Partida Rol por web

Gus se baja de la mesa y se dispone a salir cuando uno de esos lastimeros gemidos le detiene.

- Joder, sabes lo que va a pasar, vas a intentarlo, fracasaras y te matara así que pírate... - Se oye otro lamento y un la frustración se refleja en su rostro. - Mierda, mierda mierda y más mierda.

Se encarama de nuevo a la mesa metálica y logra escabullirse en silencio por la ventana hasta posicionarse detrás de la mujer. Levanta el cuchillo de carnicero, agarra con fuerza el mango y trata de hundirlo en su cráneo con todas sus fuerzas, pero desgraciadamente falla. La edad, los nervios o el alcohol le han jugado una mala pasada y puede que no salga de esta.

El pecho se le encoge y una gota de sudor frío empieza a recorrer la frente de Gus, la infectada se da la vuelta.

- Me cago en la puta, haber si te haces más caso viejo gilipollas... - Piensa para sí mismo mientras el zombi esta ya abalanzándose encima de él.

Gus se escabulle con una armonía envidiable y se acerca a la infectada y le asesta un cuchillazo en la nuca. El cuello de la zombie se tuerce un poco, pero no parece ser suficiente para liquidarla. La mujer se tuerce hacia Gus con el cuchillo clavado aún en la nuca. Lanza un zarpazo hacia el vagabundo, pero su cuello torcido le debe complicar la visión, porque el ataque azota sólo al aire. 

Detrás de la zombie, se abre un poco el basurero y un rostro se asoma tímidamente desde dentro. 

Al parecer, Gus deberá hacerse cargo de terminar lo que empezó...o correr con los talones dándole en el trasero. 

Los minutos pasaron, parecían horas, en realidad Cristina seguía sin saber cuando habia sido capaz de empezar a pensar y conseguir que sus nervios se calmaran.

Tratando de evadirse de aquellos gemidos empezó a buscar  por aquella ratonera en la que habia quedado atrapada con el dueño del bar, Patrick necesitamos salir de aqui, tenemos que hacer algo le susurro para evitar que aquellas criaturas pudieran oírles, miro alrededor buscando conductos de aire acondicionado o quizás un buen sitio para esconderse y abrir la puerta para salir sigilosamente, con un trozo de cuerda podria abrirla. Sus ojos iban de un rincon a otro de aquella sala revisando todo lo que la pudiera ser útil.

Le volvió a hacer un gesto de silencio mientras escuchaba atentamente a las dos criaturas del otro lado, necesitaba saber si se dirigían a ella por el ruido.

Cristina rebusca el lugar con creciente desesperación. Las pocas cajas que se encuentran en el lugar contienen poco mas que jarras de plástico y sombrillitas de coctel. Patrick ayuda por su parte, y él tiene más suerte. Consigue dos botellas de vidrio. Podrían servir como objeto contundente y, llegado el caso, como cortante. 

-Podemos usar esto para protegernos. Ten...tendríamos que intentar salir por una de las puertas sin llamar su atención. -sugiere el aterrado hombre. 

-La puerta trasera da a un callejón, que conecta con la calle. -comenta. -Tal vez sea más seguro que ir directamente a la salida principal... 

Ante la intimidante mirada de la infectada, las piernas de Gus flojean, sus guturales gruñidos provocan que se le hiela la sangre y una parte de él le dice que huya, que no mire atrás. Que no puede hacer nada por ese chico, que la vida es así de cruel y dura. 

Su corazón se acelera, los latidos retumban por todo su cuerpo y el sudor empieza a impregnar la vieja camiseta que lleva. Pero no escapa, no porque le importe lo más mínimo el chaval, sino porque sabe que si se larga, el rostro del chico lo perseguirá en sus pesadillas.

Carga contra la infectada con toda la fuerza de la que es capaz, pero la zombi es más rápida y con un movimiento errático consigue esquivar la cuchillada y lanzarse encima del pobre Gus. 
 

