Partida Rol por web

 Aunque de por sí la mujer ya se veía bastante asustada corriendo de una de las criaturas, ver como básicamente pasaban de ella para dirigirse a las otras dos, que ya tenían al menos un oponente, dibujó una expresión de pavor absoluto en la albina.

 -¿¡POR QUÉ NO ME AYUDAN!? -gritó desesperada, antes de acabar acorralada en una de las esquinas de la sala, dándose la vuelta para toparse de frente con la criatura. -. ¡Iiiihh..! -soltando entonces una especie de chillido de terror, la mujer empezaría a registrar sus ropas rápidamente, y de estas sacaría... un bolígrafo. -. ¡ATRÁS, MONSTRUO ASQUEROSO! -y llevada por la adrenalina, correría hacia la criatura, gritando, para clavarle el boli.

 Las criaturas no parecían haberse percatado de vuestra presencia hasta que empezaron a intervenir en el combate, siendo que tanto Erika como Kaoru lo tuvieron fácil para acercarse a aquella criatura y propinarle una serie de golpes, que si bien no fueron la gran cosa algo habían hecho en ella debido al quejido que soltó: por otro lado, la mujer fue algo más directa al apuntar a la bestia con su potente arma, la cual si bien iba con mala puntería no es que la bestia pareciese muy inteligente para intentar esquivarla, acabando por bloquear un balazo que igualmente le hizo graves daños. [1]

 Por otro lado, aquella sombra que antes estaba concentrada en el pelirrojo también tuvo que ocuparse de Hiroki, quién a pesar de no haberle podido acertar un buen golpe sí que pudo transmitir a través de su cuerpo una corriente eléctrica que dejaría paralizada a la criatura, convirtiéndola en un objetivo fácil para la bola de fuego de Kasumi y la patada del pelirrojo. [2]

 En el caso de la chica albina, la criatura seria capaz de atraparla con una de sus grandes manos cuando está saltó para clavarle el bolígrafo, pero eso no impidió que la chica pudiese alcanzar el lugar donde debían estar sus ojos y hundir un poco la punta de la herramienta de oficina, algo que provocaría un quejido de la bestia mientras la otra mano la usaba para evitar que penetrase más en su cráneo. [3]

 Por supuesto, aquellas criaturas no se iban a quedar de brazos cruzados mientras eran usadas de saco de boxeo, pues aquella que se enfrentaba a la mujer rubia, si bien tenía que preocuparse también de Erika y Kaoru, usó algo de lógica en priorizar a quién de momento le había provocado más daños, la propia Lilith: el manotazo de la criatura fue brusco, pero la mujer no fue capaz de esquivar a tiempo, siendo tirada a un lado luego de recibir el golpe. [4]

 En el caso de la criatura a la que ninguno de ustedes había decidido enfrentar, aprovechando que tenía a la mujer agarrada básicamente la arrojaría hacia un lado, algo ante lo cual poco o nada podría hacer la chica antes de estrellarse contra el suelo. [5]

 Por último, aquella criatura que antes se comió todos los golpes gracias al aturdimiento de Hiroki logró liberarse tras soltar un rugido, tensando su cuerpo como si hubiese destrozado una barrera invisible que le retuviese.

"¡Bien!" Festejó para sí al ver que la criatura parecía bastante afectada, tendría que caer pronto. Al menos los chicos parecían saber como pelear, a diferencia de al menos dos de los cuatro adultos de allí, aunque tampoco es que esperara mucho de estos. Pero se sentía más confiada respecto al grupo que le había tocado para lidiar con eso. Desvió la mirada hacia la mujer que gritaba, y dió un resoplido frustrada. -¿No se supone que es tu trabajo defendernos? Somos niños - Resaltó suspirando y sacando unas bolitas de su bolsillo y corriendo hacia la criatura que la había agarrado y arrojado a un lado, para lanzarle una de las bolillas a la cara. Comprandole al menos, esperaba, tiempo para huir. 

Una sonrisa cruzó los labios de Kaoru. ¡Ja! ¡Cualquiera diría que ya había luchado contra una sombra de ese tipo! Menos mal que eso en realidad o había ocurrido nunca, y desde luego no en ningún tipo de sueño que además cumplía la función de tutorial. Lanzó una mirada de refilón a Erika.

