Partida Rol por web

Isolda se puso ligeramente tensa cuando Arcturus ofreció la separación del grupo, tal vez fuera por lo sucedido hace poco, pero no le pareció tan buena idea como otras veces.

-No creo que sea bueno separarnos. Ya se han hecho pasar por nosotros y tuvimos suerte de estar juntos, la confusión puede ser mucho mayor si andamos separándonos. Se que la información es muy necesaria en casos como este; pero la pregunta es, ¿estamos dispuestos a pagar el precio?. -alzó las manos un momento- yo creo que deberíamos de ir todos al transporte, pero no soy nadie para obligaros a obedecer.

- Opino como la Hermana, no veo oportuno separarnos. Si ya lo han intentado una vez, nada les impide intentarlo de nuevo. De hecho, deberíamos tener una palabra clave para que sepan que somos nosotros. Al menos con los mandos, ellos podrían verificar si somos o no nosotros. - añadió Nero nada más terminar de hablar Isolda. 

- Por favor, Mariscal, encárguese de que preparen el vehículo, iremos enseguida. - le dijo al joven Constantine, dándole una tregua para que se pensara las respuestas y realmente, quitándoselo de encima. 

En cuanto Constantine desapareció, el arbitrador añadió - Y podría ser una palabra diferente para cada "lider", de tal forma, que, si vuelven a intentar "usurpar" nuestra imagen, y le dicen una palabra que no toca a alguien, sabremos de dónde ha salido la filtración, una manera simple, pero efectiva, de pillar a un topo. ¿Os parece bien? Si os parece bien, enumerar líderes y palabras, y las asignamos. - 

Claudius escuchó la conversación por encima de sus hombros, enfrascado como estaba en cotejar datos entre fuentes. Nero resultó sorprendemente colaborador echando una mano y señalando aqui y allá incongruencias o datos importantes, que por sus años en la colmena conocía de primera mano.

Sin duda parecían ir bien encaminados, un culto dedicado al tratamiento de los cadáveres, envuelto en secretos, aislado ¿dónde mejor para poder disponer de cadáveres en (relativa) abundancia y poder trabajar maldades con ellos sin ser molestado?

¡Lady Amorita! había olvidado por completo la desgracia ocurrida. ¡Había olvidado por segunda vez! Se preguntó si los poderes psíquicos de sus enemigos no estarían minando su capacidad de atención (o se trataba tan sólo de fatiga extrema), no había reconocido el fragmento de cristal hasta más tarde (cuando envió a los arbites y éstos fueron masacrados) y ahora había olvidado los cuerpos.

Como Arcturus odiaba dejar una línea de investigación sin agotar, pero le daba en la nariz que la raiz del mal se encontraba en el culto funerario.

- Quizás sea posible que ambos echaramos un vistazo muy superficial y rápido a esos cuerpos (que facilmente estarán tan destrozados como todos los anteriores (he visto muchos en los últimos días, sé de qué hablo)) sin detenernos mucho y luego podríamos salir en el transporte, no creo que sean más de 20 minutos si trabajamos ambos con ayuda del médicus ¿les parece?

- Mientras tanto, recomendaría encarecidamente que consiguieran lanzallamas, pistolas lanzallamas y bombas incendiarias, que sin duda la armería del arbites nos puede facilitar (no eran armas extrañas en una armería del arbites por poco aprovisionado que estuviera). Me permito recordarles que es lo que más efectividad ha demostrado contra nuestros enemigos (con la probable excepción de la espada de energía de la hermana Isolda). Sin duda el general Khan (que no sufre falta de fondos) puede ayudarnos en este sentido si hubiera necesidad - añadió - podría enviarnos armas de ignición (y hombres si fuera preciso) en uno de sus aerotransportes.

Siempre llevo el mío encima. - Contestó la soldado a Vipus mientras echaba una mirada al lanzallamas que portaba a la espalda.- Aunque.... Tal vez tengas razón. ¿Mariscal Constantine? ¿Cree qué tendrán algunas granadas incendiarias disponibles en la armería?

