Partida Rol por web

Escuché atentamente a Emely mientras hablaba sobre su hermano mas sus palabras no me relajaron ni un ápice. Mis ojos se centraron en la pantalla donde se podía ver el interior del edificio y a la mujer que acompañaba a Ángel al ascensor. No pude evitar sentir un pequeño dolor en el pecho al imaginarles a solas en aquel recinto tan pequeño pero suspiré y me tranquilicé. Me ruboricé evidentemente cuando me llamó y negué con la cabeza para luego hacerlo en voz alta -No, no estoy bien... debería estar ahí contigo...- dije en tono de rabieta como si fuera una niña pequeña -además como dice Em, esto es como la misión de una película... no me llames por mi nombre "Ángel"- dije mientras mi tono de voz se tornaba divertido y pronunciaba su seudónimo con retintín y comencé a sonreír. El día en el que nos conocimos volvió a mi mente y recordé cómo le había pedido que me llamara. -...Sky...-dije en un suspiro mientras mi mente se evadía un poco.

Aquello no era lo que esperaba oír, puse cara de poker para continuar.

Tendré que cambiar de informador, me había asegurado que eran la misma robot. - deje pasar unos segundos- Aunue eso me da una idea para un nuevo artículos. Robots: héroes o villanos. Sobre la androide tengo muchos datos, pero del que intentó ayudar no tengo nada, lo reconozco, hasta ahora no sabía que existía.

¿Tiene usted más datos obre él? Algo que no se encuentre bajo investigación en estos momentos y pueda contarme para ayudarme con mi artículo.

¿Una pelirroja mutante? ¿Fugada de CANADÁ? ¿Ocho muertos?

"Jeeeesús"

Conforme más indagaba, sólo conseguía sumergirse hasta el cuello en mierda. Ahora estaba mezclado en un asunto que como alguien se enterase le iban a reventar. Es decir, otro asunto, contando con el del ruso.

Chantaje puro y duro, era lo que estaba haciendo el tipo. De momento tenía pruebas grabadas de un chantaje y de falsificación de un puesto de periodista, lo que suponía que debía reportarle un buen dinero para los tipos que querían tenerlo vigilado. Y no le extrañaba que quisieran tenerlo vigilado, el hombre aparte de ser un mega-genio era un vivo de narices. Y además... otro robot, u otro tipo tecnificado. ¿Cuánta gente había en la Gran Manzana que supiera hacer esas cosas? ¿O es que había un proveedor selecto de armaduras potenciadas por una cabeza nuclear en miniatura, o algo por el estilo?

-...

Y tanto.

Asiento. Parece que esta relación da sus frutos. Y muy rápidamente, he de decir.-Bien amigo. Iré a ver que puedo hacer Y gracias, Frank.-digo, dándole una palmadita en el brazo. Entonces, comienzo a andar, con la intención de elevarme una vez me haya alejado lo suficiente de miradas indiscretas.

-De acuerdo... Sky -dijo Ángel saboreando la palabra-. Me gusta como suena... Bueno, estoy llegando... Allá vamos.

El ascensor se abrió ante un pasillo enmoquetado y una elegante puerta de madera. En un cubículo a la derecha de la puerta, otra secretaria sonriente se encontraba allí. La joven pulsó un botón bajo la mesa para abrir la entrada.

El despacho era pequeño pero decorado con un lujo altamente elevado. Un hombre sonriente, con un traje de tres piezas y corbata, se sentaba tras el escritorio. Tenía el cabello rubio muy corto y los ojos grisáceos. Le indicó con una mano a Ángel que tomara asiento ante él.

-Si no le importa, prefiero estar de pie...

-Ah, comprendo -respondió su interlocutor-. Imagino que por las alas... ¿Desea tomar algo?

-No, gracias. Como comprenderá, tengo un poco de prisa.

-Es normal. Supongo que está preguntándose qué hace aquí exactamente ¿no es así? Verá, la organización a la que represento está preocupada por ciertas actividades que han comenzado este nuevo año. Actividades... mutantes. Por supuesto, creemos que todos los individuos son diferentes y que merecen ser entendidos y respetados. Sin embargo, hay otros que utilizando sus habilidades piensan que están por encima de la ley. No nos gustan esos mutantes y, desde mi organización, creemos que debemos perseguirlos y combatirlos ¿Qué opina usted?...

Em dejó de mirar el monitor para observar tu reacción sin decir palabra...