—¡Yo no necesito que me defienda ningún adulto! ¡Y menos unos adultos cobardes como estos! —desestimó Kaoru, agitando el mismo brazo con el que había pegado el puñetazo. El gesto le venía de perlas, porque le dolían un poco los nudillos—. ¡Y tú, chupacabra! ¿¡Quieres más, eh!? ¿¡Eh!?

El monstruo todavía estaba en pie. Pero si era por él... si era por él no sería así por mucho tiempo. Gritó, porque es bien sabido que gritando uno se vuelve más fuerte, y volvió a lanzarse contra la criatura a la que ya había golpeado. Entrelazó los dedos de ambas manos y lanzó un golpe con todas sus ganas en dirección al lugar donde aproximadamente estaría el estómago de la sombra.

 -Oohh... -nuevamente, la niña de cabello blanco no ocultaría su sorpresa al ver como uno tras otro iban desatando sus habilidades. No se había detenido a pensarlo, pero antes había lanzado una bola de fuego por la boca de manera inconsciente, como si siempre hubiese sido algo que pudiese hacer: era una sensación extraña, pero simplemente emocionante.

 Repitiendo su anterior movimiento, Kasumi decidiría apoyar a Hiroki y el pelirrojo lanzando otra bola de fuego a la sombra.

 Luego del revolcón que recibió gracias al golpe de la criatura, la mujer albina se levantó un poco furiosa para cruzar miradas con Erika.

 -¿¡Disculpa!? ¡No soy yo la que anda lanzando rayos ni bolas de fuego! -se excusaría utilizando las capacidades únicas que ustedes parecían tener, algo ciertamente fuera de lo normal, aunque en todo caso su carácter cambiaría rápidamente cuando Erika se decidió a ayudarla. -. ¿¡Ves!? ¡No era tan difícil! -tal vez no tanto... -. Mira, puedo ser de utilidad de otras formas, juraría haber visto algo por aquí... -en ese momento, se dispondría a revisar con velocidad sus alrededores.

 Por otro lado, la mujer rubia seguía manteniendo las distancias como mejor podía con la criatura, pues aún con Kaoru encima parecía querer ir tras ella, algo que claramente no le gustaba a la mujer.

 -¡Qué dejes de llamarme cobarde! -se quejaría sonoramente la indignada señora, que antes de disparar a la criatura que tenía cerca apuntaría su arma hacia el chico pelirrojo y jalaría un par de veces el gatillo, provocando que dos balas perdidas pasasen cerca de él; estaba claro que era alguien de poca paciencia... -. Estos niños... -añadiría por lo bajo, antes de disparar nuevamente a su verdadero objetivo.

 En el caso de hombre pelirrojo, este continuaría lanzando patadas a la criatura, al menos hasta que se percató de que el niño que se había acercado a electrificar antes a la criatura se había quedado básicamente congelado.

 -¡Oye, despierta! -tal vez fuese el asombro por su nuevo poder, o el temor de estar ante una criatura como esa frente a frente, pero lo cierto es que Hiroki se había quedado parado en medio combate...

 Ante la velocidad de Erika, la sombra poco puede hacer más que cruzar los brazos para evitar ser golpeado por sus bombas de humo, pero la nube igualmente acaba cubriendo la mitad superior de su cuerpo, provocando que la bestia zarandee los brazos aleatoriamente en un intento de despejar su visión que ahora sé encuentra cegada. [1]

  En ese momento, Lucy encontraría entre unas viejas cajas lo que sea que estaba buscando.

 -¡Mira, lo guardaré para ti por si te pasa algo! -entonces enseñaría que había conseguido un antídoto, similar a los que había en la mochila. [2]

 Aún con la vista nublada, la criatura ciega intentaría alcanzar a quién tuviese más a mano en esos momentos, siendo en ese caso Erika, quién vería salir de la nube de humo las grandes manos de la criatura acercándose a ella para arrojarla hacia donde pudiese. [5]

  En el caso de Kaoru, su poderoso golpe logró atravesar las defensas de la criatura, y no solo eso, sino que la bala de la mujer también llegó a golpearla, provocando que la criatura rugiese salvajemente, y en lugar de atacarle a uno de los dos, esta simplemente abriría sus fauces y liberaría un ensordecedor rugido que resonaría por todas las ruinas, sacudiendo vuestras cabezas y obligando a más de uno a cubrirse los oídos por el chillido irritante que surgía de en medio del grito. [3] [6]

