Partida Rol por web

-Muy bien. Yo primero…- Me acerque al puesto, totalmente decidido a destruir cada botellita. Con el arma en ristre y preparado para disparar apunte al primer objetivo tomándome mi tiempo, luego al fin ejecute el primer tiro.

Había fallado… aquello me disgusto e hizo que esta vez esperase menos para preparar el siguiente tiro, que sin duda alguna falle también.

Mi corazón se paro por un segundo…

Me quedada solo un disparo y comenzaba a ver como una soga se anudaba alrededor de mi cuello, notando como tiraba de mi sentenciándome a muerte, ya presentía que perdería. Apunte… cerré los ojos… y al final pude oír como una botellita estallaba en pedazos.

No sabia sin sentirme contento o no, con algo de rubor en mis mejillas me gire hacia Laura y le dije- tu turno- Y justo después me puse a rezar buscando una posibilidad para no perder.

Me puse nerviosa al ver que Michael fallaba dos de las tres veces, si él que parecía tan confiado fallaba, yo iba a hacer el ridículo. Cuando Michael me tendió el arma la cogí temerosa. Nunca había jugado a aquello, al menos no de verdad. Recordé como cuando era más pequeña jugaba con mis primas en Londres a algunos videojuegos de tiros sin embargo estaba segura de que eso no me serviría en aquella ocasión.
Algo avergonzada apunté con el arma a la primera botella, el pulso me temblaba y sin pensar apreté el gatillo. Cual fue mi sorpresa cuando ante mis ojos la primera botella se rompía de inmediato. Incrédula miré a Michael, mi boca estaba entreabierta por la sorpresa pero en seguida sonreí de oreja a oreja -De momento hay empate- riéndome volví a apuntar pero no iba a tener tanta suerte dos veces seguidas. Mi segundo tiro falló estrepitosamente estrellándose con la pared de atrás, muy lejos de las botellas. -Y a falta de un tiro, seguimos en empate...- dije como si fuera la comentarista de un partido antes de mirarle con cara burlona y volver a apuntar. Esta vez me centré en la última botella. No quería perder así que hice todo lo que pude para acertar y tras un par de minutos enfocando el objetivo disparé acertando por los pelos en la última botella. Al ver que había ganado di un pequeño salto mientras me reía -¡he ganado!- dije girándome hacia Michael.

El hombre del puesto me tendió unas tarjetas en las que había apuntado los puntos de cada uno. Al parecer el mínimo de puntos para conseguir un premio eran 5 así que ninguno de los dos conseguimos premio pero no hacía falta pues nosotros ya habíamos hecho nuestro propio concurso. Michael me debía un secreto y me sentí extremadamente bien por ello. <Una dulce victoria> pensé mientras guardaba mi tarjeta en el bolsillo trasero de mi vaquero y le tendía la suya a Michael.

Pero no hubo rezo posible que me salvase, el primer disparo acertó de lleno. Internamente solté una maldición que resonó por toda mi mente. Pero mantuve la esperanza un poco más.

Y al menos hubo un breve hálito de suerte pues el segundo tiro falló. Sin embargo no hubo tanta suerte, el tercer disparo dio de lleno a la botellita haciéndola saltar por los aires en añicos, mientras Laura se volteaba tan sorprendida como yo.

A pesar de mi completa derrota no me sentí tan mal como esperaba, quizás la alegría de Laura se transmitió hacia mí. Pero aun así ahora le debía un secreto y que alguien supiese algo de mi por lo que me he esforzado en esconder me daba un poco de miedo.

Acepté la tarjeta y me atreví a decir.

-Bueno, parece que te debo un secreto…- me detuve pensativo- puede que tenga muchos secretos, ¿algún tema por el que sientas curiosidad o hago mi elección?- a pesar de que no me gustaba tener que revelar algo de mi de esa forma cumpliría.-Creo que al menos deberías escoger sobre que debería hablarte, sino escogeré lo que menos me... en fin, pues eso.- sonreí, aunque era una sonrisa un poco amarga acompañada de un rubor que incluso encendía mis orejas.

Michael se había sonrojado pero su sonrisa no era sincera y sentí algo de pena por él -Mi intención no era obligarte a contarme tus más oscuros secretos- me burlé -puedes contarme lo que menos te avergüence si quieres, pero la condición es que nadie más lo sepa- sonreí mientras enlazaba las manos a mi espalda. -¿Vamos a un sitio... más apartado?- me sonrojé de inmediato al encontrar el posible segundo sentido de aquella frase y me justifiqué nerviosa -no querrás que alguien más oiga lo que me vas a decir- reí nerviosa una vez más mientras daba un par de pasos hacia atrás.

