Partida Rol por web

El baño de sangre que creaba tamaña ingenería bélica provocaba cierto desasociego en el corazón del hace poco joven y verde Hospitalario.

Tanta muerte... Es acaso esta la obra de nuestro señor Jesucristo?

Pero como cualquier hombre, empujado al dilema de la sumición acompañada de muerte o de la duda existencial de la mano con la supervivencia, Gailes sopesó el por qué estaba en aquella torre... En los potenciales saqueos, en la muerte de inocentes a manos de las tropas sedientas de sangre y oro...

Su puño se cerró sobre la empuñadura de la espada de Patrio y murmuró lúgubremente a sus amigos

Que vengan... Se arrepentirán.

Un soldado cabalga con rapidez gritando Se están fijando las escaleras en la muralla este!

En la muralla Norte el agujero sigue siendo el campo de batalla principal, mientras que en las restantes murallas, los arqueros que todavía siguen en pie, están acabando con sus municiones. En la torre central de la muralla norte, un pequeño contingente de soldados y tres caballeros hospitalarios esperan la llegada de aquellos que van a saltar por la muralla este mientras protegen la balista con sus vidas.

Ahora, un ruido fortísimo de roca contra roca y piedra contra piedra se suma al aquel agónico concierto de lamentos, gritos, aullidos, espadas blandidas y corazas perforadas.

Sin poder hacer nada por evitarlo, los ocupantes de la torre ven como una roca mal lanzada desde el onagro impacta de lleno contras las tropas normandas, causando múltiples bajas entre heridos y muertos. Las filas ahora rotas, desconcertadas, comienzan a ser pasto del enemigo. El ejército del Rey Sigmord I, va a entrar.

La batalla se iba sucediendo y lo que mas temía estaba a punto de suceder ...

-Conrado ... van a entrar ... no queda mucho ...

Mi voz sonaba temblorosa ... a la fin y al cabo era un niño y la situación empezaba a ser preocupante a parte de la aparente tranquilidad de Conrado ...

-Cuando vengan ... ¿que hacemos Conrado? le dije mientras me giraba hacía Gailes buscando también su respuesta ... -¿Gailes?

Un soldado de la milicia normanda se advierte de la conversación y llega a entenderla gracias a que acabade ver como la defensa del agujero ha cedido. Corramos hacia la muralla este, allí nos encontraremos más cerca de las defensas interiores... dice señalando aquella torre de la muralla interna de la ciudad de messina, que seguramente tendrá una u otra entrada. tendremos que recorrer la muralla hacia esas salidas, si nos damos prisa las escalas no nos darán alcance y podremos llegar.

Conrado mira a sus dos compañeros tratando de adivinar que piensan y si serán capaces de saltar ese último obstáculo. Gailes llevaba tiempo con él, pero jamás antes había tenido que correr y sudar tanto en una situación bélica, por otra, wyric aún no había llegado a tener que defenderse por su vida. Si resistimos aquí estamos perdidos chicos... tendremos que hacer caso al guardia. ¿Estáis preparados? No podremos pararnos un sólo instante...

Algo asombrado por la carnicería, el buen Gailes mira a su joven amigo y luego a Conrado

Hemos de salir airosos amigos... Corramos pues adonde se deba. Y hay de quien se interponga! Pero, qué ocurrirá con la balista? Quedará en manos de los invasores o qué? En fin... Acero en mano, partamos de aquí a reparo...

-¡Vamos Conrado! ¡Yo te sigo! ¡Gailes! ... ¡Vamos!

La defensa del agujero había cedido y poco faltaba para que fuéramos presa del enemigo ... debíamos salir de allí lo antes posible ...

Rápidamente salí tras Conrado cuando este inicio la marcha salvando todo obstáculo que se interponía en nuestro camino ...

Conrado saltó el primero por aquella ventana tantas veces usada como puerta hacia el corredor. A su derecha, una pared de media altura con sus almenas. A su izquierda el vacío. El camino estaba vastante despejado, pero el camino a hacer era estrecho y un paso en falso podía significar la muerte o algo peor. Vamos, vamos! se colocó a un lado dejando pasar al veloz wyric hacia delante. ¡Vamos soldados! haciendo rápidos gestos con la mano alentaba a los soldados a salir escopetados. Gailes! no tenemos todo el día! dijo al último que quedaba dentro de la torre.

Los guardias saltaron y corrieron siguiendo a Wyric. Antes de llegar a las escaleras, uno de ellos tropezó con una buena brecha abierta en el suelo y se desplomó al suelo. Para cuando Wyric y el resto habían llegado al final del corredor, su compañero restaba estirado en el suelo sin emitir un sólo grito, gemido o sollozo. Más allá de las escaleras, donde aquel angosto pasillo giraba en un ángulo de treinta y cinco grados para continuar recto hasta el din de la muralla, se podían ver las escalas. Se alzaban no mucho más por encima de las almenas y entre ellas, los soldados pasaban hacia el camino estrecho. Era una muralla tan dificil de atacar como de defender, pues cualquiera de los bandos podía perder un gran número de soldados con aquella caída. No les separaban muchos pies, pero al enemigo todavía le quedaba un buen trozo por recorrer y su movilidad era mínima a causa del gran número de efectivos que estaban saltando la muralla.

Gailes corre detrás de Conrado saltando obstáculos hasta llegar a la escalera. Durante el trayecto ha podido observar como dos soldados caían al vacío.

Wyric y los soldados ya bajaban por las escaleras dirección al nivel suelo. Tuvo la suerte de no estar justamente delante del segundo guardia que resbaló y cayó rodando por las escaleras y quedó sentado. El guardia pronto se incorporó, pero aún sentado acercó sus manos a su tobillo dereho y emitió un grito de dolor.