- Deberíamos movernos. Dos cosas Mariscal, ¿me explica porqué sus hombres no han informado a mis compañeros tal cual se les había ordenado? Esperamos que no vuelva a suceder. Ahora no tenemos tiempo que perder, pero espero personalmente que los cuerpos estén intactos y a nuestra entera disposición a la vuelta. - 

— ¿No lo hicieron? — preguntó a su vez indignado y preocupado Constantine. — Les suplico que disculpen a mis hombres si malinterpretaron las órdenes. Preferiría no hacerlo, pero yo mismo les impondré un castigo disciplinario con ustedes como testigos. No podemos permitirnos errores con todo lo que está pasando. —

¿Ha hablado alguna vez con el Vicario Serpantar o algún miembro de su congregación?- Le pregunto al Mariscal Constantine aprovechando que les acompañaba.

Lo que debería haber sido la conversación de camino a la iglesia se transformó entonces en una charla distendida de vuelta al depósito de cadáveres, acompañados por Constantine mientras enviaba a Brismira a revisar los últimos detalles de su transporte

— De hecho sí. Ya sabe, con todos esos rumores locales que circulan por ahí uno tiene que conocer a sus vecinos. En realidad me inspiraron lastima ¿sabe? En realidad, recelaban bastante de mí y mi escuadra hasta que se dieron cuenta de que no éramos de por aquí y no compartíamos los prejuicios de los ciudadanos; después de eso se mostraron bastante amables y tuve una conversación con Serpantar mientras me enseñaba la iglesia y los mausoleos y se lamentaba por la situación de la fe en la ciudad. "Al menos aún siguen siendo fieles del Emperador", me dijo "Necesitan a quien culpar por sus males. Si el padre del trono dorado ha dispuesto que tenemos que cumplir este ingrato papel para aliviar sus rencores y salvar sus almas, aceptaremos la forma en que nos tratan." —

A pesar de las insinuaciones, Constantine contaba con Brismira para encargarse del vehículo, y le emocionaba lo suficiente la idea de acompañar a los acólitos como para haber pasado totalmente por alto las auténticas intenciones de Nero de que debía irse. Continuó respondiendo a las preguntas que le planteaban hasta que llegaron al depósito, era una sala subterránea muy húmeda con una conexión directa a las grandes tuberías del desagüe (aunque solo por los cadáveres, el olor ya hubiera sido bastante malo).

Los cadáveres, media docena de ellos, estaban extendidos en hilera con las bolsas que los contenían totalmente abiertas, cada uno en su propia camilla. Lo más llamativo de estos últimos era que no solo eran simples cadáveres, sino que sufrían horribles mutaciones: varios poseían unas uñas alargadas como cuchillas, otro tenía el cráneo deformado, desfigurado y abultado en zonas extrañas, otro tenía tales dimensiones y estaba tan hinchado que la bolsa apenas podía contenerlo y el último cuya propia carne estaba agujereada y no dejaba de emitir unas leves volutas de humo y un intenso olor a carne y plástico quemado.

Claudius y Arcturus se dispusieron a ponerse manos a la obra en la labor de examinar los cadáveres; Constantine les siguió el paso sin querer quedarse atrás, narrando el trabajo que había sido solo traer los cuerpos. — Para cuando llegó mi escuadra a apoyar al mariscal estos ya estaban fulminados. — explicó. — Pero incluso ya muertos del todo no sabíamos como moverlos. Cuidado con este, contiene como ácido y su cuerpo aún... ¡¡¡¡AAAAAAGAHHGH!!! —

El grito de Constantine no fue por un simple sobresalto. En el momento que los dos acólitos intentaron examinar los cuerpos de cerca, los cadáveres, aparentemente muertos del todo, cobraron vida y se abalanzaron por sorpresa contra ellos y el mariscal de 3ª. Dos de los cadáveres con enormes garras saltaron sobre Claudius y Arcturus, inmovilizando al primero ante la amenaza de sus afiladas uñas como cuchillas, aunque Arcturus logró escapar en el último segundo por pura suerte. Constantine no tuvo tanta suerte. El mariscal de 3ª Se había acercado al cadáver de las volutas de humo para señalarlo, y era este el que se había abalanzado sobre él, inmovilizándolo en un agarre con su cuerpo que supuraba ácido y que debía de estar causándole un dolor insoportable.

