Partida Rol por web

Channel veía confirmada su visión de la vida.

—Vamos, que el reto de unas es comer cosas alargadas y negras y el de otras, comer cosas alargadas mexicanas... entre las dos. Sublimáis vuestra inclinación a la prostitución, putas...

Aunque el chile asesino tenía su punto, a ver si no se morían por el camino. Como le tocara a ella hacer pruebas... eso sí sería divertido. No más comer sucedáneos de pollas. 

Las gemelas se comen ese chili y lo muerden como si no pasara nada. Seguramente cualquier otra persona habría entrado en un viaje psicotrópico a los confines de su mente*, pero ellas no. Algo dentro de ellas tenía una resistencia y tolerancia alta al picante y las cosas calientes. Solo había que tomar la temperatura a Lilith que parecía demasiado Hot&Wild desde que llego al salón. Así que ambas sonrieron y pasaron aquel chili con un trago de champán.

En algún sitio recóndito de aquel lugar una máster loca gritó ¡chili en lo más íntimo! Pero aquel chiste fácil no duró mucho de lo trillado que estaba y las novatas y veteranas pudieron volver a lo importante: marcarse un rollo bollo putearse a verdad o atrevimiento. Le tocaba tirar a Lilith la botella.

Me importaba una mierda lo que Chanel dijera. Que hablara mientras pudiera, después quizá Kim se estaba comiendo su lengua. Habíamos dejado el listón bien alto. Nada de mierdas infantiles de comerse un pastel hidrogenado, no. Eso era de pijas elitistas que piensan que lo peor que te puede pasar en la vida era eso. Pero yo sabía que no. Luzbel y yo lo sabíamos. Como si fuera un conocimiento primigenio. Sonrío a mi hermana con aire picaremos, y acomodo mi cabeza en su regazo. Es así como alargo la mano y giro la botella. La boca de vidrio gira vertiginosamente hasta que se detiene en una de estas novatas infantiles.

Ensancho la sonrisa cuando se para en Darcy. 

- ¿Estás lista, querida? - miro a la gorda, pronunciando con cierto rintintín. 

No lo tragó directamente. Lo masticó lentamente mirando a su hermana y luego a las novatas. Esas guindillas habían sido encargadas personalmente por Luzbel y las había echo probar por uno del servicio. Todavía recordaba con desagrado el repugnante espectáculo. ¿La gente no sabe tener cuidado y compostura? ¿No saben lo importante que es mantener las formas delante de una señorita de HOTS? Ese pobre mierda vomitó sangre de inmediato y se cago encima con un chorro monumental. Un goterón de mierda hasta llegó al busto de mármol de Channel, como una corrida negra. Eso fue lo único bueno de ese experimento: comprobar la eficacia de los chiles infernales... en la misma cara de Channel.

El impresentable aquel fue llevado a hospital con sus quemaduras internas y una úlcera de palmo y medio. Hospital público, por supuesto, tampoco había que ser tan cruel como para tirarlo a un callejón. Luzbel quiso que se le despidiera, pero resulta que a los panchitos no se les hace contrato y puedes usarlos a tu antojo. Es lo lógico. Uno no le hace contratos a los animales de granja, los explota y ya.

Tragó y sintió cómo una especie de bola de papel de lija del siete, o un estropajo puesto al rojo en una fragua, le pasaba por el gaznate. Cayó en el estómago como un trago de magma y casi se pudo oír un sonido hueco a cañerías sobreestimuladas.

...rboooom.. clonc clonc.... sfirrsssshhh...

Se le saltarón las lágrimas y tuvo el impulso de agarrarse las tripas. Había dolido, ya creía que había dolido. Había hecho daño. Un daño gustoso. Pero, de pronto, aquello se apagó casi con sumisión. Luzbel se sorbió los mocos, resopló un poco, se recompuso, giró la cabeza para crujir el cuello y se relamió como un gato. Miró a las novatas con una sonrisa de medio lado y acarició a su hermana en la cabeza.

-Parece que le toca a la gorda listilla, ¿verdad hermana? -comentó, divertida, mientras sacaba de no se sabía donde el set de maquillaje para retocarse.

Luzbel  tenía un aspecto patético. Mucho más que patético. Daba pena...y todo ¿Por qué? ¿Por tragar un chili de mierda? Bah...Bobadas. Sin embargo, ahí seguía, sonriendo. Pero a pesar de su carácter bromista, alegre y tocapelotas no pudo evitar sentir un escalofrío por la espalda. No la importaba que la tocase a ella, pero había sido aquella hija de satanés con una cabara anoréxica la que la iba a mandar la prueba. ¿Elegía verdad? Imposible. Channel había dejado claro que la que eligiese verdad estaba fuera. 

¡Reto! su voz sonó segura. Su mirada era segura. Pero empezaba a sentirse realmente mal... Sabía que las veteranas la odiaban, y no tenía muy claro la razón de que la mantuviesen allí. Probablemente para convertirla en otra patética sombra como Sadie, que estaba claro era la olvidada y pateada por todos. 

