Partida Rol por web

La primera cita comenzaría por la mañana y las chicas podrían escoger donde:

Precioso día en la playa en el que podrían disfrutar de relajación comida veraniega y actividades en lancha, quads y barco.
Di en la montaña, el programa dejaría a su disposición una cabaña en el bosque con un pequeño embarcadero en un lago, caminos por senderos, montar a caballo...
La tercera opción sería un día en la ciudad, paseo comida en restaurante, tarde de cine...
Día en el parque de atracciones para volver a ser un niño con tu pareja.
Día en el zoo donde ponerse de nuevo en sintonía con la naturaleza.

Hacía algunas semanas que me había registrado en aquel lugar de citas pero fue hace un par de días que me avisaron de que me habían asignado una cita. Me dijeron que tendría que elegir el tema, es decir, donde se iba a desarrollar la cita. Tras mucho meditarlo elegí la opción del parque de atracciones. Me pareció un buen lugar para una primera cita, divertido, al aire libre y sobretodo público. Recordé que una de las opciones que me habían dado a elegir era en la montaña, me encanta la montaña y la habría elegido si no hubiera sido porque mi amiga Carla me hizo pensar mal cuando leyó en voz alta que nos reservaban "una cabaña junto al lago". 
La noche antes apenas pude pegar ojo. Estuve toda la noche dando vueltas en la cama maldiciendo el día en el que me atreví a rellenar aquel papel de registro. Soy una persona bastante tímida pero en aquel momento me pudo la curiosidad. En realidad nunca pensé que me fueran a llamar.
Al no haber dormido bien, me desperté mucho antes de que sonara el despertador, me di una buena ducha de agua fría y me cambié de ropa infinidad de veces. Al final me decidí por una camisa blanca que dejaba los hombros al descubierto, unos vaqueros y unas zapatillas cómodas, pues antes de darme cuenta ya era la hora de la cita.

Llegué a las puertas del Parque de atracciones media hora tarde. Temí que hubiera metido la pata y Michael ya se hubiera ido. Lo único que tenía para reconocerle era la foto que me habían dado pero el lugar estaba abarrotado y con mi metro sesenta de altura apenas podía orientarme, menos encontrarle. 
Después de un rato mirando por los alrededores decidí ponerme al lado de la taquilla donde vendían las entradas y no moverme. Si yo no le podía encontrar me quedaría en un sitio fijo para que él me encontrara. Me puse a jugar con el móvil con la espalda apoyada en la pared de la taquilla mientras esperaba. 

Habían pasado algunas semanas, quizás un mes o puede que algo más… no estaba muy seguro. Pero lo que si tenía claro en ese momento, era que probablemente me había precipitado en inscribirme en aquella compañía de citas.

Tras unos días perdidos en la montaña practicando la escalada, me planto ante la puerta de mi piso y veo que al fin había noticias sobre mi posible, nueva y sobretodo desconocida pareja. Aunque bien pensado no tan posible…

Me habían enviado una carta con todo lo referente a aquel asunto, incluso habían sido tan amables de pagarme el vuelo hacia Madrid con su hotelito de encanto también incluido. Parecía que se lo tomaban más en serio de lo que me había planteado en un principio. Rebuscando entre los papeles adjuntos a la carta descubro el billete y al sacarlo una foto se desprende del interior del sobre y vuela ante mis ojos hasta caer al suelo. Al recogerla y observarla más de cerca estuve aun más seguro de no querer emprender aquel viaje.

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Pero no me gustaba mirar atrás, pocas veces lo he hecho y todas ellas me había arrepentido. Una vez en Madrid recorrí la ciudad, aun faltaba un día y quería relajarme y comprar algo para ponerme.

Pero no fue suficiente incluso a pocas horas del momento, estaba muy nervioso y a pesar de haber ensayado varias situaciones en mi cabeza seguía sin convencerme ninguna. Al final solo primaría la improvisación y por supuesto otro fracaso más que contar a los nietos si es que llegaba a tenerlos.

Sacudí la cabeza y observé mi reloj… ya habían pasado veinte minutos desde la hora acordada. Aquello me deprimió un poco, observé a mi rededor y solo veía pasar a la gente y adentrarse poco a poco en el parque de atracciones, quizás ella estaría por allí perdida entre la gente, o eso llegue a pensar con cierto optimismo que aun me quedaba. Sin dudar más me di una vuelta alejándome de la taquilla sumergiéndome en el mar de gente. Mas tras un buen rato no logre encontrarla, ya que estaba allí al menos disfrutaría del parque.

