Partida Rol por web

Al día siguiente, caminas por las calles nevadas un poco más animada después de lo sucedido anoche. Era cierto que no estabas sola y tal vez encontrar a alguien más como tú sería complicado, pero no imposible. Entonces, por una jugada de esas del destino fuiste testigo de algo...

Tu mirada se quedó fija en una joven que examinaba el escaparate de una pequeña joyería del barrio con gran interés. Entonces lo que pasó ante ti fue algo completamente sorprendente. La mujer se convirtió en un borrón en movimiento. Escuchaste el sonido de cristales rotos en el interior de la joyería y de nuevo otro borrón de movimiento antes de quedar nuevamente todo tranquilo. Si no fuera por los gritos del dueño, hubieras pensado que lo que acababas de ver era producto de tu imaginación.

Con ropa de abrigo de color azul oscuro y un bastón de ébano sin ningun motivo en especial, Shauna caminaba como tenía costumbre de hacerlo, entre 30 minutos y una hora diaria por los alrededores de su casa. En esos pocos minutos solía despejar su mente si es que estaba agobiada, y resolver problemas inconclusos con la tranquilidad del momento.

El ama de llaves le había visto salir, taciturna como era usual y como siempre con aquel pájaro cuyo nombre solo era conocido por Shauna, y le deseo que no tardara mucho debido a la temperatura. Ciertamente, tenía una costitución delicada, pero lo que apreciaba secretamente era la preocupación. Tenía entendido que la vieja señora McPherson tenía hijos ya mayores y muy lejos de allí. ¿Que porque la había contratado? Era algo que solo Nergal (el misterioso nombre del cuervo) sabía. Shauna simplemente había entendido que en el momento en que este la vio, le transmitió su seguridad. Quizá presintiera que fuese una buena idea. Con el tiempo se le había antojado demasiado mas encantadora a lo que estaba acostumbrada, se tomaba las molestias de una madre practicamente mucho mas allá del sueldo que se le pagaba, lo cual le había llevado a aumentarlo algunas veces sin aceptar ninguna negativa, y a veces incluso sin aviso previo.

Quizá una muchacha coja le despertaba cierta compasión, aunque le enfadaba pensar que tal vez fuese simple lástima.

Le dolió ligeramente el hombro. Usualmente, llevaba en sus ropas una hombrera mas ámplia en el lado derecho, para que su compañero campara a gusto. otras veces, como hoy, no llevaba mas que la ropa que impidiera que las garras le lastimaran un poco. De hecho ese hombro tenía varias pequeñas marcas y lastimaduras ya sanadas.

Casualmente de un bolsillo saco una bolsa de tela pequeña, con unas semillas. Volvó algunas a la mano izquierda, y la llevó a la altura del hombro derecho de forma meramente instintiva. Mientras el ave picoteaba, miró hacia el muro que delimitaba el terreno. Cables. Lamentablemente en estos tiempos era casi una obligación tener una alarma para seguridad. Muy a regañadientes había aceptado no quitarla, junto con el resto de los rastros tecnológicos de la casa. También tenía un telefono celular, un modelo viejo y sin contactos en su memoria mas que los de unos pocos servicios, la ama de llaves y pocos mas.

Algo de escarcha crujió bajo las botas, y al apoyar el bastón una vez mas para andar. Quizá marchara hoy a la ciudad para enterarse de las noticias. Aunque no le gustaba, estaba seriamente considerando comprar un televisor por el mero hecho de informarse a la hora del noticiero. Sintió un pequeño punzamiento en el hombro.

Adelante, sé negativo. Para variar, simplemente estas siendo de mi tipo.

Como forcejea el cabrón. Pero me ha dicho lo que sabe. Parece asustado, así que probablemente no mienta-Muy bien, amigo, muy bien...-digo mientras suelto uno de sus brazos y le agarro el cuello.-Ahora pon tu cartera en el bolsillo de la..um..la шинель...mi abrigo vamos,y habremos acabado. ¿Bien?-por lo menos conmigo habrás acabado. Pero pronto verás a tus dioses, si es que crees en alguno.