  Por último, estaba el caso de la sombra que antes fue paralizada por Hiroki, el cual irónicamente ahora se encontraba congelado. Seria ese momento de debilidad el cual aprovecharía la criatura para fijarse en él, pero Kasumi le distraería con otra de sus bolas de fuego, y el pelirrojo intervendría con otra de sus patadas para ganarse su atención, lo que acabaría con otro de esos golpes de la bestia que acabaría bloqueando, aunque su cuerpo fuese cediendo poco a poco. [4] [7]

Durante un instante la pareció que le iba a estallar la cabeza. ¡No le dolía tanto desde por lo menos el último exámen de matemáticas! Y más que dolerle... bueno, el grito daba mal rollo. Se sentía más flojo solo de escucharlo.

—¡Por mucho que grites...! —se quejó Kaoru, apartando las manos de unos oídos que todavía pitaban—. ¡Por mucho que grites ya te tengo! ¡Iiiiii-ahh!

Lo sentía: La presa estaba débil. Solo tenía que dar un golpe más, un buen golpe y caería. Se alzaría victorioso, sacando el pecho para mostrarse como el más fuerte. ¡Por fin todos tendrían que admitir que lo era! Claro que en realidad estaba lejos de ser el único que había herido a esa bestia, y de hecho era discutible hasta qué punto sus puñetazos hacían daño de verdad... pero él se lo creía, y era feliz creyéndoselo. Y eso es lo que cuenta.

Al menos intentó apuntar bien el puñetazo: al morro de la criatura, como si tuviera toda la intención de hundirlo. Aunque por muy bien que lo apuntara, tanta fuerza seguramente no tenía.

 Al igual que la mayoría, la niña tuvo que ponerse las manos en los oídos ante el terrible grito de la criatura, pero tan pronto como dejó de rugir pudo retomar el combate, aunque le preocupaba un poco ver a dos de sus compañeros siendo afectados por el temor.

 -¡Chicos, muévanse! -intentaría hacerles espabilar, pero no parecía que fuese a tener éxito, por lo que nuevamente cargó el aire en sus pulmones para lanzar una bola de fuego a la sombra que recientemente había atacado.

 Con la iniciativa tomada por Kaoru, la mujer rubia no perdería el tiempo y volvería a apuntar su arma hacia la criatura, preparada para jalar el gatillo y acabar con su vida si no lo hacía el niño antes.

 Por su lado, el pelirrojo empezaba a preocuparse del estado del niño albino, estado que de alguna manera se propagó a Erika la cual también se quedó paralizada a cierta distancia de las criaturas.

 -Diablos... -se quejaría el hombre, lanzando otra veloz patada hacia la bestia que enfrentaba.

 Por supuesto, ahora que la criatura no iba detrás de ella, la mujer no parecía tener apuro por ayudar contra ella, y el sacerdote seguía en lo suyo, rezando.

 Al sentirse invadida por los nervios y el desconocimiento, Erika actuó un poco tarde respecto a la criatura, aunque eso no le impidió actuar inconscientemente para bloquear el golpe de esta, golpe que le sacudió el cuerpo dada la diferencia de tamaño: lo que no esperaba es que la bestia nuevamente volviese a atacarle, siendo que está vez el golpe la levantaría del suelo y la arrojaría un par de metros. El dolor era real, y si bien se sentía más poderosa y capaz, también temía por lo que pudiese haber más adelante si ese era solo el comienzo, y esos pensamientos paralizaban su cuerpo... [1]

  Por su parte, Kaoru correría velozmente hacia la criatura con el fin de acabar con ella y demostrar que es quién manda, todo mientras la mujer rubia alzaba su revolver y le apuntaba a la bestia que continuaba rugiendo. Si bien no tenía mucha fuerza bruta, el pelirrojo contaba con buena velocidad, y seria eso lo que le permitiría escabullirse delante de la bestia y saltar para acertarle un potente puñetazo que le voltearía el rostro, sonando un "crack" mientras su cráneo empezaba a romperse, seguido de todo su cuerpo que empezaría a desmoronarse en trozos de los cuales salía aquel desagradable líquido negro, dejando nada más que una mancha oscura en el suelo como rastro de su existencia. [2]

¡BAM!

