Partida Rol por web

Esa noche, todos los aldeanos habían cerrado sus puertas y ventanas a cal y canto. Nada perturbaba el silencio de la noche salvo el aullido quejumbroso del viento entre los árboles. Midrabar era un pueblo normal, pacífico, dedicado a la agricultura y el comercio, hasta que hacía dos semanas, dos hermanos aparecieron muertos con los órganos internos devorados. Ahora, todos los habitantes del pueblo esperaban en silencio, sentados en el suelo de la sala principal del ayuntamiento, esperando con nerviosismo a que una diablesa de ojos plateados resolviera sus problemas. Muchos de los habitantes eran contrarios a esta resolución, ya que opinaban que estas diablesas eran igual que los Yoma, pero finalmente el alcalde decretó que lo mejor era que los asuntos de demonios, lo resolvieran los demonios.

- No sé por qué tenemos que estar todos aquí encerrados esperando a que esa diablesa acabe con los yoma.- Dijo Jack Bantam, un cazador con aspecto rudo, famoso por su gran cicatriz en la cara, (supuestamente) recibida en su lucha contra un oso.

- Por favor Jack, guarda la calma. Solo será esta noche y se terminarán nuestros problemas.- Respondió el alcalde, mirando temeroso a las ventanas y la puerta, por si la voz del cazador hubiera sido demasiado alta.

De pronto, un crujido sonó en el exterior, y algo golpeó la puerta. Las personas más cercanas, empezaron a gritar y a alejarse, viendo como un charco de sangre comenzó a entrar por debajo de la puerta. De pronto, en el otro extremo, seis hombres comenzaron a comportarse de forma extraña. Habían aumentado de tamaño, sus ojos eran grandes y brillantes, y sus dientes denotaban que no eran humanos.

- ¡¡Yomas!!- gritó alguien, justo antes de que uno de estos le segara el cuello con sus zarpas.

De repente, una de las ventanas estalló en mil pedazos, y una sombra entró como una exhalación, y le cortó la cabeza al yoma responsable de aquella brutal muerte en un abrir y cerrar de ojos. El caos reinó en ese momento entre los aldeanos, mientras la diablesa de ojos plateados se enfrentaba ella sola a los cinco yomas restantes.

Mientras todo el mundo trataba de ponerse a salvo, se pudo observar como la Claymore, que había despachado ya a cuatro de los seis yomas, recibía un golpe mortal en el estómago y sus órganos internos se desparramaban sobre el suelo. Los dos yomas restantes, no contentos con el asesinato de la Claymore, comenzaron a despachar aldeanos a diestro y siniestro.

Jack Bamtam trataba de mantener a raya a uno de ellos con su gran hacha, ayudado por otros dos aldeanos que se habían armado de valor y se defendían con azadas y otros instrumentos del campo. Mientras, el otro se acercaba inconmesurablemente al rincón donde se encontraban las mujeres y los niños...

De pronto, la Claymore que yacía en el suelo, con su último aliento lanzó su espada al yoma que se dirigía a las mujeres, y éste cayó de bruces, con el arma clavada en la espalda.

Tiempo habia pasado desde la ultima vez que Margery se viera embuelta en algo similar...la ultima vez fue en el horfelinato y ahora aqui otra vez...cuando llego a esta ciudad no se acordaba de como habia llegado alli pero penso que aqui podria rehacer su vida otra vez e intentar encontrar la tranquilidad que necesitab a su espiritu... pero parecia que de momento no encontraria esa tranquilidad... que deberia de hacer algo para sobrevivir y esta vez mantendria el sentido de todo... la ultima vez no se acuerda de lo sucedido pero en esta ocasion...esta ocasion era diferente...

