancia. Veias que muchos eran asiduos, Kitsune se le da bien eso, tenia un cierto equilibrio insano que le permitia que el restaurante se mantuviera en pie con los suficientes clientes fieles, pero nunca demasiado bien para traer la atencion de un publico exagerado, nunca repartian publicidad, solo el boca a boca, trataban bien a sus clientes mas viejos, siempre escuchando sus quejas y problemas, y de vez en cuando traian la atencion de algun cliente nuevo desesperado por atencion y ahogar sus penas, y luego expulsaba y ahuyentaba a clientes desagradecidos o pocos valiosos a toque shimasen desafinado.

En definitiva, el restaurante de Amanda, era menos un restaurante, y mas un jardin privado para la zorra, donde privarse del glamour de hombres y mujeres borrachos, y que daba por casualidad, que ademas eran los que repartian los mejores fideos gruesos de la ciudad.

Amanda estaba sirviendo en una de las mesas un vaso de birra fria, cuando vio a Miriam, y de inmediato, se retiro de las mesas e hizo una señal para que la siguiera.

-Buenos dias Miriam ¿Dime, has tenido sueños agradables?- Pregunto de inmediato Amanda, sin pararse.

Con todo en orden en su casa, partió hacia el restaurante de la zorra. Un taxi le acercó hasta la zona y a partir de allí su cuerpo la guió como una autómata hasta el Kitsune`s Bowl. Se adentró casi sin darse cuenta sumida en sus pensamientos, pero el olor característico de aquel lugar la volvió en si. Respetaba a quien le gustase ese ambiente, pero desde luego no era su estilo favorito.

Sus ojos claros se posaron en Amanda y se acerco a ella saludándola con un gesto de mano, mientras se retiraban a una mesa mas privada.

-Buenos días para ti también. He tenido sueños... confusos. Pero hay algo que si que recuerdo con claridad y es a Macario metiéndose en líos, sorprendentemente -añadió con sarcasmo.- ¿Tiene alguna posibilidad?

-Ninguna.- Respondio breve y cortante la pequeña zorra mientras se sentaba en una de las mesas mas lejanas y ocultas.- Miriam, se que te has esforzado, lo se, y por eso no te voy a echarlo en cara. Pero sere franca, tu protegido esta en un gran aprieto.- Esta suspiro, e inclino la cabeza a un lado, apesadumbrada.- Si pierde, la reina pagara su furia con el, y si gana, se convertira en el nuevo Campeon de Primavera, y sera la nueva marioneta de la reina para sus retorcidos planes.

>>Pero si te refieres a la pelea, ganara, la reina usara algun ardid para darle ventaja a su duelista. Es la reina de la abundancia, raro seria que esta no proveyera.- Amanda se tapo la boca con las grandes mangas de su kimono, desviando la vista preocupada.- Miriam, este no es mi primer Feudo, he visto lo que la rabia y el poder pueden hacer a las personas, y como pueden deformar a quienes lo siguen. Y Macario es... no dire maleable, demasiado caotico, pero si que se deja llevar con facilidad, no esta preparado para las intrigas cortesanas.-

Miriam suspiró ante la respuesta que se temía. No, que ya sabía que le daría Amanda. Se le pudo notar la exasperación en la cara a medida que su compañera continuaba hablando.

-Me queda claro, no tiene nada que ganar y mucho que perder. Y va a ganar... Lo que significa que va a perder. -Repiqueteó rítmicamente con los dedos sobre la superficie de la mesa, con cierto nerviosismo.- Todo muy claro, cristalino. ¿Entonces para que me has llamado? A no ser que sepas como hacer que el combate se declaré nulo, no hay mas resultado que la victoria o derrota de Macario, y sea como sea... lo tiene difícil...

Apoyo la mejilla sobre una de sus manos y suspiró. Ese rostro deprimido era lo suficientemente mono y adorable como para matar a un diabético de exceso de azúcar. Miró a un lado como si esperase a alguien.

-¿Es que ni siquiera me vas a invitar a una cerveza?

-Mmmmhhhh.- Amanda saca los dedos de su manga, y empieza a hablar para si misma entre susurros tocandose los dedos mientras hacia cuentas.- Si, me puedo permitir regalarte una cerveza.

La kitsune llama a uno de los empleados y a ambas os traen una cerveza fresca del grifo, acompañado de unos guisantes chinos como acompañamiento.