  Los oídos de Kaoru retumbarían nuevamente, esta vez por una bala que paso MUY cerca de él, siendo que la mujer rubia había jalado el gatillo un poco tarde.

 -Hmph... Sí lo mataste: no pensé que lo harías -confesó, con esos aires de desinterés.

 Por último, estaba el enfrentamiento que llevaba a cabo el pelirrojo y la niña que disparaba bolas de fuego contra la otra criatura, que poco pudo hacer ante las veloces patadas del hombre y las llamaradas de la chica, cayendo destrozada como una mancha al igual que la anterior bestia [3]

  Velozmente, el pelirrojo se acercaría a Hiroki para sujetarlo de los hombros y sacudirle un poco.

 -¡Oye! ¿¡Estás bien!? -lo último que quería era tener a niños en peligro de esa forma, y es que aunque solo quedase una criatura uno nunca sabía cuando podían empeorar las cosas...

La visión fue desagradable, pero partirle la cara a la criatura (Literalmente) lo compensó con crecer. Eso sí, casi se comió un balazo como recompensa. Se giró en dirección a la mujer con el ceño fruncido, bajando el pañuelo que cubría su boca.

—¡EH! ¡Casi me das a mi, so-ciega! —gritó Kaoru, con un enfado de esos que tienen un tiempo de vida inferior a treinta segundos—. ¡Más te vale empezar a confiar en mi a partir de ahora!

Lanzó esparadas por los ojos en dirección a la pistolera (Figurativamente, eso todavía no estaba en su lista de poderes) y volvió a subirse el pañuelo hasta la nariz.

—Ya solo queda uno... y ha llegado al momento... de demostrar de qué soy capaz. ¡Iaurhh!

Enseñó las garras de sus guantes, aunque irónicamente, no era eso lo que tenía pensado utilizar. Corrió como si le fuera la vida en ello hasta la criatura y ejecutó su técnica secreta, pegando un buen salto que tomó una altura que seguramente no debería haber sido posible. Giró sobre si mismo, para tomar más impulso... y dejó caer una patada tremenda sobre la cabeza de la criatura, como un martillo. Y es que así se llamaba el ataque, patada martillo.

 -¡No se pelen! -diría la niña al ver el choque que tenía la mujer rubia con Kaoru, concentrándose en la última criatura que les quedaba.

 A diferencia del pelirrojo, que parecía querer demostrar sus habilidades especiales en el último momento para destacar, la albina era más simple y nuevamente repetía el ataque que había sido sumamente efectivo hasta ahora: otra bola de fuego.

 Ante el comentario de Kaoru, la mujer se limitaría a apartar la vista para centrarse en el monstruo restante, sobre el cual todo el grupo decidiría liberar sus ataques para acabar de una vez por todas: todos, excepto los que no estaban peleando...

 -¡Arghh...! -el rugido de la bestia fue feroz mientras veía a Kaoru aproximarse, quién con destreza saltaría para tomar altura y hacer aterrizar uno de sus pies sobre la cabeza de la criatura de manera contundente, sacudiéndole el cráneo segundos antes de que la boda de fuego de Kasumi golpease cerca de su pecho, siendo bloqueada por inercia por uno de sus brazos. [1]

 Sin perder tiempo, la mujer rubia nuevamente jalaría del gatillo de su arma, siendo que bala volaría hacia la sombra que nuevamente intentaría cubrirse con sus brazos de sus potentes disparos, pero ese seria el momento que el adulto pelirrojo aprovecharía para correr por detrás de ella y acertarle una potente patada que le haría perder la compostura. Al igual que las demás, la criatura simplemente soltaría feroces quejidos mientras su cuerpo se hacía pedazos, en una mezcla de polvo y líquido negro hasta no dejar nada más que una mancha. [2]

 -Ah... ¿Acabamos? -observaría el chico los alrededores para asegurarse de que no quedase ninguna.

