Partida Rol por web

No se me ocurra nada que añadir ahora mismo.

pues empecemos a rolear pues...

Evese seguía trabajando a diario en la taberna. Había sustituido a William, quien ahora por órdenes de Agnies caminaba junto a Mathew cada mañana el camino hacia el castillo, donde recibía clases de lectura del bibliotecario y de escritura del escriba. Agnies se había hecho una posición en el pueblo y no dudaba en aprovecharla.

Evese, necesitaré que vayas a hablar con el mercader, Pete, no creo que tarde en marcharse de nuevo y tenemos que encargarle varias cosas, yo de mientras acabaré de salar toda esta carne y la guardaré en su lugar.

Mathew miró a Matt. Chico, ¡estás sudando como un cerdo! venga levantate y ve a refrescarte... mientras Matt se levanta sigue pero ahora susurrando será posible, ¿es que acaso quiere joderse vivo?

se acercó a una pequeña tabla de madera de las que se apartaban por no estar en las óptimas condiciones y se fijó en el motivo que se había grabado ahí... Eh! Tu! Sunfield! ¿Has hecho tu este grabado?

Matt se giró confuso ante el grito del capataz.

- ¿Qué grabado? -

El actor reconvertido a ebanista y parcialemte a carpintero dio unos pasos para acercarse y mirar el motivo del comentario.

Este grabado imbécil, ¿estás ciego o que? Mathew era de por si maleducado y faltón, pero quizá era lo que le manteníoa por encima de todos aquellos albañiles.

Los tres se instalaron en lo que fuera la pequeña choza del alquimista Marchorys durante un tiempo. Era realmente pequeña y había sido construída para una persona. En un rincón se hicieron la cama donde los tres dormirían, y pocos pasos más allá, estaba la mesa. No había hueco para un empedrado que sirviera de suelo para una hoguera.

Pronto se hicieron al dia a día. Matt consiguió tras mucho empeño, que aquel malcarado de Rowkal, que se llamaba como él le contratara. Tuvo que levantarse muchos días con el frío de las mañanas justo cuando el gallo de Rether cacareaba y estar allí, observando desde antes de que llegaran los propios albañiles y el propio Mathew. Pero finalmente, Matt consiguió el trabajo y empezó a cobrar a razón de siete feudados diarios. Era una buena soldada contando como estaban los tiempos. Matt empezó trabajando la madera de las vigas para todos los techos del poblado. Matt pudo ver como la futura taberna estaba ya completada en su exterior. Era la única casa ya techada, el resto estaban todas a medias todavía. Matt podía figurar en su mente lo bonito que sería el pueblo cuando estuviera todo acabado, además de ser casas realmente construidas por manos profesionales, no por las de uno propio. Se imaginó viviendo en ese pueblo y fue una visión feliz.

Por otra parte la alegría había vuelto al mundo de Evese, y no evitaba demostrarlo, paseándose por el campamento mientras trataba de ser útil a Agnies. Agnies era realmente la única amiga que tenía allí, puesto que la conocía bien y el resto de mujeres, aunque hablaban con ella y se relacionaban, podía notar el recelo tras sus miradas o palabras. Evese era una de las mujeres más bonitas de aquel poblado y su sonrisa había doblegado a más de un hombre. Solía volver a cantar y bailar entre la gente mientras hacía sus quehaceres, por lo que pronto se convirtió en una mujer de nuevo popular en aquella aldea. Por las tardes solía animar la taberna que se llenaba. Agnies era la razón de que todos comieran cada día, pues les alimentaba a cambio de la ayuda y las actuaciones de Evese. Evese a parte recibía por sus canciones y bailes las propinas de los clientes que no había día que salieran descontentos.

Anne vivía a sus anchas con aquella gente. Se había acostumbrado ya a la compañía de Matt y Eve. No preguntaba por su padre ni parecía en ningún momento triste. Ahora solía jugar todo el día por el pueblo. Ya conocía a muchos de los pequeños y jugaba con un par de niñitas llamadas Eglind y Nella.

Matt estiró el cuello para mirar el grabado que señalaba el capataz como el que se asoma a un precipicio, pero las formas de aquel hombre no le gustarón mucho, aunque era posbile que hubiese cometido una falta al utilizar el madero con fines personales, no era motivo para insutar de esa manera. - ¡Tampoco es para tanto! - Tras mirar el grabado y comprobar que era el que había hecho hace un rato con un clavo se giró de nuevo para tratar de evitar la más que segura bronca, aunque tampoco era alguien que huyese de sus responsabilidades así que asumio la autoría de forma distante. - Sí. Lo hice yo. -

Gracias a Agnies ahora tenía un trabajo bastante respetable y estable en la taberna, no solo disfrutaba de poder amenizar algunas veladas con canciones o bailes, incluso actuaciones de malabares con la pequeña Anne, sino que servía bebidas y comidas ya con mucha habilidad y siempre siempre con una gran sonrisa en el rostro.

- Claro, voy corriendo ahora que estamos tranquilas, ¿qué necesitas que le encargue? Además de quesos y carne, que es lo que más escasea. dijo Evese feliz pues le encantaba ir a los encargos que le pedía la tabernera, así hablaba y se relacionaba con más gente, sobretodo con gente que no solía ir por allí. Aunque en los tiempos que corrían y al vivir tan cerca de todos, la familia Sunfield ya estaba completamente integrada y disfrutaba de buena reputación y amigos en todas partes.

Agnies repasó rápidamente Necesitaremos, queso, vino y cerveza. La carne la compraremos aparte. Ahora mismo en el castillo van surtidos y están vendiendo carne roja a buenos precios, ese Wattacook se ha quedado con el mercado de la caza. Está siendo de gran ayuda. Pero en fin. Pídele a Pete queso, vino y cerveza. Necesitaremos bastante, auqnue aún nos queda, no se cuando volverá a partir de viaje.