El yoma se acerco paulatinamente al grupo e instantes despues yacia muerto...parecia que al menos las cosas estaban de su lado. Margery abrazaba a un pobre niño el cual se habia perdido de su madre, lo abrazaba para tranquilizarlo y a la vez para tranquilizarse ella... esperaba que todo esto acabara pronto...los hombres las habian obligado a quedarse a un lado, pero el sentimiento de Margery era de intentar ayudar... como fuera.

Desconcertada por lo que habia sucedido en un momento, Evelyn se apoyaba contra la pared encogiendose, presa del miedo al ver tal acontecimiento delante de sus ojos. Indescriptibles seres se erguian ante ella, como salidos de una pesadilla, ahi estaban, dispuestos a acabar con todo rastro de vida.

Cuando los ventanales se rompieron y aparecio esa mujer, un apice de esperanza se dejo notar en los ojos de Evelyn, aunque aun con miedo, seguia acurrucada en aquel rincon rezando que no llegase su hora.

No podia evitar presta atencion a aquella mujer de traje plateado y ojos amarillos como el fuego del amanecer, en la que estaba depositando sus esperanzas para que todo esto acabase, sin embargo, aquel golpe mortal lo fue tambien para las esperanzas de Evelyn. No podia estar sucediendo, no podian haberla herido de tal manera. Ella debia ganar y salvarlos a todos. No podia caer ahora.

Alzando la mirada llena de confusion, advirtio a ver como uno de esos seres se dirigia raudo hacia donde se encontraba Evelyn con unas cuantas mujeres mas. Sin duda, seria el fin de todo. Una mueca retorcida de panico asolo el rostro de la joven Evelyn pero, cual fue su sorpresa cuando del cuerpo de aquel ser, surgio la hoja de una espada haciendole una herida mortal en el medio del pecho.

Un apice de esperanza volvia a surgir en los ojos de la confusa Evelyn mientras observaba aquel caos desde su posicion.

Desde aquel incidente con su hermano y la muerte de su madre, su padre se dió a la bebida echando a perder los restos de la familia, asi que cogió sus cosas y marcho en busca de empezar una nueva vida lejos de alli . Midrabar parecia un buen pueblo, tranquilo y pacifico, el lugar idoneo para volver a comenzar su vida.

Pero ahora se encontraba en la misma situacion,sentada en el suelo junto al resto de mujeres y niños mientras esperaba a que alguien cazara a ese monstruo. Rezó con todas sus fuerzas para que todo saliera bien.. pero parece no sirvió de nada , pues de repente se desató el horror.

Mira al resto y chilla asustada:

Tenemos que salir de aqui!!! Por las ventanas!!

Se encamina hacia las ventanas rotas y observa de refilón la espada que les salvo la vida , decide cogerla , cayendose de culo al suelo cuando tira con fuerza para sacarla del cuerpo del yoma. Tras ello va arrastrandola con esfuerzo por su gran tamaño.

Cuando llega observa al unico yoma en pie que lucha con el cazador - ..Si le matan ya nada podrá salvarnos..- y en un alarde de temeridad trata de levantar la espada y dar un torpe espadazo al aire.

Acurrucada entre las mujeres Ángela espera el fin de esta pesadilla, parece que estarán a salvo mientras se encuentren encerrados, pero de manera sorpresiva la gente empieza a gritar y a levantarse y en el fondo de la habitación, Ángela consigue distinguir seis figuras matando a todo hombre o mujer que se les pasará por delante, poco a poco se acercaban a ella pero el miedo impedía que se pudiera mover, en su mente brotaban las imágenes de la masacre vivida no hace tanto tiempo atrás.

Una mujer equipada con una gran espada entro de improviso en la habitación cada vez que movía su espada un yoma caía a sus pies, en ese instante los sentimientos de Ángela cambiaron, esa mujer llamada en muchos casos demonios en ese mismo instante parecía un ángel. Angélica no pudo apartar la vista de ella ni siquiera cuando sus órganos salieron de su cuerpo, en esa habitación solo existía ella y la claymore. En su mente solo aparecía una sola idea “Ojala fuera tan fuerte como ella”, mientras sus cuerpo se dirigía lentamente dobnde se encontraba la claymore.