Avance hasta la taquilla, cuando por fin vi a la muchacha, apoyada inmersa en su teléfono. Aquello me devolvió el ánimo, sin embargo en el siguiente paso dude de nuevo, quizás era el día que más había dudado, que recodará y en aquel momento mi mente no funcionaba muy bien. Nervioso e intentando ocultarlo, me acerque mas una vez en frente de ella solo pude pronunciar su nombre.

-¿Laura?-

Llevaba un buen rato jugando con el móvil, la gente iba y venía y yo no les prestaba atención. Ya casi había olvidado la razón por la que estaba en el parque, hasta que escuché mi nombre. 
Giré mi cabeza y al instante reconocí aquella cara. Me sorprendí mucho al ver a Michael, había llegado a pensar que se había marchado. De un brinco torpe me despegué de la pared, provocando que mi móvil cayera al suelo, desarmándose. Tras mirarle un par de segundos me di cuenta de lo que había pasado -Ho..Hola...- dije nerviosa mientras más me agachaba a recoger las partes de mi teléfono y pensaba en lo torpe que me volvía cuando hablaba con los chicos.
-Pe... perdona... Michael... llegué tarde...- llegué a decir mientras me levantaba y mis manos temblorosas intentaban montar el móvil.

En cuanto ella levanto la vista pude ver como se asustaba y dejaba caer el móvil. Durante una facción de segundo se dibujo en mi rostro una pequeña y vacilante media sonrisa.

-Hola,..- contesté firmemente después de haber conseguido unir tal palabra en mi mente, que aun bullía en un estado demasiado lamentoso. Luego reaccioné demasiado lento, al ver el aparato, desmembrado en el suelo, quise ir a recogerlo pero apenas me dio tiempo a un pequeño gesto que indicó mi intención.

-No… no te preocupes, yo también estoy aquí desde hace poco…- una mentira, me odié durante un momento, pero aun así intenté sonreír para que el asunto no trascendiera a más.

Durante unos instantes me quedé callado y sentí como se volvía todo cada vez más incómodo.
-Bueno,…mmm…- estaba sin palabras y aquello me ponía más nervioso. Si es que podía estarlo aun más de lo que estaba- ¿Entramos?- dije señalando con la palma de la mano extendida.

Una vez mi teléfono estaba montado lo guardé en el bolsillo trasero de mi vaquero y se creó un silencio incómodo que Michael tuvo el detalle de romper diciendo que ya era hora de entrar al parque. Estaba más nerviosa de lo normal, no podía dejar de mirarle de reojo <Maldita sea... la foto no le hace justicia> pensé. Siempre me ponía más nerviosa cuando era un chico guapo el que me hablaba.
No hizo falta que nos colocáramos en la cola de la taquilla pues las entradas me las habían entregado junto a un sobre con la dirección del parque, la fecha y hora de la cita una vez me había decidido por aquella opción. Saqué el sobre de uno de mis bolsillos delanteros y le entregué su entrada dejando ver como mis manos temblaban levemente. Cuando habíamos pasado de la entrada, un gran arco de piedra con el nombre del parque, lo primero que nos encontramos fue con una gran multitud de gente yendo y viniendo. Si fuera había mucha gente, dentro había aún mucha más. En un arranque de valentía me coloqué delante de él y conseguí mirarle a la cara por primera vez, sonreí y suspiré cansada.
-Bueno... Michael me presento oficialmente-volvía a sonreír mientras le tendía la mano -Soy Laura Tomson...- mi acento inglés fue notable al pronunciar mi apellido pero lo pasé por alto pues en mi ficha decía claramente que era medio inglesa -encantada de conocerte...-sin esperar a que aceptara mi mano a modo de saludo pronuncié la siguiente pregunta aún con la mano extendida- ¿a qué atracción quieres subir primero?-

Laura me había entregado la entrada, la cual apenas aferre sin dudarlo. Le sonreí asintiendo con la cabeza y fue entonces cuando nos dirigimos al interior de aquel parque de atracciones, sumergiéndonos en un mar de gente, aquello me empezaba a afectar levemente. Haciendo sentirme algo aprisionado y acalorado.

Mas me deshice de aquellos pensamientos pues no eran más que síntomas de puro nerviosismo. Me di ánimos en mi fuero interno para envalentonarme…

Pronto Laura me corta el paso obligándome a dejar de observar a mi rededor, parando en seco de forma un tanto brusca. Y tras unas palabras…

-Un… un placer Laura Tomson- Su acento me pareció gracioso incluso algo mono, estuve tentado en imitarla pero me obligué a contenerme. Observé su mano, un tanto pensativo y tras ese breve instante de indecisión alargué la mía propia y se la estreche amistosamente e incluso sonriendo de oreja a oreja - y yo soy Michael Byrish… pero antes de seguir deja que te salude como alguien de mi tierra- no esperé una respuesta. Tiré ligeramente de ella y me acerqué a su mejilla donde deposité un beso en señal de saludo.

