Partida Rol por web

Gus salta con sorprendente facilidad por encima del infectado. Ryan lo sigue y aterriza del otro lado sin ningún problema. 

Siguen avanzando con cautela hasta la entrada de la tienda de deportes. Las puertas del lugar están abiertas como si nada. Gus se apresura dentro y cuando Ryan pasa, sostiene la puerta cerrada, por las dudas de que un infectado quiera ingresar. Mientras sostiene la puerta, el vagabundo ve la traba rota. Al parecer hubo gente antes de ellos que quisieron asaltar el lugar. 

Ryan, siguiendo las órdenes de Gus, rebusca el lugar en busca de algo con qué atrancar la puerta. A falta de algo mejor, vuelve con una soga de saltar. La cuerda era fuerte y podría atarse entre las puertas para bloquear su apertura. Entre ambos, entrecruzan la soga en las manijas para mantener la puerta cerrada. 

La tienda está bastante destrozada. Al parecer, los saqueadores no esperaron demasiado para pasar por el lugar. 

Tras recoger la cuerda de manos de Ryan, Gus apresuradamente la ata a los picaportes de forma que atranca la puerta. Una vez dentro el silencio es sepulcral, Gus expira profundamente aliviado. Se agacha y acaricia la cabeza de Ryan.

- Bien echo muchacho. - Susurra mientras inspecciona los alrededores. Los estantes tumbados, algunas bicicletas estáticas y aparatos de gimnasia esparcidos por el suelo y el caos reinante en la tienda advierten al anciano que ese lugar ya ha sido saqueado. Pero él sabe lo que va a necesitar a diferencia de los que desvalijaron el lugar y puede que eso juegue a su favor.

- Muy bien Ryan. - Se sitúa a su altura agachándose. - Buscamos varias cosas, lo primero un abrigo grueso de cuero para ti, luego mochilas de deporte para los dos, y por último si tenemos mucha suerte algún acosa que nos sirva para defendernos. - Mira a Ryan seriamente. - No debes separarte a menos que yo te lo diga. ¿Queda claro?

-Sí, señor Gus-responde Ryan con seguridad. El viejo y el muchacho recorren la tienda sin alejarse demasiado. El resultado es bastante deprimente. El pobre Gus no logra encontrar ninguna de las tres cosas que acordaron buscar. La irritación va creciendo mientras revisan el lugar. Finalemente, la voz alegra de Ryan lo despeja de ese mal humor. 

-¡Sr. Gus! ¡Encontré algo! 

Del otro lado del mostrador de caja, Ryan se levanta del suelo con una mochila negra, y extrae del interior una campera pequeña de material resistente. Es de un brillante color rosa, pero  Ryan la acepta sin chistar, es mejor que estar sin cobertura. La mochila está en buen estado y es liviana. En el interior de esta también encuentran objetos de poca utilidad al momento. Algunos lápices, unos audifonos, y unas monedas. 

-¿Cree que pueda servir? -pregunta Ryan dubitativo. Aunque no lograron encontrar ningún tipo de arma, parecía ser mejor que nada. 

Gus saca del bolsillo de su vieja gabardina saca los dos panecillos y los mete dentro de la mochila junto a los diversos objetos que hay, la cierra y mira a Ryan.

- Si algo he aprendido de esta vida es que todo tiene su utilidad llegado el momento. - Le sonríe. - Y no me llames señor, me haces parecer más mayor de lo que ya soy. - Se le acerca, comprueba su abrigo y le sube la cremallera. - Escúchame atentamente, lo importante es que te proteja. No te lo quites nunca. ¿Queda claro? 

- Si señ.. - Ryan se corrige. - Si, Gus.

- Muy bien, dudo que saquemos nada más de provecho en este lugar, será mejor que nos pongamos en marcha.

Dicho esto Gus se acerca a la puerta y desata la soga que mantenía las puertas cerradas, la dobla y se la guarda en la mochila. Entreabre la puerta y examina los alrededores para cerciorarse de que es seguro salir.

Al asomarse al exterior, Gus puede ver con impresionante claridad a pesar de que el sol comienza a ocultarse. En la calle opuesta hay dos infectados caminando con lentitud lado a lado. En su misma calle no hay más infectados por el momento, pero tampoco hay autos que pudieran usar como escondite. Podrían esperar a que los infectados pasaran  si es que nada los distrae en el camino, o podrían intentar atraer su atención arrojando algún objeto para asegurarse de que miraran en dirección opuesta. 