- Así es, hermana - contesto a Luzbel, aún sin mirarla, dejando que me acaricie este pelo sedoso y divino que Farmatint y Satanás Dios me han dado. Me incorporo en el sofá, mirando a la gorda con aire divertido mientras pego un último trago a mi copa. Tras lo cual, mi mirada se traslada a alguien en específico, y chasqueo los dedos - Tú, la Darks. Esta copa no se va a llenar sola  - le guiño uno ojo a la gótica. 

Todo esto era un teatrillo para acrecentar la tensión de la puta gorda, obvio.  Y para hacerme la interesante, teniendo la atención de todas sobre mi, obvio.

- Eres muy valiente, Miss Nuggets - vuelvo mi atención a Darcy - Pero con eso no me basta. Una HOTS debe demostrar tener hígados. Estar dispuesta a lo que sea. Una no sabe cuando va a conocer al próximo Kennedy y hay que tenerlo amarrado desde el principio, eliminando a cualquier rival . En la caza del marido y en la guerra, todo se vale - sonrío - Y ahora..!.Otra de esas guindillas maravillas de una puta vez! - espeto a la misma chacha que ha traído la que yo me comí. Cuando esta a cumplido su función de chacha de mierda y tiene ante nosotras otro chili, señalo a la gorda - Mete el chili en tus bragas y aguanta con él entre tus piernas 30 segundo. Será como cuando te enjuagas la boca con el puto Listerine Hell, pero muuuucho mas divertido - pongo morritos al decir esto último. 

Luzbel sonrió.

-¿30 segundos, hermana? Mira los muslos que tiene. 30 segundos para ella no es nada ¿verdad, Nuggets? Tú puedes con todo, ¿no es cierto? ¿Por qué no un minuto o dos?

Bebió de su copa y la agitó vacía en el aire, esperando que se llenara mágicamente.

No importaba mucho el tamaño de los muslos de Darcy cuando  se trataba de meter algo en un lugar que no eran los muslos. Pero no la corregiría, en lugar de ello mantuvo la mirada fija en la arpía y, tras esbozar una sonrisa más falsa las tetas de Cher, respondió

–Que sean dos minutos. O mejor. Tres.– respondió mirando con firmeza a la puta sádica. Darcy no era la aguja más brillante del alfiletero, pero se había metido muchas cosas a lo largo de su vida. Y sabía que, una vez pasado el horror, el terrible horror al que se enfrentaría, lo mismo daba un minuto que dos. El daño ya estaba hecho al fin y al cabo... Y además, sería muy gracioso ver la reacción de los que le comiesen lo de abajo, que no era un badajo y que rimaba con moño. Sí. Darcy era una poeta. Por eso era de filología. Por eso y porque solo hacía falta saber hablar. Y escribir. Sí, sería conocida como la del coño ardiente.

La chica llamó a una de las sirvientas, una negra con un delantal blanco y el pelo con redecilla. Estaba claro que en HOTS no se preocupaban de lo políticamente correcto, y aunque solo fuese por eso tenía que quedarse allí. Iba a necesitar algo más fuerte que el champange. Ni corta ni perezosa pidió una botella de Nolet's Dry Gin, la ginebra más exclusiva del mundo y señaló a la negra. Que la copa no esté vacía hasta que esto haya terminado. Kim... ¡A tu salud!

Darcy apretó la mano a su amiga del alma y cogió uno de los chilis. Con expectación lo fue subiendo entre sus muslos hasta llegar a la parte baja del camisón, se lo levantó y lo introdujo dentro de su (esta vez sí) elegante ropa interior. La animadora era muy habil con los juegos de manos y podía haber engañado a aquellas perracas, pero había decidido demostrarles que era capaz de sufrir por el equipo.  EL chili no tardó en hacer su efecto y Darcy contuvo un taco con un buen trago de ginebra. La cuenta atrás comenzó. Los 18...no 180 segundos más duros de su vida comenzaban ya.

—Pero niñas, si queríais esterilizar a la cerda, haberlo hecho del modo tradicional, ligadura de trompas —Channel a veces tenía exabruptos así. Con algunas novatas que se esforzaban y trataban de entrar en HOTs, podía pasar. Las haría sufrir. Pero no hasta algo semejante. ¿Pero con quien quería destruir su amada hermandad? Fuego y sangre. 

Porque si alguien traía esas bragas y comida a la sede, eso era lo que quería. 

Una pequeña estela de humo salió de entre las piernas de Darcy que luchaba contra el dolor y, sobre todo, contra el sudor. Porque a ver, una cosa era estar escocida (algo que ya había pasado) y otra estar sudada. Eso último no.

Soy de la sangre del dragón. El fuego y el chili no pueden conmigo. Soy de la sangre del dragón. Soy de la sangre del dragón. Let it hot...

Tenía claro que no podía mostrar su fragilidad. Además, acababan de llamarla cerda. Todo le daba vueltas y no tenía claro quien lo había hecho, pero aunque fuese la mismísima Channel, pagaría por ello. Finalmente, tras tres minutos que le parecieron tres días, la morena se sacó el chili del chichi. Estaba deshidratado.