El resto de cadáveres se pusieron en pie, pero aunque Arcturus logró retroceder hasta la seguridad del resto del grupo no lo persiguieron y no se movieron mucho más; tampoco provocaron daño a Claudius, aunque el cadáver que lo sostenía parecía preparado para descuartizarlo en cualquier momento. Ahí de pie, el que tenía el cráneo deforme entonces comenzó a hablar, aunque a través de su putrefacta boca lo que se escuchó fue la voz hastiada de Skarmen — Tenían que descubrirlo. — el cadáver suspiró, interrumpido solo por los gemidos de dolor del aún consciente Constantine, parecía imitar lo que sin duda serían los gestos de Skarmen, reflejando lo que hubiese sido una conversación como si él estuviera presente, a pesar de que se encontraba en su despacho en la cima de la torre. — Con su falta de perspectiva creí que podría ganar algo más de tiempo, pero no importa, al fin y al cabo es gracias a ustedes que pude encontrar la última pieza que faltaba. Ahora, si son tan amables, solo deben entregarme los fragmentos que llevan ustedes y por fin podremos terminar con todo este asunto; a cambio liberaré a su compañero y podrán irse de aquí sin sufrir ningún daño. —

Nero miró a Claudius y de nuevo una sonrisa sarcástica se mostró en su rostro. - No sé si tendrán, los he visto muy desprovistos de armamento, quizá la FDP... - dejó caer, mientras se encaminaban de nuevo hacia el interior. Nero miraba a Constantine con una ceja levantada, aquel hombre había asumido su puesto siendo demasiado poco maduro, unos años más siendo arbitrador de calle no le vendrían mal. 

Negando con la cabeza ante lo que consideraba una pérdida de tiempo, caminaron hasta el lugar donde estaban los cadáveres, y hay que decir, en honor de la verdad, que la sorpresa de Nero fue tan grande que los primeros segundos no pudo ni reaccionar, viendo como aquellos cadáveres se levantaban y atrapaban a sus compañeros*. Uno de los cadáveres comenzó a hablar con la voz de SKarmen, y Nero de nuevo se quedó perplejo. - ¿Pero cómo puede ser que no encontráramos ni una sola evidencia, pista o sospecha de ésto? - pensó, muy enfadado consigo mismo. 

Pese a la sorpresa y la incredulidad que bajo sus mismas narices un traidor en tan alto escalafón les hubiera burlado hasta ese momento, y que sólo la suerte y el TOC de uno de sus compañeros les hubiera llevado sin querer en la dirección correcta, logró sacarse el estupor de encima y desenfundar su rifle automático con su velocidad característica, apuntando a la cabeza del cadáver que retenía a Constantine. 

Aquella situación de rehenes le ponía de mal humor. - Vaya, Skarmen - contestó, sin usar el título adrede para recalcar el desprecio que le causaba aquel hombre. - Nos ha engañado pero bien, se lo concedo. Se ha alejado de sus deberes como representante del cuerpo de Arbites y ha escupido ante su deber, y lo que es más importante aún, su juramento ante el Dios-Emperador. Sabe muy bien cuál es el castigo en éste caso. - 

- En ningún momento pienso rendirme. El que se mete en esta profesión sabe a lo que se arriesga. Sin duda, aquellos dos piensan igual que yo. - pensó el arbitrador, con una sonrisa cínica en la cara mientras veía los forcejeos de sus compañeros.  