El ataque de Gus no logra conectar y, para peor, la infectada se lanza sobre él. El huesudo vagabundo intenta sacársela de encima, pero la mujer logra acercarse más. Entonces Gus puede sentir el dolor agudo de los dientes de la mujer clavarse en su antebrazo. Su propio grito de dolor cubre el ruido del contenedor de basura abriéndose. El chico surge del interior y levanta un objeto del suelo. En unos segundos, la infectada recibe un impacto potente en el costado de la cabeza, lo que la saca de encima de Gus. 

El chico que estaba en el basurero se queda de pie ahí, con la piedra ensangrentada en la mano, incrédulo de lo que acaba de hacer. 

Gus agarra su brazo ensangrentado con fuerza agachando la cabeza, el mordisco ha sido terrible y en su rostro se ve el horrible dolor que ahora mismo está soportando. El tiempo a su alrededor se ralentiza y lo único que puede escuchar ahora mismo son los latidos de su corazón. 

POM POM, POM POM.

Levanta la mirada y ve al chico, pálido y con la piedra ensangrentada en su mano.

POM POM, POM POM.

- Joder viejo acaba lo que has empezado. - Se dice así mismo.

POM POM, POM POM.

Con gran esfuerzo consigue levantarse, se sube encima de la Infectada aún aturdida por el impacto y empuña el cuchillo con las dos manos.

POM POM, POM POM.

Lo hace descender contra el cráneo de la mujer. Lo hace una vez y otra, y otra, y otra. Hasta que la cabeza acaba por convertirse en un batiburrillo de sesos y sangre, es entonces cuando la conmoción desaparece. 

Está exhausto por completo, pero sabe que su grito no tardara en atraer a más de esos monstruos.

- Tu chico, adentro ahora. - Señala la pequeña ventana de la panadería y pese al cansancio ayuda al muchacho a subir por el pequeño ventanal que hay en el callejón.

Luego echa la mirada atrás para ver los restos del cadáver, escupe en el suelo y se encarama hasta entrar en la cocina de la panadería de nuevo.

Una vez dentro ignora al muchacho. Cierra la puerta de la cocina con llave y examina su herida, es profunda y no deja de sangrar. Saca su petaca y le echa un trago, deja caer un chorro de whisky barato en la herida. El escozor es tal que no puede evitar cerrar los ojos. Se sienta en el suelo apoyando su espalda contra la pared y mira al muchacho. 

- Tu chico, busca algo con lo que vendarme esto rápido y en silencio.

El chico tarda unos segundos en reaccionar antes de seguir las indicaciones de Gus. Al parecer lo que pasó lo dejó aturdido. Cuando consigue hacerlo, trepa a través de la ventana junto con el mendigo. Una vez dentro, comienza a buscar en el lugar algo con lo que auxiliar a su salvador. 

-Sí, señor. -dice simplemente

Consigue un trapo repasador, lo enjuaga bien, y se dispone a vendar el brazo de Gus. Afortunadamente, el chico parece tener buena mano para ello y el vendaje improvisado funciona muy bien. Si bien la mordida aún duele, Gus podría usar ambos brazos sin problemas en unos minutos. 

-¿S-se encuentra bien? -pregunta el joven. Una vez calma la situación, Gus puede ver al chico con claridad. Tiene cabello castaño y un poco largo. Viste un buzo azul y jeans. -Gracias por salvarme de... de... ella. -termina con incomodidad. 

Cristina miro resignada la puerta por la que habían entrado precipitadamente huyendo de aquellos que hasta hace poco eran sus amigos con vida, la hubiese gustado recuperar sus cosas. 

Cogio una de las botellas que le ofrecia patrick, si al menos hubiesen estado llenas podria haber pegado un par de tragos penso para sus adentros amargadamente.

Si será mejor que vayamos por la puerta de atrás le susurro en voz baja caminando hacia la misma sigilosamente y abriendo una rendija para escuchar y observar con cuidado si había alguien en el callejón, lo que había matado a su amiga seguro que estaba cerca.

Cristina sale con gran cautela por la puerta, seguida de Patrick. Hannah y Nick merodean el lugar sin un rumbo fijo. Por golpe de fortuna o pura habilidad, logran escabullirse entre las mesas sin atraer la atención de los infectados. 

