Partida Rol por web

Había pasado más de dos semanas desde el desafortunado incidente que terminó con la vida de ambos de sus padres en menos de un minuto. Afortunadamente, un vecino lo ayudó a escapar de esa casa antes de que los infectados lo alcanzaran. Despues de eso, este vecino, llamado Frank, le ofreció cobijo en su casa y cuidó de él junto con su hijo, Gabe, durante una semana y media. Todo iba relativamente bien hasta que un infectado atravesó una ventana e ingresó a la casa. Frank cayó víctima del ataque casi de inmediato y Gabe y Enzo se vieron obligados a huir del lugar. Despues de caminar unas horas en la madrugada, cuando el sol comienza a aparecer, encuentran lo que parece ser el primer refugio decente desde que salieron. Una escuela primaria con ventanas tapiadas y la reja frontal cerrada. 

-¿Crees que sea un lugar seguro?-pregunta Gabe, asustado. -aunque tampoco me hace gracia quedarme aquí afuera...

A unos metros de distancia, pueden verse algunos infectados caminando torpemente por la calle. 

Aunque Enzo se había procurado un cuchillo antes de salir y la misma visión de ellos le generara odio, enfrentarse a ellos tal vez no fuera la mejor idea...

El primer contacto de  Aki con el brote fue durante su trabajo. A pesar de los rumores y de las advertencias admitidas por las autoridades, el McDonald's no cerró sus puertas, sino que continuaba trabajando normalmente, aunque la clientela decayó de manera drástica. Una noche, mientrsa Aki cubría por un compañero que había caído enfermo, ingresó al local una mujer en un estado deplorable. Tenía una fea herida en el cuello y sus cabellos y ropas estaban hechos trizas. Antes de articular palabra, se desplomó sobre una mesa, para sorpresa del poco personal presente. Uno de sus compañeros, el joven Tim, se acercó a socorrerla, pero la mujer no reaccionaba. Aki intentó comunicarse con el 911 durante varios minutos, pero las líneas parecían muertas. En ese momento, vió un movimiento inesperado por el rabillo del ojo. La mujer presuntamente muerta se lanzó sobre Tim y le dió un feroz mordisco en el rostro, que le arrancó una buena parte de piel y despidió sangre por todo el suelo. La encargada de la tienda salió a la carrera por la puerta, horrorizada. Y los instintos de supervivencia de Aki la impulsaron a hacer lo mismo. 

Pasaron ya 5 días de ese suceso. Las calles estaban cada vez más cubiertas de gente infectada. Aki logró refugiarse en una escuela primaria, junto con otras 9 personas. Se concentraron en el ala oeste del lugar. Ahora, Aki estaba pensativa mirando por una ventana en la segunda planta. 

Rebecca, una adolescente que pasaba sus horas hablando con los demás, en especial con Aki, se acerca y le comenta. 

-Oye, ¿crees que este lugar sea seguro, después de todo? Sé que los profesores intentaron cerrar toda entrada, pero me inquieta que no hayan podido revisar todo el lugar aún. A veces, en la noche, me parece escuchar ruidos...

Podría decirse que comenzar un nuevo día de forma diferente es todo lo que anhela una persona, pero puedo asegurar que pese a ser lo ideal en mi caso, fue la peor situación nunca antes vivida. Todo comienza en aquella mañana bastante tranquila dónde hago lo típico de siempre, estudiar unas horas antes de ir al trabajo y hacer mi rutina para que en verdad funcione. 

Y allí estoy en aquel Mcdonald's que me da un sustento, no es lo que amo hacer ni lo que pretendo mantener de aquí a diez años, pero me sirve para pagar mis estudios y así no ser una carga para mis padres. Aquello si que me alivia bastante, solo que con el correr de los días y en especial este ya se venía escuchando un rumor de que había algo que cambiaba a las personas. La verdad es que no lo creí demasiado hasta hoy. 

De repente aquella mujer aparece allí, todo es confusión, gritos y desesperación. Lo cual decido mejor tomar otra vía y huir junto a mi compañera. Esto ya no es una leyenda, un murmullo colectivo que se va de boca en boca, no. Es una realidad, de esas que no acaban pero tampoco se conoce la causa. Así que corrí rápido, como si fuera lo último que debía hacer en mi vida y dí con aquel colegio, lugar donde estoy ahora. 