Su arma escupió fuego en forma de dos balas que se incrustaron en la frente de aquel nauseabundo ser. - ¡Constantine, abajo! - fue la única advertencia de Nero. 

Sin saber cómo se zafó de las garras que de repente se lanzador sobre él, haciendo nuevos desgarros en su ajada túnica. Retrocedió unos pasos espantado al tiempo que Constantine aullaba como un cerdo en el matadero. Rechinó los dientes al oír a Skarmen; apretó los puños al recordar que un rato antes había sospechado de aquella infame escoria traicionera. Pero nada habría cambiado.

Viendo a Claudius a merced de aquel odioso cadáver andante se le hizo un nudo en el estómago. A punto estuvo él mismo de haber pasado ese trámite. Lo miraba, sin atender a otra cosa. Cuando Nero abrió fuego a su lado, Arcturus musitó una oración para que el lumen fuera tan efectivo como el fuego. Elevó el brazo sin dejar de mirar al acólito, y el electroinjerto de la palma de su mano emitió un chisporroteo. Brotó de ella una bola azulada que impactó de lleno en la cabeza del ser que apresaba a Claudius, no demasiado lejos de la cabeza de este.

-¡Libren al señor Vipus, por el Omnissiah!

El lanzallamas apareció en las manos de Gianna inmediatamente, en lo que a otros soldados le hubiera costado varios segundos la joven estaba lista para verter prometio sobre aquellos cadáveres animados por Skarmen que no debían haberse levantado.

Sin pensárselo mucho más, sin preocuparse de momento por el Mariscal traidor que les hablaba por boca de uno de sus siervos pulsó el gatillo del arma y el purificador fuego salió de ella llenando la estancia de sofocante calor.

Los cadáveres mostraban un aspecto terrible, aquellos cuerpos, lejos de parecer arbites, parecían monstruos. Fue al acercarse a uno de aquellos especímenes, de garras particularmente crueles en lugar de manos, que éste, para horror de Claudius y Arcturus, se abalanzó sobre ellos con una velocidad y furia que no habían monstrado sus predecesores. El tecnoadepto pudo apartarse a tiempo pero el monstruo arrinconó a Claudius con sus garras y éste no pudo reprimir un grito de sincero terror.

Escuchar la voz de Skarmen le devolvió a su ser. Éste había revelado su naturaleza. ¡Cómo no! encerrado en la cúspide, siempre solo, con una puerta cerrada con llave interpuesta ante curiosos, con acceso a información y (moderados) recursos (quizás mermados por ser desviados hacía sus propios intereses).

Razonar todo esto le hizo darse cuenta de una cosa. Había sido él el que había condenado a Lady Amorita y a toda su casa, al confiar en Skarmen e indicarle a éste en particular la ubicación del fragmento de cristal. (Quizás) ninguna escuadra del arbites había encontrado allí su final (eso sería reconfortante en parte).

Controlar a la vez 6 cuerpos y emplear uno de ellos para hablar (síntoma de megalomanía) parecío aflojar su control sobre el que le amenazaba. Cuando el resto de sus compañeros entró en tromba en el depósito y el cadáver volvió la cabeza en su dirección, Claudius desenfundó la pistola carnodón apuntó al mentón del cadáver y apretó el gatillo, justo cuando el maldito ser giraba la cabeza de nuevo). El proyectil hizo un profundo agujero en el techo y la bestia gimió horriblemente.

Una parte de Isolda no podía creer que lo hubieran tenido delante de sus ojos durante tanto tiempo; pero otra la recriminaba que no hubiera cubierto esa posibilidad y hubiera bajado la guardia. Estaba tan enfocada en Khan y los otros investigados, como los de la moto, que no se centró donde debía.

Aun así no dudó ni un momento, sacando la pistola-bolter y disparando a un enemigo que no estuviera siendo ya objeto de disparos. Si mataba a alguno antes de que atacaran a Claudius, sobretodo uno de esos con garras, tal vez pudieran ganar algo.