Al asomarse afuera, Tequila puede ver el callejón trasero del bar, con pocas luces. Puede ver a un hombre con traje en medio del callejón. El hombre se tambalea un poco, pero pueden ver que tiene una botella en la mano, por lo que probablemente se trate sólo de un borracho. 

-Deberíamos salir cuanto antes- sugiere Patrick. -no quiero darles la espalda a los del bar... 

Gus observa como el chico, aún conmocionado por todo lo sucedido le da las gracias incómodo. Lo examina y pese a que se imagina la respuesta, de todas formas formula la pregunta.

- ¿Dime chico donde están tus padres?

El chico mira hacia abajo, después de unos segundos señala tembloroso el callejón, donde está el cadaver de la mujer que mordió a Gus. 

-_{M...mi papá... tampoco...} -pero no termina la frase. Tampoco es que haga falta. la gravedad de la situación completa cualquier hueco que hiciera falta. 

 ¿Dime chico donde están tus padres?

En un intento de desviar la conversación, el chico aventura -¿Y los suyos?

Cae en la cuenta de lo absurdo de la pregunta, y decide agregar -Me llamo Ryan, por cierto.

Gus se levanta despacio y se acerca al muchacho rebuscando en uno de los bolsillos de su gabardina.

- Ryan, - Le pone una mano en la cabeza y sonríe cálidamente, tratando de consolar al muchacho. - Me gusta, es un buen nombre. Tienes estilo pequeño. - Saca uno de los panecillos que había encontrado antes y se lo ofrece. - ¿Tienes hambre Ryan? Sé que no es mucho, pero te ayudara a recuperar fuerzas. Por cierto mi nombre es Gus.

Percibe como los ojos de Ryan se iluminan al ver el panecillo.

- Venga cógelo no seas tímido, estoy seguro de que debes tener hambre. 

El chico toma el pan rápidamente y se dispone a comerlo. 

-Buchas racias-responde con la boca llena. Y después de tragar el primer bocado, agrega -Y muchas gracias por ayudarme ahí afuera. No sabía qué hacer ahí dentro. ¿Está usted bien? -pregunta señalándole el brazo vendado. 

-Mi mamá me estaba llevando a un lugar seguro pero nos atacaron en la calle. Yo me escondi en el tacho de basura bajo sus órdenes, pero los monstruos la alcanzaron. Cuando quise salir, vi que ella se había transformado también y volví a esconderme. Usted...¿se transfromará también, Gus? 

Gus mira como el muchacho devora el panecillo y fuerza una sonrisa socarrona.

- No te preocupes chico. - se palpa el vendaje del brazo suavemente. - Con el excelente trabajo que has hecho dudo mucho que me pase nada. 

- Tienes que darte prisa viejo, no sabes si la mordida te afectara a la larga. - Piensa mientras acaricia con cariño la cabeza de Ryan despeinándolo levemente.

- Dime Ryan, ese lugar al que te dirigías con tu madre ¿Sabes como se llama, o donde esta?

-N...no. No. Nunca me lo dijo. Sólo decía que íbamos a un lugar seguro. Según papá, los lugares más seguros pueden ser algunos lugares...eh... -dice buscando las palabras adecuadas. -lugares públicos. Una escuela o un hospital o cosas así. Son los que están equipados para emergencias. Tuvimos que salir de nuestro departamento porque se rompió la puerta. -agrega el chico. 

Del lugar donde se encuentran, el hospital se encuentra un poco más cercano que la escuela, aunque ante una emergencia sanitaria, es uno de los lugares que más rápido se llenan de gente. 

Gus escucha las palabras de Ryan acariciándose la espesa y mugrienta barba con la mano. Sabe que el hospital no es una opción, si algún lugar estaba plagado de infectados era ese. La escuela le parecía mejor objetivo aunque realmente no tenía ni idea de como estaría la situación una vez estuvieran allí. Pero era el peor de dos males. 

- Hmpf... Vale muchacho. - De uno de sus bolsillos saca el destornillador, lo mira fijamente a los ojos y se lo tiende. - Toma, guárdalo bien y utilízalo solo si es necesario. Nos dirigiremos a la escuela, me harás caso en todo lo que te diga. Iremos poco a poco y en silencio. ¿Ha quedado claro Ryan?