Al sepárame proseguí hablando, pero no me separé demasiado pues si quería hacerme oír por encima del ruido del gentío y la música a todo volumen, me veía obligado a hacerlo así.

-¿Que te parece si por ahora dejamos las atracciones lentas y vamos a algo con emoción…- y señalé tras ella en dirección a una montaña rusa bastante grande y más compleja de lo habitual que apenas tenia mucha cola. Y mientras esperaba su respuesta, me di cuenta que aun me aferraba a su mano, la cual solté de inmediato.

Aquel beso en la mejilla hizo que se me subieran los colores una vez se alejó un poco de mi. Noté como su mano no soltaba la mía y aunque me pareció extraño, no le dije nada. Su mano estaba sudorosa y se notaba que estaba nervioso, me alegré de no ser la única en aquel estado y sonreí levemente. Entonces señaló una montaña rusa que me dio mala pinta, le miré suplicante dando a entender que no me apetecía mucho subirme allí. Entonces fue consciente de que seguía agarrando mi mano y la soltó repentinamente.

-¿De verdad quieres subirte allí?- le pregunté tras aquel gesto suyo. Le miré a él y a la atracción consecutivamente un par de veces y me quedé pensativa. Recordé que en su ficha decía que le gustaban los deportes de riesgo. Aquella atracción era lo más parecido a un deporte de riesgo que podía encontrar por allí. Después de un buen rato pensando le miré y sonreí ámpliamente -...vale...-dije mientras volvía a cogerle de la mano y tiraba de él para ir hacia la cola de la atracción -pero no te rías de mi si me mareo- dije mientras avanzábamos.

Pude ver aquella mirada suplicante en su rostro. Y sin poder evitarlo mi vena malvada se activó en mi mente. Aunque esos ojitos de cordero degollado empezaban a hacer efecto en mi, aun todavía sentía esas ganas de subirme en aquella atracción y poder ver lo que me pareció un poco de miedo en su expresión me hacia querer aun mas todavía domar aquella atracción.

Ella formuló una pregunta a la cual contesté con un simple asentimiento, pero luego de ver su indecisión perdí algo de aplomo. Ya comenzaba a discernir en mi mente otra opción algo que quizás noto, pues para mi sorpresa aferró mi mano sin pudor alguno y me arrastró hacia allí.

Ante sus palabras y su buen ánimo de mis labios surgieron unas pocas palabras más acompañadas de una corta vibrante risa.

-No puedo prometer nada- bromeé.

La cola para la montaña rusa no duró demasiado. El que hubiera tan poca gente esperando para subirse en aquella atracción me dio muy mala espina. Cuando nos tocó pasar a nosotros tuvimos una ligera discusión sobre dónde sentarnos pues Michael quería sentarse en la primera fila y yo en el medio pues ahí es donde menos vértigo se siente. Al final yo cedí y nos sentamos en la primera fila viendo de primera mano cada uno de los vertiginosos movimientos de aquella horrible atracción. El viaje apenas duró cinco cuatro o cinco minutos pero para mí fue una eternidad. Me pasé casi todo el tiempo gritando como una niña pequeña, aunque en ocasiones los gritos se tornaban en risas, y cuando nos bajamos tuve que sentarme durante un par de minutos. 
Resoplando llegué a un banco, no muy lejos de la atracción, y me senté pesadamente. Miré a Michael y sonreí ligeramente tras un suspiro. 
-Eso fue divertido... pero no me lleves a otra como esa en un buen rato...-me reí con expresión de cansancio y le hice gestos a Michael para que se sentar a mi lado.

Apenas unos instantes antes de montarnos en la montaña rusa, peleamos por el lugar a ocupar. Intentaba convencerla de que el mejor lugar para experimentar lo mejor de aquella atracción era el primer puesto. Y tras unos cuantos intercambios de palabras conseguí mi objetivo.

Sin duda fue divertido, me uní al coro de gritos y dejé que mis manos volaran en cada bajada. Si,… corto pero divertido.

Una vez de vuelta al suelo, Laura huye hasta un banco cercano quizás buscando la estabilidad de este. Y tras sus palabras no puedo evitar sonreír, mientras a la vez me sentía un poco culpable. Instado por ella me acerco y me siento a su lado.