Mientras contemplan sus opciones, escuchan el ruido de un disparo a la distancia, y los infectados se detienen en seco. Comienzan a mirar alrededor buscando el origen del sonido. 

Al oír el disparo con un rápido movimiento Gus cierra la puerta y le hace una seña a Ryan para que se quede en silencio. Agudiza sus oídos y se mantiene a la espera de que retumbe otro disparo.
 

Cristina agarro con firmeza el arma, sentir su frio tacto le daba confianza, miro los ojos de sufrimiento de Patrick, sus miradas se cruzaron ambos sabían que estaba perdido. Cristina miro el callejón, algo dentro de si la incitaba a salir corriendo sin esperar ni un minuto mas.  

                Otro grito desgarrador de Patrick le hizo sentir lastima y colocándose al lado de ambos apunto el arma a la cabeza de aquel ser que le estaba devorando. Con firmeza apretó el gatillo esperando el sonoro estallido del arma y que la cabeza de aquel ser estallara en una lluvia de sangre.

Debido al sonido y la dirección en que giraron la vista los infectados, Gus puede inferir que el sonido vino desde el oeste, a la izquierda de la calle que ellos transitaban. No es la zona de la escuela hacia la que se dirigen, pero es cercana. A traves de una ventana, pueden ver que los infectados comenzaron a caminar hacia el sonido, y por ello se acercan más a la puerta de la tienda de deportes donde se encuentran ahora. Gus puede sentir a Ryan tensarse a su lado. ¿los infectados podrían verlos por la ventana? ¿Sería mejor esconderse a riesgo de no tener una vigilancia de la calle? 

El disparo resuena en la calle y silencia para siempre al infectado. Patrick se lo saca de encima y se levanta tembloroso del suelo. Tiene la cara hecha un asco. La sangre combinada de ambos le cubre casi todo el rostro. Toda su oreja ha desaparecido y el hueco despide sangre que le empapa la camisa. Una mordida muy fea le deforma también el rostro. Con su único ojo bueno, Patrick mira a Cristina. -Vvv-voy aa morir. -balbucea el hombre, claramente presa del pánico. Su cuerpo está convulsionando de terror y dolor. -Nn...no quiero...-agrega con un hilo de voz. 

Cristina estaba horrorizada ante la visión de Patrick, y su rostro se cubrió en un rictus de preocupación cuando recordó como el hombre del pub se había levantado tan rápidamente después de haber sido mordido por su amiga, o al menos lo que quedaba de su amiga. La adrenalina se disparaba por su cuerpo fruto del miedo, por suerte era una mujer acostumbrada a la adrenalina.

Rápidamente, sin perder de vista la figura cada vez más temblorosa de Patrick , registro el cinto y bolsillos de aquel policía muerto, buscando las llaves de su vehículo o de cualquier cosa que le pudiese ser útil.

-Tranquilo Patrick siéntate en aquella escalera y espera que volveré con un coche para llevarte al hospital-la voz de cristina podía parecer clara y sincera, pero sus intenciones eran oscuras, cristina solo esperaba poder coger todo lo necesario y marcharse allí antes de que Patrick pudiese suponer un peligro para ella, para cristina Patrick estaba muerto.

Afortunadamente, el oficial de policía llevaba consigo las llaves del coche. Con las llaves en mano, Cristina lógicamente echa un vistazo a su alrededor. Puede ver una patrulla de policía estacionada a media calle a distancia. ¿Tendría la suerte de que fuera la patrulla de este policía? Patrick se queda sentado en la calle en estado de shock. 

Al acercarse a la patrulla, Cristina puede ver que hay alguien en el interior, en el asiento trasero. Puede ver que es alguien que se está moviendo frenéticamente, pero a distancia no logra aún discernir si se trata de un infectado o no. 

La carrera frenética de cristina alejándose de Patrick se transformo paso a paso en una sigilosa marcha según se acercaba al coche, sus pies se deslizaban por el frio asfalto en dirección al coche de policía, sus ojos se agudizaban para tratar de adivinar quien o que estaba en la parte trasera del coche, en observar si las puertas estaban cerradas.