La miraba asombrada, no podía quitarle los ojos de encima a aquella mujer. Todo miedo que pudo haber sentido en algun momento, se evaporó cuando ella empezó a luchar.

Sorja lo observaba todo en silencio, situada entre las mujeres de aquel pueblo, parecía no reaccionar ante lo que estaba sucediendo. Al fin y al cabo, apenas conocía a aquella gente, ya que su estancia en el pueblo solo era de paso.

Al ver cómo el Yoma asestaba el mortal golpe a la Claymore, los ojos de Sorja parecieron cobrar al fin vida, irradiando ira.

Todo lo demás sucedió muy deprisa, pero al ver cómo una joven extraía la espada del inerte cuerpo, decidió actuar y corrió a su lado instintivamente.

Cuando comenzó el ataque, Laura instintivamente siguió a las otras mujeres y se quedó de pie mirando la masacre mientras un profundo miedo la invadía y traía de vuelta a su mente algunos recuerdos de la muerte de su padre.

¿Porqué están aquí? ¿Porqué han vuelto?... Se preguntaba mientras una oleada de ira comenzaba a invadir todo su cuerpo. Ella cerró los puños y apretó los dientes y comenzó a avanzar a paso veloz hacia aquellos monstruos que devoraban todo a su paso cuando de pronto una claymore apareció ante sus ojos dándoles caza a los yoma.
Laura se detuvo y comenzó a contemplar admirada a la claymore (la primera que había visto) quien daba golpes con su espada a diestra y siniestra dejando muerto a cuanto yoma se le ponía enfrente hasta que el último de éstos terminó con la claymore dándole un zarpazo directo al estómago.

Ni siquiera ella pudo detenerlos... se dijo mientras se iba de rodillas hacia el piso y comenzaba a llorar desesperadamente.

cuando comenzó el ataque, me encontraba escondida detrás de un mueble en la habitación, sola , separada de los demás, cuando vi que una mujer entra atravesando una ventana, por tanto una gran espada y empezó a matar yomas, mi corazón dio un vuelco, pensé que estábamos salvadas, que por fin podríamos vivir en paz, pero en un solo segundo todo cambio, la extraña mujer fue atravesada, sus extrañas saltaron fuera de su cuerpo y su sangre salpico a todo los lados, parte de la sangre salpico en mi cara, uno de los yomas se dirigía hacia mis amigas y compañeras, pero la extraña mujer en un ultimo alarde de fuerza, lanzo su espada contra el, quedando solo uno de los yomas, pierdo el control de mi misma, se que voy a morir, no puedo hacer nada por evitarlo, paro haber visto como la bruja de ojos plateados, lucho por salvarnos la vida, me dio fuerzas, debía de intentarlo fuera como fuera, así que salí de mi escondite, y cogiendo un trozo de madera que encontré de los destrozos que causaron los yoma, se lo intente romper contra la cabeza saltando. Sabía que tenía pocas posibilidades de funcionar, pero era mi única esperanza, si no hacia nada igualmente moriríamos todos, así que opte el darlo todo por el todo

Viendo como aquella mujer comenzaba a llorar desesperadamente, mi unica voluntad en aquel momento fue hacer lo que mejor se me daba, ser amable con los demas. Con algo de miedo y rapidez, fui hacia donde se encontraba en el suelo llorando y la abrace, intentando que mis susurros y mis abrazos la consolaran, aunque posiblemente, intentaba que, haciendo eso, yo tambien me consolara al tener a alquien cerca de mi en aquel momento. Una lagrima resbalaba por mi mejilla al contemplar a aquella gente muerta.