 -¡Bien hecho! ¡Lo hicieron genial! -les felicitaría por otro lado la mujer albina, que muy bien aprovecho para hacerse a un lado antes y no hacer nada luego de que Erika le ayudase, la cual al igual que Hiroki continuaba procesando todo lo sucedido. [2]

  En ese momento, el sacerdote que desde el inicio se la pasó rezando en una esquina finalmente se puso en pie, y regresó con el grupo sujetando el rosario con una de sus manos.

 -Estas criaturas... No son algo normal, y ustedes tampoco lo son -afirmaría, pasando a señalar a los niños del grupo. -. ¿Cómo son capaces de hacer lo que hicieron? No es normal, nada de esto lo es... -añadiría, antes de aferrarse a su rosario.

 -Tranquilo, creo que todos aquí estamos un poco perdidos, ¿no es así? -decidiría intervenir el chico pelirrojo para evitar cualquier malentendido, fijándose en ustedes esperando que alguno explicase la situación.

Una vez todo hubo terminado, Kaoru se giró y señaló con un dedo acusador a Erika e Hiroki.

—Pero bueno, ¿¡y a vosotros dos qué os pasa!? ¡Vaya momento para quedaros embobados! —apoyó las manos en las caderas y negó con la cabeza, como si estuviera profundísimamente decepcionado—. Menos mal que soy lo suficiente fuerte. Podría haberme encargado de por lo menos... nueve de ellos más yo solito. ¡O quizá diez!

Asintió con la cabeza con total seguridad, aunque si hubiera sido una marioneta tallada por alguien llamado Gepetto, bien le podría haber crecido la nariz hasta sacarle un ojo a alguien. En cualquier caso le dio por comprobar el mapa, parpadeando al verlo actualizado.

—¿Cómo vamos a estar perdidos? —preguntó mirando al pelirojo, enseñando el mapa y pegandole golpes con el índice. Se había tomado lo que había dicho de forma muy literal—. ¿No ves que solo hay un camino? ¿Cómo vamos a perdernos? ¡Estos adultos!

Volvió a guardar el mapa.

—¿Qué, vamos? ¿O vamos a quedarnos hablando todo el día?

 -O podrias haber muerto con uno solo -comentaria la mujer rubia ante Kaoru que presumia delante de Erika e Hiroki, los cuales a pesar de verse mejor que antes aun permanecian en silencio, tal vez pensativos sobre como se dejaron vencer por el miedo en aquella ocasion, y reflexionando sobre como evitarlo la proxima vez.

 Por su parte, el chico pelirrojo no sabia si tenia que explicarle al niño a que se referia mas que en general no sabian en donde estaban que otra cosa, pero su sorpresa, al igual que varios de los otros presentes, fue considerable al ver como el chico hizo aparecer el mapa magicamente: fue algo que ni Kaoru esperaba, pero tan pronto como penso en el mapa este aparecio.

 -Oh, nada mal -fecilitaria el chico pelirrojo, aunque no parecia entender como funcionaba. -. Bueno, supongo que no tenemos muchas opciones...

 -No podemos retroceder: la salida es muy... sospechosa, deberiamos buscar otra -opinaria Erika, recuperando un poco su confianza, siendo que Hiroki y la niña dragon asentirian a sus palabras. -. Por cierto, ¿quienes son...?

 -Yo soy Yutaka, un gusto -se presentaria el pelirrojo.

 -Me llamo Lucy... -ta pronto como hablo la albina, su rostro se torno en leve confusion. -. Y... No recuerdo mi apellido...

 -¿Quien olvida su apellido? -le sacaria en cara la mujer rubia, pasando a presentarse. -. Yo soy Lilith, Lilith... -poco a poco, se pudo ver en su expresion que tambien estaba teniendo el mismo problema que la otra mujer. -. ¿Pero que demonios? ¡¿Como se me olvido mi apellido?!

 -Mi nombre es Shen: no recuerdo como llegue aqui, pero creo que es por un motivo que compartimos... -opinaria el sacerdote.

 Por su parte, Erika, Hiroki y Kasumi se presentarian tambien, y sin mucho mas que hablar quedaria el tema de que hacer ahora.

 Ningun adulto parecia tener intenciones de debatir el asunto, por lo que todo el grupo empezo a avanzar hacia la otra puerta de la sala, la cual al abrirse mostraria al otro lado otra seccion de escaleras que bajaban hacia otra puerta...