-Te digo esto, porque en cualquier caso quiero que estes cerca de tu protegido y le prevengas de las manipulaciones de la reina. Y quiero que tambien estes pendiente de todo lo que te pueda contar sobre ella, para actuar a tiempo a cualquier plan que tenga.- Se llevo la cerveza a su labios y se dio un buen buche, dando un gran "Ah" de satisfaccion al terminar.- Pero es cierto que no es la unica razon por la que te he llamado ¿Dime Miriam, que bien se te da los misterios y las novelas policíacas?- Se inclino hacia delante, con las manos sobre la barbilla. Y sin que ella supiera, un gran mostacho blanco de espuma sobre sus labios.

Se encogió de hombros mientras traían el picoteo y la bebida.

-A fin de cuentas es mi protegido, gracias a ti, me interesa protegerlo por supuesto y la información aun mas.

Meneo la cerveza antes de darle un pequeño sorbo, instintivamente se paso el dedo bajo la nariz, limpiado posibles bigotes de cerveza, aunque era su compañera quien lo llevaba, era un acto reflejo casi inevitable.

-Vaya, ¿me traes con un presunto tema, para hablarme de otro? jamas lo habría esperado Amanda -Dijo con sarcasmo, aunque sonriendo y manteniendo su fachada de buena chica. Le dio otro sorbo a la cerveza esta vez mas largo, y la sonrisa se fue perdiendo a medida que meditaba en lo que la kitsune le había dicho.- Un momento, ¿Que es eso de que este atenta a cualquier plan que tenga la reina? ¿Quieres ser la nueva reina de primavera o que? Ummm.. No, no te pega nada.. Pero tu quieres un cambio de poder, o como mínimo atarla en corto..

-¿Yo, reina?- Amanda resoplo de manera exagerada, moviendo una mano de arriba a abajo.- Ni lo sueñes, esas coronas que regalan con el trono, solo sirven para freirte el cerebro mientras tu trasero se vuelve el de una foca todo el dia sentado oyendo las quejas de tus subditos. No gracias, me gusta mi Cordura y mi culito tal como estan.

>>Pero no cambiemos de tema, y volvamos al asunto de los asesinatos.- Esta giro la muñeca a tu lado, no comprendiste a que estaba señalando, hasta que te giraste y descubriste que habia un hombre a tu lado.- Miriam, te presento al señor Mort.

-Muy buenas jefa.- Hablo con una voz estridente, sacando una carpeta de su maleta y dejandolo sobre la mesa.- Como usted me pidio, los retratos de todos los invitados de la "fiesta".

Miriam se pudo fijar en aquel extraño hombre sentado a su lado, a simple vista parecia un humano alto y calvo, portando una levita algo anticuada pero aun asi elegante, pero un vistazo mas a fondo, hacia que Miriam cuestionase la humanidad del señor Mort, en si, parecia una caricatura, solo teniendo como rasgos reconocibles e identificables sus enormes orejas de elefante, sus frondosas cejas, y aquella nariz que seria la envidia de Cirano sosteniendo aquellas gafas de culo de botella empañadas con una ligera escarcha, pero daban la sensacion de que eran falsas, exageradas y plasticas, y que si el señor Mort deseara, podria quitarselas en cualquier momento como un disfraz sacado de una tienda de bromas para crios.

En aquel momento Miriam se encontraba ante una duda existencial, resoplar como un caballo y dejar caer la cabeza sobre la mesa o darle un trago a la cerveza y tratar de mantener la dignidad. Osea que le dio un buen trago a la cerveza, y como la duda seguía atormentándola le volvió a dar un par de tragos mas. Sin volver a dignarse a mirar al tal Mort (con un vistazo había tenido suficiente).

-Osea que ibas enserio. ¿Que te hace pensar que soy una buena detective? ¿Nunca has oído eso de que los agraciados somos un pelín... justitos? -Jugueteo con un mechón de pelo rebelde.- Y yo ademas soy rubia. Y apenas recuerdo nada de la fiesta, salvo el lio de Macario y si.. el asesinato. Pero no tengo ni idea de por donde empezar.

Se cruzo de brazos indignada. Y como si se acabase de dar cuenta de que se le olvidaba algo, mascullo entre dientes.

-Mucho gusto Mort.

-No tanto como su gran humildad y capacidad para reconocer sus limites.- Dijo sarcasticamente Amanda con una gran sonrisa, y llevandose la mano al menton, intrigada.- ¿Te han dicho alguna vez, que esta muy mona cuando te pones nerviosa?