-Ya me gustaría a mí. Pero no estoy en ese caso. Al parecer ese tipo es un jugador bien gordo y ha atraído la atención de gente de más arriba ¿me entiende? -te dice sonriendo-. Nadie sabe de dónde ha salido. El conductor que sobrevivió dice que le oyó hablar en ruso con la mutante, por eso en un principio pensó que estaban compinchados. Pero luego empezaron a luchar entre sí. Si quiere que le diga algo, amigo, creo que este tipo de gente se nos escapa de las manos ¿Cómo podemos detener nosotros a tipos así?

Al parecer Meyers está tan sorprendido como tú, puesto que hay una pausa silenciosa antes de oírse de nuevo la voz del buen doctor:

-Tendré que cambiar de informador, me había asegurado que eran la misma robot. Aunque eso me da una idea para un nuevo artículos. Robots: héroes o villanos. Sobre la androide tengo muchos datos, pero del que intentó ayudar no tengo nada, lo reconozco, hasta ahora no sabía que existía.

-¿Tiene usted más datos obre él? Algo que no se encuentre bajo investigación en estos momentos y pueda contarme para ayudarme con mi artículo.

El policía soltó una carcajada:

-Ya me gustaría a mí. Pero no estoy en ese caso. Al parecer ese tipo es un jugador bien gordo y ha atraído la atención de gente de más arriba ¿me entiende? Nadie sabe de dónde ha salido. El conductor que sobrevivió dice que le oyó hablar en ruso con la mutante, por eso en un principio pensó que estaban compinchados. Pero luego empezaron a luchar entre sí. Si quiere que le diga algo, amigo, creo que este tipo de gente se nos escapa de las manos ¿Cómo podemos detener nosotros a tipos así?

Te elevas dejando a Frank atrás. La zona que te indica el policía corresponde a una parte bastante descuidada de Nueva York. Almacenes y más almacenes de empresas que quebraron hace años y dejaron esos colosos metálicos abandonados pudriéndose y derrumbándose sobre sí mismos. Sin embargo hay algunos que se mantienen en pie e incluso que reciben cierto mantenimiento: los que corresponden a Belmonte. En uno de ellos se esconde el cargamento robado.

Estamos desprotegidos, con lo que tenemos - señalé al mismo tiempo la pistola de su cinturón - no podemos hacerles más que cosquillas. El gobierno debería tomar cartas en el asunto para protegernos. Muchas gracias por todo inspector.

Me despedí para volver a mi laboratorio, contarle a Ann los nuevos datos y ayudarle con la búsqueda de información.

Buenas tardes, Ann- le dije nada más llegar- ¿Has encontrado algo? No vas a creerte lo que he descubierto

¿MÁS RUSOS?

Ajustando codificación en Favoritos

¿Qué pasaba últimamente con la desaparecida Unión Soviética? Primero el desquiciado vigilante de la máscara de Cobra roja y ahora una robot rusa. Con armadura cibernética, ¿se referirían a él? No era como lo recordaba, pero con ese traje bien podría dar el pego. El mamón sería un mutante, o alguien con ciber-implantes, o lo que fuese... pero dar daba mucho, mucho miedo.

"Gente de más arriba..."

Alguien de por ahí que quizá supiera algo le debía un favor, pero no lo iba a utilizar con algo de tan poca importancia que seguramente pudiera hacer solo algún día; ¡lo quería para alguna emergencia de verdad en un futuro, que nunca se sabe!

Bien, otros almacenes guarros y asquerosos, igual que los del puerto. Belmonte se repite.

Bueno, aunque supongo que esta vez no habrá nadie peleándose dentro, antes de atacar estaría bien un reconocimiento. Veré si puedo ir de tejado en tejado, usando los propulsores el mínimo, mientras me escondo en la oscuridad. Y cuando llegue al almacén de Belmonte, buscaré algún tragaluz o algo, a ver si puedo echar un vistazo dentro. Y mientas llego, observar cuantos guardias hay, que los habrá.

A trabajar.

-He hecho lo que me ha pedido, doctor. No he encontrado ningún movimiento bancario de 40 millones de dólares en ninguna cuenta de los habitantes de Nueva York. Así que hay un 98% de probabilidades de que la transferencia de dinero se haya hecho en efectivo.

-Por otra parte, he pirateado el banco de datos de la policía y he encontrado imágenes de la androide que asaltó la sucursal. Tiene varias copias impresas en la bandeja de salida por si las necesita en papel...