La sala se convirtió en una marabunta. Claudius se las apañó para escapar de las garras de su opresor lo suficiente como sacar su pistola, aunque no le sirvió de mucho. Arcturus lo apoyó desde la distancia empleando sus descargas de energía bendecida por el omnissiah.

En un instante, Gianna llenó parte de la sala con una oleada de fuego de prometio e Isolda descargaba sus proyectiles bólter sobre otro cadáver, destrozándole parte de la pierna sin que diese la impresión de importarle demasiado.

El cadáver que había hablado como Skarmen había terminado cubierto de fuego, pero ya no hacía nada por evitar las llamas, simplemente permaneció de pie mientras su cuerpo comenzaba poco a poco a desmoronarse, y la su voz de su amo continuó escuchándose a través de él. — Son incapaces de entender. No hay necesidad de sufrir. Todos nuestros problemas terminarán cuando esto acabe. No hay otra solución más que darle lo que quiere. Han tenido su oportunidad de colaborar, ustedes se lo han buscado. — En ese momento los cadáveres con garras se lanzaron al ataque, abalanzándose sobre Isolda, Gianna y Nero intentando degollarlos.

Los otros dos cadáveres no se unieron inmediatamente al ataque, Nero logró disparar al que retenía a Constantine, pero el enorme coloso cadáver se apresuró a aplastase la cabeza al mariscal como una fruta madura antes de encararse hacia los demás.

Como pudo la soldado se movió hacía la izquierda intentando esquivar las garras que se le echaban encima a la vez que sus manos se movían rápidamente colocando el lanzallamas en su espalda y desenfundando su láser de duelo. Con la adrenalina por las nubes disparó un único disparo tratando de acertar en la cabeza del cadáver que intentaba desgarrarla; ya habría tiempo de meditar sobre a quién quería darle Skarmen los trozos del espejo para acabar con todos nuestros problemas.

- ¡Mierda! - escupió Nero, viendo como le aplastaban la cabeza a Constantine. - ¡Joder, esperaba más de ése joven! - estaba realmente cabreado. Uno de los cadáveres se le echó encima y ya no hubo tiempo para pensar. 

Con aquella cosa encima, no tenía sitio para manejar el rifle, así que sin variar el gesto, dejó caer el arma, sacó la pistola con el mismo movimiento, apoyó el cañón en la frente del cadáver* y disparó. - Darle lo que quiere....¿a quién, viejo bastardo? Cuando te encontremos, vas a desear no haber nacido. Te lo aseguro. - lo peor era la frialdad con la que hablaba el arbitres. 

Aquella cosa hizo un movimiento inoportuno, y la bala pasó rozando el cráneo. Tendría que esforzarse más. 

No pudo evitar apretar los dientes cuando ese ser extraño aplastó el cráneo de Constantine como si fuera una fruta madura. Volvió en sí justo para evitar el ataque del ser con garras y aprovechó el movimiento para desenfundar la espada de Garza y lanzar un tajo descendente que esperaba pillara por sorpresa al monstruo.

Claudius había fallado el disparo, pero Nero no. La cabeza del cadáver se tambaleó hacia un lado y hacia el otro conel impacto. No fue lo suficiente para destruirlo pero si para que Claudius se viera libre de las garras. Éste, apuntó con manos temblorosas a la cabeza del monstruo y volvió a hacer fuego con la pistola justo cuando la vista de cadáver volvía a fijarse en él.

El disparo, a bocajarro, atravesó la cabeza del monstruo destrozando toda la parte posterior de ésta y añadiendo caos y sangre a la ya harto macabra escena

Después de lanzar el proyectil eléctrico, Arcturus se llevó la mano a la frente con gesto dolorido. Se retiró unos cuantos pasos hacia atrás, ganando distancia respecto a aquellos monstruos, y aprestando el rifle con cierto apuro. Cuando Nero se dirigió a la voz de Skarmen (encarnada ahora en un montón de carroña llameante), el tecnosacerdote lo secundó con voz tonante, provocadora (dentro de lo que permitía su limitado repertorio expresivo).