Los aldeanos eran presa del pánico y el terror. El caos reinaba en aquella sala principal del ayuntamiento de Midrabar, en la cual había tenido lugar una batalla encarnizada. Los cuerpos de los aldeanos desmembrados decoraban de forma siniestra los suelos y paredes de la estancia, pero por encima de todas aquellas figuras, una destacaba por encima de las demás. Vestía ropas blancas, con hombreras y grebas plateadas cubriendo su delgado cuerpo, parecía brillar con luz propia. En un instante, aquella figura que hacía un momento yacía en el suelo destripada, se levantó como una exhalación y, arrebatándole la pesada espada a la pequeña Eva de las manos, se la introdujo entre las costillas al yoma restante, que luchaba contra Jack Bantam y el resto de aldeanos.

La diablesa de ojos plateados, cubierta de sangre en su totalidad, dirigió una leve sonrisa al grupo de niñas que con miradas atónitas la observaban. Acto seguido se derrubó. La muchedumbre se echó sobre ella para comprobar su estado y, con los ojos ya cerrados, musitó - He cumplido con mi trabajo. Más tarde, pasará alguien vestido de negro a recoger la recompensa. Entregádsela a él.- Al terminar la frase, su corazón dejó de latir.

Horas más tarde, los aldeanos todavía trataban de sobreponerse a soberano trauma, y algunos ya habían empezado a amontonar los cadáveres y a limpir la sala principal del ayuntamiento. De improviso, una figura vestida de negro, escoltada a ambos lados por dos siluetas similares a la diablesa de ojos plateados, aparecieron en un extremo de la plaza. Según se fueron acercando a la muchedumbre ya no cabía ninguna duda de su identidad: era el personaje vestido de negro que había mencionado la Claymore, acompañado por otras dos diablesas. El alcalde se acercó con una bolsa llena de monedas hacia el hombre de negro y se la entregó.

- Vaya, así que Adriana también ha caído. Una lástima, era una de las mejores, y ya van siete este mes. Nos costará reponernos de su pérdida.- musitó el hombre.

Mientras, las Claymores parecían más interesadas en el grupo de niñas pequeñas que las miraban con ojos asustadizos...

algo impresionada por la presencia de los recién llegados, me acerco a ellos tímidamente, miro los rostros de las dos Claymore, y me acerco a la que parezca mas simpática de las dos, una vez alcanzo, cojo un poco de tela de su camisa y tiro un poco para intentar llamar su atención, cuando me mira le digo.

yo..... yo...., lamento lo de vuestra compañera.....

Permanece en el grupo de niñas en la plaza, pero sin llegar a acercarse a ellos como Elisa. Aquel tipo de negro le da mala espina ¿como puede permanecer impasible ante la muerte de su salvadora? Para él solo son numeros..

Cuando las claymore las miran agacha la mirada al suelo y se abraza el torso, insegura - trataamos de hacer algo pero no pudimos.. no pudimos, fue culpa nuestra, lo siento.. - traga saliva esperando las represalias de las diablesas al no haber salvado a su amiga.

Laura permanece en silencio recargada en la pared, desde ahí observa al tío de negro y al par de Claymores que acaban de llegar, pero se limita a escuchar lo que digan pues ha escuchado suficientes historias sobre las Claymore como para saber que es mejor mantenerse apartada.

Margery vio el ultimo movimiento de la Claymore avatida, su salvadora... muerta tirada en el suelo, sin recibir una despedida por parte de sus amigas claymore...
Margery termina de calmar al niño que tenia en brazos, ahora parece algo mas tranquilo despues de que todo ha terminado... momentos despues alguien parece llamar al niño, parece un familiar suyo ya que el niño ha salido corriendo hacia el y lo abraza ahora con cariño... la soledad vuelve al espiritu de Margery, era algo que no podia evitar y viendo a la claymore abatida su sentiiento aumentaba... instantes despues Margery se levanta y se acerca a la claymore caida, mientras de reojo se queda mirando a las otras claymore. Se acerca a la caida y hace una pequeña bendicion encima de ella
-Gracias por ayudarnos...espero que descanses en paz

Mientras se queda alli arrodillada al lado del cuerpo inerte de la claymore

Ángela observa ceñudamente a las claymore, su mirada cambia rápidamente de una a la otra, reflejando una luz de admiración y respeto. En uno de esos cambios su mirada se cruza con la mirada del hombre de negro que acompaña a las dos claymore, haciéndole sentir a Ángela un escalofrió en todo su cuerpo.