Había captado el doble sentido incluso antes de la justificación y a pesar de aquel remarco de intensiones me hizo bastante gracia, tanto que mi sonrisa volvió a ser la que era. Incluso llegando a soltar una pequeña carcajada.

-Claro,…- contesté divertido ante su reacción, intentando que se calmara pero quizás con mi sonrisa de oreja a oreja y aquel breve vocablo haría todo lo contrario.

- vale, aun así guíame hasta ese lugar más apartado- Luego solo esperé a ser arrastrado por ella.

No conocía mucho aquel lugar pero supuse que cerca de la casa del terror habría poca gente pues a esa atracción no suele entrar mucha gente. Por unos momentos me sentí extraña por el hecho de que estaba buscando un lugar en el que estar medianamente a solas con un chico. Era verdad que no tenía motivos ocultos pero aún así estaba nerviosa. Le hice una seña con la cabeza para que me siguiera y caminé un par de pasos por delante de él. Cuando llegamos a la entrada de la casa del terror comprobé que había supuesto bien. A excepción de la gente que iba y venía por el camino central (a varios metros de la entrada de la atracción) el lugar estaba vacío. Por un lateral de había un banco bastante oculto por otro puesto. Una vez allí me giré para encararle -Bueno, si hablas a un volumen normal seguro que nadie te oye...- sonreí mientras cruzaba los brazos -Te escucho Michael-

A pesar de su justificación una parte de mi siguió pensando en ese doble sentido. Sin embargo, cuando ella tomó la delantera me intente quitar esos pensamientos de mi mente sacudiendo mi cabeza un par de veces. Y se fueron, pero solo por unos segundos…

Pasamos cerca de la atracción de terror y seguimos un poco mas hasta meternos en una especie de callejón artificial. Pero cuando apenas nos habíamos sumergido en ese espacio cuasi-intimo, ella se giro enfrentándose a mí.

Algo que al principio me sorprendió, haciendo que me parase en seco y la parte superior de mi cuerpo se alejara en un pequeño espasmo. Y cruzada de brazos me exigió su premio mientras sonreía.

-bueeeno, vale…- durante unos segundo medite mi respuesta… realmente no sabría que decir y tampoco tenia muchas ganas de soltar nada demasiado boyante- que secreto debería decirte…- jugueté un rato con esas palabra hasta que al fin me decidí- ah, ya lo tengo… mi pequeño pero gran secreto, algo que nadie sabe de mi y espero que nunca repitas estas palabras ante nadie…- entrecerré los ojos y turbé mi gesto a una expresión seria, dejando que esas últimos vocablos atravesaran sus oídos y calaran en su mente-…me gusta ver My Little Ponny…- Luego de eso hice un gesto afeminado bastante forzado. Pero justo después me retracté muy rápido riéndome mientras soltaba la verdad- No, espera, espera… es mentira.-

Con aquella broma quería quitar hierro al asunto. Pero quizás no lo había conseguido o eso creía… Y antes de que pudiera decir nada tras un suspiro confesé a mi pesar.

- La verdad es que hace algunos añazos ya, me enamore por primera vez de una profesora…- había sin duda alguna algo mas de historia, pero esperaba que ella no se diese cuenta o no quisiese ahondar en el asunto

Esperé atenta mientras Michael dudaba y me acerqué un poco para escuchar lo que me iba a contar pero en cuanto nombró lo de los ponis empecé a reírme a carcajadas. Pronto se retractó y en seguida volvió a hablarme, esta vez un poco más serio.  Le miré con los ojos entrecerrados y le señalé con el dedo incrédula -Pero... ¿eso es un secreto?- me senté pesadamente en el banco suspirando y le miré desde abajo a los ojos -Michael, cuando alguien se enamora, se nota, seguro que alguien lo sabía... además no es tan raro... supongo... bueno no te voy a preguntar...- sonreí mientras fijaba la mirada en mis manos. Me vino a la cabeza una pregunta que no supe si hacerla. Él no estaba obligado a responder pero aquella duda empezó a corromper mi mente y tuve que soltarla -¿Has tenido novia alguna vez?- dije mirándole de nuevo algo sonrojada.
El sol ya estaba en lo alto del cielo. Habíamos estado tan entretenidos que casi había llegado el mediodía y el sol llegaba a aquel pequeño "escondite". El calor empezaba a ser un poco sofocante y unas pequeñas perlitas de sudor pudieron verse claramente en mi frente cuando alcé la cabeza para mirar a Michael y le hice aquella pregunta incómoda.