>>En cualquier caso...- Continuo, balanceandose en su asiento de atras para alante, con las mangas sobre la mesa.- Es cierto que en otra situacion, usariamos alguien con mas habilidades detectivescas, pero como comprenderas, investigar un crimen en el que ni siquiera hay cuerpo y cuyo escenario desafia las leyes de la realidad, hace que la logica y el analisis herramientas torpes e ineficaces. Mas que un Sherlock, lo que necesitamos es un Sam Spade, alguien que no tenga miedo en meter las narices donde no le llaman y hacer las preguntas que nadie quiere hacer, o sea alguien sin verguenza alguna y con cierto amor por el peligro.- Revelo Amanda, inclinandose hacia delante con una maliciosa sonrisa.- Y entre tu y yo, si alguien es experta en crimenes pasionales, esa deberias ser tu, "Rompe-hogares".- Susurro, solo para el oido de Miriam.

Si esa última frase la preocupo, no se reflejo en el rostro de Miriam, pero desde luego le dejo claro que estaba empezando a tensar demasiado el hilo y que amenazaba con romperse. De normal el morbo de que habra despues siempre le llevaba a tensar el hilo mas de la cuenta pero es que ¿A quien no le gustaba un buen guantazo en la cara de vez en cuando? Pero esta vez no, no se veia lo suficiente preparada para soportar el guantazo de la regente del restaurante.

Aprovechando que Amanda se había echado hacia delante le dio un golpecito en la nariz con la yema del dedo, muy leve y tierno, nada brusco.

-Tu si que estas mona cuando te quieres imponer -añadió con tono simpático y con una sonrisa.- si ya sabes que no te puedo negar nada y menos cuando dices que necesitas a alguien con mi perfil jeje.

Coloco ambas manos sobre la carpeta, acercándola para si, fingiendo cierto desinterés en verla. Aunque tenia ganas de ver esos retratos, para ver de quien se acordaba y de quién no.

-Pero es cierto que nunca he hecho algo así, y no tengo mucha idea de por donde empezar... Además, seguro que a pesar de todo esto, quieres que siga cuidando de nuestro querido Macario.

Amanda fue sorprendido por el golpecito y las palabras de Miriam, llevandose una mano a la nariz y semi-tapando sus mejillas, que se habian puesto como el de una adolescente.

-Eres terrible, Miriam White. A veces pienso que solo pretendes trabajar para mi, y en realidad solo me sigues el juego para salirte con la tuya, cuando nadie se lo espere.- Dijo con una timida sonrisa, y una mirada complice. Habia un rumor que las kitsunes eran una rompe-hoguares de primera clase ¿Quizas ambas mujeres no fueran tan diferentes.- No te preocupes, estoy segura que sacaras adelante ambos trabajos, y, bueno esto era una sorpresa, pero si obtienes buenos resultados en esta investigacion. Quizas recibas una recompensa jugosa.

La mano de Miriam se adelanta a la carpeta, y la abre de par en par, dentro de ella hay tres set de folios juntados por clip con las siquientes etiquetas, "Victimas, "Reyes y Reinas" y "Desconocidos". Sin que fuera sorpredente, el ultimo era un buen taco de folios.

-Puedes comenzar echando un vistazo a los retratos, quizas te ejerciten la memoria.

Miriam ladeo la cabeza sonriente, y es que dicen que el que calla otorga. Era cierto que hasta ahora siempre se había salido con la suya, tardara mas o menos. Pero la "suya" de Miriam y la "suya" de Amanda no tenían por que ser incompatibles. 

-Esta bien, me pongo seria, vamos a trabajar y esas cosas. -añadió forzando la pronunciación, como si se estuviese convenciendo a si misma.- Y mas si hay una recompensa jugosa a la espera.

Observando las etiquetas pasaba su mano por encima decidiendo. "Reyes y Reinas" ha estos ya los conocía, aunque seguro que vendría algún cotilleo nuevo, ya tendría tiempo mas adelante. "Desconocidos" demasiado grande, mucha información. La elección fue evidente "Victimas" al mismo tiempo desconocidos y protagonistas, la función empezaba y terminaba en ellos no cabía duda.

En la seccion de "Victimas", evidentemente, solo habia dos retratos, el de una joven dama pelirroja con pecas, y el de un galan rubio de sonrisa depredadora y ojos afilados. Ambos detallados con gran trazo y color, rozando el realismo, digno de un artista con talento y mano firme.

