Partida Rol por web

La noche se cernía ya sobre la zona boscosa donde Cristian se hallaba. Kan, a su lado, roía felizmente un hueso de las sobras de la comida. Hacía ya varios días que Cristian subsistía de la caza en el bosque. Sin embargo, como surgidos de las más oscuras leyendas para asustar niños, seres monstruosos poblaban cada vez más el lugar. Parecían humanos, ciertamente, pero su manera de caminar y comportarse era mucho más similar al de un animal salvaje y torpe. 

Más de una vez, el cazador los había visto avanzar en la oscuridad tambaleandose, muy atentos a cualquier sonido. 

En una ocasión, Cristian se vió obligado a enfrentar a uno directamente. Con su cuchillo de caza consiguió neutralizarlo después de un golpe certero en la cabeza. Los otros cortes del enfrentamiento no parecían hacer mayor efecto en esos seres. 

Mientras recuerda esos temas, un gruñido por parte de Kan lo saca de su ensimismamiento. Unos ruidos en la grava detectan la presencia de alguien en las cercanías... 

Con una seña indico a Kan que adopte perfil bajo. El perro lobo echa las orejas hacia atrás y pega el cuerpo a tierra.

Escucho el entorno con atención, al mismo tiempo y con un movimiento veloz y silencioso coloco una flecha en la cuerda tensa del arco, tratando de mimetizarme en el entorno lo más posible.  

Los agudos sentidos de Cristian se tensan enormemente en busca de la criatura que camina por el bosque. En un momento logra escuchar las palabras "mierda" y "sed" desde el lugar donde se encuentra la perturbación. Hasta ese punto, ninguna de las criaturas ha proferido palabra alguna, por lo que ha de tratarse de otro ser humano. El tono cansado de la voz sugiere que la persona debe tener ayuda, aunque por su camino, es posible que Cristian aún pase desapercibido y la persona no lo note. 

Algo más relajado descenso el arco sin quitar la flecha de la cuerda y Permanezco agazapado entre las sombras, a la espera de percibir nueva informacion y sin delatar mi posición. Si bien era cierto que se trataba de humanos, estos no siempre resultaban amistosos.  

Tanto Kan como Cristian permanecen en una estasis sepulcral. La persona que pasa cerca de ellos sigue de largo y se pierde en la noche. Kan se relaja un poco mientras la noche vuelve a sus sonidos normales. Después de unos minutos de tranquilidad, un grito desgarra el silencio. Parece ser un grito de dolor intenso. Los sentidos de supervivencia de Cristian le indican que por un lado, la persona probablemente necesite ayuda, pero el ruido también podría atraer criaturas peligrosas. Cada vez más de los monstruos humanos se encuentran en el bosque cada día... 

Me acerco con sigilo al lugar de donde provienen los gritos. No es que fuera algo que me concierne, pero el aquella persona podría haber caído en una trampa y tal vez necesitara ayuda. 
Me muevo con sigilo pero de forma rápida al mismo tiempo, ya que si había muertos vivientes por la zona no tardarían en ser atraídos. 

Cristian avanza de a poco en medio de la oscuridad con Kan caminando a su lado, como siempre. El agudo grito da pie a una serie de quejidos y llantos más suaves. Gracias a la luz de la luna, Cristian puede ver a la persona de donde provenían esos quejidos. Se trata de una chica de unos 20 años, de cabello verde brillante. La chica se encuentra en el suelo y tiene una rama picuda clavada en la pierna. 

Lo suponía .... - Comento para mi mismo. Me acerco sin más dilación para ayudar a la joven. Primeramente me aseguro de que no esté infectada, lo cual estoy casi seguro, pero antes de tocarla la miro a los ojos para cerciorarme de ello. 

Lo siguiente que hago es observar la situación de la herida, y más particularmente estudio la rama punzante para averiguar si el accidente ha sido fortuito o se trata de una trampa hecha por humanos, lo cual me llevaría a actuar de otra forma. 

En cuanto Christian se acerca, la chica lo ve y se pone a chillar más alterada. 

-¡Nn-noo!- gime intentando alejarse a la rastra, pero sin mucho éxito.

Todo parece indicar que la situación de la chica es accidental. Hay otras ramas rotas en el suelo y, aparentemente, se la clavó en la pierna al caer. La rama no atravesó la pierna por completo, sino que sólo está incrustada en el muslo. 

La chica sigue intentando alejarse, al parecer cree que Christian es uno de los "Monstruos"... 

