Partida Rol por web

Después del incidente de Higgs, las cosas fueron de mal en peor. John y Gus se refugiaron en la tienda un día, durante los cuales el hombre le relató cómo su propia hermana intentó atacarlo y tuvo que abatirla con un cuchillo. Con horror, describió cómo la mujer no mostraba signos de haber sufrido lo más minimo las heridas y se vió obligado a encerrarla en el depósito del lugar. 

Nadie sabía bien de dónde había surgido esa infección, pero se estaba esparciendo asquerosamente rápido. 

Durante el segundo día de estar encerrados, el hambre comenzó a hacer mella en las fuerzas de John. Gus estaba tristemente acostumbrdo al hambre, por lo que tenía mejor resistencia a ella. 

La ferretería donde se hallaban no tenía comida, por lo que en un momento John decidió salir a buscar por sus propios medios. A pesar de las advertencias de John, salió con un martillo en mano, pero nunca regresó. 

Ahora, medio día después, Gus se encuentra solo, dentro de la tienda. En la parte de atrás se puede escuchar cada cierto tiempo gruñidos por parte de la hermana de John y algunos débiles golpes en la puerta. 

El primer encuentro de Cristina con el brote fue algo especialmente horrible, aun para los estándares de la situación. Se encontraba en un bar por la noche. Había escuchado rumores de crecientes ataques violentos a transeúntes, así que los dueños del bar se vieron obligados a trancar la puerta para impedir acceso a los exraños. Se escucharon golpes en la puerta y el dueño del bar le pidió a Cristina que revisara quien era. La chica vió por la mirilla y reconoció el cabello rosado de su amiga Hannah. Se la escuchaba jadear, por lo que Cristina se preocupó y abrió la puerta. Grande fue su sorpresa cuando Hannah le saltó encima apenas pudo acceder al local. Con un estado de locura violenta, la pelirrosa intentaba morder a una sorprendida Tequila. 

Nick, un frecuente del bar, pudo sacársela de encima; a pesar de su gran físico contra el menudo cuerpo de Hannah, le costó trabajo hacerlo, incluso se llevó un mordisco en la garganta por parte de la chica. El dueño del bar ayudó a Tequilaa refugiarse en la parte de atrás. Desde allí pudieron ver a Hannah deambular por el lugar mientras Nick se desangraba. Después de alrededor de una hora, que pareció mucho mucho más, se percataron de que Nick se levantó y comenzó a comportarse igual que Hannah, deambulando por el bar en busca de presas.

Ahora, el dueño del bar y Cristina se encuentran en la parte de atrás del bar, con una ventanita que da al salón principal. El hombre, llamado Patrick, está visiblemente alterado y casi no articuló palabra en todo este lapso.

Gus está andando nervioso de un extremo de la tienda a otro mientras los gruñidos tras la puerta repiquetean en su cabeza.

- Joder puto Jonh. ¿Dónde coño te has metido? - Piensa para sí mismo.

Coge su petaca, le pega un largo trago y luego se la guarda en uno de los bolsillos de su abrigo. Apoya las dos manos en una mesa, baja la cabeza y cierra los ojos para centrarse en el ardor que le produce el Whisky barato bajando por su esófago.

- Joder no aguanto un puto minuto más en este sitio. - Rodea el mostrador en el que estaba apoyado y empieza a rebuscar en los cajones hasta que encuentra un bolígrafo y un papel, entonces se sienta y empieza a escribir.

Jonh no sé donde coño te has metido, de hecho dudo que llegues a leer esta nota, pero si lo hicieras entiende que me largo porque no puedo soportar más el estar encerrado con tu hermana moribunda e infectada. Te prometo que si encuentro un lugar seguro, volveré a buscarte.

Salud amigo mío y que dios se apiade de ti.

Una vez acaba de escribir deja la nota encima de la mesa, guarda el bolígrafo en uno de sus bolsillos y rebusca en la tienda para encontrar algo con lo que poder defenderse.

Gus rebusca frenéticamente entre los cajones del lugar, esperando encontrar un martillo o una pala, o algo con qué defenderse. Desafortunadamente, lo mejor que pudo conseguir fue un destornillador. No era de lo mejor, pero al menos podría clavárselo a alguien, de ser necesario. 

Gus recoge el destornillador y lo empuña como si llevara un cuchillo, se acerca a la puerta de atrás y la entreabre para intentar ver si la calle está despejada. 

La calle está bastante tranquila, sólo se escucha el sonido del viento y algun que otro papel sacudiéndose por éste. Afortunadamente, el cielo totalmente nublado permite una iluminación plena y no cegadora. 

Gus se asoma por la puerta con cautela. En el callejón donde se encuentra no hay nadie. En la calle puede ver a la distancia a un infectado robusto deambulando sin rumbo fijo. 

El lugar parece lo suficientemente tranquilo como para salir con precaución. 