La dama no la conoces a primera vista, o quizas si, lo cierto es que conocias bastante pelirrojas en el Feudo, incluido Amanda, quizas demasiadas, parece casi como si las Hadas perdieran el culo ante una melena rojiza. Quizas fuera porque escaseaban cada vez mas. En cualquier caso, por lo menos seria facil crear un circulo de posibles "victimas", si te hicieras con un registro de todas las pelirrojas del Feudo.

El joven era mas que curioso, aun en pintura, habia algo en el que gritaba "Magnifico" con solo verle, parecia que en cualquier momento fuera a tomar vida en el propio papel y llevarte a una aventura que nunca olvidarias. Tambien es cierto que el feudo no escaseaba en agraciados de esa dolencia, pero en este caso, su cara te es muy familiar, jurarias haberle visto en algun momento, pero no recuerdas cuando.

Repasó ambos retratos, si los había hecho el tal Mort desde luego merecía una felicitación. Aunque tampoco es que recordara muy bien a esos dos por lo que bien se los podía haber inventado.

No, un momento, el hombre si que le sonaba, estaba convencida de haberlo visto con anterioridad.

-Umm -meditó unos instantes.- El feudo está lleno de pelirrojas, pero aun así seguro que alguien echa en falta a está en concreto, hombres atractivos tampoco es que escaseen, pero este en concreto... me es familiar.

Tu memoria se activa, o mejor dicho, explota de una vez, cargandote la memoria de recuerdos. Pues claro que lo reconoces, es ni nada menos que Botas ex-campeon de la corte de Primavera, todavia lo recuerdas, eras en ese momento una recien llegada del Seto, mas preocupada por saber si algo te habia seguido desde Arcadia, que siquiera comprender que demonios era un corte y todo esos titulos ridiculos, pero Botas era algo que uno prestaba atencion, incluso cuando no queria, era el perfecto caballero y espadachin que uno podia encontrar, capaz de cortejar a una dama con una flor en mano, mientras con la otra desarma todo un ejercito de rivales, luciendo aquel traje dorado-negro que brillaba como el oro.

Hasta que tuvo una discusion con la reina, una fuerte y visceral donde los insultos eran tan afilado que cortaba el aire por donde pasaban, y fuiste testiga del duelo mas patetico que hayas visto en tu vida, era algo que daba mas pena que risa, con el famoso campeon, leon y orgullo de la corte, comportandose como un minimo y huyendo con la cola entre las piernas.

Desde entonces, poco se habla de el en la corte, siendo su unica pericia desde aquel momento, unirse a la corte de Verano y sobrevivir por ahora, y aun menos delante de la reina. La reina nunca lo ha hecho publico, pero todo el mundo lo sabe, la reina siempre ha sido celosa con sus amantes y ha tenido sus dificultades, pero al final ha sabido perdonar y olvidar, pero con Botas, el oblivion de todo es una cosa mas cercana a que Jennie sepa perdonar al gato por su traicion.

¿Lo mas gracioso de todo? Tu protegido Macario te hablado sobre el varias veces, al parecer, Botas le tiene contratado como artista, pagandole por retratarle a el y sus proezas. Sabes incluso donde vive, y aun con su mala racha, el gato aun parece vivir entre lujos, ya que pocos pueden decir tener un piso en la misma Pedrera.

De repente, aun con la fotos devolviendote la mirada, recibes una llamada, reconoces el numero, Baños Salamandra, tu corte te llama.

La mente de Miriam explotó de un instante a otro, llenándose de recuerdos. Pues claro que le recordaba, lo extraño era olvidarlo, no solo era un personaje principal en el feudo, además Macario jamás le habría permitido olvidarle, lo mencionada a cada frase.
Se sintió tentada, a ocultar el hallazgo pues así era su naturaleza, le hacia guardarse las cosas para si misma. Pero ahora no tenia sentido, era lo que tenia que investigar.

Señalo el retrato de la victima masculina, sin dudar ni un momento, continuando con su frase anteior.

-...Pues claro que me suena, es Botas. Pero vamos seguro, imagínate esa cara con pelo y bigotes, y ese estúpido sombre...

El móvil sonó, "Primavera" de las 4 estaciones de Vivaldi, no le hacia falta mirar el destinatario en la pantalla. Se incorporó con una elegancia digna de una señorita.

-Tengo que atender la llamada, si me disculpáis.

Y se alejo hacia la puerta, a una distancia prudencial descolgó.

-Miriam White al habla.