 Luego de abrir la puerta, se encontrarían otra sala que en terminos generales estaba igual que la anterior: desastrosa, con una puerta al otro lado, y con la diferencia de que esta no se encontraba ocupada por criaturas que fuesen una amenaza, o al menos esa impresión dio al principio.

 A pesar de que el sitio se veía despejado, una corriente de aire frío les erizó la piel despertando muchas de sus inquietudes, y es que algo en su interior les alertaba de que realmente no estaban solos allí, y seria el movimiento de una gran sombra lo que les llevaría a mirar hacia una de las paredes.

 Desde una silueta en el muro, una figura saldria tomando forma de una criatura de dos metros y medio,  con una forma humanoide de largas piernas y unos delgados brazos que llegaban mas abajo de sus rodillas, con su cuerpo cubierto por una vieja armadura oxidada de la cual sobresalian varios pinchos, fundiendose como una en sus muñecas con sus negras manos conformados por unos largos dedos puntiagudos, sobresaliendo de cuello una masa negrusca que rodeaba hasta su cabeza de ojos vacios similar a un craneo que utilizaba una mascara para cubrirse hasta la nariz.

 -Prtogre... rina... -pronunciaría con un tono seco y vacío.

 -¿¡Por qué no dejan de aparecer bichos raros!? -se quejaría Lilith.

 -¡No lo se, pero este no es como los anteriores! -opinaría Yutaka.

 Por su parte, el sacerdote no tardó en tomar su cruz y empezar a rezar.

 -¡Que dejes de rezar y hagas algo! -le gritaría entonces la albina.

 Tan pronto como la criatura finalmente salió de la pared, su mirada pasó lentamente por ustedes en específico, ignorando un poco a los adultos, y entonces empezaría a tomar aire, y al expulsarlo como un pesado suspiro liberaría una potente corriente de aire frío que traía consigo un llanto de lamento, una mezcla de voces y gritos de dolor y sufrimiento que penetraría en sus mentes. [1]

  Al menos dos adultos parecían convencidos de que aquella criatura era MUY diferente a las demás, pero hace poco habían hecho todo tipo de cosas que solo en sus sueños podían pensar: tal vez podían con ella y solo era cuestión de intentarlo, ¡no podía ser tan difícil!.

Se sentía idiota, no podía creer que se había quedado paralizada sin hacer nada, era la primera vez que le pasaba eso en mucho tiempo y lo odiaba con cada fibra de su ser. Atravesó la puerta primero con un malhumor palpable para consigo misma. Al menos allí no había nada, era una mejora, en medio de su cabreo empezaba a pensar en todas las cosas que tenía que hacer. No tenía idea de que hora era ni de donde estaba, ¿y si se había hecho de día? Tenía que despertar a Akemi. No podía estar allí quedandose como un maniquí frente a aquellos lobos astados raros, tenía que derrotarlos y volver a su casa. Su hermana la estaba esperando.

La corriente de aire bastó para sacarla bruscamente de sus pensamientos y hacerla estremecer. Miró alrededor rápidamente hasta que sus ojos dieron con la sombra. -Esto... - Masculló deteniéndose en el lugar y viendo como emergía aquella cosa de las paredes, mucho más grande que los lobitos que ahora hasta se le antojaban amigables. -No es justo... nosotros no tenemos armadura - Musitó girándo la cabeza ligeramente hacia Kaoru - ¿Tienes un plan sobre como vencer eso? - Le preguntó, tomando un poco de distancia de la cosa, mientras pensaba su ataque. 

"Prtogre rina" Repitió mentalmente, aquellas podían hablar, y quizás si encontraban como entender su lenguaje sabrían de donde demonios venían, porque algo le decía que no iban a dejar de aparecer. -¡Quieren dejar de gritar! - Se quejó de los adultos a su alrededor, a punto había estado de llamar la inutilidad de un par de ellos, pero no pudo si no más que enrojecer al recordar claramente lo poco que había servido en el combate anterior. Agradecía su máscara en esos momentos. La rafaga la erizó el cabello, y se encogió, estremeciendose por el frío mortifero. Miró con preocupación a la criatura, ¿serían voces de aquellos que había matado? ¿Cuantos había habido antes que ellos?. El fuerte deseo de esconderse bajo una cobija regresó, pero la sensación de soledad que lo acompañaba habitualmente, le hizo sacudir la cabeza, y aferrarse con fuerza al pequeño paquete que llevaba en el bolsillo. -¡Separemonos!- Gritó al resto, corriendo hacia la izquierda y arrojando el sello hacia el monstruo en plena carrera. 