Podría decirse que tras estos días allí, todo se está yendo al cuerno y me preocupa mi familia. No sé nada de ellos y por esa razón me tomo esos minutos de mi vida para mirar por la ventana mientras los tengo en mi mente. Es quizás uno de los momentos más tristes de mi vida y por suerte pese a la incertidumbre general que nos azota, la voz de aquella chica me saca de mis pensamientos. 

—Ningún lugar es seguro hasta que se demuestre lo contrario, de igual manera no sé. Yo no recuerdo haber escuchado ruidos. ¿De dónde dices que vienen?—pregunto al mirar sus ojos, preocupada—. Por si las dudas, siempre hay que pensar en un plan B. 

-Pues...no estoy muy segura, puede ser que sean mis propios miedos jugándome una mala broma, pero... 

A veces, durante la noche, me parece oír algun ruido de la planta inferior, creo que del gimnasio. Pregunté a uno de los profesores, ese de lentes... ¿Cómo era su nombre...? Mark. Ese es. Le pregunté al otro día si había escuchado algo y me aseguró que todo estaba bien, pero... No sé... me siento algo insegura. -explica Rebecca. El grupo que estaba en el lugar era variado y desparejo. 

Había tres profesores de la escuela, una mujer y dos hombres, entre ellos, el tal Mark; una señora mayor con su marido; Rebecca, Aki, y dos niños, probablemente alumnos de la escuela. 

Los profesores, al ser los únicos adultos que conocían la institución, trataban de mantener una especie de liderazgo, aunque era cierto que a veces parecía como si ocultaran algo...

Aquello no me da tranquilidad en absoluto y me preocupa el estar durmiendo demasiado a un punto de no enterarme lo que sucede en verdad, así que dejo escapar un suspiro mientras voy pensando que hacer. Hay mucha gente aquí y si una de esas cosas llega a pasar, puede ser un verdadero desastre. 

—Mira, estaremos atentas esta noche. No causemos alboroto ahora mismo porque la gente se puede asustar demasiado y quizás no es para tanto. ¿Vale?—digo al mirar sus ojos—. Yo intentaré no dormir como tronco hoy y a ver si escucho lo mismo que tú. 

Tras sugerir aquello pienso también que de escuchar algo, es evidente que debemos actuar y ahí es donde llega mi limitación. Quizás quiero imaginar que si lo asocio a un miedo de ella o una ilusión, sea lo mejor para todos. No obstante esas miradas de los Profesores, sus silencios y algún que otro detalle me hace desconfiar. ¿Estarán ocultando algo?

—Mantengamos el secreto... Por las dudas. 

Al menos hasta saber la verdad. 

Observé atento los alrededores del edificio. No quitaba la mano de la empuñadura del cuchillo.

Pfff. ¿Habrá algo útil en el interior o solo personas? Dije en voz baja sin esperar una respuesta. Él miraba hacia los zombies que se acercaban.

Gabe... -ganaba tiempo mientras pensaba en qué decir, intentando no ser grosero- Esta vez vamos a entrar, pero no pienso anclarme a un lugar fijo hasta que esto se tranquilice un poco. En los próximos días, sería buena idea alejarnos de los núcleos densos de población.

Ambos estudiaron la forma de acceder. La defensa improvisada no dejaba ver la entrada con claridad.

Rebecca asiente manteniendo la mirada fija en los ojos de Aki. Podía verse con claridad que la chica confiaba en ella. 

Tal como acordaron, esa noche se mantuvieron despiertas. Aki, Rebecca, y los niños dormían en una misma aula. La oscuridad del lugar era pesada y casi asfixiante. El silencio cubría todo, salvo por algun suave ronquido o gimoteo de los niños. 

Al acercarse a la entrada, Enzo y Gabe pueden ver que la reja está ajustada con cuerdas, para evitar la apertura sencilla. Si bien es una medida útil contra los infectados, nada impide que pueda treparse. 

-Podemos trepar la reja para entrar-sugiere Gabe. -Esos infectados aún están lejos y preferiría mantenerlos alli.

-Pasaré yo primero, no sabemos qué hay en el interior.

Me aparté un momento para calcular la altura del obstáculo y correr hacia él. Parece fácil, pensé.