Los chillidos aún resonaban en su cabeza, como un eco interminable salpicado de miedo y sangre.  Cristina había acudido al bar vestida con unos pantalones de cuero rojo y un bonito top negro, también llevaba unos bonitos zapato de tacón, pero en algún momento parecía que los había perdido.
Había tenido que pasar un tiempo alejada de todo, la policia había estado a punto de cogerla y había tenido que salir corriendo y alejarse de la ciudad, había perdido mucho dinero con la huida y ahora los fondos se acaban y mas con la vida lujosa y desenfrenada que le gustaba llevar a Cristina. Esa era la razon de haber quedado en aquel bar con hannah, ella era una vieja amiga y  un buen contacto, necesitaba volver a trabajar en algo. Por eso cuando la vio no dudo en abrir la puerta con preocupacion por ella, en ese momento se habia desatado el caos en el bar.
Cristina no sabia que momento habia dejado de chillar, su respiracion era agitada y algun nuevo chillido se escapaba con cada golpe en la puerta, necesito varios minutos para ser del todo consciente de la situacion. Para de chillar joder para le grito al dueño del bar con la adrenalina y el miedo corriendo por sus venas.
No tenia ni idea de cuento tiempo había pasado llorando y gritando por miedo y dolor por su amiga muerta, por puro instinto le dijo Tenemos que salir de aquí, este sitio tiene salida? Le pregunto desesperada mirando la puerta y oyendo los gemidos que venían de atrás.

Comenzó a mover la cabeza buscando sus zapatos y su bolso, no recordaba que habia hechos con ellos , pero si recordó que había cogido su revolver por seguridad y ahora parecia momento que la seria muy necesario.

A pesar de estar alterado, Patrick intenta recomponerse mientras Cristina revisa el lugar. 

-A ver... tenemos... la salida trasera. Está del otro lado. Esto es sólo un depósito para bebidas. 

Cristina recorre el lugar con la vista, pero no encuentra su bolso allí. Pero estaba segura de tenerlo con ella cuando... 

Y entonces un horrible revelación se le hace presente. La chica se asoma a la ventana de la puerta del depósito donde se encuentran para ver su bolso tirado en el suelo, en el lugar donde Hannah la atacó. 

-S...s...si queremos ganar la calle, tendríamos que cruzar el salón. Tenemos la salida principal y la trasera, del otro lado-explica Patrick. 

La cabeza de Gus se asoma ligeramente por la puerta, es consciente de que físicamente no es ningún portento, es más, en lo referente a fuerza es más bien un cero a la izquierda. Por eso sabe que su mejor baza es evitar cualquier enfrentamiento directo, o por lo menos intentarlo.

Se agacha y recoge una pequeña piedra que hay justo enfrente suyo, no será más grande que el tapón de su petaca, pero podría ser útil para desviar la atención de estos putos monstruos.

Sale al callejón y deja la puerta abierta tras de sí, por si en caso de emergencia tuviera que volver cagando leches. Se esconde detrás de uno de los cubos de basura que hay y observa al zombi, luego mira el destornillador que lleva en la mano y sacude la cabeza.

- Ni de coña, muy mala idea. - piensa para si mismo.

Tras pensárselo más de lo que le gustaría admitir, sale de su escondite en silencio e intentando no hacer ruido se escabulle hasta llegar detrás de uno de los diversos coches que están aparcados en la acera.

Luego se dirige en dirección contraria al infectado, calle abajo.

Gus camina con paso agachado tras los autos estacionados. Resulta ser una gran estrategia y logra pasar desapercibido ante los infectados en la calle. Después de alrededor de media calle, llega a la puerta de una panadería familiar. Recordaba haber pasado por el lugar cuando donaban el pan que no se vendíá en el día y Gus y Hobbs se llevaban algo a la boca. 

Ahora el lugar parece desierto. La puerta frontal está cerrada, pero la ventana está hecha añicos, por lo que el acceso parece ser fácil. 

Al ver la panadería en tan mal estado Gus no puede evitar pensar en el viejo Jebkins, y en las muchas noches que se quedaba hasta tarde para poder ofrecerles a él y a Hobb un saco con el pan que no había podido vender durante el día.

- Joder, espero que estés bien Jeb.

Se mueve agachado hasta que llega bajo el ventanal roto y echa un vistazo al interior de la tienda para ver si hay algún peligro.

La observación de su entorno fue siempre un medio de supervivencia, por lo que sus sentidos estaban bien ajustados. 

En la parte anterior a la caja, detecta panes aún en buen estado. 

-grggrbbgrgb- opina el estómago del vagabundo. 

Entre las sombras, una silueta se mueve contra el suelo. Gus puede vislumbrar una visión perturbadora. Un hombre de cabello blanco, claramente infectado, se encuentra atrapado bajo un pesado mueble volcado. Puede verse la parte superior de éste intentando moverse y alcanzar cosas con las manos y gruñendo. Por "suerte" no se trata del viejo Jebkins sino de otra persona, uno de sus empleados. Tiene también un cuchillo de carnicero clavado en la espalda, lo cual no parece molestarle. 