 -¡Pegarle fuerte! -respondería la niña ante la pregunta de Erika que no iba dirigida a ella, disimulando motivación a pesar que durante el grito de la criatura no había tardado en esconderse detrás de la chica enmascarada por el temor aún reflejado en su rostro.

 Si bien la mayoría de los adultos habría mirado con cara de "¿quién eres para decir eso?" a Erika cuando mandó a callar, pronto le seguirían al ver su iniciativa de combatir contra aquella criatura, pues tal como Kasumi lanzaría otra de sus bolas de fuego, Lilith apuntaría su arma para disparar mientras el pelirrojo buscaba una manera de acercarse para darle una de sus patadas, todo mientras la oficinista de forma poco disimulada iba retrocediendo a la vez que el sacerdote permanecía allí, rezando.

 El temor de aquel enfrentamiento helaba la piel de más de uno, pero en aquella ocasión tanto Kasumi, como Yukata y Lucy se sentían particularmente vulnerables. A pesar de todo, esto no impidió que al menos pudiesen actuar. [1]

 El sello arrojado por Erika se pegaría a uno de los brazos de aquella entidad, la cual lo había puesto en medio para proteger el resto de su cuerpo, segundos antes de que se encendiese en una flama de colores antes de explotarle encima, aunque esto no impediría que, al seguir moviendo los brazos, pudiese bloquear la bola de fuego de Kasumi así como los disparos de Lilith. [2]

 Lo que nadie esperaba era que, a diferencia de las otras criaturas, esta decidiese ir a por todos al hacer crecer sus dedos de modo que estos llegaron a atravesar el suelo, y a los pocos segundos todos podrían notar como cerca suyo empezaban a aparecer algunas grietas en el suelo, instantes antes de que los dedos de la criatura saliesen velozmente hacia todos.

 La mayoría de los adultos tuvieron graves problemas con este ataque, siendo que tanto Lilith como Lucy se vieron atravesadas por este ataque, provocándoles una bocanada de sangre, siendo que Shen tal vez tuvo algo más de suerte al resistir el ataque, y es que incluso Yutaka que pudo bloquear con los brazos las puñaladas que iban de frente hacia él fue incapaz de ignorar la tensión de su cuerpo por él impactó...

 Aquel combate no era como los anteriores, esa criatura estaba a otro nivel siendo capaz de enfrentarse a todos a la vez sin ayuda de nadie, un verdadero monstruo que podría perseguir a más de uno a sus pesadillas, pero tal vez si corrían muy, muy rápido, podrían dejarle atrás y hacer que no fuese más que un mal sueño...

[Tutorial de combate: Huída]

En muchas ocasiones los personajes tendrán la opción de huir de un combate o quedarse a pelearlo.

Cuando se considera que se cumplió el objetivo principal de un combate (lo que generalmente significa que los personajes lo tienen controlado), basta conque todos los integrantes del grupo (Jugadores) decidan realizar la huída, pudiendo abandona la zona del combate sin ningún penalizador. A esto se le llama Huida Libre.

En caso de que el objetivo del combate no se haya cumplido (lo que generalmente implica que los personajes están huyendo por sus vidas, y no porque simplemente quieran hacerlo), los personajes también pueden huir simplemente indicándolo, pero ya sea el temor, la verguenza u otra cosa, le provocarán 10 de estrés. Lleva por nombre Huida Complicada.

En los combates el director siempre se hará cargo de indicar cual de las huidas está disponible, o si siquiera es posible huir en ese punto de combate, así como hacia que salas se puede huir, indicándolo con (N) (E) (S) (O) en referencia a los puntos cardinales.

Nota: Para agilizar las cosas, se recomienda aclarar con todos por off si quieren huir. La decisión ha de ser unanimne.

Nota 2: Al huir, los enemigos no perseguirán al grupo, y en la mayoría de casos al regresar a la sala es probable que ya no estén.