Yo por lo menos no creo en ninguno.

-jajaja- rei honestamente, mas por su forma de usar el idioma italiano -si, io capisco- respondo en el mismo idioma.

-Antes de que se realice la reunión, necesito los detalles sobre el tema que trataran, así como secretos de los mismos y cualquier información, con la que pueda jugar...- pause para meditar un poco y proseguí -Me serviría una descripción de sus personalidades, así como negocios y objetivos- dijo sin tomar en cuenta otros aspectos relevantes.

Todos estos datos, no serian mas que nimiamente utilizados por Victor, pero necesitaba crear la pantalla, para que nadie supiera de sus poderes; ya han pasado muchos años y ha sabido ocultarlos muy bien, así que debería continuar con su mascara.

-Luego de que me faciliten esas informaciones, analizare el caso y les diré el coste de mis honorarios, los cuales serán pagos antes de la reunión en un 50% y el otro 50% luego del éxito- dijo sin titubeos, fallos de pulso.

-De...de acuerdo tío. Pero no me hagas daño ¿ok? -el pobre desgraciado mete su cartera en tu bolsillo sobresaltándose un poco cuando toca el duro blindaje de Legión bajo tu ropa- ¿Qué llevas debajo? ¿Un chaleco antibalas?

-De acuerdo, sus peticiones me parecen razonables -Luca se levantó y te tendió la mano-. Le enviaremos la información a la dirección que usted quiera facilitarnos. Espero que este sea el comienzo de una fructífera relación, señor Mottes.

El cuervo agradeció las semillas frotando su cabeza azabache contra el cuello de Shauna.

Debemos volver.

Oyó Shauna en su cabeza mientras el ave desplegaba a medias sus alas. La joven regresó a la mansión caminando con paso tranquilo. Unos pocos metros antes de llegar a la puerta esta se abrió y la señora McPherson apareció en el umbral.

-Querida, ha llegado una invitación a tu nombre -dijo la mujer mostrando una pequeña tarjeta-. Una cena-recepción en el hotel Plaza, esta noche.

Debemos asistir.

Volvió a oir Shauna, la señora McPherson sólo escuchó el graznido del pájaro.

-Gracias -dijo tomando la invitación- ¿Recepción de que?

Inspeccionó el texto de la invitación, extrañada de que sin mas el ave tuviese intenciones de asistir

Brrr... que frío, maldita sea. 

A veces resultaba irónico que yo mismo me dijera eso. Controlo el fuego a la perfección, no hay nada por milésimo que sea de escapar a mi control siempre y cuando estuviera relacionado con el fuego, y sin embargo... ando por una gran avenida de Nueva York mientras la nieve me cae encima, congelándome de frío. Estoy tan acostumbrado al calor que cuando hace frío, siento el doble de frío y solo me queda ir cubierto de chaquetones hasta las orejas para intentar paliar la ira que tenía sobre mi el frío. 

Justo en mi espalda llevaba una mochila. En su interior guardaba cosas útiles como las llaves del apartamento o... mi máscara de superhéroe. Queda ridículo decirlo así, pero era verdad. Me bastó pasar por al lado de una tienda de cómics para que en su enorme escaparate hubiera una imagen en cartón a tamaño real de mi mismo... mejor dicho de Llama. La máscara era lo que más me caracterizaba, no obstante muchas veces llevaba pantalones vaqueros oscuros y una chaqueta de cuero negra con líneas rojas. Aunque parecía ropa de calle... digamos que oficialmente era mi traje de superhéroe. Si... si estoy en proceso de crear uno mejor. Pero no llevaré nada ajustado, eso se lo dejo a las mujeres, que le sientan mejor. La mochila estaba bien sujeta a mi, añadiendo una correa a la altura del abdomen, que muchas mochilas las incluyen y compré una especialmente que la tuviera. Mejor prevenir que curar. 