-Bueno… aun queda mucho día por delante, mejor dejémoslas apartadas un poco.- Comenté aun sonriendo.- Y…. mmm. Bueno,…- volví a repetirme, aun pensando el como expresar aquella idea.- apenas se nada de ti Laura… nada, aparte de lo que venia en la ficha- me corregí en el ultimo momento- me estaba preguntado que podría preguntarte, pero no se como o por donde empezar. – Sonreí algo exasperado y mientras las palabras salían de mi boca no podía parar de juguetear con las manos inquieto-¿Qué me puedes contar de ti que aun no sepa?- dejé aquella pregunta en el aire esperando que ella continuara.

Una vez Michael se había sentado a mi lado en el banco empezó a hablar mientras yo miraba al suelo algo mareada. De vez en cuando le miraba de reojo, pude ver como sus manos se movían inquietas así que una sonrisa se pintó en mi cara. Me eché hacia atrás apoyándome con las manos en el banco y miré al cielo dejando caer mi pelo hacia atrás -Bueeeno...- dije mientra pensaba en algo que pudiera decirle -No sabría que contarte... mi ficha es bastante completa...- reí algo nerviosa - soy virgo, aunque puede que eso no te importe mucho...-volví a soltar aquella risa nerviosa -supongo que te habrás dado cuenta que las alturas y yo no nos llevamos bien...- me atusé el flequillo mientras me incorporaba ya recuperada del mareo y me giré para encararle doblando una de mis piernas sobre el banco -me gusta mucho más la noche que el día porque el sol puede llegar a ser sofocante, tengo miedo a las cucarachas...- me callé durante un par de segundos y fruncí la boca -...aunque puede que esas cosas no sean las que quieres saber de mi...¿quieres preguntarme algo en especial?- Sin darme cuenta había perdido aquella vergüenza inicial y me pareció extraño. Me senté correctamente en el banco y callé mientras me volvía a reír nerviosa <vaya... que raro...> pensé mientras esperaba alguna respuesta de su parte.

Aun mareada, Laura comienza a medio contestar mi pregunta. Igual que yo, tampoco sabia de que hablar… poco a poco parecía recuperarse de su mareo y a cada movimiento que hacia la observaba desde su lado.

Cuando se rio, no pude evitar acompañar su risa nerviosa junto a la mía propia, quizás mas por lo mismos motivos que ella que por aquel pequeño chiste.

Se giro hacia mí haciendo que pudiera contemplar mejor su cara algo que me hizo sonrojar. Mas ella continuó comentando algunas cosas sobre si misma. Hasta que volvimos a la misma esencia donde partía mi problema en elegir alguna pregunta.

-Si,…- conteste solemnemente- pero más que una pregunta es una duda existencia…- Durante unos segundos guarde un silencio dramático, mientras la contemplaba serio sin apartar la vista de sus ojos.- ¿Te gustan las manzanas de caramelo?- Y tras esas palabras no pude aguantar con el rostro serio por mucho más tiempo. Provocando que mis labios formaran raro gesto, algo parecido a una sonrisa a medio formar como si intentara contenerse sin mayores logros. Y al final riendo mi propio chiste.

Dicho aquello desaparecí de su vista, alejándome apenas unos metros hacia un puesto donde vendían tal producto, volviendo un minuto después con mi adquisición, brillando en mis ojos un reflejo de mi alma golosa.

-Lo siento pero mi debilidad es todo lo que sea dulce…- Me volví a sentar junto a ella, ofreciéndole la otra manzana de caramelo que traía conmigo.

Aquella pregunta me pilló desprevenida, se había puesto tan serio que de verdad pensaba que me iba a preguntar algo importante, incluso me puse nerviosa pero cuando soltó aquella pregunta y empezó a reírse me quedé con cara de tonta mientras miraba como se iba. Por unos minutos me quedé sola riéndome por aquello hasta que le vi volver con dos manzanas de caramelo. -A mí también me gusta mucho lo dulce- dije sonriente justo antes de que se sentara a mi lado y me ofreciera una de las dos manzanas, entonces de miré extrañada -¿Has pagado las dos? ¿Cuanto te debo?- dije mientras buscaba en los bolsillos de mi vaquero algo de dinero para dárselo.

Aun con la manzana en mi mano esperando a ser recogida por ella, salta con el tema del dinero.

-No te preocupes, puedes considerarlo una forma de pedirte perdón por la montaña rusa- Pero por algún motivo estaba seguro que se negaría- pero si insistes, ¿que tal si esta vez eliges tu la atracción?- sonreí y le guiñe un ojo, pero el dulce olor del caramelo me llamaba cual sirena y sin poder aguantar más le di un mordisquito a la manzana, cerrando los ojos de puro placer.