- ssssh, no grites o alertarás a los infectados. - susurro con voz firme. No era una petición, si seguía gritando la dejaría inconsciente de un golpe seco.  

Con manos seguras desengancho la rama de la pierna de la joven y compruebo que la herida no sea grave como para impedir que tenga que cargar con ella a cuestas. 

- ¿Puedes caminar? - pregunto ayudando a la chica a incorporarse. - No tenemos mucho tiempo, tenemos que alejarnos sin hacer ruido. Después nos ocuparemos de la herida. 

Kan olfateaba el aire en busca de algún intruso en las inmediaciones. Si hubiese algún infectado cerca dispondríamos de poco tiempo antes de que se nos echen encima, aunque prefería no pensar en tal fatalidad.  

La chica parece calmarse un poco antes la voz tranquilizadora de Cristian. La chica suprime un grito de dolor cuando el hombre saca la rama puntiaguda de su pierna.

- ¿Puedes caminar? - pregunto ayudando a la chica a incorporarse. - No tenemos mucho tiempo, tenemos que alejarnos sin hacer ruido. Después nos ocuparemos de la herida. 

La chica asiente sin decir palabra, como si mantener la boca cerrada evitara que se desmayara. Con su ayuda, camina cojeando hacia donde éste la guíe. 

-Gg-gracias...-balbucea la chica, claramente mareada. Ken sigue al par alerta, pero aparentemente aún no hay ningún infectado cerca de ellos. 

La zona donde la chica había gritado no era un lugar seguro, pues de haber habido infectados cerca, se habrían dirigido en aquella dirección. 
 

Ayudo a la chica a caminar, pero la herida estaba abierta y a cada paso que dábamos, brotaba sangre en abundancia. 
Tras habernos alejado unos doscientos metros, y a sabiendas de que Kan podría oler a un infectado a 300m con el viento en contra y a más de un kilómetro con el viento a favor ayudo a la chica a tumbarse bajo la protección de un abeto. Las ramas bajas ofrecían cobijo y las hojas secas habían formado un mullido y algo más confortable piso. 
 

- Hay que coser esa herida. - anuncio con voz firme. Rápidamente coloco la mochila junto a ella y extraigo lo necesario. Cortó el pantalón para que la tela empapada en sangre no infecte la herida. Limpio la zona con el agua de la cantimplora y con la tela sobrante del pantalón. Después procedo a coser el corte. Esto te va a doler un poco. Toma muerde esta tele, pero por favor no grites. 
 

Tras coser la herida aplico un vendaje fuerte. Esto servirá hasta que encontremos un refugio mejor. Después habrá que hacer otra cura. Vamos. 

A pesar de no darse muy bien con los primeros auxilios, el estable temple de Cristian logra que lleve la tarea con el mayor cuidado. Honestamente, ha sido uno de sus mejores trabajos. La chica se sacude un poco de dolor, pero logra aguantar el sufrimiento sin emitir sonidos peligrosos. Al terminar, puede ver que la chica tiembla un poco, pero logra ponerse de pie con dificultad. El tratamiento rudimentario le permite caminar sola, aunque no podría hacer movimientos forzados sin cuidado o ayuda. El infectado que detectó antes no parece aún acercarse demasiado, aunque eso podría cambiar pronto, así también como su número.

-¿A dónde vamos? -susurra la chica, algo pálida. 

- voy a llevarte a un lugar seguro, después proseguiré mi camino.- digo fríamente. 
 

- Vamos, hay infectados no muy lejos de aquí, si nos dan alcance no te esperare, así que corre todo lo que puedas. Hasta entonces no te separes de mi.  - mis ojos de un azul gélido decían y expresaban que estaba diciendo la verdad. 
 

Me alejo de aquella zona lo más posible y trato de llegar a una zona urbana donde pueda encontrar un refugio o todavía mejor, dónde pueda haber un asentamiento humano amistoso. 

La chica parece consternada ante la perspectiva de quedarse nuevamente sola ahora que estaba herida. Sin embargo, no dice nada al respecto y sigue a Cristian con toda la velocidad que puede. Kan avanza con ellos, atento a cualquier infectado cercano. Después de alrededor de 40 minutos de marcha en plena oscuridad, llegan a lo que parece ser una edificación. Un pequeño lugar cerca de la ruta. Cristian no lo había visto antes, pero rodo parece indicar que se trata de una oficina de guardabosques. Aún a la distancia, sin embargo, no logran ver en el interior, aunque las luces del lugar están apagadas. Y el único ventanuco del que tienen vista no les ofrece mucha información. -¿S...será seguro...?-pregunta inquieta la chica.