Partida Rol por web

El tipo muere ante tus manos sin decir ni una palabra. Las garras le atraviesan el esternón despacio mientras sus ojos van perdiendo luminosidad hasta que quedan opacos. El vaho de su aliento, debido al frío, se evapora cuando el desgraciado pasa a mejor vida.

Nadie parecer percatarse del asesinato. La poca gente que hay en las calles a esa hora se dirige a cumplir con sus asuntos sin fijarse en nada ni nadie.

-No se preocupe. Esta misma noche le haré llegar todos los datos que necesite. Que pase un buen día.

Luca se levantó del sillón y se alejó acompañado de sus gorilas. No había empezado mal el día. 

-Bueno cielo, me voy a trabajar -te dice Anne-. No todos vivimos del aire como tú. Regresaré esta noche ¿Qué piensas hacer el resto del día?  

Antes de seguir a aquel extraño me paro en seco en medio de la calle mientras le miro con desconfianza.- ¿Cómo sabe usted que soy adoptada? ¿De qué se trata todo esto? ¿Algún tipo de extorsión? Porque si se trata de eso le puedo asegurar que no tengo ni idea de quiénes son mis padres biológicos y con respecto a mi familia adoptiva sé muy poco de ellos... Así que ya se puede dejar de rodeos y contarme qué quiere exactamente

-Покойся с миром hijo de puta.-parece que nadie me ha visto. Bien, no quisiera salir volando ahora. Las botas que llevo por fuera se quemarían por el calor desprendido de las botas de la armadura. 

Dejo al tipo sentado en el banco. Chorrea sangre caliente aún. Mis garras están manchadas, así que las limpio en su ropa. Saco su cartera, me guardo el dinero que contuviese en el bolsillo de la gabardina, y la dejo tirada a sus pies.

Miro sin lástima ni remordimientos al camello por última vez antes de replegar la armadura y a Legión, meter las manos en los bolsillos y dirigirme hacia donde dijo. O a intentarlo, supongo que tendré que preguntar a alguien para orientarme, ya que soy bastante nuevo en la ciudad.

Hum se detuvo pensativo durante unos breves instantes claro. Me parece perfecto. A ver si ligamos algo... ¿no? la carcajada sonó en la tienda casi vacía y tampoco le importó demasiado. Dylan gozaba de ser un tipo abierto y amable, conforme con el devenir de su vida. Un poco agobiado con eso de mantener su identidad secreta de superhéroe, pero no era nada comparado a las experiencias que se vivían. 

 - Bueno, tal vez vaya a dar un paseo y mirar algunas cosas, no me esperes despierta. - Le respondí con un guiño.

-Mi madre falleció hace ya cinco años, señora. Un tornado se la llevó.

Aquello era verdad.

Terminada la platica, tomo mi celular para verificar si han llegado mails de mis clientes o pretendientes, luego de echar un vistazo camino sonriente en dirección a la joven periodista que me había emboscado antes.

Con mucha discreción me acerco a esta e inicio una platica de la nada, tratando de que la misma fuere lo bastante oportuna para utilizar mis poderes y hacer que se interese en otros aspectos de mi persona, cosa que aprovecharía luego.

-Creo que sería lo mas apropiado -dijo bajando el papel. Inclinó la cabeza levemente- Lo dejo en tus manos.

Se quitó el abrigo, colgandolo en el perechero cercano a la puerta. El ave había levantado vuelo momentaneamente mientras esto, para volver a acomodarse sobre el hombro apenas pudo.

Aquel día estaba caminando sobre la nieve recién caída y observaba como mis pies dejaban huella a cada paso y la punta de mi abrigo las seguía como polluelo a su madre. La gente caminaba pendiente de sus cosas y hablaban con sus conocidos mientras desde sus fosas nasales y de su boca salía un disimulado vaho, abrí la boca y exhalé el aire de mis pulmones más ningún vaho salió de ella. Entonces una mujer llamó mi atención, miraba con extrema atención el escaparate de una joyería, al cual, miré yo también. Recordé que nunca había tenido algo de aquello, que ni siquiera tenía hechos los agujeros de las orejas como muchas chicas de mi edad y me entristecí al pensar que nunca tendría nada de aquello, esa era la vida de un pobre. Pero entonces algo extraño pasó. Aquella mujer desapareció y un borrón ocupó el lugar donde antes estaba, pestañeé y se escuchó el ruido de los cristales al romperse y el grito del dueño de la joyería, posteriormente otro borrón y nada más. <¿Qué ha pasado?> me pregunté sin ser consciente de lo que había pasado. Miré hacia el interior de la tienda sorprendida y vi al dueño horrorizado al ver que le faltaban muchas de sus valiosas joyas, luego miré a mi alrededor más la mujer no estaba por ningún lado. Desaparecí de allí despacio no me fueran a confundir con una ladrona, pues de eso era de lo que tenía pinta con aquella gabardina. Estuve pensando en aquel acontecimiento durante horas y pensaba en la posibilidad de que aquella mujer fuera como yo... una mutante... pero no era deforme y fea como yo... no... aquello tenía que ser un "super" de esos que hablaban las revistas y los periódicos... pero...<¿Los supers roban?>me pregunté mientras avanzaba pensativa por la calle hacia un callejón al otro lado de la carretera.

El extraño dio un suspiro antes de continuar.

-Esta bien Dalila, quiero hablarte de tus padres biológicos. Sé dónde puedes encontrarles, pero para eso tienes que confiar en mí -te tiende la mano-. Acompáñame.

Tu armadura te hace aumentar tu fuerza de forma desproporcionada. Con un solo golpe de tu puño metálico envías al mutante volando por los aires. La criatura choca contra el muro y la puerta que da a la azotea. La atraviesa como si estuviera hecha de papel y cae escaleras abajo. Un poco impresionado ante tu poder, sonríes tras el casco metálico.

Sin embargo el mutante aún no está vencido. Sale del hueco de la escalera a toda velocidad desplegando las alas. Intenta golpearte desde arriba. Esquivas su torpe ataque con facilidad. El mutante opta entonces por ascender hacia el cielo usando sus alas y alejándose de la azotea y de ti.

No te resulta muy difícil orientarte después de preguntarle a un transeúnte. El local está a un par de manzanas desde donde te encuentras. A esas horas de la noche continúa abierto, con su interior profusamente iluminado dejándote ver a los clientes sentados, comiendo y charlando alegremente. Ha empezado a nevar débilmente de nuevo.

El día pasa rápido y nada más oscurecer, te acercas al bar. El interior del local está bastante animado. Hace una noche bastante fría y ha empezado a nevar débilmente así que agradeces el agradable calor que te golpea cuando traspasas las puertas del establecimiento. Localizas a tus compañeros del trabajo que están en un rincón cerca de los billares.

-Ey Dylan ¿como estás? ¿Te has enterado de lo que ha pasado hoy? Han asaltado una joyería, uno de esos mutantes asquerosos...

-Vaya, lo siento mucho querida. Debe ser muy duro para ti separarte de esas joyas familiares. Conozco un par de sitios en donde te podrían ayudar en ese caso. Aquí, siguiendo la calle un par de manzanas más allá está el viejo Rashid. Lo conozco, se comporta de forma dura pero es justo.