El trabajo me esperaba. Una simple tienda de electrodomésticos y útiles similares que estaba a un par de manzanas de mi apartamento. Estaría allí media jornada y me pagarían una miseria, pero una miseria que me permitía pagarme el piso y sobrevivir con escasos caprichos. Además el mantenimiento de la máscara también se lleva parte del dinero. Si, vale que solo sea una máscara de acero ligero, pero se descolora cada vez que la uso y debe tener esa tonalidad rojiza para que resulta fea de cara al público. Al fin y al cabo la gente espera lo mejor de mi. Muchos pensarán que soy un chapuzas pero... ¡eh dame un trabajo mejor y te haré una armadura para mi cuerpo completo! Quejicas... Por suerte no todos eran así...

Bueno, no queda mucho para llegar al trabajo.

Me dirijo de vuelta al albergue y entro en mi habitación. Me ducho, me cambió de ropa y, ya con unos tejanos y un jersey amplio, bajo a hablar con Jeanne.

-Perdone, Jeanne. Necesito su ayuda. Quisiera vender unas cuantas joyas de mi madre. A mi no me gusta llevar y me vendría bien el dinero. ¿Me puede usted recomendar un lugar en el que me las paguen bien?

-¿Que colaboras con las autoridades? Los seres como tu no buscan colaborar, solo buscan la fama. Ademas, ¿quien os ha pedido ayuda? la policia sabe hacer su trabajo. ¡El verdadero peligro sois vosotros! ¡Creeis que podeis hacer lo que querais sin consecuencias! ¡NO SOIS MAS QUE UNA PLAGA!

Segun iba pronuciando estas palabras, a Steve le venian a la mente las imagenes que vio en la Tv sobre los 2 metahumanos que luchaban con aquellos poderes terribles y que desemboco en aquella terrible explosion que acabo con la vida de tanta gente, incluida su Ann.

La ira iba creciendo en el de manera incontrolable, hasta que no pudo mas.

Steve bajo la ametralladora, pero en cambio, se abalanzo sobre aquel individuo intentando salvar los 10 m que los separaban, con el objetivo de golpearle con el puño. No queria disparale, necesitaba algo mas brutal y primitivo como un puñetazo para liberar su ira. 

-En realidad es más bien un chaleco anti enfermedades. Aunque también para las balas.-ahora viene la parte sucia. No se si podré acostumbrarme a esto. Pero alguien debe hacerlo. En el fondo, no me importa. Son escoria. Sentir lástima por ellos sería como sentir lástima por los virus que matamos, por el tumor que extirpamos.-Ahora quiero que hagas una última cosa por mí, amigo. Quiero que reflexiones durante un segundo. ¿Ha merecido la pena?-entonces suelto rápidamente el cuello y brazo del hombre y clavo las garras de mis diez dedos en su estómago. No paro rápido, me aseguro de que deje de respirar.-Espero que sí, amigo.-digo mientras lo hago.

Aún hay un atisbo de sonrisa en mi cara. Pero mis ojos ya no muestran diversión, sólo decisión. Escoria.

Dándole la mano y complacido dijo -Gracias a usted señor, espero con ansias esa información- levantándose y mirándole directo a los ojos.

La invitación era para una gala benéfica. A veces solías acudir a algunas de esas citas y estabas afiliada a diversas sociedades que se encargaban de esos cometidos. Por eso no era extraño que alguna vez te llegasen esa clase de invitaciones.

-¿Voy preparando algún vestido para la noche, señora?

El día en el trabajo transcurre de manera monótona y tediosa. Debido al frío hay pocos clientes y los que entran apenas están interesados en nada. Aparte de tenerte por el mostrador, a veces te envían al taller a realizar alguna reparación menor.

Tu turno termina al mediodía, y estás preparándote para marcharte cuando se te acerca uno de los técnicos. Un buen tipo llamado Henry.

-Ey, Dylan. Esta noche vamos a ir unos cuantos a ese bar de la tercera ¿Te apuntas a unas cervezas?

-Conozco un par de buenas joyerías, querida -te dice la mujer, aunque se muestra sorprendida- ¿Tu madre está de acuerdo con que vendas sus joyas?