Antes incluso a su pregunta le respondí.

-Bueno, tú me dejaste escoger, así que escogí lo menos vergonzoso…- dramaticé las últimas palabra agitándome y girando mi cabeza hacia la derecha elevándola ligeramente en señal de un enfado fingido. Mas luego ante tal pregunta volví a sonrojarme tanto que volvieron a teñirse mis orejas en un tono rojizo.

Al principio mi lengua se trabo y no pude contestar. Me cuestione el porqué de aquella pregunta, baje la mirada buscando la suya pero me costó siquiera hacer tal acto tan simple. Pero al fin cuando me atreví luego de quizás un minuto o dos. Conteste…

-Para ser sincero, no.-ya había revelado más de lo que quisiera así que me atreví a invocar con mi voz la misma pregunta-¿y tú?... por supuesto me refiero a un novio, no a una novia.-

Me había quedado mirándole tras la pregunta y pude ver claramente como se sonrojaba y se ponía nervioso. Tal vez había hecho una pregunta demasiado personal pero al fin y al cabo estábamos en una cita y las citas tienen el objetivo de buscar una pareja. Al recibir aquella respuesta agaché la cabeza ocultando mi cara de Michael y sonreí levemente mientras negaba con la cabeza a modo de respuesta.
-Nunca he tenido novio... ni novia... los estudios me quitan mucho tiempo y eso sumado a las idas y venidas a Londres pare ver a mi padre...-Levanté la cabeza para mirarle y un rastro de tristeza cruzó mi cara pero aún así sonreí para quitarle hierro al asunto y me levanté. -Y también es cierto que...- estiré mi brazo para dejar la palma de mi mano a pocos centímetros de su cara y me ladeé para verle mejor -...es la primera vez que un chico me coge de la mano tanto tiempo seguido sin ser mi padre- sonreí ámpliamente -¡Todo un récord!- dije bromeando.

Aquello levanto mi ánimo e incluso acompañe su sonrisa, a pesar de que no fuera un tema para tomarse como tal. Levante mi mano y volví a aferrar la suya haciendo que la bajase y me dejase verla.

-Bueno, pues tendré que aumentar los tiempos de ese record, ¿no te parece?...- la sonreí, mas luego mi rostro paso a un gesto pensativo para al final acabar comentando- ¿Qué te parece si dejamos atrás estas confesiones y seguimos disfrutando del parque?- y como por ultimo dejé caer- además una visita a un parque de atracciones sin pasar por la casa del terror no es un día completo- mi sonrisa se volvió un tanto maliciosa, casi como si la instara a picar en ese señuelo.

Y sin esperar a una palabra la arrastre hacia la entrada, mientras mentaba.-Por supuesto, solo si crees que puedes con ello-

Me sonrojé al escuchar como Michael decía que iba a sujetar mi mano por más tiempo fijé mi mirada en nuestras manos. Cuando dijo que teníamos que entrar en la casa del terror negué con la cabeza temerosa. -Noooo.... me dan mucho miedo estas cosas...- pero aunque dijera aquello no pude evitar que me arrastrara hacia la entrada de la  atracción. Me había retado a entrar pero yo estaba segura que no podría soportar el miedo que tenía a lo sobrenatural. Es cierto que en aquellas atracciones había poco real por no decir nada, pero aún así me aterraban. Una vez habíamos llegado a la puerta miré suplicante a Michael pero no dije nada. -...vale... pero no me dejes atrás...- Me resigné, aquellas palabras eran completamente una súplica y no me molesté en ocultarlo. Apreté su mano y asentí con la cabeza. Estaba segura que una vez dentro me arrepentiría. 

Tras esa última petición, aferré su mano más fuerte durante un instante. Y luego nos deje sumergir en la oscuridad atravesando las puertas, unas puertas que se cerraron tras nosotros.

No era como otras atracciones de terror, no había vagones que te llevasen de un lugar al otro, no. Aquí solo había un único elemento que nos impulsaría a recorrer toda la atracción, aunque bien pensado seria mas de uno solo…

Al principio no se veía nada, pero un poco más al fondo de aquel pasillo podía distinguirse una luz, una luz azulacea.

Recorrí lentamente aquel lugar, pues aquella oscuridad me hacia torpe y era más el miedo a tropezarme que la que me inspiraba ese lugar cerrado. Y a cada paso que daba pude escuchar como una música de ambiente sonaba cada vez más fuerte o más cercana pues se trataba más de un murmullo en el fondo más que a otra cosa.