Sentía como las miradas penetrantes de las Claymore se clavaban en nosotras. Mirando con expectación sus lúcidos y plateados trajes, la conmoción me invadió y solo podía mirarlas sin poder apartar la mirada.

La Claymore a la que se acercaron Elisa y Eva, hincó una rodilla en el suelo y le puso una mano en cada cabeza de las niñas, con una amplia sonrisa en el rostro.

- No os preocupéis, este es nuestro trabajo. Lo habéis hecho muy bien.

El hombre de negro, después de unos minutos más hablando con el alcalde, se acercó al grupo de niñas. - Sí, creo que con las siete que hemos comentado será suficiente.- Señalándoos a cada una de vosotras, os hizo un gesto para que os acercárais. - Pequeñas... todas habéis sufrido mucho por culpa de los Yomas, en el vuestros ojos puedo ver los deseos de venganza. Seré directo, ¿Queréis convertiros en Claymores?

Una gran conmoción surgió entre los aldeanos ante la frase directa del hombre del traje negro. Ambas Claymores esperaban la respuesta con gesto sereno, sonrientes, aparentando una superioridad y magnificencia inconmensurables, produciendo una sensación de paz inmensa en las siete niñas elegidas.

- Vamos, no tengáis miedo y venid con nosotras. Os haréis fuertes, y podréis combatir a aquellos a los que tanto odiais..- dijo la más alta de ellas.

Buscando en lo profundo de su mente, sabia que la venganza era deseada ante tales bestias, por lo que poniendose en pie lentamente entre seguridad y desconcierto, Evelyn dijo con voz firme mirando a los ojos del hombre del traje negro.

- Sí. Iré.

Dicho esto, empezo a andar hasta estar al lado del grupo de las Claymore y del hombre de negro, esperando a que las demas niñas decidieran su destino en este momento.

Ser Claymore...las palabras retumbaban en su cabeza constantemente...ahora un rayo de luz, un rayo de esperanza salia en su vida... aunque no sabia si mereceria la pena tanto riesgo...

Cita:

La respueta de aquella chica y el aspecto de resolucion en su cara fueron el empujon que Margery necesitaba para decidirse...
-Yo...yo tambien ire... no tengo a nadie a quien esperar y no tengo ningun sitio al que llamar hogar...puesto que yo tambien acepto
Los pasos de Margery fueron acercandola a aquel grupo... pero el pensamiento de soledad la volvio a atrapar y perdio el equlibrio casi llegando al grupo, su cuerpo fue a tropezar contra el de Evelyn, que por suerte parecia tener buen equilibri y fuerza y logro sujetarla...
-Lo...lo siento muchisimo... no he podido evitarlo, he estado caminando durante mucho tiempo y ultimamente no he comido lo suficiente ni descansado... me llamo Margery...encantada.. parece que vamos a ser compañeras, una sonrisa calida aparece en su rostro mientras intenta ponerse derecha y recuperar el equilibrio

Cogiendo el cuerpo de la cansada Margery antes de que cayese al suelo, Evelyn se arrodillo mientras apoyaba contra su hombro su cabeza. Cuando al parecer ya estaba recuperandose del susto, la ayudo a ponerse en pie y siguio agarrandola para evitar que volviese a caer al suelo.

- ¿Te encuentras bien?

Pregunto con voz timida a Margery.

- Pronto podras descansar, aguanta solo un poco.