Luego los abrí y con la manzana aun unida a mis labios observe a Laura, esperando una respuesta, con mi brazo aun extendido ofreciéndole aquel fruto acaramelado.

Cuando dijo que podía tomarme aquel gesto como una disculpa por haberme echo subir a la montaña rusa sonreí sin decir nada pero asentí ante la propuesta de elegir la siguiente atracción. Mi mano estaba a medio camino de coger el dulce que me ofrecía cuando Michael puso aquella cara mientras mordía su manzana. Me quedé embobada mirando su cara hasta que abrió los ojos y me miró que fue cuando los colores acudieron a mi cara nuevamente mientras mi mano acababa su recorrido cogiendo la fruta. Evité mirarle mientras mi cara recuperaba su color habitual e intentaba pensar cuál sería la siguiente atracción a probar.

Habíamos pasado varios minutos en silencio mientras intentaba tranquilizarme. Para entonces los dulces casi habían desaparecido y me decidí a hablar. -Nunca he estado en este parque... pero en la entrada hay un puesto de tiro...- me giré para volver a darle la cara como cuando le conté algunas cosas de mi -...¿te... apetece una competición?- sonreí amablemente aún con las mejillas un poco coloreadas.

A pesar del silencio entre nosotros deguste aquel dulce sin prestar demasiada atención a otra cosa. Al terminarlo escuché la propuesta de Laura mientras lamía mi labio inferior, saboreando los últimos resquicios del caramelo.

-¿Una competición?- pregunte divertido ante tal propuesta.- ¿Y que nos jugamos?- comente, acercándome aun mas a ella demostrando más atención.

Al ver que se acercaba más a mi, por acto reflejo, me alejé un poco mientras me sonrojaba ligeramente. Me quedé pensativa pues no había pensado en que apostaríamos algo. -Bueno...- me levanté y me puse frente a Michael mientras me cruzaba de brazos -...si yo obtengo más puntos que tu...- me callé por un par de segundos y luego sonreí mientras me agachaba para acercarme un poco -...tendrás que contarme un secreto, algo que nadie más sepa de ti.- dije en un susurro tras lo cual me incorporé -Si pierdo yo haré lo mismo- dije con una amplia sonrisa -pero no pienso perder- dije enseñándole la lengua como si fuera una niña pequeña.

Note como ella se alejaba e incluso como se sonrojaba. Aquello me hizo gracia pero intente no reflejarlo en mi rostro.

Luego de pie frente a mi obtuve la respuesta. Un secreto, aquello ya no me gusto demasiado… me gustaba mantener las cosas privadas únicamente para mi. Pero aun así me sentía muy capaz de ganar y si ella esperaba que me dejaría ganar seria un error por su parte el siquiera considerarlo.

-Eso habrá que verlo- conteste a su burla y en acto seguido me levante, busque su mano la cual aferre y la atraje hacia mí mientras comenzaba a correr en busca del puesto de tiro.

Tardamos un poco en volver al principio, pues mucha gente se agolpaba para ir hacia las verdaderas atracciones, pero una vez allí ante nosotros se alzaba un pequeño puesto bastante modesto. En el mostrador improvisado había cinco escopetas de balines y justo al fondo las típicas dianas, mas solo eran pura decoración el verdadero reto estaba en agujerar las botellas de cristal tres por cliente o cinco si se quería adquirir un premio aun mayor. Por supuesto el premio eran los típicos peluches de distintos tamaños pero para ello había que darles a todas sin fallar un solo tiro.

-¿Preparada para perder?- le sonreí ante aquella burla, aun manteniendo su mano aferrada.

Mientras Michael tiraba de mi mano empecé a arrepentirme de haber propuesto aquel juego. Parecía tan seguro de ganar que me dio la sensación de que debería de pensar algún secreto para contarle. La multitud ralentizó nuestro paso pero a mi no me pareció tanto tiempo. Mis manos estaban algo pegajosas por el caramelo de la manzana pero no me importó cuando noté aquella mano tan cálida aferrando la mía. Sonreí ampliamente mientras le seguía hacia el puesto de tiro.
Cuando llegamos a nuestro destino me quedé mirando las escopetas de balines y las dianas. En aquel momento me pareció un juego sencillo pero bien sabía que las apariencias engañan en ese tipo de juego.
-No voy a perder- dije apretando un poco más fuerte su mano que aún aferraba la mía -¿Al mejor de tres?- le pregunté mientras señalaba hacia las botellas con la cabeza.