Con gran habilidad, Enzo logra trepar la reja y aterrizar del otro lado, sin ningún problema. Mientras Gabe hace lo propio, Enzo logra echar un vistazo a su alrededor. La entrada de la escuela se ve libre de gente. La entrada principal está trabada por sillas, mesas, y tablones. 

-Parece que no hay manera de entrar por esta puerta. ¿deberíamos rodear el edificio? Tal vez haya una entrada por el gimnasio o por un costado o also así. 

Gabe tenía razón, no había manera de entrar por la puerta principal. Podrían dirigirse hacia el ala este, o el ala oeste. Otra opción sería ir uno hacia cada lado... 

La espera llega a su fin cuando decididas nos quedamos despiertas por la noche, el silencio que hay en el entorno es palpable y salvo por la respiración de los chicos, al menos no escucho nada más. Igual no me fío, si Rebecca lo dijo es por algo así que nada me mantengo callada mientras intento espabilar mis sentidos que dan la impresión de estar más que adormilados. 

Sólo espero que su suposición no sea cierta ya que no sé qué haría al respecto. 

Aki intenta concentrarse pero aún así no logra escuchar nada en particular. 

En un momento, Rebecca susurra -Ahí. ¿Lo oíste? Es como si... como si alguien moviera una... una silla o algo así. 

Ante el silencio inicial de Aki, la chica parece alterarse un poco. -Estoy segura de que lo oí. ¿Crees que... podríamos salir el pasillo a ver? Tal vez escuchemos algo más.

O tal vez deberíamos buscar a uno de los profesores y consultarle, aunque puedo imaginar lo que dirían...

Mantengo toda la expectación que me nace, incluso como si estuviera al acecho de algún que otro sonido y la verdad es que sólo puedo oír la respiración profunda de los que están durmiendo y poco más. Entonces Rebecca me comenta sobre un sonido que la verdad, para mi puede ser el ronquido de aquel niño que duerme como si no existiera mañana y una ceja se alza visiblemente confundida. 

—No escucho nada.

Es la pura verdad, quizás necesito un otorrino pero la cuestión es que no debe ser tan evidente. Ya con la intención de quizás convencerme de ello, sugiere que vayamos al pasillo a mirar y no lo dudo, tal vez sea el momento de terminar con esto y así ella está más tranquila. 

—Esta bien, vamos. Sólo nos asomamos al pasillo, no más de ahí que no quiero problema con los Profesores. ¿Vale?

Es mi única aclaración en esto y sin dudarlo, camino junto a ella hacia el umbral para mirar hacia el pasillo por si se escucha mejor aquel ruido que tanto inquieta a Rebecca. 

Las chicas salen al pasillo oscuro. Como su visión se había acostumbrado a la oscuridad, podían vislumbrar algunas formas en el camino. Según recordaba Aki, por sus días en el lugar, ese pasillo lleva a una escalera que da a la planta inferior y a un aula más. Del lado opuesto de la escalera estaba el aula donde dormía el resto de los refugiados. Después de unos pocos pasos en el pasillo, Aki finalmente pudo escuchar el ruido del que Rebecca hablaba. Le recordó a cuando alguien se tropieza con una silla o mesa. Era lógico que no lo escuchara al principio, ya que parecía venir de la zona de la escalera; en planta baja. 

-Ahí está otra vez...-susurra Rebecca. -¿Lo oíste? No quiero estar volviéndome loca... 

Al momento, ninguna de las chicas tenía armas ni linternas consigo, aunque había una en el aula que acababan de dejar. 

Ya en el pasillo nos encontramos y la sensación en consonancia con la oscuridad reinante, te inquieta lo suficiente. Más aún cuando se intenta perseguir un sonido que de momento no he escuchado. No obstante mientras avanzamos sólo unos pasos más, hasta que logro escuchar aquello y siento como un escalofrío me recorre entera. 

Esto no está nada bien, claro que no. 

—Si, lo escuché. No sé qué será, pero da la impresión de que se ha tropezado con algo... 

Es lo que me atrevo a responder mientras entro en un debate interno entre querer ir y quedarme allí. El asunto es que no pretendo llevarme una sorpresa desagradable y si descubrimos que hay uno de esos ahí. ¿Qué hacemos? La tenemos difícil, pero también es una forma de descubrir que se trata de un fantasma, un "zombie" o lo que sea que esté. Sacarse la duda es vital. 