Al fin una sala inmensa se abría a nosotros y en ella un mar de lápidas cubría el lugar dejando difícilmente visible un camino hacia la salida de aquella habitación. Apenas había luz, y la poca que había solo nos mostraba un ambiente tétrico quizás algo siniestro, pues incluso había una espesa niebla a nuestros pies. Las paredes pintaban una noche con un cielo ligeramente encapotado en un gris oscuro, además de una extensión inspirada en el mismo terreno que pisábamos dando la sensación de que nos hallábamos perdidos en medio de un cementerio.

No nos habíamos movidos desde que entramos, y con un movimiento vacilante inicio la marcha, pero apenas dos pasos dimos cuando notamos como a nuestra espalda rápidamente se cerraba con un ruido chirriante una verja… Ya no había opción debíamos cruzar.

Mire hacia Laura pero apenas veía una sombra que me devolvía el reflejo de la tenue luz en sus ojos. Sonreí sin saber que lo notaria y decidí continuar… pero al siguiente paso una risa rompió el trémulo murmullo de aquella música, una risa desquiciante que parecía acercarse y alejarse a nuestro rededor, pareciendo incluso estar en todos lados.

Nada más entrar en aquella habitación oscura me puse de los nervios. La luz tenue que se veía al fondo me daba mala espina pero deseaba salir de allí cuanto antes así que comencé a andar lentamente bastante cerca de Michael. La música tétrica de fondo me ayudaba cada vez me ponía más nerviosa, casi podía escuchar los latidos de mi corazón. Al atravesar la puerta de donde salía aquella luz mi corazón se detuvo momentáneamente. Un cementerio. No existía un lugar que odiara más, sobretodo de noche. Me detuve mirando aquellas lápidas y aquel humo, todo parecía indicar que era real y, aunque sabía que no lo era, el miedo se volvió real. Michael empezó a caminar y le seguí lentamente. Al escuchar como se cerraba la verja detrás de nosotros me aferré a su brazo. Ya no solo cogía su mano sino que me agarré con ambos brazos al suyo como su fuera un peluche. Fue entonces cuando una desquiciante risa resonó por toda la sala. Casi se me salió el corazón por la boca y un pequeño gritito salió por ella. Miré a Michael pero apenas pude verle. De verdad tuve ganas de salir de aquel lugar.

Se había aferrado a mi brazo y en él pude notar gran parte de su cuerpo... El pequeño grito y aquella circunstancia me saco una sonrisa, pero se fue rápidamente debido al aura que profesaba aquel lugar.

Intente ponerme en marcha de nuevo lentamente, pero con Laura tan pegada a mi me fue un poco complicado pero aun así avance junto a ella, pues no le quedaba mas remedio que seguirme.

La risa se desvaneció tan rápido como apareció y la música que aunque algo desquiciante se detuvo también… empecé a echarla de menos a los pocos segundo de notar su falta. Habíamos recorrido la mitad de la sala, cuando nuevamente algo llama la atención. Pero esta vez empezamos a oír golpes tras nuestras espaldas. Por puro instinto mire, sin embargo nada podía verse más que el mismo panorama lúgubre. Seguí avanzando…

Pocos pasos mas bastaron para que más golpes resonaran en la estancia, pero en esta ocasión ya no procedían de un solo lugar. Aquello golpes seguían restallando y sumándose en numero y por cada golpe mis piernas intentaban sumar mayor velocidad en un paso aun demasiado lento y mi corazón empezaba a acompañar el ritmo alocado de golpes.

Pronto el crujido de madera se hizo eco y varias sombras comienzan a levantarse del suelo… me quede paralizado un momento, el agobio me impedía incluso contar las sombras o hacer cualquier otra cosa. Pero cuando estas comenzaron a marchar hacia nosotros, solo tuve en mente una idea “correr”.

Avanzamos con dificultad por estar tan cerca el uno del otro pero por más que mi cerebro me decía que me alejara un poco, mi cuerpo no reaccionaba. El silencio sepulcral de la sala me dio más miedo que todo lo anterior. Los golpes que empezaron a oírse me hicieron mirar hacia atrás al igual que Michael y mi corazón se desbocó cuando resonaron en toda la sala. <No me jodas....>pensé al ver como aquellas sombras se levantaban de pronto, me quedé paralizada por unos instantes y me aparté de Michel un poco para coger su mano con fuerza. Ahora tocaba correr. Tiré de él pero se había quedado quieto, no tenía ganas de esperar a que empezaran a seguirnos, pero aquellas cosas empezaron a acercarse antes de que Michael reaccionara. Tiré de su brazo con más fuerza y comenzamos a correr hacia la salida. El camino se hizo interminable y cuanto más tiempo pasábamos allí más sombras se unían a las otras. La puerta de salida estaba cerrada y cuando intenté abrirla parecía atascada. Empujé de ella para abrirla una y otra vez, empezaba a desesperarme cuando descubrí que debía tirar de ella y así lo hice. Una brillante luz nos cegó momentáneamente pero sin dudar entramos en la nueva habitación y cerré la puerta detrás de nosotros.