-¿Darle lo que quiere? No sabe ni cómo contactar con él. Porque le falta algo que nosotros tenemos. Y no me refiero a los cristales. Y ni usted ni sus amigos en moto podrán encontrarlo. Lo descubrirá a su debido tiempo.

Tanto Gianna como Isolda evitaron heridas mayores apartándose a tiempo de las afiladas cuchillas. La pistola de Gianna, aunque potente, apenas logró abrir un nuevo agujero en la carne del cadáver que apenas lo volvió algo más desagradable de lo que ya era. La espada de energía de la Sororitas, sin embargo, cortó gravemente el cuerpo de su oponente, casi partiéndolo por la mitad, pero un "casi" no era suficiente para acabar con aquellas criaturas nacidas de los poderes disformes.

El último de los monstruos de garras afiladas fue enfrentado por Claudius y Nero en conjunto, y terminó cayendo gracias a un disparo afortunado que atravesó su cabeza, causándole la muerte definitiva en el acto.

Finalmente, las llamas terminaron de consumir el cuerpo del cadáver de la cabeza deforme, que colapsó y cayó al suelo sin ninguna fuerza que lo sostuviera. Finalmente los otros dos cadáveres se unieron al combate, lanzándose con poco acierto contra Claudius y Nero respectivamente.

El constante intercambio de golpes apenas dejaba unos instantes para pensar. Tras unos segundos la voz de Skarmen volvió a escucharse, y los acólitos tardaron un momento en darse cuenta de que aquella vez no se comunicaba con ellos a través de ninguno de los cadáveres, sino que era una transmisión a través de los vocotransmisores internos del edificio, dirigida a todo el que pudiera escucharlo.

— [A todas las fuerzas de la base. Hemos sido engañados. Los que creíamos acólitos inquisitoriales eran en realidad brujos adoradores del caos que robaron la identidad de los salvadores que esperábamos y han traído de vuelta a la vida a criaturas espantosas en nuestros propios subterráneos. Hechizaron al tecnoadepto Talanis para asesinarlo y el mariscal Constantine ha dado su vida por detenerlos y revelar su auténtica naturaleza.]

[Preparen las armas y custodien los ascensores. Disparen a cualquiera que abandone los recintos subterráneos.] —

Nero dio un respingo, pero no por el ataque de la criatura cadáver, si no por el anuncio que Skarmen acababa de hacer por el vox. - Maldito hijo de mil putas. ¡Arcturus! ¿Puedes tomar el mando del sistema de vox y decir justamente lo contrario que acaba de decir ese perro? Una reacción rápida por nuestra parte hará dudar a las tropas de los arbitres, pero cuanto más tiempo pase, más en su bolsillo los tendrá. ¡Hay que atrapar a ése bastardo cuanto antes! - dijo Nero, exhortando a todos por porfiar y conseguir salir de allí lo antes posible. 

Dando ejemplo, dirigió su mira laser a la cabeza de aquel enorme bruto y disparó...pero el tiro salió desviado. - Maldita sea. - masculló. No podía estarse quieto porque si aquella cosa lo cogía, y viendo el resultado de la cabeza de Constantine, lo destrozaría, pero tampoco podían retirarse y dejar que aquellas cosas masacraran a más gente. 

Con otro rápido movimiento, Gianna desenfundo su otra pistola y rápidamente abrió fuego con sus dos armas sobre la cabeza del cadáver que se le enfrentaba, lamentablemente, los dos haces de luz salieron ligeramente desviados.

El traidor continuaba conspirando y ahora había puesto a todos los arbitradores de la base en su contra, pero ya habría tiempo de pensar en un plan para escapar de allí.