La conversación había terminado, ya que Meyers la finalizó diciendo:

-Estamos desprotegidos. Con lo que tenemos no podemos hacerles más que cosquillas. El gobierno debería tomar cartas en el asunto para protegernos. Muchas gracias por todo inspector.

Después salió de la central y regresó a su casa, contigo siguiéndole los pasos...

Llegas hasta el almacén de Belmonte por el aire, sin ser visto. En el exterior el lugar parece vacío y abandonado. La mitad de las farolas están destrozadas y en la zona del aparcamiento no se ve ningún vehículo. Un sucio tragaluz en el techo te llama la atención. Desde allí puedes ver el interior del almacén.

El interior es un hervidero de actividad. Está completamente vacío por dentro para dar cabida a un camión de pequeño tonelaje aparcado en un rincón. Hay cajas viejas de embalaje amontonadas en los rincones pero lo que más te llama la atención son las largas mesas dispuestas en el centro del edificio. En ella, una docena de hombres distribuyen en cajas y maletines más pequeños una enorme cantidad de lingotes negros apilados junto a las mesas. A su alrededor, otra media docena de tipos con rifles automáticos supervisan el proceso. Y dirigiendo todo el cotarro se encuentran tus amigos: la loca rusa de los látigos y Drill, su gigantesco compañero. Empiezas a pensar que la parejita se ha hecho muy valiosa para Belmonte ya que te los encuentras en todas partes.

Con lo eficiente que era Ann, casí me sabía mal contarle los nuevos datos.

Tranquila Ann, ya no me hace falta. El tecnificado que atacó a Belmonte no era esta androide, era un hombre y sabía hablar ruso. Tendremos que seguir buscando.

De todas formas llevo muchos días persiguiendo fantasmas, hasta que el ruso de señales de vida no puedo estar parado mientras los mutantes se pasean por la ciudad como si fueran los amos. Si la androide vuelve actuar iremos a por ella. De momento, voy a intentar meterme en las comunicaciones de la policía por si encuentro algo interesante que cazar.

-Como quiera doctor -los altavoces se encendieron cuando conectaron con los sistemas de radio de la policía. Al poco se escuchó un aviso-. "A todas las unidades. Se informa de incendio y disturbios en la tercera avenida esquina con Westchester. Posible contacto mutante. Tengan cuidado"

Comienza la caza, Ann- le dije a la IA - prepara el traje.

Una vez vestido salí volando del laboratorio para ir a la tercera con Westcherter, los asquerosos mutantes no se escaparían esta vez.

Mantente a la escucha de la radio policial si el mutante intenta huir quiero saber donde va.

Bien, mucha gente, y la zorra asquerosa y Drill. Aprieto los puños y los dientes. Noto furia en mi interior. Hoy os enseñaré a meteros en el camino de alguien como yo.

Desearía romper el techo, entrar y disparar a todo el mundo. Pero se que no conseguiría acertar a nada. ¿En que puñetas estaba pensando cuando decidí no instalar un sistema de apuntado? En fin.

No, tendré que usar una técnica más sutil. Voy a intentar hacer que salgan unos cuantos. Y a crear algo de confusión.

Así pues, bajo del techo, busco el poste eléctrico más cercano, y me dispongo a derribarlo, mediante una ráfaga a quemarropa en su base. Eso bastará para cortar la luz en la zona. Y si algo hemos aprendido de las películas de Batman, es que la oscuridad sirve para reventar a matones descerebrados.

Una vez preparado y protegido dentro de tu estupendo traje, te diriges a toda velocidad a la dirección indicada. Cuando llegas la calle parece un campo de batalla: hay crateres en el suelo, coches ardiendo y los bomberos se afanan por extinguir las llamas de un edificio contiguo que está ardiendo. En el edificio de enfrente, un grupo SWAT se afana por sacar a un androide con forma de mujer de las ruinas de la fachada. La policía está hablando con dos mutantes ridículamente disfrazados que parecen ser los causantes de todo eso. Los agentes ríen y agradecen la intervención de los superseres. La sangre te hierve en las venas...

Una certera ráfaga derriba el poste de la luz dejando la zona más negra que la boca de un lobo. Vuelves a elevarte suavemente y observas complacido cómo se abren las puertas y tres de los guardias salen al exterior con Drill. Dentro, la mujer ladra unas órdenes en un ingles con acento a los que quedan dentro, pidiéndoles desplegarse. Los encargados de distribuir el material, dejan el trabajo a medias y empiezan a cargar el camión como pueden, en la oscuridad.