Tan pronto recupere la visión pude observar la nueva sala. El cambio era significativo, de recorrer un cementerio habíamos pasado a un simple cuarto, el cual no era demasiado grande. Pero aun así, este estaba decorado con diversos muebles envejecidos, llenos de polvo y suciedad. Prácticamente parecían estar podridos y cubiertos de telarañas…

Al fondo del cuarto había una puerta, quizás se tratase de la salida pues no había otro lugar visible para escapar de allí. Sin embargo, junto a la puerta había una cama y sin remedio alguno había que pasar por un lateral para siquiera intentar llegar hasta la salida.

La luz tintineo por un momento, parecía tener intenciones de dejarnos a ciegas. Por un momento aquella situación recorrió mi mente y todo cobro un doble sentido. Mas rápidamente perdí esos pensamientos cuando al fijarme en la cama parecía haber alguien acostada sobre ella.

La luz volvió a tintinear y una radio cercana cobro vida y de su interior sonó una antigua canción, muy típica de películas de terror…

Lo primero que hice al entrar en aquel cuarto fue apoyar mi espalda en la puerta y resoplar mientras observaba la habitación. Pasé el dedo por encima del mueble más cercano llevándome algo de polvo por el camino. Se lo habían currado, hasta el polvo parecía real. Me resultó extraño que hubiera una habitación así en una casa del terror pero estaba segura de que algo pasaría. Miré a Michael que estaba a pocos centímetros de mí, estaba mirando hacia la cama justo después de que la luz parpadeara. Le imité fijando mi mirada en la cama mientras volvía a coger su mano. Intenté ver quién estaba acostado en ella pero la luz volvió a parpadear justo a la vez que una radio emitía una canción horripilante. Retrocedí temerosa quedando por detrás de Michael -¿seguimos?- dije tirando de su brazo con ambas manos. 

Hacia mucho que ninguno de los dos dejábamos que ninguna palabra irrumpiera en la escena tanto que me sorprendí cuando de nuevo escuche su voz.

-Cla - claro- tartamudee en un susurro, empezaba a tener miedo pero no sería algo que admitiría. Con ella a mi espalda me atreví a dar unos pasos que me acercaron al centro de la habitación...

La luz se apagó y la radio dejó de sonar. Y fue entonces, cuando un escalofrío recorrió mi espalda al escuchar como las patas de la cama chirriaban al rasgar el suelo en su movimiento. La luz volvió a tintinear, pero esta vez devolviéndonos la visión de una muchacha. La chica que yacía en la cama ahora estaba incorporada y nos observaba.

La luz se apagó y cuando se encendió de nuevo aquella cosa nos estaba mirando. No pude evitar pegar un grito mientras me escondía detrás de Michel el cual retrocedió un poco por la impresión. Cerré los ojos con fuerza mientras le empujaba hacia la puerta se salida, nada más empezar a andar  pude notar como las luces volvían a parpadear y abrí los ojos. Miré hacia la cama pero la chica ya no estaba allí miré extrañada a Michael que también había vuelto a mirar hacia la cama y me encogí de hombros. El corazón me dio un vuelco cuando al volver a parpadear la luz y tras quedarnos un par de segundos a oscuras, la chica estaba justo en frente de nosotros obstaculizando la puerta de salida. Grité y volví a esconderme detrás de él abrazándole con fuerza, sabía que él también estaba asustado pero necesitaba agarrarme a algo. Al fin y al cabo de él había sido la idea de entrar en aquel lugar, debía hacerse responsable. Cuando las luces se apagaron nuevamente escuché ruidos en la habitación, como si las cosas se movieran de sitio. Al principio pensé que había sido mi imaginación pero noté como Michael se giraba un poco para intentar otear en la oscuridad. Cuando se encendieron las luces comprobé que no había sido mi imaginación. Los muebles se habían acercado hacia nosotros y cuando me giré hacia la puerta de salida pudimos ver que estaba abierta y la chica ya no estaba. Fue entonces cuando la radio se volvió loca y empezó a hacer ruidos raros mientras las luces parpadeaban rápidamente y los muebles se movían. Por acto reflejo nos cogimos de la mano y salimos por la puerta cerrándola detrás de nosotros.