Su corazón estaba acelerado, levanto la pistola mientras completaba los últimos metros antes de llegar al coche, sabia que el coche era su salvación para salir de allí y estaba dispuesta a enfrentarse con lo que estuviese detrás del coche.

Una vez que Cristina llega hasta el auto, puede ver el interior con más claridad. Se trata de una patrulla con una malla de seguridad entre el asiento trasero y el delantero. En el asiento trasero, un infectado se sacude intentando salir del lugar. Tiene las manos ancladas por un par de esposas. Cristina podría abrir la puerta e intentar sacarlo, a riesgo de tener que enfrentarse al infectado. Por otro lado, podría intentar directamente subirse a manejar, ya que la malla de seguridad los separa, o eso parece. 

Cristina miro el interior del coche y maldijo su suerte con un sonoro ¡Joder!, por unos segundos estuvo dudando que hacer, durante unos segundos apunto a aquella criatura a través del cristal, sus dedos acariciaron el gatillo y en el ultimo momento relajo la tensión de su mano, será mejor no hacer mas ruido se dijo a sí misma.

Sin dejar de mirar a la parte trasera del coche, se introdujo en el asiento del conductor tratando de arrancar el coche, esperaba oír el placentero ronroneo del motor del coche para tomar una decisión sobre aquella criatura.

Gus agarra a Ryan por el hombro y prácticamente lo lleva a rastras el mostrador. Los dos se sitúan detrás y se cubren de las miradas vacías de los infectados. Gus mira al chico y se lleva el dedo índice a los labios.

- Shhhhhh....

Tras un par de minutos Gus se asoma por encima del mostrador y trata de observar la situación en la calle por de la ventana.

Por fortuna, la llave abre el coche patrulla y Cristina puede entrar sin problemas. El infectado en el asiento trasero se lanza contra la malla de seguridad. Con sus manos esposadas intenta asirse de la malla  y pegar el rostro a ésta. Después de unos desesperantes intentos, el auto arranca y el motor ronronea indicando que está listo para el movimiento. 

Una inspección un poco más tranquila al infectado revela que éste tiene la boca llena de sangre, tal vez producto de un mordisco al policía dueño de esa pistola y auto. A la distancia, en la calle, Cristina puede ver a una mancha sentada en el suelo que debe tratarse de Patrick. En otra calle, puede ver algunas siluetas caminar tambaleándose. Al parecer, la cosa se estaba saliendo de control muy rápido.

Después de unos minutos, al asomarse, pueden ver la silueta de uno de los infectados de pie del otro lado de la puerta. El otro infectado no está en las cercanías. Por la posición del hombre, podrían abrir la puerta sin que los viera, pero si quisieran salir, muy probablemente lo hiciera. 

-Señ-Gus-susurra Ryan. -¿Deberíamos buscar otra salida? ¿O podríamos intentar tirar algo para llamarle la atención hacia otro lado? -sugiere el chico, con una de las pelotitas de goma entre los dedos. 

Otra opción posible sería simplemente intentar atacarlo mientras está aún despistado...

Tras oír las palabras de Ryan Gus empieza a barajar sus opciones. - Un combate cuerpo a cuerpo no es una buena decisión y hacer ruido podría generar el efecto contario al deseado. - Gus se rasca su profusa barba y empieza a escrutar la tienda en busca de una puerta trasera.

Ryan acompaña a Gus según sus instrucciones de no alejarse de él. Desafortunadamente la tienda no tiene puerta trasera. Lo más similar a una salida es una ventana de tamaño mediano en el baño de empleados. La ventana no da directamente a la calle, sino a un patio que comparten varios otros locales de la misma cuadra. El patio está desierto, y tiene otras ventanas que seguramente conducen a otros locales. También hay una escalera de mano que asciende hacia el techo del edificio. 

Cristina dio un grito de frustración cuando aquel ser volvió a golpear la rejilla de separación Joder chillo golpeando el volante ante el violento golpe, claramente alterada se bajó del coche, agarro la manilla de la puerta de atrás del coche, respiro y cogió aire dispuesta a abrirla y subirse al asiento delantero antes que aquella criatura pudiese alcanzarla.

Con la puerta abierta su pie iba a pisar el acelerador y dejar que el motor rugiera libremente ,aquella criatura saldría despedida del coche por las buenas o por las malas, pensaba girar y girar hasta que aquella criatura cayese del coche.