Gus no detecta la presencia de otros infectados o personas en el lugar. 

Gus se disponía a irse cuando ve un par de barras de pan en buen estado, es en ese momento cuando su estómago ruge. Lleva ya más de lo que está acostumbrado sin comer y sabe por experiencia que si no consigue pronto algo para calmar el hambre acabara por desmayarse.

Se escabulle por el ventanal con sumo cuidado para no cortarse con el filo de los cristales que sobresalen del marco, y se aproxima con suma cautela al hombre con el cuchillo enterrado en su espalda. Empuña el mango del destornillador con fuerza.

- Joder, de verdad que lo siento tío. - Susurra.

Entonces hunde el arma improvisada en una de las cuencas del infectado. 

El destornillador se hunde en el ojo del infectado, quien deja de moverse y se desploma en el suelo. Ahora Gus se encuentra solo en la panadería. Si bien la ventana rota daría un acceso relativamente sencillo a cualquiera, la calle desierta daba a Gus una sensación momentánea de seguridad. 

Revisando el lugar con la vista, puede ver los panes objetivo de su travesía. El local tiene una entrada hacia la cocina, ahora cerrada, pero no una puerta trasera. 

Por ello, al parecer, Gus tiene dos opciones por delante. Revisar la cocina del lugar o volver a salir a la calle. 

Gus extrae el destornillador del ojo del infectado y si no vomita ante la grotesca escena es por qué no tiene nada en el estómago que pueda devolver. Se arrodilla al lado del cadáver y agarra el mango del cuchillo que tiene enterrado en la espalda. 

Joder, que puto desastre. - Susurra para sí mismo.

Empieza a tirar del mango pero parece que está atascado. Tras varios intentos el cuchillo se libera, y junto a el un enorme trozo del omóplato que supura una especie de líquido negruzco.

- Dios mío, Joder joder joder. - Gus Se tapa la nariz con la manga de su abrigo para protegerse del nauseabundo olor que desprende lo que ahora mismo sujeta con su mano. Posiciona la parte de hueso contra el suelo y la pisa con su pie derecho, luego sigue tirando del cuchillo hasta que con un crujido escalofriante, el omóplato se desencaja del filo.

Examina el cuchillo, no es que le guste demasiado la idea de pelearse con estos seres, pero está claro que es una arma mejor que la que tiene ahora mismo. Guarda el destornillador en uno de los bolsillos exteriores de su gabardina y se dirige al estante donde encuentra cuatro panecillos. Aunque su estómago ruge y le pide que los engulla de golpe, Gus sabe que puede que pasen días hasta que encuentre de nuevo comida. Coge una pequeña bolsa de tela que encuentra en el mostrador y guarda en ella dos de los panecillos, a continuación se guarda uno en el bolsillo interior derecho de su gabardina. Y el último lo disfruta lentamente mientras se acerca a la puerta de la cocina.

Al ver que está cerrada con llave Gus farfulla un par de maldiciones al aire y se acerca al cuerpo que está atrapado debajo de la estantería para hurgar en sus bolsillos.

- Joder tío espero que me perdones estés donde estés.

Gus rebusca los bolsillos del anónimo empleado muerto, en los bolsillos de su saco encuentra un manojo de llaves con un llaverito de un pancito. El manojo tiene dos llaves grandes y tres pequeñas. Por deducción, las llaves deben ser la puerta de entrada y la de la cocina. Y las pequeñas de la caja y algún que otro candado.

La llave gira sin problemas en la puerta de la cocina y Gus puede al fin ver dentro. El lugar contiene varios carros con bandejas y cuatro hornos grandes. Hay utensilios de cocina desparramados por el lugar, como batidores, palos de amasar, y demás. 

Desafortunadamente, no hay más comida esperando ser descubierta. 

En la parte trasera, puede ver una ventana que da a un callejón lateral y percibe algunos ruidos en el exterior, probablemente de un infectado caminando. 

Una vez dentro de la cocina Gus rebusca por todo el lugar con la vana esperanza de encontrar algo más que poder llevarse a la boca, o algún objeto que pueda venirle bien en un futuro no muy lejano. Al ver que no hay nada de utilidad, se encarama a la mesa metálica que hay justo debajo de la ventana y con suma cautela se asoma para poder examinar con más detenimiento el callejón trasero.

Los agudos sentidos de Gus le permiten darse una buena idea de la situación en el exterior. Una mujer infectada está en el lugar, golpeando con las manos un gran tacho de basura. El vagabundo puede escuchar un llanto agudo, probablemente del interior del tacho de basura. La ventana es lo suficientemente grande como para que Gus pudiera pasar por ella de ser necesario, aunque sea una tarea difícil para un infectado, por aquello del equilibrio y coordinación de un borracho primerizo. 

El ruido de los golpes contra el tacho de basura podría atraer a otros infectados pronto, por lo que Gus debe tomar una acción pronto, ya sea la de intentar ayudar a quien esté ahí dentro, o alejarse antes de que las cosas se pongan peliagudas...