—Vamos a buscar la linterna y un palo o algo... Luego bajamos—sugiero a Rebecca. 

Y no lo dudo, ingreso de nuevo al aula en hurtadillas para buscar lo necesario. No quiero ir desprotegida, más allá de que soy muy mala ante el peligro al fin de cuentas. 

Mientras Aki vuelve al aula para conseguir la linterna, Rebecca revisa el pasillo en busca de un objeto útil. 

La linterna es pequeña pero potente, pueden manejarse en la oscuridad sin problema con ella. Al volver al pasillo, Aki ve que Rebecca tiene en la mano una tabla de madera. 

-No es lo mejor, pero es algo. Intenté buscar algo más, pero no encontré nada. Quizás en el camino...-sugiere Rebecca.

- Bien. Gabe, tú por la derecha (ala este); yo iré por ese lado. Señalé a la izquierda, hacia el ala oeste, con la hoja de mi cuchillo. - Así encontraremos un acceso fácilmente.

No me convencía la idea de separarnos, pero nos encontrábamos en una situación más o menos segura, alejados del peligro de las calles.

En parte estaba aturdido, sin asumir realmente el peso de los acontecimientos de las últimas semanas. En ese momento, paseando por el exterior de la escuela, reflexioné sobre el último día que asistí a mis clases sin saber que no volveria jamás... - Después de todo no dejo de ir a la escuela. Dije para mí con una sonrisa forzada, casi actuada. -Nos vemos al otro lado, Gabe! Ten cuidado. Alcé la voz. Gabe estaba a unos 10 metros mientras seguía alejándose.

Gabe saluda con la mano con gesto serio antes de alejarse. Enzo camina por el costado de la escuela revisando el edificio. Las ventanas se encuentran tapadas por distintas cosas u oscuras, lo que impide vislumbrar el interior. A veces, durante su trayecto, Enzo puede escuchar rasguños o gemidos de infectados del otro lado de la pared exterior. 

Finalmente, llega a la parte trasera del edificio. Hay una puerta entreabierta que da a un pasillo tenuemente iluminado por la creciente luz matutina. El jardín trasero es amplio y parece estar libre de infectados. 

Aún no hay señales de Gabe. ¿podría haberse adelantado y entrado por esa puerta antes que Enzo? 

Los minutos pasan y Gabe aun no aparece...

Al encontrar la linterna más allá de que es pequeña, cumplirá su función y me dispongo a buscar algún tipo de arma para utilizar. Aunque con un palo también me conformo bastante ya que no soy muy diestra para estas cosas. Pero da la impresión de que si bien no veo nada o no hay algo a la vista. 

—Al menos encontraste algo. Yo ni eso, vamos. 

Tengo fe de que algo en el camino quizás encontramos, más allá de que no pretendo meterme demasiado con la fuente del sonido. La idea es ver de qué se trata, nada más y espero que Rebecca piense como yo. 

Así que decida a seguir la senda de dónde proviene, nos dirigimos hacia allí.

Llegué a la parte trasera de la escuela. Anduve tranquilo hasta llegar a esa zona del recinto, pero no vi a Gabe.

Por un instante, miraba ansioso hacia el lado por el cual debía aparecer. Después, intentaba justificar con algún motivo lógico aquella situación para tranquilizarme. Debe aparecer en un momento... Puede que yo haya avanzado más rápido que él.

Aunque logré encontrar una puerta por la que acceder al interior, preferí esperar unos segundos. De forma muy pausada y casi involuntaria, comencé a dar pasos hacia el ala este desde el lugar donde me encontraba. - No puede estar lejos. De esta forma, seguía bordeando la escuela pero con la seguridad de ver a Gabe. - La idea era separarnos para encontrar una entrada, pero no entrar. Habíamos quedado en la parte trasera. Luego elegiríamos el lugar para entrar. No debía entrar aún. ¿Dónde está?

Me sorprendí al darme cuenta de mi voz susurrante y compulsiva. Me encontré avanzando muy rápido, balbuceando y empuñando mi cuchillo.

Debe aparecer en un momento, puede que yo haya avanzado más rápido que él... Repetía en mi mente.